Martina Cole - El jefe

Здесь есть возможность читать онлайн «Martina Cole - El jefe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El jefe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El jefe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Danny Boy Cadogan era ese tipo de persona que hacía que hasta el más duro de los delincuentes se pusiera nervioso y paranoico, especialmente si le decía que quería hablar con él de algún asunto. Danny tenía la habilidad de convertir el más inocente comentario en una declaración de guerra y la frase más inocua en una amenaza real y terrorífica.” De la noche a la mañana, Danny Cadogan, a sus catorce años, tiene que abrirse camino en un mundo violento y peligroso. Debe proteger a su madre y a sus hermanos, después de que los haya abandonado su padre a las iras de los acreedores. Danny, en compañía de su inteligente amigo de infancia Michael Miles, se va a convertir con los años en uno de los más temidos capos del Smoke que llegará a extender sus negocios de tráfico de drogas y de armas hasta España. Sin embargo, el carácter despiadado de Danny no sólo se impone en las calles londinenses, sino también en el hogar familiar, condenando a una vida torturada a su mujer, Mary, y a sus hijas.

El jefe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El jefe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¿Qué clase de personas eran los Murray? ¿Quién, en su sano juicio, se dedicaba a aterrorizar a mujeres y niños? ¿Cuál sería su venganza después de haber salido tan mal parados de su primera visita a los Cadogan? Sin embargo, quien más le preocupaba era Danny, pues sabía de sobra que se convertiría en su primer objetivo, justo lo que él quería. Ahora se vestía como un matón, con trajes y botas, ganaba unas cuantas libras y había asumido el papel de cabeza de familia. Un papel que Angélica se alegraba de que hubiera asumido, aunque no era el más apropiado para un niño como él. Sin embargo, también era el que la mantenía alejada de la pobreza y de las calles. De hecho, había conseguido pagar la deuda de alquiler que tenían y le había comprado algunos muebles que jamás hubiera imaginado ni llegar a tener. Era un buen muchacho, un hermano y un hijo generoso, además de un chico muy competente. Big Dan Cadogan había dejado un vacío en sus vidas que ese muchacho trataba de llenar librándola a ella y a sus hermanos de todas las responsabilidades. Sin embargo, lo tenía difícil, al igual que ella, su madre, porque se veía obligada a coger todo lo que venía de él.

Danny, su primer hijo, el amor de su vida, se había saltado la adolescencia y había entrado en la madurez repentinamente. Siempre que regresaba a casa lo hacía por las calles traseras, pues sabía que, de no hacerlo, se convertiría en un objetivo muy fácil para cualquiera que quisiese obligarlo a subir a un coche o apalearlo en la oscuridad. Deseaba que las represalias que pensaban tomar contra él ocurriesen lo antes posible, así podría continuar con su vida normal.

La violencia con la que se había enfrentado a los Murray la había dejado consternada. Siempre había sido una luchadora, pero jamás había utilizado un arma, pues no había tenido necesidad de ello. Salvar a sus hijos fue lo que provocó que saliera a relucir ese espíritu defensivo. No obstante, sabía en lo más hondo de su corazón que los Murray no irían, no podrían, atacarla de nuevo. Sería intolerable, y si ella muriese en un atraco, todos los señalarían como culpables. Los Murray lo sabían tan bien como ella, ya que hasta su propia madre, una mujer yugoslava bastante corpulenta, con las mejillas sonrosadas y el cuello arrugado, había reprochado su comportamiento a sus hijos. Las madres eran sagradas, al igual que los niños, y los Murray se habían saltado esas barreras. Sin embargo, al igual que su hijo, estaba deseando que los Murray se decidieran de una vez por todas y pudiesen continuar con su vida.

Danny tomaba el té con Louie en su rato de descanso y, sentados encima de un viejo embalaje, se dieron cuenta de la camaradería tan espontánea que había surgido entre los dos. Danny se sentía agradecido con su jefe por haberse mantenido de su lado, por hacerle pensar que había una luz de esperanza al final del túnel. Sabía que Louie cuidaba de sus espaldas y, puesto que nadie había hecho semejante cosa en su corta vida, se sentía profundamente agradecido.

El desguace tenía ahora un aspecto ordenado que no pasaba desapercibido para las personas que trabajaban allí. En los dos últimos meses, Danny se había encargado de desguazar cada trozo de metal y apilar por separado las piezas de cobre, plomo y hierro. I os coches, la principal fuente de ingresos, estaban por todos lados y las piezas inservibles se habían amontonado formando una enorme muralla de metal. Una vez que se le quitaban todas las piezas, el armazón era totalmente inútil y se introducía en la trituradora que Danny ya manejaba con suma desenvoltura.

