Iain Banks - La fábrica de avispas

Здесь есть возможность читать онлайн «Iain Banks - La fábrica de avispas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1999, ISBN: 1999, Издательство: Mondadori, Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La fábrica de avispas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La fábrica de avispas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

«Hace años que no mato a nadie, y no pienso volver a hacerlo nunca más. Fue solo una mala racha que estaba pasando.»
Esta es la voz de Frank, un adolescente que vive solo con su padre en la costa escocesa. Ha crecido inmerso en un mundo de creación propia como la fábrica de avispas, un artefacto oracular en el cual lee el futuro mediante el sufrimiento y muerte de estos insectos. También ha creado sus propias reglas morales, reglas con las que el asesinato se vuelve lícito, y para el que emplea métodos de lo más sorprendentes: una cometa; una serpiente; un martillo; la ingenuidad de un hermano… Frank sabe que vive en un universo personal que el resto de la humanidad no comparte.
Y a él le gusta así.

La fábrica de avispas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La fábrica de avispas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El tiempo se había aclarado. No había tormenta, ni truenos ni rayos, tan solo un viento que venía del este barriendo todas las nubes hacia el mar, y llevándose consigo lo peor del calor. Fue como un milagro, aunque lo más probable es que se tratara de un simple anticiclón sobre Noruega. Así que amaneció un día luminoso, claro y fresco.

Encontré a Eric tendido sobre la duna que hay encima del Bunker, dormido, con la cabeza entre las hierbas ondulantes, encogido como un niño pequeño. Me acerqué a él y me senté a su lado un rato; después pronuncié su nombre y le sacudí levemente el hombro. Él se despertó, me miró y sonrió.

—Hola Eric —le dije. Alzó una mano y la cerró. Meneó la cabeza de arriba abajo sin dejar de sonreír. Entonces cambió de posición y colocó su cabeza rizada sobre mi regazo, cerró los ojos y se durmió.

No soy Francis Leslie Cauldhame. Soy Francés Lesley Cauldlame. En eso se resume todo. Los tampones y las hormonas eran para mí.

Lo de vestir a Eric con ropa de niña por parte de mi padre no fue más que, como se confirmaría con el tiempo, un ensayo para lo que me esperaba a mí. Cuando el Viejo Saúl me atacó, mi padre vio aquello como la oportunidad ideal para realizar un pequeño experimento y como un modo de disminuir —quizá de eliminar por completo— la influencia de la hembra a su alrededor mientras yo crecía. Así que empezó a darme dosis de hormonas masculinas, y así ha seguido desde entonces. Por eso él siempre se ha encargado de preparar las comidas y por eso siempre pensé que lo que era el muñón de un pene era en realidad un clítoris agrandado. De ahí la barba, la ausencia de regla y todo lo demás.

Pero durante los últimos años tenía a mano las tampones sn caso de que mis propias hormonas llegaran a sobreponerse a las que él me metía en el cuerpo. Tenía el bromuro para evitar que el exceso de andrógenos me subiera la libido. Modeló unos genitales masculinos con la misma cera que encontré bajo las escaleras y con la que fabriqué mis velas. Si algún día yo llegaba a plantearle la situación de si estaba realmente castrado me enseñaría el frasco de muestras. Más pruebas; más mentiras. Hasta lo de los pedos era un engaño; hacía muchos años que era amigo de Duncan, el camarero, y le compraba bebida a cambio de una llamada informativa acerca de lo que yo había estado bebiendo en el pub. Incluso ahora no puedo estar seguro de que me haya contado toda la verdad, aunque parecía estar dominado por el ansia de confesarlo todo, y sus ojos estaban anoche inundados de lágrimas.

Cuando vuelvo a pensarlo, siento un nudo de rabia atenazándome el estómago, pero trato de evitarlo. Tras contarme todo y convencerme me entraron ganas de matarlo en ese mismo momento, allí mismo, en la cocina. Una parte de mí quería creer que se trataba de su última mentira, pero lo cierto es que sé que es verdad. Soy una mujer. Muslos con estrías, los labios exteriores un poco abultados, y soy consciente de que nunca seré atractiva, pero según papá soy una mujer normal, capaz de mantener relaciones sexuales y de dar a luz (la idea de ambas cosas me da escalofríos).

Miro hacia el mar fulgurante de luz mientras la cabeza de Eric descansa sobre mi regazo y vuelvo a pensar en aquel pobre caballo.

No sé lo que voy a hacer. No puedo quedarme aquí y me asusta la idea de irme a otro lugar. Pero supongo que tendré que marcharme. Qué rollo. Quizá consideraría la posibilidad del suicidio si no fuera porque algunos de mis parientes me lo han puesto difícil para superarlos.

Bajo la vista hacia la cabeza de Eric: tranquilo, sucio, dormido. Su rostro se ve calmado. No siente dolor.

Me quedé un rato observando cómo las pequeñas olas llegaban hasta la playa. En el mar, en esa lente de agua doblemente ondulada y bamboleante que envuelve la tierra, veo ahora un desierto combado cuando hace un rato lo veía tan plano como un lago salado. La geografía es diferente en todas partes; el mar se ondula; se mece y se abomba, se repliega en ondulaciones bajo refrescantes brisas, se amontona en repechos bajo los recios vientos alisios para retroceder finalmente coronado de blanco y azotado por rachas de viento en cadenas montañosas que se mueven en círculos embestidas por el viento que empuja la tormenta.

