John Gardner - Scorpius

Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

James Bond

Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Vamos! -gritó-. ¡Ten ánimo! ¡Sigue el plan! Cuenta los pasos y adelante.

El cristal se había roto, dejando pasar el aire frío de la madrugada por una abertura que los dos traspusieron. Bond sintió una punzada de color cuando la punta de un cristal roto le rozó el hombro rasgándole la chaqueta y la camisa. Harriett iba a su lado respirando fuertemente, aferrada todavía a su cinturón.

– ¡Adelante!

Empezaron a correr hacia el pantano: dieciocho, diecinueve, veinte pasos. La mano derecha de Bond tomó la primera bomba, levantó el brazo e impulsó el detonador, activando la mecha electrónica y arrojando la bomba frente a él. Dieron otros dos pasos antes de lanzar la segunda bomba, y otros dos al desprenderse de la tercera. Apenas había tocado el suelo cuando la primera, es decir, la más alejada estalló fuertemente, produciendo una nube de fuego.

Las otras dos estallaron casi simultáneamente, al tiempo que los fugitivos apresuraban el paso. Las pequeñas bombas habían sido lanzadas con pericia, practicando un paso a través del pantano. A la débil claridad reinante pudieron ver el espacio que se abría ante ellos por entre los abrasados y humeantes juncos.

– ¡Más deprisa, Harriett! ¡Más deprisa!

Prosiguieron corriendo desesperadamente, chapoteando, hundiéndose y resbalando en el agua pantanosa.

Cuando llegaron a la playa, Bond oyó un grito de Harry y pudo ver como algo se deslizaba con rapidez por entre los juncos a su izquierda.

Empuñó la Browning, que anteriormente se había vuelto a poner en la cintura mientras escapaban de la trampa de los escorpiones, la levantó e hizo dos disparos en dirección al lugar donde se había producido el movimiento.

Harriett volvió a gritar:

– ¡James! ¡0h Dios mío! ¡James!

Notó cómo tiraba de él frenéticamente, pero ya estaban en la playa y no podían detenerse en modo alguno. Se metió la pistola en la bolsa impermeable que le colgaba del cinto como una mochila y tiró de Harriett con ambas manos. Ella continuaba moviendo las piernas, pero cada vez de un modo más lento y pesado.

Estaban ya casi al borde del agua cuando menudos proyectiles empezaron repentinamente a percutir sobre la arena y la espuma que se formaba frente a ellos. Luego, desde lo que parecía una gran distancia por la parte de atrás, les llegó el tableteo sordo de una metralleta que intentaba levantar un cono de fuego a su alrededor; pero se hallaba demasiado lejos para resultar efectiva.

El agua envolvía los tobillos de Bond, quien de pronto se hundió hasta las rodillas en aquel mar agitado. Se lanzo hacia adelante, pero pudo observar que Harriett no le seguía y que era preciso tirar de ella.

– ¡Nada, Harriett! ¡Por lo que más quieras, hay que nadar!

Pero la joven se había convertido en un peso muerto al tiempo que emitía gemidos entrecortados que él atribuyó al considerable esfuerzo que ambos habían tenido que realizar para llegar hasta allí.

Bond siguió tirando de Harriett, agarrándola por el jersey oscuro de cuello alto que se había puesto junto con los pantalones tejanos. Igual que Bond, iba descalza. Los dos habían decidido que ello les resultaría ventajoso, durante su larga carrera hasta el mar.

Bond se volvió, asió a la fláccida joven por las axilas de modo que la nuca de ella descansara sobre su pecho, y empezó a nadar con sólo las piernas con toda la fuerza que le era posible, lanzando al aire nubecillas de espuma igual que un esquife al ser remolcado. No cesaba de hablar insistiendo en que debían realizar la hazaña juntos, sin darse cuenta de que el cuerpo de Harry le pesaba cada vez más.

El mar empezó a encresparse, por lo que conforme continuaba moviendo las piernas, de vez en cuando la cabeza le quedaba bajo el agua. En una ocasión, luego de salir de una ola soplando y escupiendo, Bond creyó oír ruido de disparos procedentes de una zona alejada de la playa y de la casa.

Cinco minutos después escuchó el ruido de un motor y se dijo: «¡Diablo! Scorpius nos hace perseguir por una embarcación.» Pateó con más energía y volvió a hundirse al tiempo que movía el cuerpo hacia la derecha. Al cabo de un minuto tendría que detenerse para comprobar su dirección.

