John Gardner - Scorpius
Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Scorpius
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Hemos colocado grandes letreros para que los turistas no se aproximen. Sin embargo debo admitir que se han producido algunos accidentes lamentables. Nadie…, y cuando digo nadie es nadie, ha podido pasar desde la plantación al mar y seguir vivo para contarlo. ¿Ha oído hablar alguna vez de la serpiente acuática llamada mocasín?
Bond hizo una señal de asentimiento.
– Se la conoce también usualmente como «boca de algodón».
– ¿Y no está de acuerdo conmigo en que se trata de una serpiente sumamente peligrosa?
– Sí, en efecto, a menos de que las mordeduras se traten con suma rapidez.
– El veneno de la mocasín acuática se utiliza en medicina para curar hemorragias y afecciones parecidas. Porque destruye los glóbulos rojos de la sangre y la coagula. Una sola mordedura y el peligro es gravísimo si no se la atiende con toda rapidez. Varias mordeduras significan la muerte sin remisión.
– ¿Varias?
Scorpius hizo una señal de asentimiento.
– Esos pantanos cercanos a las playas, en la parte trasera de «Ten Pines», están cercados por planchas de metal de un metro de altura colocadas en sus extremos. Porque en esos pantanos tenemos una colonia de mocasines acuáticas que llevan allí varios años y cuya existencia conocen los habitantes de la comarca.
– ¿Y no se marchan hacia el mar?
– No; por regla general son animales nocturnos que no se sienten atraídos por el mar. Pero los pantanos son distintos. Cuando se considera que la hembra produce unas quince crías cada dos años, comprenderá por qué no necesitamos guardianes armados en ese lugar.
Trilby se estremeció y Scorpius alargó una mano para calmarla.
– A mi joven esposa todo esto le produce un nerviosismo extraordinario. Durante su primera visita aquí ocurrió un accidente. Aquel hombre al que no conocíamos fue mordido cuarenta veces. Así que ya se puede imaginar lo que ocurrió, señor Bond. Las mocasines acuáticas son objeto de atención por parte del gobierno lo mismo que las serpientes de cascabel, las arañas «viudas negras», los escorpiones y otros animales igualmente peligrosos que abundan por aquí. -Esbozó una sonrisa que sólo admitía el adjetivo de terrible-. Los pelícanos, cormoranes y motacillas son agradables de mirar. De modo que el turista normal y corriente raras veces se acerca a la zona de los reptiles. Los hoteles extreman sus precauciones, pero aún así los jugadores de golf se tropiezan a veces con algún cocodrilo. En tal caso, lo mejor es no echar a correr. Pero usted ya sabe de esas cosas.
– Sé que si se los provoca, pueden avanzar velozmente, pero sólo en línea recta. De modo que si uno zigzaguea está a salvo.
– ¿Le ha gustado la cena? -preguntó Trilby, como si quisiera cambiar de tema.
Bond respondió que sí, que mucho, y declinó el café y los licores.
– Ya se lo he advertido -continuó Scorpius-. A menos de que se crea inmortal, sepa también que he añadido algunos refinamientos entre la casa y el mar. Así que quítese de la cabeza la idea de cruzar ese tramo de arena. Le aseguro que no sería prudente.
Bond pensó que si bien existía allí mucho peligro, quizá a pesar del mismo hubiera un modo de alcanzar el mar y con él la libertad. Posiblemente el método a emplear lo aguardara en su cuarto encerrado en el compartimento secreto preparado por la Bella Q y oculto dentro de su cartera de viaje.
– La cena ha terminado -indicó Scorpius bruscamente.
– ¿De veras?
– Sí, de veras. ¿No cree que deberíamos discutir mi oferta?
– Realmente no sé qué decirle -respondió Bond.
