Arnaldur Indriðason - La voz

Здесь есть возможность читать онлайн «Arnaldur Indriðason - La voz» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La voz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La voz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Gulli, el viejo portero de uno de los más conocidos hoteles de Reykjavik, aparece desnudo y acuchillado hasta morir en su miserable habitación en el sótano. Pero Gulli es mucho más que un simple portero que se disfrazaba de Papa Noel todas las navidades, es un completo misterio. Veinte años en el hotel y nadie le conoce realmente. Erlendur Sveinsson decide alojarse en el mismo hotel en busca de la asesina, que, también de eso cree estar convencido, aún debe permanecer muy cerca, pese a que las vacaciones de Navidad están ya encima y el hotel completo. Mientras que al director tan sólo le importa que el asesinato permanezca oculto y su reputación intacta. Erlendur, sin embargo, recibe la visita de su hija, que de nuevo se adentra entre las brumas de la droga y el alcohol, dejando al inspector al borde de la desesperación y la impotencia.

La voz — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La voz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Por qué no nos dijiste nada sobre el licor?

– No tiene nada que ver con esto.

– ¿Y los calcetines del cubo de la basura? ¿Y las huellas de la escalera?

– Se rompió una botella de licor, pero se me rompió a mí. Fue dos días antes de la agresión a mi hijo. Iba a tomarme una copa cuando se me cayó al suelo y se hizo pedazos. Addi lo vio y se asustó. Le dije que tuviera cuidado por dónde andaba, pero ya había pisado el licor. Subió las escaleras a todo correr y se metió en su cuarto. Eso no tiene nada que ver con la agresión que sufrió, y debo deciros que me he quedado absolutamente asombrado por cómo has presentado las cosas. ¡No tienes nada que corrobore lo que has dicho! ¿Acaso te dijo él que yo le agredí? Lo dudo mucho. Y nunca lo dirá, porque no fui yo. Nunca podría hacerle algo semejante. Nunca.

– ¿Por qué no nos contaste todo eso enseguida?

– ¿Enseguida?

– Cuando encontramos las manchas. En aquel momento no dijiste nada.

– Pensé que pasaría precisamente esto. Sabía que relacionaríais el accidente con la agresión a Addi. No quería complicar las cosas. Fueron los chicos del colegio quienes le hicieron eso.

– Tu empresa está a punto de quebrar -dijo Elínborg-. Has despedido a veinte personas y estás preparando nuevos despidos. Imagino que estarás sometido a un estrés considerable. Vas a perder tu casa…

– Eso son solo cuestiones de negocios -repuso él.

– Pero además creemos que ya has usado la violencia contra él en ocasiones anteriores.

– No, oye…

– Hemos comprobado su historial médico. Dos veces en los últimos cuatro años sufrió rotura de dedos.

– ¿Tienes niños? Los niños tienen accidentes constantemente. Eso es una estupidez.

– Un especialista de la planta de pediatría notó algo extraño en la rotura del dedo la segunda vez e informó al Servicio de Protección a la Infancia. Era el mismo dedo. Los del Servicio fueron a verte a tu casa. Hicieron una inspección. No encontraron nada especial. El pediatra encontró pinchazos de alfiler en el dorso de la mano del niño.

El padre calló.

Elínborg no pudo contenerse.

– ¡Maldita bestia! -gritó.

– Quiero hablar con mi abogado -dijo él, apartando la mirada.

– I said, good morning!

Erlendur volvió en sí y vio a Henry Wapshott de pie, delante de él, dándole los buenos días. Estaba profundamente sumido en sus reflexiones sobre el niño que había subido las escaleras a todo correr, y no había visto a Henry entrar en el bar ni había oído su saludo.

Se puso en pie de un salto y le estrechó la mano. Wapshott llevaba puesta la misma ropa del día anterior. Parecía cansado, y su pelo estaba como más ralo. Pidió un café, y Erlendur también.

– Hablábamos de coleccionistas -dijo Erlendur.

Yes -respondió Wapshott, y en su rostro se esbozó una mueca parecida a una sonrisa-. Bunch of loners, like my self.

– ¿Cómo es que un coleccionista del Reino Unido, como usted, se entera de que hace casi cuarenta años andaba por Hafnarfjordur, en Islandia, un niño de coro con una voz muy bonita?

– Oh, mucho más que una voz muy bonita -dijo Wapshott-. Mucho más, mucho más que eso. Ese chico tenía una voz única.

– ¿Cómo supo de la existencia de Gudlaugur Egilsson?

