Ursula Le Guin - Tehanu

Здесь есть возможность читать онлайн «Ursula Le Guin - Tehanu» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1991, ISBN: 1991, Издательство: Minotauro, Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tehanu: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tehanu»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El mal medra, y la magia se ha pervertido. En todas partes hay miedo e incertidumbre, y magos y reyes quieren que una mujer de Gont les muestre el camino. Tenar, sacerdotisa de Atuan, cuida de Therru, una muchacha que ha conocido el horror, y dedica toda su fuerza y sabiduría a proteger a la niña de sus perseguidores y llegar a entender un mundo que está cambiando de una manera misteriosa. A Tenar se le une Ged, en otro tiempo archimago de Terramar, y el hombre, la mujer y la niña descubren que se enfrentan a un enemigo que sólo podrá ser dominado con una nueva especie de poder…
Ganó el Premio Nébula como mejor novela en 1990, Premio Locus como mejor novela de fantasía en 1991.

Tehanu — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tehanu», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando soltó a la niña, Therru se dirigió al armario y sacó la escoba de Ogion. Barrió cuidadosamente el suelo allí donde habían estado los hombres de Havnor, borrando sus huellas, sacando el polvo de sus pies de la casa, del peldaño de la entrada.

Mientras la miraba, Tenar tomó una decisión.

Fue hasta el estante donde estaban los tres grandes libros de Ogion y se puso a escarbar. Encontró varias plumas de ganso y un frasco con tinta casi seca, pero ni un trozo de papel o pergamino. Apretó los dientes porque le parecía abominable estropear algo tan sagrado como un libro, y dobló y arrancó una angosta tira de papel de la última página en blanco del Libro de las Runas. Se sentó ante la mesa y mojó la pluma y comenzó a escribir. Ni la tinta ni las palabras salían fácilmente. No había escrito casi nada desde la época en que se sentaba ante esa misma mesa, hacía un cuarto de siglo, con Ogion observándola por encima del hombro, enseñándole las runas hárdicas y las Grandes Runas de Poder. Escribió:

ve a granja de robles en vaye central

donde arroyo claro

di goha te envió a cuidar huerto y abejas

Demoró tanto en leerlo como había tardado en escribirlo. Therru ya había terminado de barrer y la observaba con interés.

Añadió dos palabras:

esta noche

—¿Dónde está Brezo? —le preguntó a la niña mientras le hacía dos dobleces al papel—. Quiero que lleve esto a la casa de Tía Musgo.

Ansiaba ir ella misma, para ver a Gavilán, pero no quería arriesgarse a que la vieran ir allá, en caso de que estuviesen observándola para que los condujera a donde estaba.

—Yo voy —murmuró Therru. Tenar la miró severamente.

—Tendrás que ir sola, Therru. Está más allá de la aldea.

La niña asintió.

—¡Dáselo solamente a él!

La niña asintió nuevamente.

Tenar escondió el papel en el bolsillo de la niña, la abrazó, la besó, la dejó partir. Therru salió sin encogerse ni caminar tímidamente sino corriendo libremente, volando, pensó Tenar al verla desaparecer por el oscuro marco de la puerta bajo la luz del atardecer, volando como un pájaro, un dragón, un niño, libre.

8. Halcones

Therru regresó poco después con la respuesta de Gavilán: —Dice que se marchará esta noche.

Tenar la escuchó con satisfacción, sintiendo alivio al saber que había aceptado su plan, que se quitaría de encima a esos mensajeros y esos mensajes que tanto temía. Sólo después de servirles a Brezo y Therru su banquete de patas de rana, y de acostar a Therru y de cantarle, y cuando estaba sentada a solas sin la luz de una lámpara ni del fuego, empezó a sentirse abatida. Él se había marchado. No tenía fuerzas, se sentía desconcertado e inseguro, necesitaba amigos; y ella lo había alejado de quienes eran sus amigos y de quienes deseaban serlo. Se había marchado y ella tenía que quedarse para evitar que los sabuesos siguieran sus huellas, para descubrir al menos si se quedarían en Gont o regresarían a Havnor en su barco.

El pánico de Ged y su propia sumisión ante ese pánico empezaban a parecerle tan irracionales que le pareció igualmente irracional e improbable que se marchase realmente. Recurriría a su ingenio y simplemente se ocultaría en la casa de Musgo, el último lugar en toda Terramar donde un rey iría a buscar a un Archimago. Sería mucho mejor que se quedara allí hasta que los hombres del rey se marcharan. Entonces podría regresar a la casa de Ogion, a su lugar. Y la vida seguiría como antes, ella cuidándolo hasta que él recuperara sus fuerzas y él brindándole su valiosa compañía.

Una sombra contra las estrellas en el vano de la puerta: —¡Pssst! ¿Estás despierta? —Tía Musgo entró—. Bien, se ha marchado —dijo, conspiradoramente, jubilosa—. Se fue por el viejo camino del bosque. Dice que tomará un atajo hasta el camino que lleva al Valle Central, pasando por el Manantial de los Robles, mañana.

—Bien —dijo Tenar.

Más osada que de costumbre, Musgo se sentó sin que la invitaran a hacerlo. —Le di una hogaza de pan y un poco de queso para el camino.