Y en este mismo lugar donde nos sentamos y nos tendemos y dormimos y observamos en este cálido día de verano, caerá la nieve dentro de medio año. El hielo y la escarcha, la helada y el relente, el aullante vendaval que nace en Siberia, toma fuerza en Escandinavia y barre el mar del Norte y las aguas más grises de este mundo y el aire de los cielos más pardos posarán sus frías y seguras manos sobre este lugar para hacerlo suyo durante un tiempo.

Sentado allí, pensando en mi propia vida, en mis tres muertes, me dan ganas de reír o de llorar, o de ambas cosas. En cierto modo ahora son cuatro muertes después de que la verdad de mi padre haya matado lo que yo era.

Pero sigo siendo yo; soy la misma persona, con los mismos recuerdos y las mismas acciones, los mismos (pequeños) logros, los mismos (estremecedores) asesinatos a mi nombre.

¿Por qué? ¿Cómo pude llegar a hacer esas cosas?

Quizá fue porque pensé que había sido privado de lo único que importaba en este mundo, de la única razón, y los medios, para nuestra continuidad como especie antes incluso de que llegara a conocer su valor. Quizá cada asesinato fue una venganza en la que cobraba celosamente, a través del único poder que tenía a mi alcance, un tributo a cualquiera que se acercara a mí; a mis iguales, que habrían crecido hasta llegar a convertirse en aquello que precisamente yo jamás llegaría a ser: un adulto.

Al carecer de algo parecido a un deseo vital, me fabriqué otro; lamerme mi propia herida. Los eliminé de este mundo para tomarme la revancha, en mi airada inocencia, por la emasculación de la que entonces no era consciente pero que, en cierto modo, a través de las actitudes de los otros, percibía como una privación injusta e irrecuperable. Al no tener finalidad en la vida ni en la procreación invertí todo mi talento en ese siniestro opuesto, encontrando así un negativo y una negación de la fecundidad de la que solo los demás podían hacer gala. Creo que decidí que si nunca podría llegar a ser un hombre, yo, el no-hombre, sobrepasaría en hombría a quienes me rodeaban, convirtiéndome así en el asesino, en una imagen a escala reducida del despiadado soldado-héroe que aparecía ensalzado en casi todo lo que había visto o leído. Encontraría o fabricaría mis propias armas y mis víctimas serían aquellas que fueran un producto reciente de ese preciso acto para el cual yo estaba incapacitado; mis iguales, que aunque tenían el potencial para engendrar, eran en ese momento tan incapaces como yo de realizar el acto requerido. Y después hablan de envidia del pene.

Ahora parece que todo eso ha sido para nada. Aquella venganza no era necesaria, era solo una mentira, un truco que debía haber salido a la luz, un disfraz que hasta yo debía de haber descubierto desde mi interior, pero que en el fondo no quería descubrir. Estaba orgulloso; eunuco pero único; una presencia aguerrida y noble en mis tierras, un guerrero tullido, un príncipe caído…

Ahora me doy cuenta de que el único engañado fui yo.

Al creer en mi enorme herida, en aquella mutilación literal de la sociedad de tierra firme, me parece que llegué a tomarme la vida demasiado en serio y, por la misma razón, la vida de los demás demasiado a la ligera. Los asesinatos eran mi única concepción; mi sexo. La Fábrica era mi intento de construir una vida, de reemplazar esa implicación que, por otra parte, no deseaba.

Bueno, siempre resulta más fácil triunfar en la muerte.

Dentro de esta maquinaria mucho más grande las cosas no resultan tan claras como se me han aparecido en mi experiencia. Cada uno de nosotros, en nuestra Fábrica personal, puede creer que ha caído rodando por un pasillo, y que nuestro destino está escrito y sellado (sueño o pesadilla, vulgar o exótico, bueno o malo), pero una palabra, una mirada, un desliz… cualquier cosa puede cambiarlo completamente y nuestro pasillo de mármol se convierte en una alcantarilla, o nuestra ratonera en un puente de plata. Nuestro destino sigue siendo al final el mismo, pero nuestro viaje, en parte escogido, en parte determinado, es diferente para cada uno de nosotros y sigue cambiando mientras vivimos y crecemos. Yo pensé que hace años se cerró una puerta detrás de mí, pero de hecho yo estaba caminando por la esfera. Ahora es cuando la puerta se ha cerrado y comienza mi viaje.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La fábrica de avispas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La fábrica de avispas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Iain Banks - Matter
Iain Banks
Iain Banks - A barlovento
Iain Banks
Iain Banks - Inversiones
Iain Banks
Iain Banks - El jugador
Iain Banks
Iain Banks - Pensad en Flebas
Iain Banks
Iain Banks - Complicità
Iain Banks
Iain Banks - The Algebraist
Iain Banks
Отзывы о книге «La fábrica de avispas»

Обсуждение, отзывы о книге «La fábrica de avispas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x