Javier Negrete - Atlántida

Здесь есть возможность читать онлайн «Javier Negrete - Atlántida» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Atlántida: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Atlántida»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Gabriel Espada, un cínico buscavidas sin oficio ni beneficio, quizá el más improbable de los héroes, tiene ante sí una misión: descubrir el secreto de la Atlántida.
La joven geóloga Iris Gudrundóttir intuye que se avecina una erupción en cadena de los principales volcanes de la Tierra y confiesa sus temores a Gabriel. Para evitar esta catástrofe, que podría provocar una nueva Edad de Hielo, Gabriel tendrá que bucear en el pasado. El hundimiento de la Atlántida le ofrecerá la clave para comprender el comportamiento anómalo del planeta.
Una mezcla explosiva de ciencia y arqueología y, sobre todo, aventura en estado puro.

Atlántida — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Atlántida», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sospecho que esto puede ser una especie de malla molecular -prosiguió Enrique-. Una red metálica de poros diminutos que sirve de alojamiento a una colonia de nanobios. Esos nanobios harían de médium entre las personas que utilizan la cúpula y la mente colectiva.

– ¿Y quién construyó algo así? -preguntó Iris, acercándose de nuevo a la cúpula.

«A lo mejor tú podrías respondernos», se dijo, mirando a Randall, congelado en su gesto, con la frente apoyada en la cúpula como si compartiera para siempre sus pensamientos.

– Ni idea -respondió Enrique-. Pero es evidente que su función es comunicar a sus usuarios con la mente de la Tierra. Sospecho que tiene un diseño, una especie de hardware basado en el razonamiento humano, de tal modo que un hombre o una mujer puedan utilizarlo. Lo que sirve como puente para traducir nuestros pensamientos a los de esa mente colectiva y viceversa es la colonia de nanobios atrapada en esa malla molecular.

– Una teoría muy atractiva, señor Hisado -dijo Valbuena-, aunque podría tratarse de cualquier otra cosa ni remotamente parecida. Pero el problema que planteó el señor Espada antes de entrar en la cúpula sigue irresoluto. ¿Qué desea la Gran Madre? ¿Qué podemos ofrecerle los humanos antes de que nos envíe a todos volando a la Luna?

Los pensamientos de Iris formaron un remolino. Nanobios. La clave estaba en los nanobios, según Eyvindur. Pero también en la velocidad de escape. ¿Volar a la Luna, había dicho Valbuena? Para eso había que alcanzar la velocidad de escape, 11,2 kilómetros por segundo.

¿Para qué querría la Tierra proyectar fragmentos de sus propias entrañas a velocidad de escape?

Panspermia.

Según Eyvindur, la vida no era un fenómeno exclusivo de nuestro planeta, sino que se hallaba extendida por todo el Universo. Había llegado a la Tierra a bordo de fragmentos de cometas y asteroides, como si los nanobios fueran astronautas en improvisadas naves espaciales.

Así pues, la Tierra había sido fertilizada desde el espacio. Y ahora quería esparcir su propia semilla.

– ¡Eso es! ¡Fertilización cósmica! -exclamó, dando un saltito y aplaudiendo.

– ¿Puede explicarnos la razón de su entusiasmo, señorita? -preguntó Valbuena.

Iris se explicó atropelladamente. Alborada y Herman pusieron gesto escéptico, pero Enrique y Valbuena captaron la idea a la primera y la aceptaron.

– Enhorabuena, señorita Iris -dijo Valbuena, con una leve reverencia-. Su teoría se me antoja plausible en sentido literal, y además verosímil.

Pese al elogio, Iris se desanimó de repente y dejó caer los hombros.

– Ya es demasiado tarde. Ahora Gabriel está solo en la cúpula, y no creo que lo adivine. Me temo que él no sabía nada de la velocidad de escape.

– Usted ya ha hecho su parte, señorita Iris -dijo Valbuena-. Deje que ahora me encargue yo.

Capítulo 76

Cúpula / manto / núcleo .

El tiempo corría. La voz de Kiru era ya como un débil soplo de viento entre los sauces, e incluso ese viento se estaba agotando. Gabriel trató de retenerla junto a sí y se retiró a su refugio extradimensional a pensar. Pero por más que se esforzaba no comprendía nada. Los flujos de la Tierra continuaban y la cámara de magma se hinchaba bajo sus pies físicos. Y, mientras, la gran mente interpretaba para sí misma una vasta sinfonía que se dividía en miles de regiones musicales.