– A través de otras personas con intereses similares a los míos. Los coleccionistas de discos están especializados en algo concreto, como creo que le expliqué ayer. Si nos limitamos a la música coral, puede dividirse a los coleccionistas en los que coleccionan solamente ciertas canciones, o ciertos arreglos, y otros que coleccionan ciertos coros. Otros más, como yo, se especializan en niños de coro. Algunos solo coleccionan grabaciones de niños de coro editadas en discos de pizarra, de 78 revoluciones, que se dejaron de fabricar en los años sesenta. Otros coleccionan discos de 45 revoluciones, pero solo de determinados sellos discográficos. La especialización es infinita. Algunos buscan todas las ediciones que pueda haber de una única canción, digamos por ejemplo Stormy Weather, que seguramente le resultará familiar. Usted ya debe de saber todo esto. Me enteré de la existencia de Gudlaugur por un grupo, o más bien una asociación, de coleccionistas japoneses que manejan una magnífica red de información y venta por internet. No hay nadie que coleccione tanta música occidental como los japoneses. Viajan por todo el mundo como aspiradoras y compran todo lo que llega a sus manos y que se haya grabado alguna vez en disco. Sobre todo si es algo del periodo de los hippies y de los Beatles. Son famosos en las ferias de discos, y lo mejor de todo es que dinero no les falta.

Erlendur pensó por un momento en si se podría fumar en el bar, y decidió arriesgarse. Wapshott vio que iba a sacar un cigarrillo y sacó también una arrugada cajetilla de Chesterfield sin filtro. Erlendur le dio fuego.

– ¿Cree que se puede fumar aquí? -preguntó Wapshott.

– Enseguida lo veremos -dijo Erlendur.

– Los japoneses tenían un solo ejemplar del primer single de Gudlaugur -continuó Wapshott-. El que le mostré ayer. Se lo compré a ellos. Me costó un ojo de la cara, pero no lo lamento. Cuando pregunté por el origen del disco, me dijeron que se lo habían comprado a un coleccionista de Bergen, en Noruega, durante una feria de discos en Liverpool, Inglaterra. Me puse en contacto con el coleccionista noruego y resulta que él había comprado unos discos de los herederos de un productor discográfico de Trondheim. Este último podría haber recibido aquel ejemplar directamente desde Islandia, quizá de alguien que quería promocionar la carrera del chico en el extranjero.

– Menudo trabajo de investigación por un disco viejo -dijo Erlendur.

– Los coleccionistas somos como los genealogistas. Parte de la gracia del coleccionismo es descubrir el origen. Desde entonces he intentado hacerme con más discos, pero ha resultado enormemente difícil. Solamente se editaron dos discos suyos.

– Me dijo que los japoneses le vendieron ese disco a un precio muy elevado. ¿Qué valor tienen esos discos?

– Ninguno, excepto para los coleccionistas. Y no estamos hablando de cantidades astronómicas.

– Pero sí lo suficientemente grandes como para que usted se viniera a Islandia a comprar más. Por eso quería reunirse con Gudlaugur. Para saber si tenía más discos.

– Llevo cierto tiempo en contacto con dos o tres coleccionistas islandeses. Desde mucho antes de interesarme por los discos de Gudlaugur. Por desgracia, ya no quedan discos suyos. Esos coleccionistas islandeses no encontraron nada. Aún tengo esperanzas de conseguir una copia por internet, desde Alemania. Vine aquí para reunirme con esos coleccionistas, para conocer personalmente a Gudlaugur, por cuya voz siento gran admiración, y para recorrer las tiendas de coleccionistas y ver cómo anda el mercado.

– ¿Y vive usted de esto?

– No, qué va -respondió Wapshott llevándose el Chesterfield a los labios; tenía los dedos amarillos de llevar fumando muchos años-. Recibí una herencia. Unas propiedades en Londres. Me encargo de gestionarlas, pero la mayor parte de mi tiempo se va en el coleccionismo de discos. En estos temas se puede hablar quizá de auténtica pasión.

– Y colecciona niños de coro.

– Sí.

– ¿Ha encontrado en este viaje algo a lo que hincarle el diente?

– No. Nada. Parece que aquí no hay mucho interés por conservar las cosas. Aquí todo tiene que ser nuevo. Todo lo viejo es basura. Nada merece la pena guardarse. Tengo la sensación de que en este país maltratan los discos. Los tiran, sin más. Cuando se vacía una casa tras un fallecimiento, por ejemplo. No avisan a nadie para que les eche un vistazo. Los echan a la basura. Siempre creí que una empresa de aquí, de Reikiavik, que se llama Sorpa, era una asociación de coleccionistas. La mencionaban bastante en mi correspondencia. Luego resultó ser un centro de reciclaje que vende lo que recibe. Los coleccionistas de aquí encuentran toda clase de maravillas en la basura, y las venden a buen precio a través de internet.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La voz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La voz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arnaldur Indridason - Silence Of The Grave
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Tainted Blood
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - Silence of the Grave
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Operation Napoleon
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Kältezone
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Engelsstimme
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indridason - Voices
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - Arctic Chill
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indridason - The Draining Lake
Arnaldur Indridason
Arnaldur Indriðason - Silencio Sepulcral
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Las Marismas
Arnaldur Indriðason
Arnaldur Indriðason - Hypothermia
Arnaldur Indriðason
Отзывы о книге «La voz»

Обсуждение, отзывы о книге «La voz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x