Lorenzo Silva - Noviembre Sin Violetas
Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - Noviembre Sin Violetas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Noviembre Sin Violetas
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Noviembre Sin Violetas: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Noviembre Sin Violetas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Noviembre sin violetas parece, en una primera aproximación, una apasionante y vertiginosa novela policíaca. Sólo que en este caso el enigma encuentra al detective y no al revés, como suele ser habitual en este género. Desde esa inversión de los cánones, nada es lo que parece y los personajes casi nunca muestran su verdadero rostro. La novela es, en fin, una reflexión sobre la absolución que quizá merezca toda acción humana y sobre la condena que pesa, por el contrario, sobre sus consecuencias.
Noviembre Sin Violetas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Noviembre Sin Violetas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Mi dulce y amadísimo veneno:
Imagino que en mi ansiada ausencia tu vida transcurrirá en una continua plenitud de pasmosas delicias, que saborearás con esa singular sabiduría que siempre tuviste para el placer y tanto te faltó para los otros asuntos relevantes de la existencia. Como sabía de tu incapacidad para el sacrificio, procuré, antes de mi inevitable desaparición, dejarte bien abastecida de los medios precisos para conseguir todas las golosinas de las que depende la felicidad de tu alma. Tú eres ahora el único juez para concluir mi éxito o mi fracaso, y yo ya no puedo enmendar nada. En esta carta sólo puedo ofrecerte mis excusas en el caso de que algún deleite importante haya escapado a tu exquisito paladar. Hice cuanto supe y pude, como siempre cuando se trató de ti.
Me gustaría poder decirte algo del lugar donde estoy ahora. Cómo es la luz, cómo el silencio, de qué forma te recuerdo y te amo, obligado por mi estupidez inmune a la muerte. Pero esta carta ha sido escrita antes de cruzar la puerta, y aunque en todo lo demás, lo que se refiere a ti, lo que se refiere a otros, pude situarme más allá de ese momento de oprobio, no me ha sido posible hacer otro tanto con lo que se refiere a mí mismo. Deberás quedarte sin saberlo, lo que seguramente dolerá a tu curiosidad, siempre aguzada, aunque se trate de seres que hace una eternidad que dejaron de interesarte, como yo. Cuando pienses en mí, recurre a alguna convención verosímil. Pon que soy un humo que dibuja en la noche tu nombre. Pon que tengo veinte años y te deseo con el corazón entero, como un perro joven y fuerte desea refugio en la tormenta.
Tampoco esperes que te cuente las razones de mi desaparición. Viene a resultar indiferente cuál de entre mis numerosos enemigos causó mi desgracia. Pudo ser el que fue y pudieron ser otros. La felicidad sólo tiene un camino pero son infinitos los caminos del desastre. Desde dos años antes del desenlace he cambiado de uno a otro aguardando pacientemente el día en que alguno acabaría conmigo. Querrás pensar al leer la frase anterior que he buscado lo que he conseguido, y aunque no sea más que por un frío rechazo intelectual, puede que te horrorice la idea. No desperdicies conmigo tus reproches. También te busqué a ti, y si nada en la vida terminó trayéndome más destrucción y desdicha, me arriesgo a apostar que en el lugar en que estoy ahora sigo buscándote, aunque tenga que tantear sin dedos y mirar sin ojos y olerte sin nariz. Hay seres que nacen para crear algo diferente de ellos mismos que aprovecha a otros, con lo que cosechan la admiración y la gratitud de una, de dos o de cien generaciones. Siempre he creído que ese tipo de gente sólo tiene una habilidad realmente insustituible: la de defenderse serenamente de sí mismos. Los que carecemos de esa aptitud estamos condenados a no dejar nada detrás de nosotros y a pasar la vida empeñados en aniquilarnos. Al final, el hombre que va a hacer que me llenen el corazón de plomo no es algo sustancialmente diferente de ti; los dos sois, en esencia, instrumentos para cumplir mi destino. Y no sabría decir quién entre ambos se ha desempeñado con mayor competencia, si dejamos aparte el detalle superficial de que gracias a él daré el salto. Porque, ¿quién como tú, mi adorado veneno, me ha traído hasta el filo de este precipicio? No estoy inculpándote. No soy, ni el miedo a lo inminente, a lo que ya será pasado cuando leas estas líneas, puede hacerme ser tan burdo.
