John Gardner - Scorpius
Здесь есть возможность читать онлайн «John Gardner - Scorpius» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Scorpius
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Scorpius: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Scorpius»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Scorpius — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Scorpius», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
– ¿El asesinato de Sam Mills? He oído los comentarios. Canallesco es la expresión más acertada.
– Existen algunas pruebas de que hay un norteamericano involucrado en ello.
– ¡No es posible!
– Sí, un norteamericano. -M miró fijamente al funcionario de la CIA. Su cara estaba tan pétrea como las talladas en el monte Rushmore-. Tengo pruebas de esa conexión que pienso presentar en la reunión del COBRA convocada para esta medianoche. Y también voy a pedir que usted, como jefe de sección de la CIA en este país, colabore con el COBRA.
– Bien…
– ¿Está dispuesto a ello? Tengo que preguntárselo, porque nadie tiene derecho a obligarle. Añadiré que en nuestra opinión, el suceso de Glastonbury es sólo el comienzo de un ataque a la desesperada.
Con voz tranquila, Wolkovsky afirmó que ayudaría en cuanto le fuera posible. Le permitieron utilizar un teléfono privado y de entera confianza para que pudiese hablar largo y tendido con Washington y obtener el permiso de, primero servir en el COBRA y, segundo, de permitir que Harriett Horner formara parte en una operación secreta llevada a cabo por los ingleses. M no iba a dar detalles precisos pero Wolkovsky, no abrigaría ninguna duda de que la operación sería llevada conjuntamente por la Sección Especial, la Policía Metropolitana, el SAS, el M15, la muchacha de la Oficina de Impuestos y la propia organización de M.
Mientras el norteamericano hacía su llamada, M explicó a Bond con cierto aire satisfecho:
– Me he abstenido de decir a Wolkovsky que usted se encontrará en el punto de partida por delante de todos los demás. Como conozco el modo de trabajar del COBRA le aseguro que pasarán toda la noche en vela y que no alcanzarán ninguna decisión hasta mañana ya tarde. Para entonces espero que usted haya ya conseguido resultados positivos.
Bond no dijo que él también necesitaría dormir un poco aunque empezó a poner manos a la obra en cuanto Wolkovsky estuvo de regreso con la noticia de que todo había sido aceptado por Washington.
– Ya están enviando un télex en clave confirmando su aprobación para que la joven Horner trabaje con ustedes -anunció Wolkovsky. Y volviéndose hacia Bond añadió-: Tiene suerte: esa chica es un bombón.
– Cuando dije que usted ya sabía lo que pasaba tuve razón -manifestó M con una cara que hacia evocar la inmensidad de Siberia o, mejor aún, el campamento número diecinueve de Lesnoy en el llamado Dubrovlag.
– ¡Okey! -exclamó Wolkovsky hundiéndose en un sillón y estirando sus largas piernas. Bond se dijo que aquel hombre debía resultar muy atractivo para las mujeres, con su alta estatura, sus modales engañosamente tranquilos, su rostro bronceado, su pelo decolorado por el sol, sus asombrosos ojos azules muy parecidos a los de Bond y sus labios casi siempre entreabiertos en una permanente sonrisa. Nada parecía afectar a David Wolkovsky.
– Usted gana -reconoció levantando ambas manos-. Pero yo no tomé parte en el asunto, si bien toda esta condenada cuestión pasó por mi despacho. Si quiere que le diga la verdad, advertí a la Oficina de Impuestos que se procurase el permiso de ustedes. Pero es evidente que no lo hicieron. Vi el expediente de la Horner cuando 11egó al país. ¿Quiere que hable con el embajador?
– Dejémoslo por el momento. -M dirigió a Bond la más autoritaria de sus miradas-. Lo que importa no es que Wolkovsky esté presente, sino que el santo y seña para su operación es «Harvester», y que espero que la «cosecha» sea buena. Y ahora llévese abajo al señor Wolkovsky para que vea a la señorita Horner. -Su mirada relampagueó al fijarla en David-. En cuanto a usted, más vale que vuelva enseguida. Iremos al COBRA y esperemos que acepten sin más problemas su asimilación a nuestras tareas.