Cuando los chatarreros llegaban, se clasificaba de inmediato la carga y se iba apilando en el lugar apropiado, de tal manera que cualquiera que necesitase una pieza pudiera encontrarla con suma facilidad y no tuviera que perder la mañana buscándola. Louie estaba encantado con lo que había hecho el muchacho y, aunque el desguace era sólo una tapadera para sus otros muchos negocios, estaba satisfecho de que resultase mucho más rentable gracias a sus esfuerzos. También le había enseñado a negociar con los chatarreros, y Danny mostraba un talento especial para eso, pues sabía reconocer de inmediato lo que era inservible de lo que resultaba valioso. No sólo era fuerte como un toro, sino también más astuto de lo que la gente creía. Era capaz de hacer un buen trato y, además, hacerle pensar a la otra parte que había salido ganando. En su oficio, eso era una cualidad sumamente importante.

Danny había incluso empezado a reunir material por su cuenta. Louie le pagaba una comisión por ello y vio el entusiasmo que mostraba el muchacho por poder ganarse algunas libras por su cuenta. Era un requisito necesario en su mundo, una necesidad que te llevaba a hacer buenos negocios, a obtener unas ganancias extras en cualquier trato. Los coches eran un negocio muy distinto, pero a Danny, al igual que a cualquier otro joven, le gustaba cualquier cosa que tuviera cuatro ruedas, y sabía reconocer cada pieza. La mayoría de las veces, su negocio se basaba en atender a algún joven que andaba buscando un tubo de escape o alguna pieza de la caja de cambios. Antes de llegar Danny, Louie tenía que quedarse con ellos para asegurarse de que no le robaban nada, pero ahora él se encargaba de acompañarlos, de hablar con ellos y, en la mayoría de los casos, encontraba la pieza que andaban buscando en cuestión de minutos.

En pocas palabras, era una tranquilidad para Louie poder contar con él, además de que le agradaba su compañía. Apreciaba al muchacho, admiraba su ética laboral y el hecho de que le estuviera dando de comer a toda su familia sin alardear de ello. De hecho, jamás lo mencionaba y se limitaba a trabajar, coger su sueldo y regresar al día siguiente. Era el hijo que todo hombre quisiera tener y, sin embargo, su padre lo había abandonado a su suerte, a pesar de que con seguridad se habría enterado de lo sucedido a los Murray. Por eso se había ganado la admiración de todos los que vivían en el Smoke, e incluso los peces gordos del norte de Londres hablaban de él.

Aun así, Louie continuaba cuidando de la seguridad del muchacho y procuraba enterarse de con quién trataba, pues quería tener la seguridad de que los Murray no le tendieran una trampa. Eran famosos por sus triquiñuelas y, mientras tomasen represalias contra Big Dan Cadogan, no les sucedería nada.

Al fin y al cabo, ese par de mierdosos se lo habían buscado y, por fin, alguien les había dado de su propia medicina. El hecho de que fuese un muchacho y una madre los debía de irritar enormemente, pero así son las cosas. Cualquier persona normal, después de semejante humillación, habría tratado de pasar desapercibida y modificado sus hábitos empresariales.

Danny se había ganado la aprobación de todo el mundo porque era inocente, defendió a su familia y, además, no había huido, sino que se había quedado a la espera de que la situación se resolviera definitivamente. El muchacho las tenía todas consigo y sólo un hombre de la calaña de Big Dan se habría ocultado al ver que intimidaban a su familia. El padre de Danny continuaba desaparecido y eso era algo que nadie perdonaría y, mucho menos, olvidaría. Especialmente el joven que estaba sentado a su lado.

Svetlana Murray estaba tan preocupada como su homóloga irlandesa. Sabía que si los hechos se repetían, ella podría recibir un ataque similar. Era igual que la ley: una vez que se sentaban ciertos precedentes y se aceptaban como algo cotidiano, el hábito se convertía fácil mente en norma. Tratándose de recaudar deudas, las mujeres y los niños quedaban al margen de eso. Sin embargo, sus hijos habían transgredido esa ley no escrita y, por tanto, debían asumir las consecuencias. La gente empezaba a darles de lado y ellos se daban cuenta. Incluso los que se llamaban amigos empezaron a ignorarles. Al parecer, sus hijos se habían extralimitado en esta ocasión y, en opinión de todos, se habían pasado de la raya. Aun así, habían pagado un terrible precio por su fechoría, pues les quedarían cicatrices para el resto de su vida. Su hijo menor fue el más afectado por las quemaduras del agua hirviendo y estaba convencida de que el odio que sentía por Danny era lo único que le mantenía en pie. Walter, por el contrario, estaba dispuesto a agachar la cabeza y olvidar el asunto. Era Wilfred quien no se olvidaba de él ni por un instante. Al igual que la mayoría de los hombres bajitos, su padre incluido, siempre estaba dispuesto a demostrar quién era, por eso los consejos que su madre le daba sobre la empatía general que se habían ganado los Cadogan parecían caer en saco roto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El jefe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El jefe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El jefe»

Обсуждение, отзывы о книге «El jefe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x