Lázaro Covadlo - Bolero

Здесь есть возможность читать онлайн «Lázaro Covadlo - Bolero» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Bolero: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Bolero»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Aníbal iturralde es un delincuente sin escrúpulos. Víctor, su hijo, un muchacho de carácter débil que necesita protección, y para eso está Olsen, un pistolero temerario y con buena puntería, a quien le repugna matar.
Olsen es también un macho de arrebatada sexualidad y a la vez un individuo taciturno con problemas de conciencia. Un hombre traicionado que planea vengarse, un mañoso ladrón de automóviles y un amante susceptible. Y aún así, todas estas características no acaban de definirlo: su origen es incierto, tanto como sus instintos y designios.
En el umbral de la madurez, Olsen descubre en su ser una realidad que lo sorprende y desconcierta.
Bolero es novela negra y novela de amor, pero sobre todo una indagación sobre la amistad y el destino.

Bolero — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Bolero», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Olsen recuerda con una sonrisa ese primer diálogo con Víctor. Lo recuerda mientras cruza la avenida, al salir del Correo Central, donde no había ninguna carta para él. Se pregunta si entonces el chico le habría suscitado tanto fastidio de no haber sido el hijo de su jefe. Cuántas cosas ocurrieron desde aquel día. En aquellos momentos le hubiera sido imposible imaginar de qué modo fue evolucionando la relación entre ambos.

Camina por la avenida Comentes, siempre temeroso de ser recoñocido. Con el tiempo fue menguando su prudencia, pero no perdió la noción del peligro. Trata vanamente de esconder el rostro tras unos anteojos de cristales oscuros, a pesar de saber que es un recurso grotesco. Necesita caminar por las calles de esa ciudad y sus alrededores, donde transcurrió parte de su infancia y su primera juventud. En la calle Esmeralda dobla a la derecha y continúa hasta la avenida Córdoba. En la esquina de enfrente permanece el bar Castelar, donde, en otra vida, solía citarse con muchachas. Casi todas estarán casadas y tendrán hijos adultos, y hasta nietos, reflexiona: alguna que otra ya habrá muerto, se dice. Que a partir de los cuarenta las cuerdas que amarran la vida empiezan a aflojarse. Se contrae de hombros y salmodia para sus adentros: «Débil mortal, no te asuste / mi oscuridad ni mi nombre. / En mi seno encuentra el hombre / un término a su pesar. / Yo, compasiva, le ofrezco / lejos del mundo un asilo/ donde en mi sombra, tranquilo / para siempre duerma en paz…».

A Víctor, por cierto, le horrorizaba ese poema de Es-pronceda; el chico odiaba la mención de la muerte. Olsen solía insistir, sólo para martirizarlo un poco, con ese juego cruel.

Otra vida, se dice. Esos momentos pertenecen a otra vida, y cuando él acudía al Castelar se trataba de una vida aún anterior, ¿cuántas vidas debe transitar un hombre antes del final? Vuelve a contraer los hombros y cruza la calle para entrar al bar. No cree que circule por allí nadie de aquellos tiempos, nadie que pueda recoñocerlo. Se sienta a una mesa junto al ventanal que da a la calle Esmeralda, enciende un cigarrillo y pide un vaso de grapa. Recuerda que a Aníbal Iturralde se lo presentaron en uno de esos bares del centro, pero después se reunían en un despacho que éste había montado en Avellaneda. Le gustaba arengar a sus compinches:

– Mirad, muchachos, la guita, como decís vosotros, es importante, pero más importante es la amistad. Si nos mantenemos unidos iremos todos para arriba, pero si cada uno tira por su lado nos pillarán como a conejos de jaula… ¿Habéis comido conejo a la cazuela? ¡Qué va! No tenéis paladar; vosotros sólo sabéis de churrascos. Uno de estos días os voy a llevar a comer conejo a lo de un paisano.

El hombre hablaba mucho, pero sabia organizar las cosas: negocios de juegos de azar, putas, contrabando, estafas inmobiliarias. Se movían en la zona sur: Sarandí, Quilines, Bcrazategui. Y más tarde incursionaron por Lanús, Banfield, Burzaco y Almirante Brown. En ocasiones irrumpían en las localidades del norte y el oeste: Tigre, Boulogne, San Justo, Aldo Bonzi, y hasta González Catán y Cañuelas. Pero el eximio organizador-el Gallego, lo llamaban entonces-, que tenía mucha facilidad de palabra y sabía enredar a la gente, no sabía sacar las castañas del fuego cuando las cosas se complicaban. Para dar la cara estaban «los muchachos». Olsen era uno de esos muchachos. Tal vez en eso estaba el talento de Iturralde, en darse maña para que fueran otros los que se jugaran el tipo. Al fin de cuentas él siempre pagaba… o casi siempre.

