Alicia Bartlett - Días de amor y engaños

Здесь есть возможность читать онлайн «Alicia Bartlett - Días de amor y engaños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Días de amor y engaños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Días de amor y engaños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una historia magistral sobre las parejas, el amor y el engaño La convivencia en una pequeña comunidad de ingenieros españoles en el extranjero se desmorona tras desvelarse la relación que ha mantenido uno de ellos con la esposa de otro. En unos pocos días, todo el frágil entramado de complicidades, de pequeñas hipocresías y de deseos contenidos de los miembros de la colonia se vendrá abajo, y saldrá así a la superficie un mundo de sexo, engaños y sueños largamente incumplidos. Una historia magistralmente narrada que trata un tema de eterna actualidad: la de las relaciones de pareja y cómo evolucionan, se transfiguran y mueren… o dan lugar a otras.

Días de amor y engaños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Días de amor y engaños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Santiago hablaba todos los días por teléfono con Victoria. La animaba, le decía que todo iba bien. ¿Era todo perfecto? Se marcharían de allí sin que él tuviera un trabajo seguro, pero eso no tenía demasiada importancia, encontraría otro trabajo, sin duda alguna. Las cosas nunca están absolutamente en orden antes de que uno tome una decisión de cambio. Primero hay que tomar la decisión y luego los detalles van cogiendo forma paulatinamente. Procuraba ir dejando los asuntos de la obra en buen estado de revista, para que su sustituto no se encontrara con problemas. Había intentado hablar un par de veces con Ramón, pero él lo rehuía abiertamente. No sabía con claridad qué pensaba decirle, pero hubiera articulado algún tipo de petición de excusas, jamás una explicación. Por suerte, a Ramón no había vuelto a darle por ponerse violento. A Victoria no le había comentado el incidente. Sus conversaciones telefónicas iban sólo encaminadas a que ella se sintiera reconfortada, a que pasara del mejor modo posible aquellos extraños días de tránsito. Pero Victoria estaba triste. Había comunicado la noticia a sus hijos, y la conmoción del momento había acabado por deprimirla. La verdad era que él no se encontraba tranquilo. Tenía cada vez más miedo de que ella no tuviera la fuerza suficiente como para superar todo aquello y se volviera atrás. Tanto era así que había comprado ya los billetes de avión que los llevarían a España, en un acto semiconsciente de forzar un poco más la irreversibilidad de sus planes.

Ella seguía negándose a que se vieran en su habitación alquilada. Era absurdo, como si en aquellos momentos en que ya todo se había hecho público hubiera decidido guardar fidelidad al esposo abandonado. Pero él necesitaba verla, y aquella tarde logró forzar una cita en San Miguel.

En cuanto la vio llegar se tranquilizó por completo. Estaba preciosa. ¿Cómo era posible que su belleza no le hubiera llamado la atención desde el principio? Se había enamorado de ella sin que su aspecto físico contara en absoluto. Tenía unas ojeras pronunciadas y se había adelgazado bastante, pero su hermosa boca se abrió de par en par para sonreírle. Se abrazaron con mayor intensidad que nunca. Emocionados, casi no podían hablar.

– ¿Estás bien? -preguntó él tontamente.

– Quiero que nos vayamos pronto.

– Todo va perfectamente. Estoy completando los últimos detalles de mi trabajo en la presa para dejar arreglado todo lo que depende de mí. Es cuestión de unos pocos días más. ¿Ya has aclarado todo con Ramón?

– No ha vuelto por aquí ni me ha llamado. Supongo que no quiere verme, y debe de considerar que aún no es momento para tratar temas de tipo legal.

– Ya los trataréis, si no ahora, más adelante. Mi caso con Paula es más urgente. Tendrá que marcharse de la colonia, sólo está aquí en calidad de esposa.

– ¡Cómo debe de odiarme!

– No pienses en eso. Victoria, quiero hacer el amor. Vamos a nuestra habitación, aunque sólo sea un rato.

– Tengo miedo.

– Ya no hay nada que temer. Necesito estar contigo, tenerte.

– Está bien.

Fueron a su habitación alquilada. Estaba como siempre, con las gallinas picoteando en el patio y los ruidos de la casa que llegaban amortiguados hasta la parte de atrás. Hicieron el amor buscando consuelo el uno en el otro, traspasándose fuerza. Luego se quedaron trabados en la cama, reposando.

– Cuéntame de qué tienes miedo.

– No lo sé. Lo peor ha pasado, pero a veces me despierto en plena noche y pienso que nada de esto es verdad.

– ¿Y te angustia comprobar que sí es cierto?

Victoria sonrió tristemente. Lo besó en la boca. Santiago le susurró:

– ¿Sabes qué llevo en el bolsillo de esos pantalones que han quedado ahí tirados? Nuestros billetes de avión.

– ¿En serio están ahí?

– Los llevo siempre encima. ¿Quieres verlos?

