Harlan Coben - Última oportunidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben - Última oportunidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Última oportunidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Última oportunidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Qué haríamos cualquiera de nosotros si uno de nuestros hijos fuera secuestrado?
El doctor Seidman, un cirujano plástico especializado en niños, se despierta de pronto después de doce días en coma en la cama de un hospital. Ha sobrevivido a los disparos que recibió en su casa la mañana en que su hija Tara, de seis meses, fue secuestrada y su mujer asesinada. Él es el sospechoso. A partir de entonces, este hombre acorralado por los recelos de la Policía, e inmerso en un sinfín de sentimientos contradictorios y dudas, se ve empujado por el escalofriante mensaje de quienes le exigen el rescate. «Si te pones en contacto con las autoridades, desapareceremos. No habrá otra oportunidad.» No puede hablar ni con la Policía ni con el FBI. No sabe en quién confiar. Seidman no descansará.

Última oportunidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Última oportunidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Es exactamente lo que le estoy diciendo.

Por un momento, Tickner pareció desconcertado. Lenny parecía a punto de añadir algo, pero se lo guardó para sí mismo.

– ¿Han hablado por teléfono ustedes dos? -preguntó Tickner.

– ¿Antes de hoy?

– Sí.

– No.

– ¿Nunca? ¿No había hablado por teléfono con ella antes de hoy? ¿Ni siquiera cuando salían?

– Por el amor de Dios, ¿qué tontería de pregunta es ésa? -interrumpió Lenny.

Tickner se volvió rápidamente hacia Lenny.

– ¿Le pasa algo?

– Sí, sus preguntas son una idiotez.

Empezaron otra vez con las miradas asesinas. Rompí el silencio.

– No había hablado por teléfono con Rachel desde la universidad.

Tickner se volvió hacia mí. Su expresión ahora era abiertamente escéptica. Miré por detrás de él, a Regan, que asentía con la cabeza para sí mismo. Mientras los dos parecían desorientados, intenté meter baza.

– ¿Encontraron al hombre y al niño del Honda Accord? -pregunté.

Tickner sopesó la pregunta un momento. Volvió a mirar a Regan, que se encogió de hombros como diciendo: «por qué no».

– Encontramos el coche abandonado en Broadway, cerca de la calle 145. Había sido robado hacía unas horas. -Tickner sacó su libreta pero no la miró-. Cuando le localizamos en el parque, usted se puso a gritar algo de su hija. ¿Cree que era la niña del coche?

– En aquel momento lo creía.

– Pero ¿ya no?

– No -dije-. No era Tara.

– ¿Qué le hizo cambiar de idea?

– Lo vi. Al niño, me refiero.

– ¿Era un varón?

– Creo que sí.

– ¿Cuándo lo vio?

– Cuando salté sobre el coche.

Tickner extendió las manos.

– ¿Por qué no empieza por el principio y nos cuenta lo que ha pasado?

Les expliqué lo mismo que había contado a Lenny. Regan no se apartó para nada de la pared. Todavía no había dicho una palabra. Me parecía raro. Mientras hablaba, Tickner se iba agitando más y más. La piel de su cabeza recientemente rapada se ponía tensa, lo que hizo que las gafas, que aún llevaba sobre el cráneo, empezaran a resbalar hacia delante. No paraba de recolocárselas. Le vi palpitar el pulso en las sienes. Tenía la mandíbula rígida.

Cuando terminé, Tickner dijo:

– Está mintiendo.

Lenny se colocó entre Tickner y mi cama. Por un momento, pensé que se iban a liar a puñetazos, lo cual, si he de ser sincero, no sería bueno para Lenny. Pero Lenny no se amedrentó. Me recordó una vez en tercer curso cuando Tony Merullo me provocó para pelearse conmigo. Lenny se puso entre los dos, se enfrentó a Tony con valentía y recibió una paliza.

Lenny resistió nariz con nariz frente al hombre corpulento.

– ¿Qué demonios le pasa, agente Tickner?

– Su cliente es un mentiroso.

– Señores, esta entrevista ha terminado. Salgan.

Tickner dobló el cuello hasta apretar la frente contra la de Lenny.

– Tenemos pruebas de que miente.

– Veámoslas -dijo Lenny. Y luego-: No, espere, déjelo. No quiero verlas. ¿Va a arrestar a mi cliente?

– No.

– Pues entonces, salga de esta habitación.

– Lenny -dije.

Después de dirigir otra mirada asesina a Tickner para demostrar que no estaba intimidado, Lenny me miró.

– Acabemos con esto ahora -dije.

– Quiere colgarte el muerto.

Me encogí de hombros porque no me importaba en absoluto. Creo que Lenny se dio cuenta. Se apartó. Le indiqué a Tickner que siguiera.

– Ha visto a Rachel antes de hoy.

– Ya le he dicho que…

– Si no ha visto a Rachel Mills ni ha hablado con ella, ¿cómo sabe que había sido agente federal?

Lenny se echó a reír.

Tickner se volvió rápidamente hacia él.

– ¿Qué tiene tanta gracia?

