Tom Knox - El Secreto Génesis

Здесь есть возможность читать онлайн «Tom Knox - El Secreto Génesis» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Secreto Génesis: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Secreto Génesis»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hace apenas unos años, un equipo de arqueólogos descubrió en Gobekli Tepe, al sureste de Turquía, un templo extraordinario, con enigmáticos y sofisticados relieves, miles de años anterior a las pirámides de Egipto.El corresponsal de guerra Rob Luttrell es enviado al yacimiento para realizar un reportaje para su periódico. Lo que en principio iba a ser un trabajo tranquilo da un giro dramático cuando aparece muerto el director de la excavación.Paralelamente, en Inglaterra se produce una oleada de crímenes ejecutados de acuerdo a primitivos rituales de sacrificios humanos.¿Qué relación guardan las ruinas milenarias de Gobekli Tepe con la terrible cadena de asesinatos?

El Secreto Génesis — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Secreto Génesis», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí, señor. Y comiendo musgo.

Los dos hombres se rieron a carcajadas. Forrester necesitaba algo de alivio. El viaje en el Eurostar había sido igual de triste. Se habían dedicado a repasar los informes de patologías una vez más. Para ver si se habían saltado algo. Pero no encontraron nada. Se trataba del mismo y escalofriante análisis científico de las heridas. Fuerte hemorragia. Herida de cuchillo en la quinta intercostal. Muerte por asfixia traumática.

– Creo que es aquí -dijo Boijer.

Forrester miró la señal: RIBEMONT-SUR-ANCRE. SEIS kilómetros.

– Tienes razón. Este desvío.

El coche viró bruscamente por la vía de acceso segando los charcos que se habían formado por el agua de la lluvia. Forrester se preguntó por qué llovía tanto en el noreste de Francia. Recordó historias de soldados de la Gran Guerra ahogándose en el barro, literalmente ahogándose a cientos en el fango húmedo y revuelto formado por la lluvia. Qué forma de morir.

– Gira aquí a la derecha.

Comprobó la dirección de los Cloncurry. Había llamado a la familia y consiguió su consentimiento para acudir a una entrevista un día antes. La voz de la madre se mostró fría y algo temblorosa por teléfono. Pero le había dicho cómo llegar. Pasando la rue Voltaire. Un kilómetro después girar a la izquierda, hacia Albert.

– Gire a la izquierda aquí.

Boijer movió el volante y el coche alquilado pasó por un charco; la carretera era prácticamente un sendero campestre.

Después vieron la casa. Era grande e impresionante, con contraventanas y buhardillas y con un tejado muy inclinado al estilo francés. Pero también era sombría, oscura y agobiante. Un extraño lugar en el que vivir.

La madre de Jamie Cloncurry los estaba esperando al final del ancho camino lleno de curvas. Su acento era frío y de clase alta. Muy inglés. Su marido estaba en la puerta, vestido con una cara chaqueta de tweed y pantalones de pana. Sus calcetines eran de un color rojo fuerte.

En la sala de estar, una asistenta sirvió el café. La señora Cloncurry se sentó frente a ellos, con las piernas juntas y muy apretadas.

– Y bien, inspector Forrester. Usted deseaba hablar sobre mi hijo Jamie…

La entrevista fue dolorosa. Forzada y difícil. Los padres aseguraron que habían perdido el control sobre Jamie en plena adolescencia. Cuando llegó a la universidad volvieron a perder el contacto. En la boca de la madre aparecían unos leves tics mientras hablaba de los «problemas» de Jamie.

Ella culpaba a las drogas. Y a sus amigos. Confesó que se culpaba a sí misma también por haberlo enviado a un internado, a Westminster. Esto había aumentado el aislamiento del joven dentro de la familia.

– Y así se apartó de nosotros. Y eso es todo.

Forrester se sintió frustrado. Intuía cómo iba a terminar la entrevista. Los padres no sabían nada; prácticamente habían negado su relación con su hijo.

Mientras Boijer retomaba el interrogatorio, el inspector examinó la enorme y silenciosa sala de estar. Había muchas fotos de familia y sobre todo de la hija, la hermana de Jamie. Fotografías de ella en vacaciones, sobre un poni o en su graduación. Pero no del hijo. Ninguna. Y había también retratos familiares. Un militar: un Cloncurry del siglo XIX. Un vizconde del ejército indio. Y un almirante. Generaciones de distinguidos antepasados le miraban desde las paredes. Y ahora era posible -casi seguro- que hubiera un asesino en la familia. Un asesino psicótico. Forrester pudo sentir la vergüenza de los Cloncurry. Pudo sentir el dolor de la madre. El padre estuvo prácticamente en silencio durante la entrevista.