Se levantaron y Wolkovsky hizo una breve y burlona reverencia. Conforme se marchaban, M llamó de nuevo a Bond.
– No se olvide James de que tendrá todo cuanto necesite. Estoy haciendo circular la clave «Harvester» a todas las secciones. Sabrán que usted es quien manda. ¡Por el amor de Dios, póngalos en movimiento si es posible antes de que ocurra algo más!
La entrevista entre Harriett Horner y Wolkovsky fue breve. Bond se excusó a los cinco minutos diciendo que «tenía que ir a ver a alguien sobre asuntos de seguridad». Luego de haber dicho todo cuanto consideraban necesario, Harriett podía marcharse, así es que a su regreso junto a ellos Bond sugirió que Wolkovsky volviera arriba.
– La veré en su casa, Harriett -dijo a ésta-. Y ahora quiero que descanse todo lo posible. Ya he preparado una buena vigilancia para su piso. Nadie se va a acercar por allí durante la noche. Se lo aseguro.
– ¡0h! -exclamó ella haciendo un leve mohín de fingido disgusto-. Esperaba que al menos usted lo intentara, James.
Él sonrió a la vez que ponía una mano sobre su hombro izquierdo.
– Gracias por su confianza, Harriett, pero necesito descansar.
La llevó otra vez en el coche al atractivo bloque residencial cercano a Abingdon Road en Kensington y subió con ella, deseoso de asegurarse de que no había nadie rondando por el edificio o por el piso.
Todo estaba tranquilo; nadie a la vista. El piso era pequeño y agradable. Aunque lo tenía en alquiler, Harriett había logrado conferirle el sello de su propio buen gusto y personalidad. Había muchas cosas graciosas, como un juego de jarritos con el escudo de la KGB y un cartel que proclamaba: «Sea precavido. No hable con nadie de cuestiones navales, militares o aéreas.» Junto a aquellas divertidas menudencias, la mayor parte de las cuales se encontraban en la zona de la cocina, vio también dos hermosos grabados que debían de pertenecer a la joven porque ningún arrendador hubiera dejado en un piso de alquiler El sombrero de paja de Hockney o El hombre giróvago VII , de Frink.
Fue pasando de una habitación a otra -el piso tenía cuatro- con el pretexto de comprobar si había alguna señal sospechosa, pero en realidad pensando que se puede averiguar mucho acerca del carácter de una mujer por el modo en que vive. Al parecer, Harriett Horner era limpia, original, de buen gusto y, casi seguro, muy eficiente en su trabajo como agente encubierto de la Oficina de Impuestos. En el dormitorio todo expresaba femineidad, desde las sábanas bien alisadas y las almohadas rosa, al camisón de dormir de broderie anglaise , puesto a los pies de la cama, el montoncito de ropas interiores Reger recién lavadas y plegadas sobre una silla, dispuestas para ser guardadas, los productos de cosmética Clinique y varios perfumes sobre el tocador. Una de las puertas del armario estaba abierta y Bond, apartando las ropas hacia un 1ado, se aseguró de que no hubiera nadie escondido allí dentro. Se dijo que el salario de la joven, o mejor dicho, los gastos que ocasionaba su misión, debían de ser excepcionales a juzgar por la calidad y los nombres de las firmas de donde procedían aquellas ropas. Anteriormente aquel mismo día no había podido menos de admirar el severo y atractivo vestido negro que la joven llevaba, así como el reloj Kutchinsky en su muñeca izquierda.
Al salir del dormitorio percibió un ejemplar de Doctor Frigo , de Eric Ambler, puesto encima del triste y poco atractivo Spycatcher , y se dijo que Harriett los había colocado en el orden debido. Miró también el teléfono y pudo ver que su número estaba cubierto cuidadosamente con un trocito de papel engomado.
– Me parece que todo está en orden -declaró finalmente.
– ¿Le apetece una copa? ¿Un café? -preguntó ella en un tono indicador de que pensaba ponerse ropas más cómodas mientras Bond preparaba las bebidas.
Pero él movió la cabeza negativamente.
– Nos espera un día muy duro, Harriett. Y quiero que los dos estemos frescos y dispuestos para la acción.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Scorpius»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Scorpius» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Scorpius» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.