—Gracias, Musgo. Fuiste muy gentil.

—Señora Goha. —La voz de Musgo en la oscuridad adquirió la cadencia monótona de sus salmodias y sus hechizos.— Hay algo que quería decirte, queridita, sin ir más allá de lo que puedo saber, porque sé que has vivido entre personas importantes y que has sido una de ellas, y eso me hace quedarme callada cuando lo pienso. Y sin embargo hay cosas que yo sé que tú no podrías saber, a pesar de que aprendiste las runas y el Habla Arcana, y todo lo que has aprendido de los sabios y en otras tierras.

—Así es, Musgo.

—Sí, bien entonces. Por eso cuando hablamos de que las brujas reconocen a las brujas y de que el poder reconoce el poder y yo dije… hablando del que se ha marchado… dije que ya no era un mago, no importa lo que haya sido, y sin embargo tú no estabas de acuerdo… Pero yo tenía razón, ¿verdad?

—Sí.

—Sí. Tenía razón.

—Él mismo lo dijo.

—Por supuesto que lo dijo. Él no anda diciendo mentiras ni dice que esto es aquello y que aquello es esto hasta que uno no sabe qué es nada, tengo que reconocerle eso. Tampoco es de esos que tratan de mover una carreta sin un buey. Pero te voy a decir sin rodeos que me alegro de que se haya marchado, porque no serviría de nada, ya no serviría de nada, ahora que es otra persona y todo eso.

Tenar no tenía ni la más remota idea de qué pretendía decir, excepto por su imagen de tratar de mover una carreta sin un buey. —No sé por qué tiene tanto miedo —dijo—. Bueno, en parte lo sé, pero no comprendo por qué siente tanta vergüenza. Pero sé que piensa que tendría que haber muerto. Y sé que lo único que entiendo de la vida es que uno tiene que tener una tarea que hacer, y ser capaz de hacerla. Ahí está la satisfacción y la gloria y todo. Y si no puedes hacer esa tarea, o si te la arrebatan, entonces ¿de qué sirve nada? Tienes que tener algo…

Musgo escuchaba y asentía como si estuviese escuchando palabras sabias, pero después de una corta pausa dijo: —¡Es raro para un hombre viejo ser un muchacho de quince años, no cabe duda!

Tenar estuvo a punto de decir: «¿De qué estás hablando, Musgo?», pero algo le impidió hacerlo. Se dio cuenta de que había estado prestando atención para oír entrar a Ged en la casa cuando regresara de sus vagabundeos por la ladera, que había estado atenta al sonido de su voz, que su cuerpo negaba su ausencia. Miró súbitamente a la bruja, un bulto negro e informe sentado en la silla de Ogion junto al hogar vacío.

—¡Ah! —dijo, y de pronto se le ocurrieron mil ideas a la vez.

—Por eso —dijo—. Por eso yo nunca… Después de un largo silencio, dijo: —¿Los hechiceros…, ellos…, es un hechizo?

—Sin duda, sin duda, queridita —dijo Musgo—. Se hechizan a sí mismos. Algunos te dirán que hacen un trato, como una boda al revés, con votos y todo, y que así adquieren su poder. Pero a mí eso me suena raro, como hacer un trato con los Poderes Antiguos más que lo que hace una verdadera bruja. Y el viejo mago, él me dijo que no hacían esas cosas. Pero he conocido a algunas brujas que lo hacen, y no se hacen mucho daño con eso.

—Las que me criaron hacían eso, prometiendo virginidad.

—¡Oh, sí!, no había hombres, tú me lo dijiste y los que había, nada. ¡Terrible!

—Pero ¿por qué…, por qué no pensé nunca…?

La bruja lanzó una sonora carcajada. —Porque ése es el poder que tienen, queridita. ¡No piensas! ¡No puedes pensar! Y ellos tampoco, después de que han urdido su sortilegio. ¿Cómo podrían pensar? ¿Con su poder? No serviría, ¿verdad?, no serviría. No se consigue nada sin dar otro tanto. Eso se aplica a todo, así es. Así que ellos lo saben, los brujos, los hombres de poder, lo saben mejor que nadie. Pero, tú sabes, es molesto para un hombre no ser un hombre, aunque pueda hacer que el sol baje del cielo. Y por eso se olvidan del asunto, con sus sortilegios de atadura. Y se olvidan de veras. Incluso en estos malos tiempos en que vivimos, con los sortilegios que no sirven de nada y todo eso, no he oído de ningún mago que rompa esos sortilegios, tratando de usar su poder para darle placer al cuerpo. Hasta el peor de todos tendría miedo de hacerlo. Por supuesto, hay algunos que crean ilusiones, pero sólo se engañan a sí mismos. Y hay brujos de poca monta, que hacen malas brujerías y cosas por el estilo, algunos de ellos prueban sus sortilegios de seducción con las campesinas, pero por lo que yo sé esos sortilegios no sirven de mucho. Lo que sucede es que un poder es tan grande como el otro y cada uno va por su lado. Así lo veo yo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tehanu»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tehanu» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Tehanu»

Обсуждение, отзывы о книге «Tehanu» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x