John Gardner - Scorpius

Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

James Bond

Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aquello sonaba a falso. La cara de Trilby Shrivenham, con sus pómulos salientes, su boca bien proporcionada y sus ojos de un castaño profundo, no necesitaban de lo que parecía un maquillaje de teatro. Además había que ser muy idiota para no darse cuenta de que estaba sometida a un estado de fuerte tensión. Cuando hablaba, tocaba o miraba a Scorpius como si buscase apoyo en él.

– No fue una comedia, ¿verdad, cariño mío? -preguntó al tiempo que hundía los dedos en el brazo de Scorpius hasta el punto de que éste se apartó al tiempo que le rehuía la mano como si fuera un insecto molesto.

– Ella actuó voluntariamente -explicó Scorpius en un tono de voz frío, tranquilo y estremecedor, pronunciando la frase con suma rapidez. Al aparecer Trilby de un modo tan repentino, Bond se puso más en alerta que nunca. Scorpius continuó hablando-: Necesitábamos algún apoyo para la pobre Emma Dupré… Nunca creímos que hubiese de morir, ¿comprende? Fue un golpe terrible para todos nosotros.

– ¡Oh, sí! Me figuro que debió de serlo. Es usted muy sensible por lo que a la muerte se refiere, ¿verdad?

Scorpius ignoró el irónico comentario de Bond.

– Sí, somos muy sensibles. Me puede creer, señor Bond. Emma pensó que debíamos dejarla escapar. Sentía ciertos escrúpulos acerca de lo que estamos haciendo. Pero me dije que ello podría redundar en nuestro beneficio. Que podía utilizarla de varias maneras. Me aseguré de que cuando partió llevara consigo algunas claves…, en especial el número de teléfono de usted. Cuando supe a través de nuestro contacto que había muerto ahogada, me alarmé al pensar que las claves pudieran haber desaparecido con ella.

– ¿Mi número de teléfono?

– Eso y lo que usted llama acertijo al referirse a la sangre de los padres cayendo sobre los hijos y que yo había implantado en el subconsciente de la pobre Emma. Por aquel entonces, señor Bond, yo deseaba dar una advertencia a las autoridades inglesas. Esperaba que una vez realizada la primera tarea mortífera, se dieran cuenta de que estaban combatiendo contra una fuerza invencible. Se trataba de causar pánico, o posiblemente incluso algo más: de provocar una paralización de los servicios de seguridad que hiciera imposible, por ejemplo, la celebración de elecciones generales. De todos modos eso es lo que va a suceder finalmente. -Levantó una mano con el mismo ademán principesco que Bond ya había notado en él después de su llegada, manteniéndola imperiosamente alzada, con el índice hacia arriba, mientras los demás dedos permanecían curvados y la mano entera se movía a impulsos de un temblor de la muñeca.

Bond no pudo tragarse aquella historia. Por vez primera había detectado una nota de incertidumbre en las explicaciones de Scorpius, como si todo no fuera más que un rompecabezas mal ensamblado. Hubiera sido una locura desafiarle en aquellos momentos. Scorpius había demostrado ya el gran poder que podía ejercer con simple movimiento de sus dedos. Lo había dejado bien patente en los ataques por medio de sus diabólicas bombas humanas y en el trazado de sus planes futuros. Bond se dijo una vez más que había que fingir; hacerle creer que admitía sus explicaciones sin el menor género de duda.

– Por aquel entonces yo estaba procurándome nuevos contratos para que los Humildes extendieran su palabra y su terror por todo el mundo. -Scorpius parecía hablar al aire con una nota de profundo pesar en la voz.

Bond no quiso dejar aquello sin contestación.

– Contratos que provocarían aún más catástrofes y causarían la muerte de muchos seres inocentes. Pero que le llenarían a usted los bolsillos.

– Por desgracia, ése resulta ahora un enfoque poco realista. -Los ojos de Scorpius se habían quedado sin vida y hablaba muy lentamente.

– Yo diría que afortunadamente poco realista -expresó Bond, repitiéndose que había que continuar atacándolo. «¿Quién sabe?», se dijo. «Incluso con una mente tan tortuosa y cruel quizá sea posible hacerle perder el equilibrio.»

– ¿Qué quiere decir «poco realista», querido? -preguntó Trilby con una expresión casi asustada, como si el terror empezara a hacer acto de presencia bajo su maquillaje y su elegancia externa.