Quién puede quejarse de haber tenido una bella e incuestionable manera de sufrir. Te estoy agradecido, porque sin ti me habría visto obligado a abrazar cualquier modelo inexacto. Hay cosas en la vida que quieren el azar y otras que prefieren regirse por nítidas pautas algebraicas. No es lo mismo una mujer para vivir que una mujer para morir. No es lo mismo cuando se tiene fe para esperar que cuando se aguarda con una oscura certidumbre. No, no me quejo. He tenido cuanto debía tener, me he acercado a la puerta con el corazón trémulo, pero sin que me temblara el cerebro, con la memoria cargada de instantes magníficos, de cuando fuiste dulce conmigo y eras hermosa, de cuando me traicionaste y tuve que morderme las manos para no decir que estabas todavía más linda, tan manchada de vergüenza y de los dedos dubitativos de mi hermano. Después de todo, me disteis más que me quitasteis.
En realidad, es mejor que no sepas demasiado de lo que me estuvo envolviendo en los últimos tiempos. Ésa fue mi política en vida y no pienso quebrantarla ahora mediante esta carta. Las probabilidades de que te busquen disminuirán en la medida en que sea menor la información que de ti puedan conseguir. Sin embargo, no debo ocultarte que existen otras posibilidades de que seas perseguida que de ningún modo me ha sido posible eliminar; siempre hay imbéciles que tienen una tosca idea de la venganza, y otros que no se enteran demasiado bien de lo que ha ocurrido e intentan averiguarlo a deshora y atropelladamente. Como te advertí muchas veces cuando sólo podías creer que se trataba de divagaciones de borracho, los meses inmediatos a mi desaparición habrán sido más o menos seguros. Todos habrán estado midiéndose cuidadosamente los pasos y nadie debe de haberse acordado de ti. Pero ahora que recibes esta carta las cosas han cambiado y tú no estás a salvo. Quien te la ha hecho llegar dispone de información fiable acerca de esos dos extremos. También podrá decirte que te queda un pequeño espacio para irte y te indicará la manera de hacerlo y varios lugares apropiados entre los que puedes elegir. Naturalmente, carezco de argumentos para persuadirte de que aceptes mi aviso y las instrucciones que te darán con él. Como siempre, haz tu voluntad, pero no quiero que pueda acusárseme de que no te hice saber a qué te estabas exponiendo. Si te localizan puedes estar convencida de una cosa: se darán más o menos prisa, buscarán la ocasión o irán por ti en el mismo momento en que te encuentren, tratarán de extorsionarte o no, lograrás esquivarlos momentáneamente o no lograrás sacudírtelos de encima; en cualquier caso el final será el mismo y será inapelable. Creo que el mundo lamentaría tu pérdida. Aún eres joven y hermosa y hay por ahí otros muchos seres atormentados a los que podrías dar tanta ayuda como me diste a mí. Si no quieres cuidarte por mí o por ti, hazlo por ellos. Aunque yo sacrifiqué este conocimiento por ti, es una de las riquezas que tiene la vida. Se puede descender a lo más profundo del hastío, se puede reducir el alma a la más ínfima inanidad, pero siempre subsiste incólume la opción de remontar el vuelo y vivir todavía lo más grande. Corresponde a los espíritus ambiciosos como el tuyo tener en cuenta esa opción por encima de cualquier debilidad del ánimo. ¿No te estimula pensar que todavía puedes hacer una faena mejor que la que hiciste conmigo? En este punto zozobran mis previsiones. ¿Por qué me extiendo sobre esto? Quizá estés ya enfrascada con otro infeliz y pierdo el tiempo tratando de convencerte de algo que tienes plenamente asumido. No sé, pero quizá pienso que aunque sólo sea por cumplir con las costumbres, o por no perderte la sensación, o porque hayas decidido tenerme un poco de lástima, te habrás tomado algún tiempo para llorarme. Si no es así, tampoco tiene mayor importancia. Por supuesto que también hay un pasaje para él. Elegid un sitio romántico y bebed algo a mi salud de vez en cuando, que a fin de cuentas pago yo.
