John Gardner - Scorpius

Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

James Bond

Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Espero que le guste, señor Bond… ¿O puedo llamarle James? -preguntó Trilby.

– Desde luego, no faltaría más. ¿Por qué no? Pronto tendrá necesidad de amigos a los que tratar por su nombre de pila.

Ella levantó la mirada con expresión de alarma, casi derramando el cazo con la sopa.

– ¿Qué quiere decir con eso?

El pánico se pintaba claramente en sus pupilas y su voz se elevó hasta un registro bastante más alto que lo normal. De pronto se había vuelto muy desmañada en servir el gazpacho.

– No es nada, querida -intervino Scorpius, calmándola-. Lo que ocurre es que nuestro amigo no está de acuerdo conmigo ni con los Humildes. Y en consecuencia tampoco lo está contigo. Pero la cosa carece de importancia. No es posible hacerse amar por todo el mundo, ¿comprendes?

El plato de la bien sazonada sopa fue colocado ante Bond, pero éste volviéndose hacia Scorpius le preguntó:

– ¿Quiere ser mi catador?

– ¿Necesita un catador para algo que ha salido de la misma sopera para todos?

Bond le recordó lo de cenar con el diablo y Scorpius se encogió ligeramente de hombros, al tiempo que hundía su cuchara en el plato de Bond e ingería su contenido.

– ¿Satisfecho? -preguntó.

– Sí.

– No me ha parecido muy bonito -comentó Trilby. Pretendía mostrar enfado, pero hablaba sin convencimiento alguno-. Es usted el invitado de Vladi. No es manera de comportarse. -A juzgar por su voz, parecía al borde de la histeria.

– Mi querida Trilby, si Vladi cesa en su sangrienta campaña terrorista y me hace entrega de todos los Humildes, posiblemente me comportare de un modo más correcto, en especial cuando vaya a veros a los dos en la cárcel.

– La cárcel es un lugar que no va a ser visitado por ninguno de nosotros -se apresuró a comentar Scorpius volviendo la mirada hacia Trilby.

Al acabar su rápida frase, se echó a reír y, hasta cierto punto, Bond se vio precisado a creerlo. Aquel hombre estaba tan imbuido en su actitud hacia la muerte y el terror, que se había convertido en un psicópata posiblemente dispuesto a quitarse su propia vida y también la de Trilby antes de permitir que Le atraparan. Pero ello sólo como recurso extremo.

Estuvieron hablando de cosas sin importancia hasta que llegó el plato principal: unas suculentas y finas costillas de cordero sazonadas con romero y otras hierbas y servidas sobre una enorme bandeja rodeadas de patatas asadas y de guisantes.

– ¿Qué le parece? -preguntó Scorpius sonriendo-. ¿No cree estar en uno de esos clubs ingleses para caballeros? Pedí que esta noche el plato principal fuera muy inglés, especialmente por tenerle a usted aquí, James Bond. Sírvase, por favor. También puedo probarlo antes y no tengo inconveniente en catar su vino con antelación, no fuera que contuviese algún veneno mortal.

Se echó a reír de nuevo, esta vez en un tono desagradable y dirigióse al bar donde se había puesto a refrescar dos botellas de Chablis Grand Cru, procedentes de Les Preuses, uno de los pequeños siete viñedos que salpican las laderas meridionales del propio Chablis. Scorpius probó el contenido de ambas botellas de un modo extravagante y ostentoso.

Bond tuvo que admitir que desde hacía muchos años no había probado un cordero tan tierno y tan sabroso ni bebido un Chablis clásico de tan excelsa calidad.

Conforme comían y bebían, continuó presionando a Scorpius, recordando la vuelta de Trilby a su casa.

– Cuando la vi parecía hallarse en un estado muy vulnerable e indefenso.

– Fue un pequeño riesgo a correr -respondió Scorpius-. Un riesgo que ambos aceptamos gustosos. Lo importante era que ella conociese el significado de las palabras que yo había inculcado en su mente. Trilby ha sido siempre una fiel seguidora de los Humildes. Está unida a nuestra fe y comparte nuestros objetivos. Viajé a Londres con ella desde Pangbourne y le administré las dosis finales de LSD en el automóvil, conforme nos aproximábamos a casa de sus padres. Había sido sometida a siete… (fíjese bien), siete días de hipnosis intensiva.

