Eric Garcia - Anonymus Rex

Здесь есть возможность читать онлайн «Eric Garcia - Anonymus Rex» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Anonymus Rex: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Anonymus Rex»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

UNA NUEVA ERA DE DETECTIVES
Aunque casi nadie lo sabe, los dinosaurios simularon su extinción hace sesenta y cinco millones de años y aun vagan por nuestro planeta, vestidos con unos convincentes disfraces de latex con los que se confunden perfecta mente entre los humanos.
Vincent Rubio, detective privado de Los Ángeles, esta pasando un mal momento: se ha quedado sin trabajo, le han confiscado el coche por falta de pago, su socio ha muerto en extrañas circunstancias y, además, su cola no quiere estarse quieta. Y es que Vincent es un dinosaurio, un Velociraptor, para ser exactos.
Cuando le llaman para que investigue un caso claro de incendio provocado en un club nocturno para dinosaurios, Vincent descubre algo mucho mas siniestro que le lleva hasta Nueva York, el escenario de la muerte de su socio y el lugar donde se gesta un peligroso nexo en la inquietante mezcla entre dinosaurios y seres humanos.
¿Ser a capaz Vincent de resolver el misterio de la muerte de su socio? ¿Desvelara una perturbadora cantante rubia su verdadera identidad, poniendo así en peligro la vida de ambos? ¿Podrá superar su adicción a la albahaca o deber a recurrir a Herbívoros Anónimos? ¿Encontrara el amor o tendrá que conformarse con un viejo ejemplar de Estegolibido?

Anonymus Rex — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Anonymus Rex», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El doctor Vallardo no se encuentra en este momento en la clínica, o eso es al menos lo que me ha dicho la recepcionista, pero regresará en cualquier momento. Después de un elegante lavado y secado de encanto por parte de su seguro servidor, la secretaria es lo bastante amable como para dejarme ocupar un sülón en el despacho privado del médico, y aunque tengo la sensación de que el doctor Vallardo no aprobará esta decisión, me siento mucho más feliz apoyando mis nalgas en este mullido sillón de cuero en vez de en esos duros bancos de plástico que hay en la sala de espera. Al menos puedo aprovechar el tiempo para echar un vistazo a la multitud de diplomas y certificados que cubren las paredes de madera. Es lamentable que toda esa exhibición haga que me sienta intelectualmente inferior.

Trabajos universitarios en Corneil. Genial. Conocí a un estegosaurio que cursó estudios en Corneli, y ahora trabaja en el ramo de los coches para poder vivir; de acuerdo, se dedica a diseñarlos, pero aun así… Licenciatura en Medicina, especializado en Obstetricia por la Johns Hopkíns. Sobrevalora-do. ¡Oh!, y un doctorado en Genética por la LTniversidad de Columbia. El problema con este tío es que lleva demasiadas letras detrás de su nombre: Emil Vallardo, M. D., Ph. D., OB-GYN. No suena ni la mitad de bonito que Vincent Rubio, IP. El mío suena infinitamente mejor y, sin duda, sería mucho más atractivo en un programa de televisión.

– Raramente tengo la ocasión de recibir visitas -se oye una voz a mis espaldas teñida de un ligero acento, aunque no puedo precisarlo con exactitud. Es una mezcla europea-. La vida científica es muy solitaria, ¿sí?

– Lo sé todo acerca de ella -contesto.

El doctor Vallardo, una bestia grande y rolliza, con una sonrisa grande y rolliza, envuelve mi mano con la suya y la agita como si fuese un brazo hidráulico. Su mano izquierda no es tan fuerte; tiembla sin cesar, víctima tal vez de parálisis.

– Encantado de conocerle -dice, ¿y quizá hay algo de holandés en el acento? Su olor, una mescolanza de licor de anís, pesticidas y cremas limpiadoras, no me da ninguna pista en cuanto a su origen-. ¿Quiere un café? ¿Un refresco? ¿Agua mineral? ¿Sí, sí?

Rechazo amablemente el ofrecimiento, aunque tengo la garganta algo reseca.

– Soy investigador privado en Los Ángeles -le digo, y él asiente rápidamente; sus hombros se convierten en pequeñas colinas-. Sólo quiero hacerle unas preguntas; no le robaré mucho tiempo.

– Sí, sí. Bárbara me lo ha dicho. Me siento muy feliz de tener la ocasión de ayudarle en… asuntos oficiales, como siempre. -La sonrisa se hace aún más amplia, y que el Señor se apiade de mí, porque creo que es auténtica-. ¿Por dónde quiere que empecemos?

– Su trabajo aquí es… fascinante. Tal vez deberíamos comenzar por sus experimentos.

– Mis experimentos.

Su tono significa: «¿Cuál de los millones de experimentos?»

– Sí, sus experimentos -y acentúo bien la última palabra.

– ¡Ah, sí! Mis experimentos. Sí, sí.

Me encanta hablar de generalidades. Para el cerebro es un ejercicio mucho menor que una conversación simple y directa. El doctor Vallardo frunce la nariz -tal vez captando una ligera vaharada de mi aroma a cigarro cubano- y se acomoda en el sillón que hay detrás del escritorio.

