John Gardner - Scorpius
Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Scorpius
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Manteniendo de nuevo los labios junto a su oído añadió:
– Ha sido muy desagradable. Utiliza conmigo drogas y una poderosa fuerza hipnótica. Intenta hacerme creer lo de ellos y convertirme en una Humilde. Está consiguiendo atontarme, pero yo me acuerdo de todo.
Y otra vez en voz alta:
– ¿Es esta noche cuando piensa preguntárte1o?
– ¿Preguntarme qué? -Bond la miró observando que le hacía un picaresco guiño.
– ¡Oh, James! -Le volvió a besar como si aquello la encantara. Tampoco era una experiencia desagradable ni mucho menos. Una vez más sus labios le rozaron para murmurar como anteriormente-: Prepárate porque el impacto va a ser fuerte.
– Pero ¿qué va a preguntarme? -insistió Bond.
– Si quieres casarte conmigo. -Estaba excitada, pero ahora ya no sonreía-. Dice que si accedes a ser mi esposo y a vivir aquí sometido a la disciplina de los Humildes, no nos hará daño alguno. Por favor, James, por favor, dile que sí.
– Desde luego, si es que con eso salvamos la vida. Pero no creo que el siniestro Scorpius nos suelte tan fácilmente.
Miró a Harriett, pero las pupilas de la joven parecieron haber perdido todo signo de vida. Se oyeron unos suaves golpecitos en la puerta principal. Debía de ser Bob para llevarse a Bond a presencia de Scorpius.
– ¿Te casarás conmigo, James? – preguntó Harry Horner, apretándose contra él.
Bond se dijo que aquello no iba a ser un destino peor que la muerte, ni mucho menos. Aunque la amenaza fatal seguiría pendiente sobre ellos. Una tenue sonrisa le curvó los labios como en un gesto de confianza.
– Me lo pensaré, Harry -repuso-. Lo voy a reflexionar muy seriamente.
18. «Le presento a la señora Scorpius»
– ¡Qué amable ha sido usted al aceptar cenar con nosotros, señor Bond!
La voz de Scorpius parecía dotada de cierta entonación siniestra. Una voz todo dulzura pero mezclada a una evidente dosis de veneno. Iba vestido de manera informal, pero aun así daba la impresión de llevar un traje de etiqueta, con sus pantalones oscuros y la camisa blanca de cuello abierto. Bajo la camisa, Bond percibió la silueta de un medallón -naturalmente de oro- que le colgaba del cuello sujeto a una gruesa cadena. En la muñeca izquierda lucía el famoso cronómetro Scorpius, con sus doce diamantes para la minutería normal y las ventanitas para las funciones digitales.
– ¿Es que me quedaba alguna otra alternativa aparte de la de cenar con usted? -preguntó Bond.
Conforme le miraba a la cara, Bond se formó conscientemente una imagen muy viva, representándose a Scorpius atado a una mesa y por completo a su merced. Él sostenía un enorme hierro de marcar, al rojo vivo, que acercaba al pecho de su enemigo. Si era capaz de conjurar a su capricho semejantes imágenes no tenía por qué temer a aquel hombre. Sólo si permitía que el otro lo dominara con la vista, se haría vulnerable.
Vio que Scorpius ponía mala cara.
– Es usted muy listo, señor Bond -comentó. Aquello era cuanto podía permitirse, sin expresar un sentimiento de debilidad-. Ya me lo advirtieron, pero yo imaginé que sólo era un hombre fuerte, acostumbrado a la violencia, y un luchador temible. Nunca pensé que también poseía una voluntad firme, ni que fuera inteligente. Alguien le llamó en cierta ocasión una arma sin filo, pero ahora compruebo que no es usted tan tosco como una simple maza, ni mucho menos.
Cuando el guardaespaldas Bob había hecho acto de presencia en el departamento de los huéspedes, Harriett se separó rápidamente de Bond y avanzó hacia la puerta con mucha dignidad diciéndole que esperase.
– El señor Bond estará con usted en un momento -le anunció, pronunciando aquellas palabras con su marcado acento norteamericano.