Las dos horas pasaron tremendamente despacio. Al final, la señora Cloncurry los acompañó a la puerta. Sus penetrantes ojos azules miraron hacia el interior de Forrester, no a él, sino dentro de él. Su rostro aguileño se parecía a la fotografía de Jamie Cloncurry que Forrester ya había obtenido de los registros estudiantiles del Imperial College. El chico era apuesto, de los que tienen pómulos salientes. La madre debía de haber sido hermosa; aún seguía estando tan delgada como una modelo.

– Inspector -dijo cuando llegaron a la puerta-, ojalá pudiera decirle que Jamie no hizo esas… esas cosas horribles. Pero… pero… -Se quedó callada. El marido seguía rondando por detrás de su esposa, en la penumbra del vestíbulo.

Forrester hizo un gesto con la cabeza y estrechó la mano de la mujer. Al menos casi habían confirmado sus sospechas. Pero no estaban más cerca de encontrar a Jamie Cloncurry.

Las suelas de sus zapatos rechinaron hasta el coche. La lluvia había amainado por fin un poco.

– Entonces ya sabemos que es él -dijo Forrester al subir.

Boijer encendió el motor.

– Eso creo.

– Pero ¿dónde demonios está?

El coche avanzó por la húmeda gravilla hasta el sinuoso camino. Tuvieron que sortear las estrechas calles del pueblo hasta alcanzar la carretera. Y Lille. Al pasar por Ribemont, Forrester vio una pequeña cafetería, una humilde brasserie. Sus luces parecían atractivas en mitad de la deprimente llovizna.

– ¿Comemos algo?

– Sí, por favor.

Aparcaron en la place de la Revolution. Un enorme y morboso monumento que homenajeaba a los muertos de la Gran Guerra dominaba la silenciosa plaza. Forrester pensó que aquel diminuto pueblo debía de encontrarse en medio de la contienda durante la guerra. Se imaginó el lugar en plena ofensiva del Somme. Soldados ingleses entreteniéndose en los prostíbulos. Ambulancias con heridos corriendo hacia los hospitales de campaña. El incesante ruido del bombardeo a pocos kilómetros de allí.

– Es un lugar curioso para vivir -comentó Boijer-, ¿verdad? Cuando se es así de rico, ¿por qué vivir aquí?

– Me estaba preguntando lo mismo. -Forrester miró a la noble figura agonizante de un soldado francés herido inmortalizado en mármol-. Pensarías que si querían vivir en Francia, lo harían en la Provenza o algún lugar así. Córcega. Cannes. Algún lugar soleado. No en esta cloaca.

Se dirigieron hacia la cafetería. Cuando estaban empujando la puerta, Boijer dijo:

– No me lo creo.

– ¿A qué te refieres?

– No me trago el lloriqueo de la madre. No creo que sean tan ignorantes como dicen. Hay algo extraño en todo esto.

El café estaba prácticamente vacío. Un camarero se acercó limpiándose las manos con un paño mugriento.

¿Steak frites? -preguntó Forrester. Sabía el suficiente francés como para pedir la comida. Boijer aceptó. Forrester sonrió al camarero.

Deux steak frites, s'il vous plait. Ef une hiere pour moi, et un…

Boijer suspiró.

– Pepsi.

El camarero respondió con un seco «Merci» y desapareció.

Boijer consultó algo en su BlackBerry. Forrester sabía cuándo su subalterno tenía una idea brillante porque sacaba la lengua como un niño que estuviese haciendo una suma. El inspector le dio un sorbo a su cerveza mientras Boijer buscaba en Google. Finalmente, el finlandés se reclinó en su silla.

– Aquí está. Esto es interesante.

– He buscado en Google el nombre Cloncurry y Ribemont-sur-Ancre. Y después lo he buscado sin Ancre.

– Bien.

Boijer sonrió con un atisbo de victoria en su rostro.

– Mire esto, señor. Un lord Cloncurry fue general de la Primera Guerra Mundial. Y se estableció cerca de aquí. 1916.

– Sabemos que la familia tiene un pasado militar…

– Sí, pero… -La sonrisa de Boijer se ensanchó-. Escuche esto. -Leyó una nota que había garabateado en el mantel de papel-. Durante el verano de 1916 lord Cloncurry fue conocido por sus ataques tremendamente brutales sobre las posiciones alemanas. En proporción, murieron más tropas durante su mandato que bajo el de cualquier otro general británico en toda la guerra. Cloncurry fue de este modo conocido como el Carnicero de Albert.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Secreto Génesis»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Secreto Génesis» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Secreto Génesis»

Обсуждение, отзывы о книге «El Secreto Génesis» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x