Sonrió mostrando en su semblante una expresión tan malvada que hubiera complacido al propio marqués de Sade. Bond creyó casi ver la sombra de este último en la habitación donde se hallaban.

Scorpius siguió sonriendo conforme añadía con deleite:

– Me alegró poder devolver a su padre algunas de las contrariedades que me ha hecho sufrir. Nuestra vida hubiera sido mucho más favorable si su banco, el terrible Gomme-Keogh, hubiera apoyado la empresa de la Avante Carte.

– ¿Los suyos intentaban sacar a Trilby de nuestra clínica cuando fueron sorprendidos? Todos imaginamos que querían matarla.

– En efecto, la estaban rescatando. ¿Por qué los míos habían de matarla? En todo este asunto ha habido mala suerte. Pearlman estaba allí, pero esa idiota de la Horner fue la que armó todo el barullo. Lo que me lleva otra vez, señor Bond, a recordarle mi oferta anterior.

– ¿Cuál era? -preguntó Bond como si hubiese olvidado la vaga promesa de Scorpius de que a cambio de un pequeño favor le entregaría a los Humildes que quedaran, una vez la campaña en curso hubiera terminado.

Bond no creía que Scorpius fuese capaz de cumplir una promesa ni de pedir algo de poca importancia. El suyo era un mundo de concesiones muy grandes, plagado de promesas sin cumplir y de intenciones tortuosas.

Scorpius repitió las mismas palabras que ya había pronunciado antes:

– Solo le pido un pequeño favor. A cambio estoy dispuesto a darle los nombres y las señas conocidas de todos los Humildes, incluyendo los que queden aquí, una vez esta campaña tan especial toque a su fin.

Bond sonrió fijando la mirada en el plato ahora vacío que tenía frente a sí.

– ¡Oh! No hablemos de negocios durante una cena tan espléndida. Puedo esperar para saber de qué favor se trata. Pero ahora dejémoslo pendiente, Scorpius.

– Como quiera. El postre está en el bar. Y una vez mas, antes comeré también de él.

– Es una tarta de melocotón -anunció Trilby-. Espero que le guste -añadió en un tono demasiado vibrante, nervioso y rápido.

– Será deliciosa.

En realidad aquel plato de melocotones pelados y macerados durante cinco minutos en un jarabe de azúcar y agua, al que a veces se añade una bolsita de pétalos de rosa, era uno de sus postres favoritos. Por regla general Bond no tomaba semejante tipo de manjares, pero aquel Meringue Chantilly realmente bien hecho era de los que rara vez dejaban de tentarle.

– Dígame -manifestó como si empezara a acomodarse a aquella compañía infernal-. Ha afirmado usted que nunca podré escapar de este lugar.

– Señor Bond, más vale que se lo quite de la cabeza.

– ¿Por qué?

– Aunque se lo diga, será igual. No hay modo de salir de la plantación «Ten Pines», excepto con mi permiso.

– Las vidrieras del cuarto para los invitados dan a unas playas y al mar. Tienen puertas correderas y están desprovistas de cerrojos. ¿Por qué no puedo salir tranquilamente y alejarme nadando? ¿Es que mantiene guardias armados en ese lugar las veinticuatro horas del día,

– Los guardias armados se encuentran en la parte delantera de la finca -respondió Scorpius en un tono como si pretendiera enfocar el asunto bajo un prisma de humor-. Hay allí un amplio semicírculo de árboles, plagados, y uso este término de un modo muy realista, de guardianes y de perros. En cambio, el camino hacia el mar no necesita de perros ni de tiradores de élite. Porque está provisto de obstáculos naturales muy desagradables…, a los cuales he añadido algunos de mi propia invención.

– ¿Cómo, por ejemplo…?

– No hay cocodrilos en esa zona, porque verdaderamente no son amigos del mar; pero existe un pequeño tramo pantanoso plagado de juncales entre la parte trasera de la casa y la playa principal y el mar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Scorpius»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Gardner - Nickel Mountain
John Gardner
John Gardner - Jason and Medeia
John Gardner
John Gardner - Freddy's Book
John Gardner
libcat.ru: книга без обложки
John Gardner
John Gardner - Brokenclaw
John Gardner
John Gardner - Never send flowers
John Gardner
John Gardner - Seafire
John Gardner
John Gardner - Muerte En Hong Kong
John Gardner
Отзывы о книге «Scorpius»

Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x