John Saul - Ciega como la Furia

Здесь есть возможность читать онлайн «John Saul - Ciega como la Furia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Ciega como la Furia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Ciega como la Furia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

John Saul is an American author. His horror and suspense novels appear regularly on the New York Times Best Seller List.

Ciega como la Furia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Ciega como la Furia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Nada -declaró-. Solo que hice girar la cuerda demasiado rápido y Annie tropezó.

Mientras hablaba, Sally la observaba cuidadosamente, preguntándose si Michelle estaba diciendo la verdad. Pero al sonar la campana que los llamaba a todos después de la merienda, decidió no apremiar a Michelle. – ¿Quieres que entre contigo? -preguntó. -No -respondió Michelle en tono brusco-. ¡Solo quiero que me dejes tranquila!

Ofendida, Sally retrocedió; luego subió de prisa los escalones. Cuando Michelle se arrepintió de sus palabras

era demasiado tarde… Sally estaba ya dentro del edificio. Lentamente, Michelle empezó a subir la escalera, aliviada al ver que los demás niños pasaban en tropel por su lado, parloteando, olvidados ya del incidente con Annie.

– Yo vi lo que hiciste -siseó Susan Peterson a su oído.

Sobresaltada, Michelle estuvo por perder el equilibrio y tuvo que aferrarse a la barandilla para no caerse.

– ¿Qué?

– Lo vi -insistió Susan, cuyos ojos brillaban de malicia-. Vi que deliberadamente trataste de hacer caer a Annie y se lo diré a la señorita Hatcher. ¡Es probable que te expulsen!

Sin aguardar respuesta, se apresuró a entrar. Súbitamente sola en el patio escolar, Michelle se detuvo y miró el campo de juego, como si de algún modo pudiera ver lo que realmente había sucedido. Ella no lo había hecho de intento. Estaba segura de que no. Pero en realidad no podía recordar qué había sucedido hasta que Annie Whitmore gritó. Suspirando profundamente, empezó de nuevo a subir los escalones. "Ojalá que ella estuviera muerta" pensó. "Ojalá Susan Peterson estuviera muerta".

Al llegar a lo alto de los escalones, Michelle se detuvo. Dentro de su cabeza podía sentir la voz de Amanda, muy suave, hablándolc.

– Yo la mataré -susurraba Mandy-. Si ella habla, yo la mataré…

June colocó a Jennifer en su cunita, acomodó cuidadosamente una cobija en torno a ella; luego volvió a su caballete y examinó el paisaje marino. Estaba casi concluido. Era tiempo de empezar con otra cosa. Abriendo la puerta del armario, tiró de la cuerdita que colgaba de

la lamparilla sin pantalla instalada adentro y tendió la mano hacia la tela más cercana. Al ver que su tamaño no le convenía, se internó más en el armario para revolver entre la maraña de marcos y telas que se apilaban en desorden al fondo. Finalmente, vio una que le convenía y la apartó de las demás.

Al llevarla al estudio, se dio cuenta de que no estaba en blanco.

Arrugando la frente, miró con fijeza el boceto al carboncillo. No recordaba haber hecho ese boceto, y sin embargo debía de haberlo hecho. Colocó la tela en el caballete. Luego se apartó y la miró de nuevo. Era algo extraña.

El boceto de dos figuras desnudas haciéndose el amor, no era malo.

Pero no era de ella. No correspondía el estilo ni el tema. Durante años ella había bosquejado muchos cuadros; luego, insatisfecha con ellos, los había apartado, pensando rehacerlos o borrarlos.

Cuando encontraba alguno de ellos, invariablemente recordaba la imagen, o por lo menos la reconocía como propia: por su técnica o por un tema que le interesaba. Pero este cuadro era diferente. Los trazos eran audaces, más audaces que los suyos y más primitivos. Y sin embargo las figuras estaban bien… las proporciones eran correctas; casi parecían moverse sobrela tela. Pero ¿quién podía haberlas hecho?

La obra tenía que ser de ella. ¡Tenía que ser! Y sin embargo no podía recordarla en absoluto. Estaba por limpiar la tela cuando cambió de idea. Sintiendo una extraña inquietud, la volvió a guardar en el armario.

Michelle empezó a juntar sus libros, sin quitar los ojos del suelo mientras el resto de la clase salía de prisa al corredor. La tarde había sido desdichada para ella: itormcntada, ella había esperado el recreo. Estaba segura ie que la señorita Hatcher querría hablar con ella. Pero recreo había pasado sin que la señorita Hatcher dijera lada. Ahora había terminado el día. Se puso de pie, tomó el bastón y se dirigió a la puerta.