Gabriel podría haber disfrutado de aquella armonía el resto de su vida si el tiempo no apremiara tanto.

¿Qué estaba sucediendo?

¿Qué demonios quería la Tierra?

Fertilización cósmica.

Las palabras habían resonado en el interior de la cúpula, o dentro de su cabeza, o tal vez habían hecho vibrar las líneas inmateriales que unían a Gabriel con Kiru y, a través de ella, con la Gran Madre.

Lo que tenía claro era a quién pertenecía aquella voz.

A Valbuena.

No intente comunicarse. Este canal es unidireccional. Usted es receptor y yo emisor.

«Pues claro», pensó Gabriel, recordando la conversación sobre la telepatía que habían mantenido en casa de Valbuena.

¿Cree que adivinó aquella pregunta porque se me escapó un pensamiento sin querer? No ha nacido el alumno que copie conmigo si yo no quiero, señor Espada.

¿Por qué en vez de vanagloriarse no le explicaba qué quería decir con lo de «fertilización cósmica»? ¿O es que pensaba dejarle así, sin explicar más?

«Un momento», se dijo. La clave debía estar en los nanobios…

Teoría de la panspermia. La vida proviene del espacio y llega a la Tierra en los poros de meteoritos y fragmentos de cometas. Ahora la Tierra quiere poner su…

Gabriel dejó de oír en su mente la voz de Valbuena. Las últimas frases apenas las había percibido como un eco de su propio pensamiento. La transmisión telepática, al parecer, también empleaba recursos, y Valbuena los había consumido tontamente.

Pero había bastado para que Gabriel comprendiera el origen de aquellas catastróficas anomalías.

Todo el subsuelo de la Tierra estaba sembrado del contenido genético de la Gran Madre, de las semillas de la vida en forma de nanobios.

Ahora la Gran Madre estaba utilizando sus incalculables energías para lanzar al espacio fragmentos de roca poblados de nanobios y asegurarse de que su semilla se esparcía por el Universo. Gabriel recordó el programa especial de la NNC.

«Por la distancia que han alcanzado estos fragmentos volcánicos, la presión en el interior de la cámara de magma debe ser increíblemente alta. Quizá algunos proyectiles han superado los 11,2 kilómetros por segundo».

«¿Por qué esa velocidad en concreto?», había preguntado la periodista.

«Es la velocidad de escape de la gravedad terrestre. Esos fragmentos se han convertido en pequeños cohetes espaciales que han abandonado nuestro campo gravitatorio, y que podrían acabar en la Luna o Dios sabe dónde».

«Dios sabe dónde», se repitió Gabriel.

Dios sabe dónde.

¡Ésa podía ser la clave!

¿Qué porcentaje del material expulsado por la Tierra alcanzaría la velocidad necesaria para saltar al espacio? Considerando que las chimeneas volcánicas eran unos cañones de lanzamiento bastante toscos y que la presión de la columna eruptiva se dispersaba en todas direcciones, ese porcentaje debía ser minúsculo. ¿Un kilo de rocas por cada millón de toneladas? Tal vez era, incluso, un cálculo optimista.

Los disparos de la Gran Madre, puesto que no iban apuntados a un lugar en concreto, podían no alcanzar ningún objetivo. De ese modo, las semillas de la vida flotarían en la nada hasta el fin de los tiempos.

Sin duda, era un procedimiento ineficaz.

Pero la humanidad tenía algo que ofrecerle a la Gran Madre.

Alcance.

Precisión.

Y ahora Gabriel era su intermediario.

Capítulo 77

Sueños de la Tierra.

La noche del 7 de mayo de 20** -una fecha que en realidad no tenía significado alguno para ella- la poderosa mente colectiva que los iniciados conocían como Gran Madre y que a sí misma se llamaba simplemente NOS, o un concepto equivalente, sufrió un sueño extraño y desconcertante.

Un sueño que provenía del exterior de la Gran Madre. Un sueño que hablaba de un exterior infinitamente lejano.

En la visión, la Gran Madre se vio a sí misma desde fuera, una esfera azul y blanca que flotaba en una oscuridad aún más vasta que ella misma.

Una negrura de la que guardaba vagos recuerdos, almacenados en la memoria genética de los microorganismos de los que procedía. Un vacío insondable ante el que la Gran Madre era tan pequeña como los nanobios que la componían en comparación con ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Atlántida»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Atlántida» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Atlántida»

Обсуждение, отзывы о книге «Atlántida» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x