• Пожаловаться

Harlan Coben: Última oportunidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben: Última oportunidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Harlan Coben Última oportunidad

Última oportunidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Última oportunidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Qué haríamos cualquiera de nosotros si uno de nuestros hijos fuera secuestrado? El doctor Seidman, un cirujano plástico especializado en niños, se despierta de pronto después de doce días en coma en la cama de un hospital. Ha sobrevivido a los disparos que recibió en su casa la mañana en que su hija Tara, de seis meses, fue secuestrada y su mujer asesinada. Él es el sospechoso. A partir de entonces, este hombre acorralado por los recelos de la Policía, e inmerso en un sinfín de sentimientos contradictorios y dudas, se ve empujado por el escalofriante mensaje de quienes le exigen el rescate. «Si te pones en contacto con las autoridades, desapareceremos. No habrá otra oportunidad.» No puede hablar ni con la Policía ni con el FBI. No sabe en quién confiar. Seidman no descansará.

Harlan Coben: другие книги автора


Кто написал Última oportunidad? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Última oportunidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Última oportunidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Sí.

– ¿De qué clase?

– Una Smith and Wesson del treinta y ocho. Era de mi padre.

– ¿Dónde la guarda?

– Hay un compartimento en el armario del dormitorio. Está en el estante de arriba, en una caja fuerte.

– ¿Es ésta?

– Sí.

– Ábrala.

Me la tiró. La atrapé. El metal gris azulado estaba frío. Era asombrosamente ligera. Giré la combinación correcta en el disco y la abrí.

Busqué entre los documentos legales -el título de propiedad del coche, la escritura de la casa, la tasación de la propiedad-, sólo lo hice para ganar tiempo. Ya lo sabía. La pistola había desaparecido.

– Usted y su esposa fueron tiroteados con una treinta y ocho -dijo Regan-. Y la suya ha desaparecido.

Me quedé mirando la caja, como si esperara que el arma apareciera de repente. Intentaba entender, pero no se me ocurría nada.

– ¿Tiene idea de dónde puede estar el arma?

Negué con la cabeza.

– Y otra cosa rara -dijo Regan.

Lo miré.

– Les dispararon con diferentes treinta y ocho.

– ¿Cómo dice?

– Sí -prosiguió, asintiendo con la cabeza-, a mí también me costó creerlo. Hice que en balística lo comprobaran dos veces. A usted y a su esposa les dispararon con dos armas diferentes, las dos eran treinta y ocho… y la suya ha desaparecido. -Se encogió de hombros teatralmente-. Ayúdeme a entender, Marc.

Los miré a la cara. No me gustó lo que vi. Recordé la advertencia de Lenny, esta vez con más insistencia.

– Quiero llamar a mi abogado -dije.

– ¿Está seguro?

– Sí.

– Adelante.

Mi madre había estado esperando ante la puerta de la cocina, retorciéndose las manos. ¿Cuánto habría oído? A juzgar por su expresión, demasiado. Mi madre me miró expectante. Yo asentí con la cabeza y ella fue a llamar a Lenny. Crucé los brazos, pero no me sentí mejor. Golpeé el suelo con los pies. Tickner se quitó las gafas. Me miró a los ojos y habló por primera vez.

– ¿Qué hay en la bolsa? -preguntó.

Me limité a mirarlo.

– La bolsa de deporte que ha traído. -Siguió Tickner, y su voz contrastó con su aspecto hosco, tenía un ritmo poco convencional, era casi como un gimoteo-. ¿Qué contiene?

Había sido un error. Habría debido hacer caso a Lenny. Debería haberle llamado al principio. Ahora no sabía qué contestar. Por detrás, oí que mi madre metía prisa a Lenny. Yo estaba elaborando una respuesta que sirviera como un pretexto medio cierto, pero ninguno me parecía convincente, cuando un ruido desvió mi atención.

El móvil, el que los secuestradores habían mandado a mi suegro, empezó a sonar.

Capítulo 4

Tickner y Regan esperaron a que yo contestara.

Me disculpé, levantándome antes de que tuvieran tiempo de reaccionar. Busqué el teléfono con la mano mientras salía al exterior de la casa. El sol me golpeó en la cara. Parpadeé y miré el teclado. La tecla de respuesta del teléfono estaba situada en un lugar diferente del de mi móvil. Al otro lado de la calle, dos niñas con cascos pintados de colores montaban en bicis llamativas. Del manillar de una de ellas colgaban tiras de cinta rosa.

Cuando yo era pequeño, en aquel barrio vivía más de una docena de niños de mi edad. Nos reuníamos al salir de la escuela. No recuerdo a qué jugábamos -nunca nos organizamos como para jugar un partido de baloncesto por ejemplo-, pero siempre había que esconderse y buscarse y siempre añadíamos alguna clase de violencia fingida (o al borde de lo real). La infancia en los barrios de las afueras es supuestamente una época de inocencia, pero ¿cuántos de aquellos días terminaron con lágrimas, al menos para un niño? Discutíamos, cambiábamos de aliados, hacíamos declaraciones de amistad y guerra, y como casos de memoria a corto plazo, lo habíamos olvidado todo al día siguiente. Cada tarde, borrón y cuenta nueva. Se formaban otras coaliciones. Un niño diferente volvía a casa llorando.