– Michelle… ¿quieres aguardar un minuto, por favor?

Lentamente se volvió hacia la maestra. La señorita Hatcher la estaba mirando. Pero en vez de enojada parecía preocupada.

– Michelle, ¿qué pasó hoy a la hora de la merienda?

– ¿Se… se refiere usted a Annie?

Corinne Hatcher asintió con la cabeza.

– Tengo entendido que hubo un accidente -dijo en un tono que expresaba inquietud, pero no enojo.

Michelle se permitió tranquilizarse un poco.

– Parece que hice girar la soga un poco rápido. Annie tropezó y la soga le golpeó la pierna. Pero dice que se siente bien.

– Pero ¿cómo ocurrió eso? -insistió la señorita Hatcher.

Michelle habría deseado saber qué le había dicho Susan Peterson.

– Pues… pues sucedió, simplemente -respondió Michelle, desvalida -. Creo que no estaba prestando atención -hizo una pausa, luego, vacilando preguntó:- ¿Qué dijo Susan?

– Poca cosa, solo que vio que la cuerda golpeaba a Annie.

– Dijo que yo lo hice de intento, ¿verdad?

– ¿Por qué iba a decir eso? -replicó la maestra. Eso era exactamente lo que había dicho Susan.

– Dijo que me iban a expulsar por eso -contestó Michelle, le temblaba la voz y luchaba por contener las lágrimas.

– Bueno, aunque lo hubieras hecho de intento, no creo que te echaríamos por eso. Tal vez te haríamos escribir "No haré caer a Annie Whitmore" en la pizarra cien veces. Pero ya que fue un accidente no parece merecer castigo, ¿verdad?

– ¿Quiere decir que me cree? -respiró Michelle.

– Por supuesto que sí.

Toda la tensión abandonó a Michelle, Después de todo, las cosas iban a estar bien. Entonces miró a la señorita Hatcher con expresión implorante.

– Señorita Hatcher, ¿por qué diría Susan que yo hice eso de intento?

"Porque es una mentirosilla maligna y detestable" pensó para sí Corinne.

– A veces algunas personas ven las cosas de modo diferente a otras -respondió con serenidad-. Por eso es importante averiguar lo que otras personas dicen sobre esas cosas. Por ejemplo, Sally Carstairs dijo que tú no hiciste nada deliberadamente. También ella dijo que fue un accidente.

– Sí, fue un accidente -asintió Michelle-. Yo no haría daño a Annie. Me agrada y yo le agrado a ella.

– Agradas a todos, Michelle -respondió Corinne palmeándole el hombro afectuosamente-. Solo dales una oportunidad y ya verás.

Eludiendo su mirada, Michelle preguntó:

– ¿Puedo irme ya?

– Por supuesto. ¿Vendrá a buscarte tu madre?

– Puedo caminar.

El modo en que lo dijo Michelle hizo pensar a Corinne que era casi un desafío.

– Estoy segura de que puedes -admitió con dulzura. Michelle se dirigió hacia la puerta pero la maestra volvió a detenerla-. Michelle… -La niña se detuvo, pero no se volvió, obligando a Corinne a hablarle a su espalda-. Michelle, lo que te ocurrió también fue un accidente, no debes estar encolerizada por ello ni culpar a nadie, fue un accidente, tal como lo sucedido hoy a Annie.

– Ya lo sé -replicó Michelle. Su voz fue apagada; las palabras sonaron como una réplica automática.

– Y los niños se acostumbrarán a ti. Con los de más edad llevará un poco de tiempo, nada más. Pronto dejarán de burlarse.

– ¿Dejarán? -preguntó Michelle. Pero no esperó una respuesta.

Cuando salió de la escuela, los alrededores estaban desiertos. Michelle cojeaba lentamente, entre contenta de que no hubiera nadie viéndola y desilusionada de que no hubiera nadie con quien hablar. Casi había esperado que Sally la estuviera esperando. Pero ¿por qué iba a hacerlo?, reflexionó Michelle. ¿Por qué iba a desperdiciar Sally su tiempo con una lisiada?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Ciega como la Furia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Ciega como la Furia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Ciega como la Furia»

Обсуждение, отзывы о книге «Ciega como la Furia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x