Bond se vistió en unos minutos y ella le dio las buenas noches en un susurro, al tiempo que le besaba levemente en la mejilla y le advertía:
– Ojo con la comida. Así es como empezaron conmigo.
Habían conducido de nuevo a Bond por unos largos pasillos hasta entrar en el desnudo y austero estudio de Scorpius. Bob se dirigió en línea recta a la librería que se encontraba junto a la ventana, y sacó un libro colocado en el tercer estante. Se oyó un clic y una parte de la librería se abrió, revelando la existencia de una puerta. Bond no tardó en darse cuenta de que el falso libro era una gruesa imitación de Guerra y paz de Tolstói, cuyo titulo constaba en el lomo. Por lo visto había una chispa de humor en el carácter de Vladimir Scorpius.
Bond no sabía qué le esperaba al otro lado de la puerta. Pero enseguida pudo ver que el comedor al que le hicieron pasar mostraba una heterogénea mezcolanza de estilos. Era evidente que el dueño de aquella extraña mansión se había visto influido por cierto número de restaurantes que sin duda frecuentó en su vida anterior. Bond creyó detectar algunos paneles copiados del Connaught en Londres; un bar del Fouquet de París y, por lo menos, dos reproducciones de portadas de libros que había visto entre la vulgar decoración de la Langan's Brasserie. Aquel hombre parecía obsesionado por las reproducciones. Una extraña actitud por parte de quien hubiera podido hacerse con un montón de originales.
– He planeado una comida sencilla -explicó Scorpius sonriendo. Y Bond creyó detectar en aquella sonrisa el gesto astuto de un Borgia-. Muy sencilla. Especialmente para usted. Los menús de las líneas aéreas no suelen ser gran cosa, pero siempre me encuentro desganado durante las primeras veinticuatro horas después de cruzar el Atlántico.
Bond levantó una mano.
– Sólo una cosa…, padre Valentine…
– Tú dirás, hijo mío.
Cogido por sorpresa durante unos segundos, Bond levantó la mirada notando la potencia de las pupilas del otro. Y como desde muy remota distancia, oyó cómo Scorpius repetía: «Tú dirás, hijo mío.» Apartó la mirada para concentrarse en la visión imaginaria de un Scorpius acribillado a balazos.
– Dicen que cuando se cena con el diablo hay que usar una cuchara muy larga -comentó Bond-. Lamento abusar de lo que llama su hospitalidad, pero prefiero que pruebe usted cada uno de los platos antes de que me los sirvan a mí.
Scorpius se echo a reír.
– Haré otra cosa mejor. Será mi esposa la que efectúe la prueba. No tiene por qué temer nada de mí, señor Bond.
– No le temo.
– ¡Qué divertido! Yo pensaba que sí. De lo contrario, ¿por qué iba a necesitar un catador cuando está sentado a mi mesa?
– Porque es usted un experto en el uso de determinadas drogas y en manipular a la gente para hacerle creer esas zarandajas religiosas que intenta inculcarles. Es usted… (dejemos aparte las formalidades) un experto también en mandar a la muerte a jóvenes impresionables y en ocasionar víctimas inocentes. Lo hace por dinero, ¿verdad, Vladimir Scorpius?
Se produjo un silencio que no duraría ni un segundo.
– ¡Vaya! -exclamó Scorpius, aunque sin parecer haberse sorprendido demasiado. Su voz se mantuvo firme al proseguir-: Cuando me lo dijeron no pude creerlo. Pense que se trataba de una exageración. Pero debí comprender que mi informador no iba a contarme mentiras. Debí caer en la cuenta de que tarde o temprano alguien acabaría por identificarme, no obstante mis elaboradas precauciones. -Aspiró el aire con fuerza-. ¿Quién más lo sabe, señor Bond? ¿Quién más lo sabe aparte de usted, de su jefe de servicio, del MI5 y del Departamento Especial? ¿Lo saben aquí en Norteamérica?
Bond le miró fijamente y, al tiempo que hablaba, mantuvo en su mente una fantasía extraordinariamente realista.
– Ahora ya lo sabe un gran número de personas. Y me parece que el servicio norteamericano conoce bien su expediente…, a menos de que haya podido usted evitarlo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Scorpius»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.