– No es necesario que ocultemos nuestras expresiones. Aquí puede hablar con absoluta libertad, señor…

– Rubio. Vincent Rubio.

– Como le estaba diciendo, señor Rubio, podemos hablar abiertamente en este despacho. Está insonorizado, por diversas razones. Sí, sí. Y aunque estuviésemos en el pasillo, también podríamos hablar libremente. Todo mi personal de apoyo es… de nuestra especie, y aunque ocasionalmente trato a pacientes humanos, la mayoría de mis pacientes también son dinosaurios.

– La recepcionista…

– Bárbara.

– ¿Una Ornithomimus?

Aplaude y sus mejillas se agitan de placer.

– ¡Sí! ¡Sí! ¡Muy bien! ¿Cómo lo supo?

– En parte olor, en parte corazonada. Me pasa todo el tiempo.

– ¡Aja! Muy agradable, muy agradable. Permítame adivinar… -Me mira de arriba abajo con los ojos brillantes. Si dice que soy un Compsognathus, al diablo con el caso, tendré que matarlo-. No es un saurópodo, eso es evidente. ¿Tal vez un… quilantosaurio?

Me está adulando al mismo tiempo que reconoce que no soy la criatura más impresionante que ha visto en su vida. Los quílantosaurios fueron los más grandes entre los grandes, enormes montañas conscientes con una materia cerebral decididamente pequeña. Fue una de las pocas especies de dinosaurios que consiguieron sobrevivir al Diluvio Universal, pero desapareció antes de la Era del Hombre; el último quilantosaurio se extinguió hace casi dos millones de años. Su nombre era Walter; al menos Walter es la pronunciación más próxima en inglés para representar la serie de rugidos y chillidos por la que seguramente era conocido en aquellos lejanos días. Los restos de Walter, conservados durante todos estos millones de años por sesudos dinosaurios archiveros, pueden verse expuestos en la antesala del cuartel general del Consejo Mundial, en Groenlandia. Yo estuve allí hace dos años, y me llevé la impresión de que Walter fue un quilantosaurio muy afortunado por haberse muerto cuando lo hizo. Lo habría pasado fatal de tenerse que disfrazar en la era moderna, por no hablar de encontrar algo que pudiese reducir esas caderas.

El doctor Vallardo corrige su intento y supone correctamente que soy un velocirraptor. Luego vuelve al punto que nos interesa.

– De modo que quiere conocer mis experimentos. No será miembro del Consejo, ¿verdad?

– Lo fui.

– ¿Si?

Ahora hay desconfianza y un soplo de desagrado.

– Subrayo el tiempo pasado del verbo -digo-. Esto no tiene nada que ver, se lo aseguro. Nada de lo que podamos hablar llegará hasta ellos.

– Lo entiendo -dice el doctor Vallardo, y por primera vez advierto una grieta en esa fachada jovial. Luego recompone la figura y vuelve a ser todo sonrisas y alegría-. No hay problema. Estoy encantado de tener la ocasión de hacerle un favor. Sí, sí.

Me levanto y me coloco detrás de mi sillón. Es hora de echar un vistazo al laboratorio.

– ¿Podemos?

El doctor Vallardo no esperaba esto tan pronto en nuestra entrevista. Confundido, se pone de pie. El Triceratops , como norma general, no es una de las criaturas más rápidas de nuestra especie, pero el doctor Valiardo se mueve de un modo aún más letárgico de lo que su grupo podría sugerir.

– ¿Hay algún problema? -pregunto.

– Ningún problema -dice Vallardo mientras su cuerpo se mueve alternativamente hacia la puerta y hacia el aparato que comunica con su secretaria-. No estoy preparado para abandonar la oficina, eso es todo.

– ¿Preparado?

– Tengo… hombres. Dinosaurios. Ellos me siguen.

¡Oh.no!

– ¿Me está diciendo que alguien lo está siguiendo?

Lo último que necesito en este momento es otro caso con un esquizofrénico paranoide como testigo… No pregunten, no pregunten.

Vallardo sonríe y sacude la cabeza.

– Yo quiero que ellos me sigan, señor Rubio. En ausencia de un término mejor, ellos son mis guardaespaldas.

¿Desde cuándo necesita un médico guardaespaldas?

– ¿Desde cuándo necesita un médico guardaespaldas?

– Desde que el Consejo filtró el primer informe de mi trabajo genético -dice con algo más que una insinuación de condena serpenteando entre cada palabra-. A algunos miembros de la población de dinosaurios no les gustaron nada mis resultados.

Entonces, con un gesto rápido, casi como si ni siquiera tuviese intención de hacerlo, el doctor Vallardo aparta el cuello de su camisa y deja al descubierto una larga y ancha herida, aún en proceso de cicatrización, una evidente marca de una garra para aquellos que saben cómo detectar este tipo de cosas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Anonymus Rex»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Anonymus Rex» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Anonymus Rex»

Обсуждение, отзывы о книге «Anonymus Rex» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x