– ¿Para qué?

– Para que compruebes que todo es real.

– Ya sé que todo es real.

– El que tiene miedo soy yo. Tengo miedo de perderte en el último momento.

Se incorporó. Se quedó mirándolo a los ojos.

– Me voy a marchar contigo, Santiago, y si tú quieres, voy a pasar el resto de mi vida a tu lado. Nadie va a cambiar eso, ¿comprendes? Nadie.

Santiago notó casi físicamente que su cabeza se aligeraba de fantasmas y lo invadió una calma tan perfecta que sólo tuvo ganas de dormir.

Darío llamó a la puerta tres veces. Sólo a la tercera le abrió Victoria. Se había retrasado pensando estúpidamente que se trataba de Ramón. El chico la miró, pasando por alto la cara de susto.

– Perdone que la moleste, pero he estado llamándola por teléfono y no respondía, y como tampoco la he visto últimamente por la colonia…

– Lo siento, Darío, debía de estar despistada.

– Sólo quería darle este papel. Es una convocatoria de reunión para todas las señoras.

– ¿Con qué motivo?

– Ahí lo pone. Es para una campaña de solidaridad o de caridad; no sé, doña Manuela les dará toda la información. Mañana a las once, ¿podrá asistir?

– Sí, supongo que sí.

Cerró la puerta y fue a la cocina. Era verdad que llevaba varios días comportándose como una proscrita. Había contestado con negativas a las invitaciones de Manuela para jugar al tenis y sólo respondía al teléfono si sonaba según la contraseña pactada con Santiago. Apenas si salía de casa, porque, en el fondo, temía encontrarse con Paula. Dejó la convocatoria sobre la mesa, suspiró con preocupación. No podía seguir mostrándose como avergonzada de que la vieran, era indigno. Pero exponerse a una situación violenta la hacía refugiarse entre sus cuatro paredes seguras. En realidad, había estado esperando una visita de Paula, incluso había previsto estrategias para responder sus reproches o aplacar su ira. Pero Paula no había aparecido, por eso le resultaba cómodo atrincherarse y esperar a que llegara el momento de huir. Eso era justo lo que Santiago había querido evitar, pero cualquier solución que llevara a un intento de pacificación por su parte se estrellaba contra la lógica. ¿Qué podía hacer, intentar un diálogo civilizado, con qué argumentos, y en qué tono: de mujer a mujer, de amante a esposa? ¿Pedirle perdón? Intuía que esos esfuerzos no harían más que degenerar en situaciones melodramáticas que podían caer con facilidad en la violencia o el absurdo. Estaba convencida de que no le quedaba más remedio que aguantar como estaba, y sólo en caso de que fuera Paula quien quisiera hablarle vería cómo actuar. Si llovía sobre ella un chaparrón de insultos o ironías, debería soportarlo con mansedumbre. Pocas más alternativas se le ocurrían.

Leyó el papel. ¡Dios, una nueva fiestecita de Manuela a cuenta de la caridad! Eso le indicaba que no se había enterado aún del affaire. De haber sido así, la creía con el suficiente criterio como para no organizar ningún tipo de sarao. Y bien, quizá allí estaba la ocasión en la que Paula se acercaría a ella para hacerle saber lo que pensaba. Pero no asistir a la reunión era dar un paso más. Ya no sólo evitaba el encuentro, sino que se escondía, y eso era algo que no debía permitirse a sí misma. Se había enamorado de un hombre que tenía una esposa legal, ése era su crimen. Un crimen, por otra parte, más nominal que auténtico, puesto que Paula ya no amaba a su marido. Estaban entre adultos, y cada uno debía enfrentarse a sus propios problemas. Las circunstancias dolorosas u ofensivas que conllevaba aquel amor eran algo que todos tenían que asumir. Iría a la reunión, por respeto a sí misma. Sólo era cuestión de alcanzar un estado de serenidad duradero y dejarse llevar por los acontecimientos. Los hechos se producirían sin que ella intentara variarlos. Nunca había creído en ningún tipo de destino prefijado, pero aquélla era una posibilidad que empezaba ahora a considerar. La hacía sentirse mejor, exonerada de terribles culpas, libre para poder ser feliz.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Días de amor y engaños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Días de amor y engaños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alicia Bartlett - Rites de mort
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
libcat.ru: книга без обложки
Alicia Bartlett
Alicia Bartlett - Donde Nadie Te Encuentre
Alicia Bartlett
Xavier Aliaga - Ja estem morts, amor
Xavier Aliaga
Alicia E. Funcasta Tripaldi - Transmuta este amor por otro amor
Alicia E. Funcasta Tripaldi
Humberto Batis - Amor por amor
Humberto Batis
Frederick Bartlett - The Wall Street Girl
Frederick Bartlett
Отзывы о книге «Días de amor y engaños»

Обсуждение, отзывы о книге «Días de amor y engaños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x