• Пожаловаться

Harlan Coben: Desaparecida

Здесь есть возможность читать онлайн «Harlan Coben: Desaparecida» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Harlan Coben Desaparecida

Desaparecida: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Desaparecida»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Myron Bolitar no es uno más. Es la única esperanza de Terese Collins. Hace ocho años ambos huyeron a una isla caribeña para dedicarse a amarse. Pero ella desapareció sin dejar ni el más mínimo rastro, incluso para alguien tan avieso como Bolitar. Hasta que sonó el teléfono a las cinco de la mañana. Sólo dijo: «Ven a Parísۛ», dejando el aroma de un encuentro romántico, sensual, lleno de fantasías, con el que recuperar el tiempo perdido. Pero Bolitar ya presagiaba que Terese había pronunciado aquellas palabras con otra intención: era un grito de socorro. Rick, el ex marido de Collins y periodista estrella de la CNN, ha aparecido asesinado en París. Ella es la única sospechosa. La prueba preliminar de ADN, sin embargo, señala a otra: su hija. ¿Pero no murió hace más de diez años? Bolitar nunca habría imaginado todo lo que ocultaba Terese Collins: un íntimo secreto que sólo devastará a los dos, sino que podría cambiar el mundo. Un secreto en el que se cruza el periodismo y la Interpol, incluso el Mossad.

Harlan Coben: другие книги автора


Кто написал Desaparecida? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Desaparecida — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Desaparecida», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Usted es de París -dijo.

– Sí.

– ¿Esto se parece a París?

– Ni de cerca -admitió Berleand-. Solo que el caso tiene ramificaciones internacionales. Esta joven fue vista por última vez cuando la secuestraban en mi jurisdicción. Creemos que pudo haber utilizado los ordenadores de esta biblioteca.

Ella cogió la foto.

– Creo que no la he visto nunca.

– ¿Está segura?

– No, no lo estoy. Mire a su alrededor. -Lo hicimos. Había jóvenes en casi todas las mesas-. Docenas de chicos vienen aquí todos los días. No estoy diciendo que no haya estado nunca aquí. Solo digo que no la conozco.

– ¿Podría mirar en sus ordenadores, ver si tiene una tarjeta de alguien que se llame Carrie de primer nombre?

– ¿Tiene usted una orden judicial? -preguntó Paige.

– ¿Podríamos mirar en los registros de los últimos ocho meses en su ordenador?

– La misma pregunta.

Berleand le sonrió.

– Que tenga un buen día.

– Lo mismo digo.

Dejamos a Paige Wesson y fuimos hacia la puerta. Sonó mi móvil. Era Esperanza.

– He podido conectarme con alguien de la academia Carver -dijo Esperanza-. No tienen a ningún estudiante registrado que se llame Carrie de primer nombre.

– Fantástico -dije. Le di las gracias, colgué y se lo comuniqué a Berleand.

– ¿Alguna sugerencia? -preguntó Berleand.

– Nos separamos y les mostramos la foto a los estudiantes que están aquí.

Observé la sala y vi a tres adolescentes en una mesa situada en un rincón. Dos llevaban cazadoras universitarias, aquellas que tienen el nombre escrito en la pechera y las mangas de cuero sintético, las mismas que había llevado cuando estaba en el instituto Livingston. El tercero era el típico chico de colegio privado: la mandíbula firme, una buena estructura ósea, el polo y el pantalón de marca. Decidí empezar con ellos.

Les mostré la foto.

– ¿La conocéis?

El chico del colegio privado fue quien me respondió.

– Creo que se llama Carrie.

Bingo.

– ¿Conocéis su apellido?

Tres sacudidas de cabeza.

– ¿Va a tu colegio?

– No -dijo el chico del colegio privado-. Supongo que vive en la ciudad. La hemos visto por aquí.

– Está como un tren -opinó Cazadora Universitaria Uno.

El chico de la mandíbula firme asintió.

– Y tiene un culo estupendo.

Fruncí el entrecejo. «Encantado de conocerte, Mini-Win», pensé.

Berleand me miró. Le hice una seña para indicarle que quizás tenía algo. Se unió a nosotros.

– ¿Sabéis donde vive? -pregunté.

– No. Pero Kenbo se la tiró.

– ¿Quién?

– Ken Borman. Se la tiró.

– ¿Se la tiró? -preguntó Berleand.

Lo miré.

– Ah, se la tiró -dijo Berleand.

– ¿Dónde podemos encontrar a Kenbo? -pregunté.

– Está en la sala de pesas del campus.

Nos indicaron cómo llegar y nos marchamos.

37

Había esperado encontrarme con un cachas.

Escuchas un apodo como Kenbo y te dicen que se ha tirado a una rubia que está como un tren y que lo encontrarás en la sala de pesas, y asoma a la superficie la imagen de un chico guapo con músculos en la cabeza. No era el caso. Kenbo tenía el pelo tan oscuro y liso como si se lo hubieran teñido y planchado. Le colgaba sobre un ojo como una pesada cortina negra. Su complexión era pálida, sus brazos delgados, las uñas pintadas de negro. A este aspecto lo llamábamos «gótico» en mis tiempos.