Muchas veces me he preguntado por qué no te maté. No fue porque me diera miedo quedarme sin ti. Ambos sabemos de sobra que he vivido sin ti cada uno de los días que duró nuestro accidentado o accidental matrimonio. Tampoco fue porque me resistiera a perder la visión de tu belleza. No es ya que tu belleza habite en mi corazón; eso habría sido un consuelo enfermizo, desviado, casi falso. La cuestión es que mi corazón no tiene más forma que la de tu belleza, hasta tal punto que sólo arrancándomelo podrían privarme de ella. Ni mucho menos, como no creo necesario aclararte, fue la causa de que no te matara alguna repugnancia o algún horror por el crimen. No habría podido serlo, desde el momento clarividente en que descubrí que el crimen es una de las más altas y absolutas formas de la poesía. Con el crimen habría culminado a un tiempo tu belleza y tu vida y mi amor ilimitado, fundiéndolos con la eternidad en un éxtasis único, indiscutible. En realidad, si repaso cualquiera de las objeciones usuales a la decisión de eliminar a la propia mujer, a cualquier mujer en definitiva, no encuentro sino razones poderosas para haberte matado. Ante la incapacidad de la lógica para justificar mi abstención, me inclino a sospechar que la culpa la tuvo una casual conjunción de circunstancias imprecisas. Alguna de ellas cabría encontrarla entre las múltiples modalidades de mi indolencia, que probablemente es el atributo del alma humana que ostento con mayor profusión de matices. Puedo pensar en la indolencia que me llevaba a dormir como nunca el día antes de un examen crucial que no había preparado debidamente, en la que desbarataba mi atención y lastraba mi elocuencia en la primera y normalmente última cita con una muchacha perseguida durante largas semanas, o en la que me disuadía de poner en el papel los versos más sublimes, que me habían sido dictados durante el sueño, hasta que ya era demasiado tarde para recordar más que torpes y enrevesados escombros del poema. Otro motivo nebuloso, pero cuya eficacia no debe ser subestimada, pudo ser que me traicionaras con mi hermano. Me resulta difícil desentrañar el efecto concreto de este hecho. Por una parte, la culpa podía ser desplazada de ti, que eras pese a todo irresponsable ante mí, hacia él, que no lo era. Bajo ese punto de vista, no tenía sentido castigarte. Por otro lado, y considerando que matarte hubiera podido ser un placer independiente de la sanción de la falta cometida, existía otro obstáculo; que al haberte mezclado con él te habías impregnado de algo que era sacrosanto para mí: su inmunidad. Yo no podía lesionarle severamente, cualquiera que fuera su delito contra mí, porque aunque hubiera burlado la lealtad que me debía, yo no dejaba de deberle mi lealtad, no ya a él, sino a los días en que me había dado la vida y a las veces que me la había guardado, salvado o defendido. Desde luego que le hice daño, que encontré maneras de vengarme que le resultaron dolorosas. Pero no podía destruirle, y aun a riesgo de que terminaras siendo totalmente suya, no podía levantar mi mano contra ti antes de estar seguro de que eso no le hundiría. Ya no recuerdo si intenté cerciorarme o si escogí quedarme en la duda. Tampoco sé por qué te cuento esto en esta carta. Tal vez sea porque lo omití antes y es la única cosa importante que te he ocultado. Tal vez sea porque estas palabras, que serán leídas después de mi muerte, están escritas a pesar de todos mis esfuerzos antes de ella, o para ser más exactos en su inminencia, que llena mi mente de cavilaciones funerarias. A lo mejor te tiene sin cuidado todo este jaleo que me traigo con la cosa de no haberte matado. Nunca ahondé demasiado en tu modo de ver el mundo o de verme a mí, y he tenido que morir rendido a este misterio. Desde luego que aprendí a navegar en la superficie de tu alma, e incluso a vejarla o a hacer chistes de ella. Pero nunca fui tan ingenuo como otros, que creyeron que empezabas y acababas en tu comportamiento y en tu irreflexivo sistema de prioridades. Yo adiviné o temí hace veinte años que sabías tanto de la vida como para mirarla desde el otro lado, desde donde mi lento y pesado cerebro de hombre jamás podría verla, y con esa impresión de muchacho me quedé para los restos. No puedo estar donde tú estás. He podido reírme de ti, pero sólo de una parte de ti. Eres grande y oscura como el universo que sabe para qué me hizo cuando yo he de morir ignorándolo. Puedo reírme de esa gorda que se unta crema bronceadora y que también es el universo, pero de todo el universo no aprenderé a reírme jamás, como tampoco lograré destruirlo. Mira, tal vez acabo de dar sin querer con la verdadera razón por la que no te maté.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Noviembre Sin Violetas»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Noviembre Sin Violetas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Noviembre Sin Violetas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.