Minette Walters - La Casa De Hielo

Здесь есть возможность читать онлайн «Minette Walters - La Casa De Hielo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Casa De Hielo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Casa De Hielo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En el antiguo depósito de hielo de Streech Grange ha aparecido el cadáver, desnudo y tan deteriorado que se hace imposible su identificación, de un hombre. El jefe de la policía local. Walsh. considera que se trata del cuerpo de David Maybury, desaparecido diez años atrás. Walsh, entonces, había culpado a la esposa de aquél, Phoebe. de la desaparición (y posible asesinato) de Maybury, pero no había encontrado pruebas y tuvo que dar el caso por cerrado.
Walsh, ahora, ve de nuevo la ocasión de lanzarse sobre Phoepe: la odia, se dice que porque le rechazo, hasta el punto de que no puede distinguir lo personal de lo profesional. Solo su subordinado, el sargento McLoughlin, intenta introducir ecuanimidad en una investigación que había de deparar muchas sorpresas
La casa del hielo es una novela de intriga en un ambiente de tensión, cerrado, claustrofóbico. Una obra singular, apasionante… y dentro de la mejor tradición inglesa del género.

La Casa De Hielo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Casa De Hielo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Eso dolía, pensó él.

– ¿Cuándo la vio por última vez?

No contestó inmediatamente.

– Hace mucho tiempo -repiqueteó impacientemente con los dedos sobre el escritorio-. Déme un buen motivo por el cual debería esperar el permiso del inspector para llamar por teléfono.

Su voz había vibrado con irritación. Le hizo reírse. La risa barrió su mente como una especie de locura: salvaje, incontrolable, alegre. Se llevó una mano a los ojos inundados.

– Lo siento -dijo-. Lo siento mucho. No hay ningún motivo. Por favor. Adelante. -Las palabras, horriblemente mal pronunciadas, hicieron eco en su cabeza y sonaron como si estuviese borracho, incluso a sus propios oídos. Se agarró a la repisa y sintió que el hogar se tambaleaba debajo de sus pies.

– Supongo que no se le habrá ocurrido -dijo Anne a sus espaldas, mientras arrastraba una silla tras sus piernas y le hacía sentarse con cuidado, ejerciendo presión con su pequeña mano en su nuca- que vale la pena comer de vez en cuando -lo abandonó para buscar algo en el cajón inferior de su escritorio-. Tenga -dijo instantes más tarde, poniéndole una barrita de chocolate desenvuelta en la mano-. Le traeré algo de beber -cogió una botella de agua mineral de un pequeño armario, un mueble-bar, llenó un vaso y se lo llevó.

Su mano, agarrando la barrita de chocolate, colgaba floja entre sus rodillas. No hizo ningún intento de comerla. No podría haberse movido, aun queriéndolo.

– ¡Oh, mierda! -dijo Anne, enfadada, dejando el vaso en una mesa a la vez que se agachaba en el suelo delante de él-. Mire, McLoughlin, es usted muy pesado, maldita sea, realmente una tabarra. Si intenta seguir emborrachandose hasta jubilarse, muy bien, usted elige. Dios sabe por qué se metió en la policía en primer lugar. Debería estar escribiendo una biografía de Francis Bacon o Rabbie Burns o algo igualmente sensato. Pero si no tiene la intención de que le despidan, hágase un favor a sí mismo. En cualquier momento, ahora mismo, ese mequetrefe que mandó en busca del inspector va a volver a entrar por la puerta y se meará cuando le vea. Créame, conozco a esos tipos. Y si queda algo de usted cuando Walsh haya acabado, entonces su amigo el policía se cachondeará de todo. Lo hará una y otra vez, y tendrá un orgasmo cada vez que lo haga. Se lo prometo, no le va a gustar.

A su manera era hermosa. Podría ahogarse fácilmente en aquellos ojos pardos y suaves. Le dio un mordisco a la barrita de chocolate y masticó concentradamente.

– Es usted una embustera muy mala, Cattrell -movió la cabeza despacio de un lado a otro-. Me dijo que la compasión era frágil, pero creo que acaba de romperme el pescuezo.

Capítulo 13

Se notaba cierta atmósfera en la habitación. Walsh la olió nada más entrar. McLoughlin estaba junto a la ventana, con las manos apoyadas en el alféizar, mirando al exterior más allá de la terraza y de la extensión de césped; la señorita Cattrell estaba sentada en su escritorio, haciendo garabatos, con las botas sobre el último cajón abierto del mueble; su labio inferior sobresalía agresivamente.

– Bueno, ¡gracias a Dios por su misericordia! -exclamó-. Quiero telefonear a mi abogado, inspector, quiero hacerlo ahora y me niego a contestar más preguntas hasta que llegue. -Parecía muy enfadada.

«Ira», pensó Walsh con sorpresa. Por alguna razón, no había olido a ira.

– Entiendo -dijo con actitud ecuánime-, ¿pero por qué desearía hacer eso?

McLoughlin abrió las contraventanas para dejar entrar a Jansen y a la policía Brownlow. Sus piernas, rezumando serrín, pertenecían a otra persona; su estómago, que había vuelto a despertar gracias a la barrita de chocolate, se arañaba a sí mismo en busca de más nutrición; su corazón brincaba como un corderito sano alrededor de su valla abatida. Se sentía bastante satisfecho de sí mismo.