Tenía entonces unos cuarenta y tantos años, o quizá cincuenta. Había llegado desde Centro América a finales del cincuenta y nueve. Al parecer venía de Cuba, acaso escapando de la Revolución, y Olsen lo coñoció en el sesenta y cinco o el sesenta y seis, rememora. Más probablemente en el sesenta y seis, pues asocia aquellos momentos con el golpe militar que dio Onganía ese mismo año. Ya entonces Iturralde iba a todas partes acompañado por un matón colombiano que lo seguía como un perro; lo llamaban Caribeño. Iturralde nunca quiso explicar por qué había venido a parar a Buenos Aires, y él jamás se lo preguntó. Otros sí eran indiscretos: que si había hecho algo gordo en España, que si había peleado en la Guerra Civil; pero el Gallego, ni mu.

Se le adivinaba un fondo de difusa angustia que procuraba disimular, casi todo el tiempo, con su palabrería incansable. Pero no lograba evitar que por momentos resonara, impreciso, un eco quejoso: la soledad, quizá. Algún nudo de añoranzas que intentaba ocultar o deshacer tal vez con las mujeres, con la bebida casi siempre. Se puso muy contento cuando llegó Victoria. «Mi reina», le decía delante de todos, y daba sonrojo ver cómo se ablandaba con ella. «Eres mi reina y tienes nombre de reina, Victoria, Víctorita. Es la reina de las mujeres -pregonaba-, es mi paisana.» Y uno miraba para otro lado y se hacía cargo de una vergüenza que no le correspondía.

Victoria era una mujer de veintitantos, morena, de buena planta, que hablaba con acento catalán o valenciano, aunque nunca hablaba demasiado. Parecía una chica retraída, o quizá tan sólo prudente. Iturralde nunca explicó cómo había dado con ella, pero los muchachos sacaron en conclusión que la había mandado traer desde España.

Si bien sabía mantenerse reservado con respecto a sus propios asuntos, Iturralde era impertinente cuando se trataba de la vida de otros:

– Bueno, Olsen, desembucha ¿de dónde eres tú? ¿Eres noruego o algo así? Porque lo que se dice argentino, eso si que no lo eres, aunque trates de parecerlo.

– Ando desde pibe por aquí.

– Sí, eso ya lo sé. Y también has andado por Brasil, que te han pillado hablando portugués, y dicen que tienes acento de Pernambuco. Y yo mismo te he oído trapicheando en francés con los del puerto, y juraría que lo hablas como uno de Marsella, mira que coñozco el paño. ¿De dónde vienes, Olsen? Anda, cuéntales a tus amigos.

– Es que tengo mala memoria -contestaba él. Y si el Gallego insistía improvisaba cualquier otra evasiva. Se había propuesto mantener su origen en el misterio, y también la edad, aunque era evidente que entonces tenía poco más de veinte. Tenía la creencia de que cuanto más se ignorara de él, mayor sería su grado de libertad.

Quien debe de coñocer casi todo sobre Olsen es. Gaspar Bodoni, se dice una y otra vez Víctor Iturralde. Es el hombre que lo transformó; su gran amigo en la prisión, eso es lo que sabe Víctor. Pero el maestro impresor es un anciano ladino y reservado y no suelta prenda.

– Le aseguro que no tengo la menor idea de su procedencia primera, Víctor. Creo que sus padres eran europeos que emigraron a Sudaménca, pero jamás me habló acerca de ellos. y en todo caso no deja de ser una suposición mía. Si tiene algún pasaporte escandinavo o está indocumentado es algo que no sé en absoluto, como tampoco sé nada con respecto a su paradero, créame, amigo. Ni siquiera sé si aún estará vivo.

– ¡Vamos. Bodoni! ¡No diga eso! Es un hombre que no llega a los cincuenta y siempre tuvo una salud de hierro. ¡No puede estar muerto!

– Nunca se sabe, joven. Nunca se sabe. No olvide, además, que fue tiroteado.

– Si, pero no lo mataron; de lo contrario hubiesen encontrado su cuerpo. No, Bodoni: está vivo y está sano y se esconde el algún lugar del mundo… En Francia tal vez, o en Noruega, o Brasil… en alguna favela. Quién sabe qué vida estará llevando; siempre ocultándose, siempre sintiéndose en el momento final. Esa no es vida, Bodoni. Pero, bueno… si por casualidad llega a tomar contacto con él hágale saber que puede volver, que ya no corre ningún peligro.

– Así lo haré, se lo prometo.

Víctor asiente, pero, por supuesto, no cree en la palabra del anciano. Es un zorro viejo que ha hecho de la falsificación una religión privada, y no es improbable que Olsen se esté moviendo por el mundo con pasaportes y otros documentos amañados por Bodoni.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Bolero»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Bolero» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Bolero»

Обсуждение, отзывы о книге «Bolero» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x