Cuando le entregué la foto, vi como su ojo -solo podía verle uno porque el otro estaba cubierto por el pelo- se abría como un plato. Nos miró y vi el miedo en su rostro.

– Tú la conoces -dije.

Kenbo se levantó, retrocedió unos pasos, se giró y de pronto echó a correr. Miré a Berleand.

– No esperará que lo persiga yo, ¿verdad? -dijo él.

Me lancé en su persecución. Kenbo había salido del gimnasio y corría a través del campus, bastante grande, de la academia Carver. La herida de bala me dolía, pero no lo bastante como para demorarme. Había algunos estudiantes por el lugar, ningún profesor a la vista, pero alguien acabaría por llamar a las autoridades. No podía ser bueno.

– ¡Espera! -grité.

No lo hizo. Se desvió a la izquierda y desapareció detrás de un edificio. Llevaba los pantalones caídos muy a la moda, demasiado caídos, y eso ayudaba. Tenía que estar levantándoselos. Lo seguí, acortando la distancia. Sentía un dolor en la rodilla, un recordatorio de la vieja herida; salté una verja de tela metálica. Corrió a través del campo de deportes de hierba artificial. No me molesté en llamarlo de nuevo. Solo sería un desperdicio de tiempo y fuerza. Se dirigía hacia los límites del campus, lejos de los testigos, y lo interpreté como una buena señal.

Cuando llegó a una abertura cerca del bosque, me lancé a sus pies, le rodeé la pierna con el brazo de una manera que hubiese hecho sentirse orgulloso a cualquier defensor de la NFL y lo hice caer a tierra. Cayó más fuerte de lo que me hubiese gustado, se giró para separarse e intentó apartarme a puntapiés.

– No voy a herirte -grité.

– Déjeme en paz.

Me monté en su pecho y le sujeté los brazos como si hubiese sido su hermano mayor.

– Cálmate.

– ¡Apártese de mí!

– Solo intento encontrar a esta muchacha.

– No sé nada.

– Ken.

– ¡Apártese de mí!

– ¿Me prometes que no te escaparás?

– Apártese. ¡Por favor!

Estaba sujetando a un indefenso y aterrorizado chico de instituto. ¿Y el siguiente bis? ¿Ahogar a un gatito? Me aparté.

– Estoy intentando ayudar a esta muchacha -repetí.

Se sentó. Las lágrimas corrían por sus mejillas. Se las enjugó y ocultó el rostro en el brazo.

– ¿Ken?

– ¿Qué?

– Esta chica ha desaparecido y es probable que corra un serio peligro.

Me miró.

– Intento encontrarla.

– ¿No la conoce?

Sacudí la cabeza. Berleand por fin apareció a la vista.

– ¿Son polis?

– Él lo es. Yo trabajo en esto por una razón personal.

– ¿Qué razón?

– Estoy intentando ayudar -no veía otra manera de decirlo-, estoy intentando ayudar a su madre biológica a encontrarla. Carrie ha desaparecido, y es probable que esté metida en un problema.

– No lo entiendo. ¿Por qué han venido a mí?

– Tus amigos nos dijeron que te la habías ligado.

Agachó la cabeza una vez más.

– De hecho, dijeron que habías hecho algo más que ligártela.

Se encogió de hombros.

– ¿Y?

– ¿Cuál es su nombre completo?

– ¿Tampoco saben eso?

– Está en problemas, Ken.

Berleand llegó junto a nosotros. Jadeaba muy fuerte. Metió la mano en el bolsillo -creí que para sacar un lápiz- y en vez de eso sacó un cigarrillo. Sí, eso ayudaría.

– Carrie Steward -dijo.

Miré a Berleand. Asintió, jadeó un poco más y consiguió decir:

– Llamaré.

Sacó el móvil y empezó a caminar con el teléfono en alto para buscar cobertura.

– No entiendo por qué huiste -dije.

– Mentí -respondió-, a mis amigos, ¿vale? Nunca me acosté con ella. Solo dije que lo había hecho.

Esperé.

– Nos conocimos en la biblioteca. Era tan hermosa… La acompañaban otras dos rubias, todas con el aspecto de haber salido de Los chicos del maíz. Era siniestro. La cuestión es que la estuve mirando durante tres días. Por fin salió sola. Me acerqué y la saludé. Al principio no me hizo el menor caso. Me refiero a que pasaba de mí, pero esta chica me producía escalofríos. No obstante, me dije, ¿qué tengo que perder? Así que continué hablando; tenía mi iPod. Le pregunté qué música le gustaba y me respondió que no le gustaba la música. No me lo podía creer, y le hice escuchar algo de Blue October. Vi que su rostro cambiaba. El poder de la música, ¿no?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Desaparecida»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Desaparecida» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Harlan Coben: Alta tensión
Alta tensión
Harlan Coben
Harlan Coben: El último detalle
El último detalle
Harlan Coben
Harlan Coben: Tiempo muerto
Tiempo muerto
Harlan Coben
Harlan Coben: Golpe de efecto
Golpe de efecto
Harlan Coben
Harlan Coben: Muerte en el hoyo 18
Muerte en el hoyo 18
Harlan Coben
Отзывы о книге «Desaparecida»

Обсуждение, отзывы о книге «Desaparecida» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.