– Señorita Cattrell -dijo con voz bastante firme-, ¿estaría de acuerdo con que la policía Brownlow la registrase ahora, mientras le explico la situación al inspector Walsh?

– No -volvió a exclamar con brusquedad-, no lo estaría. Me niego a colaborar más hasta que llegue mi abogado -golpeó airadamente la mesa con un lápiz-. Y tampoco voy a decir nada más, maldita sea, ni delante de usted ni de esos desgraciados que ha traído -miró a Walsh-. Me opongo a todo esto rotundamente. Ya es lo bastante malo que manoseen todas tus cosas personales, pero que las manoseen hombres es el colmo. Debe haber mujeres en la policía. Me niego a hablar con nadie salvo mujeres.

Walsh ocultó bien sus emociones, pero McLoughlin, con su nueva claridad de visión, vio cómo el inspector meneaba su flacucha cola como un perro contento.

– ¿Va a presentar una denuncia formal contra el sargento McLoughlin y su grupo? -preguntó Walsh.

Anne echó una mirada a Friar.

– No lo sé. Esperaré hasta que llegue mi abogado -alcanzó el teléfono y empezó a marcar-. Pero mi objeción sigue ahí, así que, si desea mi colaboración, sugiero que encuentre algunas mujeres.

El inspector jefe señaló la puerta con la cabeza.

– Friar, Jansen, esperen en el pasillo. Sargento McLoughlin, recoja lo que haya encontrado y llévelo fuera. Brownlow, quédese aquí -retrocedió, entornando los ojos, mientras observaba a McLoughlin desplazarse desde la pared y abrirse paso firmemente. Había algo que iba mal, algo que no podía concretar. Lanzó miradas perspicaces por la habitación.

Anne estaba murmurando al teléfono.

– Espera un momento, Bill -ahuecó la mano sobre el auricular para taparlo-, me gustaría recordarle, sargento -dijo glacialmente-, que no me ha dado un recibo por lo que hay en la caja fuerte. El único recibo que tengo es el de mi diario.

«Jesús, mujer -pensó McLoughlin-, déme un respiro. No soy Charles Atlas, soy el enclenque que recibe los golpes en la cara.» Se inclinó irónicamente.

– Ahora le haré uno, señorita Cattrell.

Ella no hizo caso de él y volvió a su llamada, escuchando durante un momento.

– Maldita sea, Bill -explotó enfadada en el teléfono-, con lo que cobras, podrías tratar de llegar un poco antes. Demonios, quizá no sea una de tus finas clientas de Londres, pero siempre pago a tocateja. Por Dios, puedes hacerlo en menos de dos horas si te espabilas.

Bill Stanley, un amigo de hacía mucho tiempo, así como abogado, sonrió con una mueca al otro lado de la línea. Acababa de decirle que lo dejara todo para estar ahí en una hora.

– Podría hacerlo en tres horas -sugirió él.

– Eso está mejor -refunfuñó Anne-. Espera, se lo preguntaré -se volvió hacia el inspector-. ¿Piensa llevarme a la comisaría? Mi abogado quiere saber adónde tiene que ir.

– Eso depende completamente de usted, señorita Cattrell. Francamente, estoy un poco desconcertado de momento respecto a por qué desea que su abogado esté presente.

McLoughlin se dio la vuelta con el cuchillo de trinchar y el trapo a salvo en una bolsa de politeno.

– ¡Ah! -exclamó Walsh, sin encubrir su júbilo-. Bien, eso más bien puede ayudarnos en nuestras investigaciones. Con tal que entienda que no existe ningún tipo de coacción, creo que sería más sencillo para todos si prosiguiéramos nuestro interrogatorio en la comisaría.

– Comisaría de policía de Silverbone -le dijo a su abogado-. No, no te preocupes, no diré nada hasta que llegues -colgó y agarró el segundo recibo de McLoughlin-. Y será mejor que no haya nada mío escondido en esa cartera -dijo malévolamente-. Todavía no he conocido a ningún policía que no tuviese las uñas afiladas.

– Ya basta, señorita Cattrell -cortó bruscamente Walsh, preguntándose cómo McLoughlin había conseguido no alterarse con ella. Pero quizá no lo había conseguido y acaso eso explicaba la tensión en el aire-. No tolero los insultos injustificables contra mis agentes. La policía Brownlow esperará con usted mientras tengo unas palabras con el sargento McLoughlin en el pasillo -salió de la habitación tieso-. Bien -dijo, cuando la puerta se cerró tras ellos-, veamos qué tiene -tendió la mano, requiriendo la bolsa de politeno.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Casa De Hielo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Casa De Hielo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


N. Walters - Howl of the Wolf
N. Walters
Minette Walters - Der Schrei des Hahns
Minette Walters
Minette Walters - The Ice House
Minette Walters
Minette Walters - Fox Evil
Minette Walters
Minette Walters - Donde Mueren Las Olas
Minette Walters
Minette Walters - Crimen en la granja
Minette Walters
Minette Walters - Las fuerzas del mal
Minette Walters
Minette Walters - La Escultora
Minette Walters
Minette Walters - The Devil's Feather
Minette Walters
Minette Walters - La Ley De La Calle
Minette Walters
Andrea Casals Hill - Futuro esplendor
Andrea Casals Hill
Отзывы о книге «La Casa De Hielo»

Обсуждение, отзывы о книге «La Casa De Hielo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x