Se hundió de nuevo, volvió a emerger y gritó a Harriett:

– ¡Animo! ¡No nos cogerán! ¡Hay que seguir adelante!

Esta vez escuchó una respuesta, pero no de la joven sino de alguien que gritaba tras su cabeza:

– ¡James! Estamos aquí. No se preocupe. Continúe nadando.

Reconoció débilmente aquella voz y se volvió al tiempo que tiraba fuertemente de Harriett, manteniéndole la cabeza fuera del agua.

Un bote hinchable de grandes dimensiones se bamboleaba cerca de ellos. En la proa pudo ver a una figura en cuclillas con una metralleta apoyada sobre la borda. Había otra figura detrás de la primera, mientras en la popa un hombre gritaba:

– ¡James, quédese donde está! Le vamos a recoger.

El bote hinchable maniobró para acercarse más y David Wolkovsky le tendió una mano.

– ¡Cielos, James! ¿Quería que nos mataran a todos?

– Pero ¿co… cómo? – balbució Bond, escupiendo más agua.

Los miembros le pesaban. Se oyó a sí mismo decir que sacaran a Harriett primero. Luego, por un instante, la fatiga le dominó y sólo tuvo la noción de una fría oscuridad.

Todo aquello quizás había durado unos segundos. Cuando se hizo de nuevo la luz para él estaba tendido en el fondo del bote, temblando, envuelto en una manta. Wolkovsky se inclinaba un poco y pudo notar el calor ardiente del áspero licor conforme el hombre de la CIA le iba vertiendo coñac en la boca.

– ¿Qué ha ocurrido? -preguntó Bond, intentando incorporarse.

Pero David Wolkovsky le empujó suavemente de nuevo hacia abajo. Por unos segundos volvió a experimentar sus antiguos temores. No había confiado en Wolkovsky, sobre todo después de haberle visto en el vuelo de la Piedmont.

– ¡Cállese, James! Procure calentarse y tranquilizarse. Si le hubieran retenido en la casa, habríamos entrado a rescatarle.

– ¿Qué dice que habían hecho?

– Ayer montamos una operación contra Scorpius.

El mar, el viento y el motor del bote producían un ruido que le impedía oír con claridad. Bond se incorporó un poco intentando sentarse con el fin de escuchar las palabras de Wolkovsky.

– ¿Cómo? -preguntó tosiendo, carraspeando y tragando el aire con fuerza.

– Cuando desapareció en el interior de «Ten Pines» con ese individuo del SAS efectuamos un reconocimiento y formulamos unas cuantas preguntas. Luego hablamos con M y con algunos de los suyos, tres de los cuales están aquí con nuestros muchachos.

«¡Oh, cielos!», pensó Bond, recordando cómo había vacilado sobre si sería prudente esperar quizás un día más.

Wolkovsky le contó que se habían cometido otros dos atentados atroces en Inglaterra.

– Decidimos no esperar más. Así que planeamos una operación conjunta entre nosotros, el FBI y los muchachos de ustedes. Al amanecer hemos entrado en la casa en el preciso instante en que ustedes rompían el cristal de esa trampa. Ahora todo está tranquilo allí, así que me parece que regresaremos. Teníamos preparada esta embarcación en caso de que alguno de esos individuos se lanzase al mar. Hay un muelle de madera que utilizan cuando sube la marea. Sale del extremo más alejado de la casa. Y allí es a donde ahora vamos.

Bond se echó a reír.

– ¡Arriesgamos nuestras vidas para nada! -exclamó-. Harry, arriesgamos nuestras vidas para salir de ahí cuando ya venían a rescatamos. ¡Eh, Harry! – Pero no hubo respuesta. Bond se apoyó sobre un codo-. ¿Dónde estás, Harry?

Wolkovsky le puso una mano sobre el hombro.

– Lo siento, James.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Scorpius»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Gardner - Nickel Mountain
John Gardner
John Gardner - Jason and Medeia
John Gardner
John Gardner - Freddy's Book
John Gardner
libcat.ru: книга без обложки
John Gardner
John Gardner - Brokenclaw
John Gardner
John Gardner - Never send flowers
John Gardner
John Gardner - Seafire
John Gardner
John Gardner - Muerte En Hong Kong
John Gardner
Отзывы о книге «Scorpius»

Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x