Por fin encontré la tecla correcta. La apreté con el pulgar y me llevé el móvil al oído, todo en un solo movimiento. Me latía fuertemente el corazón dentro de la caja torácica. Me aclaré la garganta y, sintiéndome idiota, dije simplemente:

– ¿Diga?

– Contesta sí o no. -La voz tenía el tono robótico de los sistemas telefónicos de atención al cliente, los que te informan que si quieres un servicio aprietes uno, y si deseas comprobar el estado de tu encargo aprietes dos.

– ¿Tienes el dinero?

– Sí.

– ¿Sabes dónde está Garden State Plaza?

– En Paramus -dije.

– Exactamente dentro de dos horas quiero que aparques en el aparcamiento norte. Está cerca de Nordstrom. Sección Nueve. Alguien se acercará a tu coche.

– Pero…

– Si no estás solo, desapareceremos. Si te siguen, desapareceremos. Si huelo un policía, desapareceremos. No habrá segundas oportunidades. ¿Entendido?

– Sí, pero…

Clic.

Dejé caer la mano junto al cuerpo. El atontamiento me empapó. No intenté evitarlo. Las niñas del otro lado de la calle se habían puesto a discutir. No oía bien lo que decían, pero la palabra «mi» salía mucho, una simple sílaba pronunciada con fuerza. Un SUV dobló la esquina a toda velocidad. Lo observé como si estuviera por encima de todo. Chirriaron los frenos. La puerta del conductor se abrió antes de que el coche se hubiera detenido por completo.

Era Lenny. Me echó un vistazo y se me acercó.

– ¿Marc?

– Tenías razón -dije, y señalé la casa con la cabeza. Regan se había situado junto a la puerta-. Creen que estoy implicado.

La expresión de Lenny se ensombreció. Entornó los ojos, y sus pupilas se convirtieron en cabezas de aguja. En los deportes, a esto se le llama poner «cara de partido». Lenny se estaba convirtiendo en Cujo. Miró fijamente a Regan como si estuviera decidiendo qué extremidad se zamparía primero.

– ¿Has hablado con ellos?

– Un poco -respondí.

– ¿No les dijiste que querías un abogado?

– Al principio no.

– Por Dios, Marc, te lo dije…

– He recibido una petición de rescate.

Esto hizo que Lenny se contuviera. Miré mi reloj. Paramus estaba a una distancia de cuarenta minutos en coche. Con el tráfico, podía llegar a tardar una hora. Tenía tiempo, pero no demasiado. Empecé a poner a Lenny al corriente. Éste echó otra mirada asesina a Regan y me alejó aún más de la casa. Nos paramos en el bordillo, aquellas piedras grises tan familiares que se ponen en los límites de las propiedades a modo de dentaduras, y entonces, como dos chiquillos, nos agachamos y nos sentamos. Teníamos las rodillas en la barbilla. Veía la piel de Lenny entre el calcetín marrón y el dobladillo del pantalón. Aquella posición era incomodísima. El sol nos daba en los ojos. Los dos mirábamos hacia delante más que mirarnos el uno al otro, como hacíamos de pequeños. Era más fácil confesarse así.

Hablé rápidamente. A media explicación, Regan empezó a acercarse. Lenny se volvió hacia él y gritó:

– ¡Sus pelotas!

Regan se detuvo.

– ¿Qué?

– ¿Va a arrestar a mi cliente?

– No.

Lenny señaló la entrepierna de Regan.

– Voy a broncearlas colgándolas de mi retrovisor. Si da un solo paso.

– Tenemos que hacer algunas preguntas a su cliente -dijo Regan poniéndose rígido.

– Muy mal. Vaya a abusar de los derechos de otro con un abogado más tonto.

Lenny hizo un gesto despreciativo y me indicó que continuara. Regan no parecía contento, pero retrocedió un par de pasos. Volví a mirar el reloj. Sólo habían transcurrido cinco minutos desde la llamada de rescate. Terminé mi relato mientras Lenny mantenía su mirada láser fija en Regan.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Última oportunidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Última oportunidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Harlan Coben: Non hai scelta
Non hai scelta
Harlan Coben
Harlan Coben: Motivo de ruptura
Motivo de ruptura
Harlan Coben
Harlan Coben: Por siempre jamás
Por siempre jamás
Harlan Coben
Rafael Argullol: La razón del mal
La razón del mal
Rafael Argullol
Iris Johansen: Segunda Oportunidad
Segunda Oportunidad
Iris Johansen
Отзывы о книге «Última oportunidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Última oportunidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.