– No es nada que te importe, querida -le respondió él dándole unos golpecitos en la mano que aún seguía temblando un poco.

– Yo sólo me preocupo por ti, ángel mío -afirmó la joven, mirándole, pero apartando luego los ojos bruscamente.

Bond no sólo se sentía asqueado por las expresiones amorosas que intercambiaban Scorpius y la joven, sino también desasosegado por la superficialidad de la conversación. Todo aquello olía a manipulación y a fantasía propia de un relato imaginario.

– ¿De modo que permitió a Trilby actuar como…?

– Ya le ha dicho que me ofrecí voluntaria intervino la joven, quizá con un aire demasiado impetuoso-. Debe usted comprender, señor Bond, que debo mi vida a Vladi. Él me llevó de nuevo a la luz, me sacó de la heroína cuando era ya un caso perdido. La primera vez que le dije que lo amaba se sintió preocupado; pensó que era la típica reacción de lo que los psiquiatras llaman transferencia; es decir, la de una paciente enamorándose de su médico, que ocupa así el lugar su dolencia; en mi caso la adicción a las drogas.

Era aquélla la primera vez que Scorpius la dejaba hablar durante tanto rato. Ella se había expresado como si se hubiera aprendido de memoria los puntos principales.

– Sí; sé muy bien lo que significa eso. Ha obtenido usted éxitos notables con drogadictos, Scorpius. ¿A qué lo atribuye?

– A lo mismo que muchas clínicas. No hay nada de mágico en hacer que la gente abandone las drogas si es que realmente desea vivir. -Empezó a ponerse pomposo como si se sintiera inmerso en su tópico favorito-. Inyecciones de vitaminas, disciplina, ingredientes que supriman el síndrome de abstinencia…, metadona en el caso de la heroína y una hipnosis muy profunda para paliar los efectos secundarios más desagradables.

Hizo una pausa como si esperara que Bond se pusiera a aplaudir. El silencio se prolongó unos veinte segundos antes de que volviese a tomar la palabra:

– Creo que es ahí donde doy en el clavo…, si es que me perdona la expresión. Mi uso particular de una hipnosis muy profunda es sumamente eficaz. En las clínicas la gente pasa por un verdadero infierno para desengancharse. Conmigo es más fácil. Pero hay casos en los que mi ayuda sirve de poco… Me refiero a quienes han llegado a ese punto en que no les importa vivir o morir. Es decir, los adictos que desean la muerte. A veces se recuperan durante un tiempo. Un gran número de quienes cumplen tareas mortíferas para mí son de esa clase. Pero basta: vamos a comer.

El mapa había vuelto a su lugar oculto por los mecanismos electrónicos, y los grandes cuadros enmarcados ocupaban de nuevo su espacio sobre el bar. Bond había tenido mucho cuidado en observar con toda exactitud dónde se encontraban los conmutadores. Había decidido volver allí solo y hacer una lista de los nombres relacionados con las tareas mortíferas. También estaba decidido a salir con vida y lo antes posible de la plantación «Ten Pines».

Scorpius apretó un timbre situado en un extremo del bar.

Los guardaespaldas vestidos de gris actuaban como camareros. Había seis de ellos y ni siquiera el corte estilizado de sus trajes podía ocultar los bultos indicadores de que iban armados. Los únicos detalles de verdadero gusto en la estancia consistían en una hermosa mesa de estilo carolino conservada con gran primor y acompañada de sus sillas originales. Había espacio para doce personas; pero aquella noche estaba dispuesta sólo para tres. Los cubiertos parecían ser de auténtica planta georgiana y los cristales de cristal Waterford. El guardaespaldas Bob anunció que la cena estaba servida, al tiempo que depositaba un gran cuenco de plata en el centro de la mesa. De éste Trilby sirvió la mejor sopa de verano de cuantas existen: un gazpacho frío con su acompañamiento de diversos platos conteniendo torreznos, cebolla picada, tomate y pimiento.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Scorpius»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Gardner - Nickel Mountain
John Gardner
John Gardner - Jason and Medeia
John Gardner
John Gardner - Freddy's Book
John Gardner
libcat.ru: книга без обложки
John Gardner
John Gardner - Brokenclaw
John Gardner
John Gardner - Never send flowers
John Gardner
John Gardner - Seafire
John Gardner
John Gardner - Muerte En Hong Kong
John Gardner
Отзывы о книге «Scorpius»

Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x