Alicia Bartlett - Días de amor y engaños

Здесь есть возможность читать онлайн «Alicia Bartlett - Días de amor y engaños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Días de amor y engaños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Días de amor y engaños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una historia magistral sobre las parejas, el amor y el engaño La convivencia en una pequeña comunidad de ingenieros españoles en el extranjero se desmorona tras desvelarse la relación que ha mantenido uno de ellos con la esposa de otro. En unos pocos días, todo el frágil entramado de complicidades, de pequeñas hipocresías y de deseos contenidos de los miembros de la colonia se vendrá abajo, y saldrá así a la superficie un mundo de sexo, engaños y sueños largamente incumplidos. Una historia magistralmente narrada que trata un tema de eterna actualidad: la de las relaciones de pareja y cómo evolucionan, se transfiguran y mueren… o dan lugar a otras.

Días de amor y engaños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Días de amor y engaños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sin embargo, entre unos y otros le estaban dejando la obra descojonada. Ahora se le presentaba el conflicto de tener que pedir un sustituto de administrativo a España, y ya iban dos, si contaba a Santiago a otro nivel. Cuando éstos llegaran, habría que esperar a que se aclimataran, enseñarles, irles exigiendo mayor rendimiento a medida que entraran en el trabajo… ¡Ah, si él también pudiera volar! Pero para él ya era demasiado tarde, sus alas habían sido cortadas hacía tiempo. Pensándolo bien, era como si el aire de México hubiera afectado emocionalmente a todo el grupo: Santiago huía con su amada, Ramón reaccionaba con increíble violencia, Darío hacía de su capa un sayo, y a la americana, tan morigerada, resultaba que le gustaba intrigar… Todos menos él, él parecía un capitán condenado a permanecer en su nave varada hasta el final. ¡Bah, la vida!, pensó, y recordó las últimas desavenencias con Manuela. A lo mejor no era ridículo ni desaforado plantearse un divorcio a aquellas alturas. ¿Qué ganaría con eso? ¡Estar solo y en paz durante su vejez!, únicamente preocupado por sus cosas personales, sin culpabilizarse por los demás, modelando sus días como le apeteciera, sin seguir unas indicaciones morales que ni siquiera comprendía del todo.

Sintió un gran alivio al comprobar que su mujer no estaba en casa. Fue a servirse una cerveza. Ahora sí le apetecía un poco de alcohol.

Henry leía un periódico americano junto a su esposa. Habían acabado de cenar y se sentaron en la terraza. La observó disimuladamente. Ni una palabra, no había abierto la boca durante toda la noche. Algo le sucedía, naturalmente, pero se preguntaba qué. No parecía estar afectada por ningún problema personal: ni llamadas extemporáneas de su madre, ni disgustos en la colonia… más bien daba la impresión de tener algo en contra suya. Mostraba un entrecejo ligeramente fruncido y las respuestas a sus preguntas, casi siempre monosílabos, sonaban a reproche soterrado. Se había vuelto un especialista en interpretar los silencios conflictivos de Susy. ¡Cuánta paciencia empleada en ella, cuánta paciencia, Dios! Nadie podía sospechar hasta qué punto había sido paciente en los años que llevaban de noviazgo y matrimonio. Siempre pensó que ella iría adaptándose a la vida de una mujer adulta, pero continuaba con su comportamiento histérico e infantil. ¿Era algo nuevo lo que estaba pensando? En absoluto, era el mismo problema, enquistado, siempre presente, que mediatizaba los hechos de sus vidas como una especie de omnipotente deidad. Y, sin embargo, hoy ese problema le parecía más fastidioso que nunca, más insoportable, más lacerante. El enamoramiento de Santiago y Victoria gravitaba sin duda sobre él, y no era el único, aquella novedad no había dejado a nadie indiferente. En el campamento se había creado un clima especial, todo se desarrollaba como de costumbre, pero se hubiera dicho que todos los hombres estaban afectados por una cierta inquietud, como si un cambio inminente los aguardara. Quizá la irrupción de una pasión de aquel calibre en un entorno tan pacífico generaba una especie de campo magnético de cuya influencia no se podía escapar. O era posible que sólo el aspecto morboso de la situación, con amantes casados liados con personas cercanas, fuera en realidad loque los mantuviera a todos en un estado parecido a la alerta.