– Porque, listillo, mi esposa es amiga de Rachel Mills.

Eso lo desorientó.

– ¿Qué?

– Mi esposa y yo hablamos con Rachel a menudo. Nosotros se la presentamos. -Lenny volvió a reírse-. ¿Son ésas sus pruebas?

– No, no son ésas mis pruebas -gritó Tickner, ahora a la defensiva-. Lo de que recibió una llamada de rescate y pidió ayuda a una vieja amiga, ¿espera que nos lo creamos?

– ¿Por qué? -pregunté-. ¿Qué creen que ocurrió?

Tickner no dijo nada.

– Creen que lo hice yo, ¿verdad? Que éste fue otro plan elaborado para sacarle dos millones de dólares a mi suegro.

– Marc… -Lenny intentó hacerme callar.

– No, déjame hablar. -Traté de involucrar a Regan, pero como siguió mirando al infinito, me conformé con mirar a Tickner-. ¿De verdad cree que yo he montado todo esto? ¿Por qué habría de organizar todo aquel montaje en el parque? ¿Cómo iba a saber que me seguirían hasta allí? Caramba, si ni siquiera sé cómo lo han hecho. ¿Por qué me iba a molestar en saltar sobre un coche? ¿Por qué no llevarme sin más el dinero, esconderlo e inventarme una historia para Edgar? Si todo era un montaje, ¿para qué iba a contratar al tipo de la camisa de franela? ¿Por qué? ¿Para qué involucrar a otra persona o un coche robado? Por favor. No tiene ni pies ni cabeza.

Miré a Regan, que seguía sin tragárselo.

– ¿Detective Regan?

Pero él sólo dijo:

– No está siendo del todo sincero con nosotros, Marc.

– ¿Cómo? -pregunté-. ¿En qué no estoy siendo sincero con ustedes?

– Afirma que antes de hoy usted y la señora Mills no habían hablado por teléfono, desde la universidad.

– Sí.

– Tenemos registros telefónicos, Marc. Tres meses antes de que mataran a su esposa, se recibió una llamada de Rachel en su casa. ¿Quiere explicarlo?

Me volví a Lenny en busca de ayuda, pero él me miraba fijamente. Aquello era una locura.

– Oiga -dije-, tengo el número del móvil de Rachel. Llamémosla y descubramos dónde está.

– Adelante -dijo Tickner.

Lenny cogió el teléfono del hospital en la mesilla. Le di el número. Miré cómo marcaba, sin dejar de pensar. El teléfono sonó seis veces antes, de que saliera la voz de Rachel diciendo que no podía ponerse y que dejara un mensaje. Así lo hice.

Regan se apartó finalmente de la pared. Acercó una silla a mi cama y se sentó.

– Marc, ¿qué sabe de Rachel Mills?

– Lo suficiente.

– ¿Salieron en la universidad?

– Sí.

– ¿Cuánto tiempo?

– Dos años.

Regan abrió los brazos, con los ojos muy abiertos.

– Mire rel agente Tickner y yo seguimos sin entender por qué la llamó. Vale, hace mucho tiempo salieron. Pero si no se han mantenido en contacto… -se encogió de hombros- ¿por qué ella?

Pensé en la forma de explicarlo y elegí la vía directa.

– Sigue existiendo una conexión.

Regan asintió con la cabeza como si aquello lo explicara todo.

– ¿Sabía que ella se había casado?

– Cheryl, la mujer de Lenny, me lo dijo.

– ¿Y sabía que su marido había muerto en un tiroteo?

– Me enteré hoy. -Y luego, dándome cuenta de que era más de medianoche, añadí-: Quiero decir, ayer.

– ¿Se lo dijo Rachel?

– Me lo dijo Cheryl -recordé las palabras de Regan en su visita vespertina a mi casa-. Y luego usted dijo que Rachel le había disparado.

Regan miró a Tickner y éste dijo:

– ¿Se lo mencionó la señora Mills?

– ¿Qué? ¿Que le había pegado un tiro a su marido?

– Sí.

– Está de broma, ¿o qué?

– No se lo cree.

– ¿Qué diferencia hay si se lo cree o no? -intervino Lenny.

– Confesó -dijo Tickner.

Miré a Lenny. Él apartó la mirada. Intenté sentarme mejor.

– Entonces, ¿por qué no está en la cárcel?

Algo oscuro cruzó la cara de Tickner. Cerró los puños.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Última oportunidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Última oportunidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Harlan Coben - Don’t Let Go
Harlan Coben
Harlan Coben - W głębi lasu
Harlan Coben
Harlan Coben - Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben - Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben - El último detalle
Harlan Coben
Harlan Coben - Play Dead
Harlan Coben
Harlan Coben - Caught
Harlan Coben
libcat.ru: книга без обложки
Harlan Coben
Harlan Coben - Bez Skrupułów
Harlan Coben
Harlan Coben - Tell No One
Harlan Coben
Harlan Coben - Jedyna Szansa
Harlan Coben
Отзывы о книге «Última oportunidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Última oportunidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x