En lo más recóndito de su mente había estado relexionando sobre las implicaciones morales que podía tener el realizar un trato con aquel malvado y terrible sujeto, porque no podía considerarle un hombre en la acepción normal de la palabra. Scorpius representaba toda la duplicidad e incluso la triplicidad que cabe en un cerebro, y todo el fanatismo, el odio, la pura y simple maldad que subyace en la parte más abyecta de todo ser humano. Para él, Scorpius era un emisario del diablo en la tierra, portador de corrupción y difusor de la muerte. Hubiera sido un miembro admirable de la Inquisición; un jefe de la insensata cruzada infantil; un comisario de Stalin en un campo de exterminio; un pervertido agente de Lavrenti Beria, el más monstruoso jefe de la policía secreta soviética, o quizá un comandante de las SS de un campo de concentración nazi, disfrutando el espectáculo de la muerte por gas o la cremación de millones de judíos. Para Bond, Scorpius englobaba todo cuanto de cruel e inhumano, repulsivo e injusto se ha producido en la Historia desde Gengis Khan y Atila, el Huno, a Himmler y Klaus Barbie.
– Vamos -le apremió Scorpius-. Este favor tendrá sus compensaciones. Una vez quede revelada mi verdadera personalidad, comprendo que los Humildes deben desaparecer. Déjeme hacer algo que a usted le parezca digno; como poner el futuro de esa gente en sus manos. ¿Por qué no? Al menos, escúcheme.
Aquello no tenía visos de verosimilitud. Scorpius era un ángel negro, se dijo Bond, el ángel caído, el propio Satán pronunciando palabras melosas impregnadas de veneno. La tentación era demasiado fuerte. Quizá pudiera detener el horror antes de que pasara adelante. Pero si esto resultaba imposible, quizá aquel demonio mantuviera al menos su promesa. «Pero no -se dijo-. Esto es lo que Scorpius quiere que crea. Repite lo de antes…, simula.» Era la única solución.
– De acuerdo, dígame: ¿de qué favor se trata?
– No le voy a abrumar con una historia larga y tortuosa. Se trata de algo que concierne a la Horner.
Bond no había creído a Harriett cuando ésta, agarrándose a él, le había dicho que si aceptaba casarse, Scorpius les permitiría vivir en paz en el seno de la sociedad de los Humildes.
Ahora creía saber lo que vendría a continuación.
– Hay que retroceder un buen trecho en el tiempo -prosiguió Scorpius con una voz sonando como papel de lija, sorda, rasposa y extrañamente incierta-. Baste decir que en cierta ocasión adquirí una deuda con el padre de Harriett Horner. Hay coincidencias que parecen imposibles. -Parecía como si su cerebro se encontrara muy lejos de allí-. Comprendo que será difícil que me crea, pero tiene que hacerlo. La Horner es mi ahijada. Debo a su padre mi libertad y mi vida. En cierta ocasión, cuando era una niña pequeña, él me rogó ocuparme de que estuviese bien cuidada y atendida. Lo ocurrido después nos situó en una posición extraña. ¿Cómo iba yo a saber que acabaría por convertirse en agente de la Oficina de Impuestos? No es ningún secreto para mí que los agentes norteamericanos me persiguen. Pero jamás podrán vencer, y yo tengo a Harriett, es decir, a mi ahijada, prisionera aquí. ¿Qué voy a hacer con ella? Bueno, también le tengo a usted, señor Bond. Mi sentido común me dice que debería haberle matado de un disparo porque es usted un hombre demasiado peligroso. Sin embargo puedo mantenerle confinado todo el tiempo que quiera. Pero cuando me vaya de este lugar, que va a ser bien pronto, quiero hacerlo con una parte de mi conciencia bien tranquila. A cambio de la información que yo le dé, y una vez la actual sucesión de tareas quede acabada, quiero que usted, James Bond, se case con Harriett Horner.
La propuesta era increíble, y Bond necesitó algún tiempo para hacerse a la idea.
– ¿Sabe Harriett todo eso?
– ¿A qué se refiere? -preguntó Scorpius encogiéndose de hombros y extendiendo las manos.
– A lo de ser su ahijada y lo de la relación de usted con su padre.
– ¡No! No lo sabe y jamás se deberá enterar de ello.
Había contestado quizá con demasiada vehemencia y en un tono teñido de ansiedad. ¿Había tocado aquella cuestión algún punto sensible de Scorpius? Desde luego, semejante reacción no encajaba con su personalidad.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Scorpius»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.