Aquella misma mañana había estado charlando con Santiago. Siempre habían mantenido una relación cordial, de modo que cuando él sacó a colación el tema de su enamoramiento no le extrañó en absoluto. «Intenta justificarse delante de mí», pensó cuando él empezó a hablar, pero luego se dio cuenta de que se trataba de otra cosa. Aquel hombre necesitaba confesarse con alguien, ser completamente sincero, e incluso era plausible que estuviera intentando advertirle de algo. De hecho, lo que le contó tenía similitudes inquietantes con su propio caso: una mujer obsesionada por sus problemas internos a la que no se puede ayudar y que acaba arrastrándonos a su abismo. La vida convertida en un infierno cada vez más terrible. Ésa era su historia con Paula, pero ¿acaso su matrimonio con Susan no empezaba a reflejar esa misma situación? Estaba casi seguro de que las palabras de Santiago pretendían hacerlo reflexionar. Le dijo: «No hay nada que se pueda hacer, ninguna influencia benéfica que se pueda ejercer. Al principio te mueve la esperanza de que irás sacándola del pozo con paciencia y amor. Más tarde, aun cuando has comprendido que nada puede cambiar, vives atenazado por la responsabilidad de no dejarla sola y te vuelves su protector frente al mundo. Sólo al final comprendes que todos somos adultos y que hay una sola vida que está a nuestro alcance. A ella y sólo a ella le corresponde abandonar su talante autodestructivo, pero si sucumbe, ésa será sólo su responsabilidad.» Si Santiago pretendía prevenirle, no era únicamente porque hubiera captado intuitivamente el paralelismo entre sus casos. Sin duda, Susy le había hecho confidencias a Paula y ésta se las había confiado a su marido. Sí, Santiago le estaba hablando muy claro, probablemente en un gesto de solidaridad masculina.

No era casual que la única amistad que Susy había trabado en aquel lugar fuera la de Paula. No, eran parecidas, mujeres atormentadas por alguna razón nada clara, neuróticas incómodas en su piel que atribuían sus males a razones concretas, pero cuyos conflictos se enraizaban profundamente en un desequilibrio mental. Y es sabido que no se puede curar un trastorno psíquico del que el interesado no es consciente.

Debía ser honesto consigo mismo, todo aquel asunto estaba haciendo que se replanteara su vida con una valentía que no había reunido hasta el momento. A menudo se preguntaba: ¿no soy demasiado joven para caer en una trampa de esta envergadura? Susan había empezado a demostrar en aquellos días los primeros signos de rebeldía hacia él, pero en el fondo continuaba colgada de su cuello como una niña que temiera a la oscuridad. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que lo hiciera culpable de todos sus males y se dedicara a agredirlo sin ambages? Ella también estaba influenciada por la extraña presión ambiental de aquel enamoramiento, pero daba igual, fuera cual fuese la génesis del malestar actual de su esposa, lo que contaba era el resultado, y ese resultado estaba despertando en él dudas suficientes como para preocuparse por la continuidad de su matrimonio.

Miró a Susy de nuevo. Y ahora, ¿qué le sucedía, por qué aquel silencio en el que se hallaba sumida desde que había llegado? Dobló el periódico bruscamente y preguntó con voz seca:

– ¿Te pasa algo, Susan?

– No.

– Pues nadie lo diría. Desde que llegué del campamento no has abierto la boca.

– No tengo nada interesante que decir.

– En ese caso puedes decir una tontería, no me importaría en absoluto. Así, por lo menos, sabré que estás viva.

– ¿Significa eso que mi estado natural es decir tonterías?

– No, no he querido decir eso. A lo único que aspiro es a que mi mujer me hable después de una semana sin verme.

– ¿Eres tú quien determina cuándo se debe hablar y cuándo callar?

– Un matrimonio se compone de dos personas, y en nuestro caso yo soy una de ellas. Supongo que tengo derecho a hacerte saber mi opinión.

– Y tu opinión es que tengo que hablar aunque no me apetezca.

– ¡Basta, Susan, no seamos absurdos!

– ¡Tú eres absurdo y tú has empezado esta absurda discusión!

– ¡Exacto! Yo te he hecho una pregunta tremendamente ofensiva y tú me has respondido dulcemente. Es eso lo que ha pasado, ¿no?

– ¡Déjame tranquila!

Henry se pasó las manos por la cara, intentando apartar la telaraña en la que se sentía atrapado. Adoptó un tono falsamente tranquilo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Días de amor y engaños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Días de amor y engaños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alicia Bartlett - Rites de mort
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
Alicia Bartlett - Donde Nadie Te Encuentre
Alicia Bartlett
Xavier Aliaga - Ja estem morts, amor
Xavier Aliaga
Alicia E. Funcasta Tripaldi - Transmuta este amor por otro amor
Alicia E. Funcasta Tripaldi
Humberto Batis - Amor por amor
Humberto Batis
Frederick Bartlett - The Wall Street Girl
Frederick Bartlett
Отзывы о книге «Días de amor y engaños»

Обсуждение, отзывы о книге «Días de amor y engaños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x