Peter Tremayne - Un acto de misericordia

Здесь есть возможность читать онлайн «Peter Tremayne - Un acto de misericordia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un acto de misericordia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un acto de misericordia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A finales del otoño del año 666, sor Fidelma emprende viaje con destino a la península Ibérica, en esta ocasión sin la compañía de su inseparable amigo sajón Eadulf, pero no se trata de un viaje de placer, sino de una peregrinación en compañía de un heterogéneo grupo de fieles durante el que confía en poner en claro sus ideas. Sin embargo, al llegar al barco se producen algunos encuentros un poco comprometidos que la turbarán, y una nave no es el mejor sitio donde conseguir un poco de intimidad y sosiego. Por si fuera poco, el tiempo no acompaña en absoluto, y durante la primera noche de travesía desaparece uno de los peregrinos. El hallazgo de una toga ensangrentada no hace sino plantear nuevos enigmas: ¿acaso alguien mató al peregrino y luego lanzó su cadáver por la borda? Y, en tal caso, ¿por qué? Y ¿quién?

Un acto de misericordia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un acto de misericordia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Vuestro camarote está al lado del suyo, ¿verdad?

– Así es.

– Pero no fuisteis a ver cómo se encontraba cuando se desató la tormenta.

– Es que tenía miedo.

– Imaginaos cómo se sentiría ella, mareada como estaba.

– Yo misma estaba mareada -se quejó Crella-. ¿Insinuáis que debí haberme levantado para intentar llegar a su camarote? ¿Que podría haber evitado que subiera a cubierta y que una ola se la llevara? -preguntó en un creciente tono quejumbroso.

– No, no insinúo tal cosa. Ya juzgar por lo que decís, creo que sospecháis que Muirgel no estaba tan mal como ella decía y que, sin duda, esperaba a alguien.

Crella levantó la barbilla como si fuera a negarlo. Pero luego agachó la cabeza y se quedó callada.

– ¿Sabéis quiénes eran los amigos de Muirgel? ¿Estáis segura de que el hermano Bairne no era uno de ellos?

– ¿Bairne? -respondió Crella con una risa forzada-. Ya os he dicho que sería la última persona en quien Muirgel se habría interesado. Uno era… -vaciló.

– ¿Sí? -la instó Fidelma.

– Bueno, el hermano Cian es amigo vuestro…

Esta vez fue Fidelma quien se ruborizó.

– ¡No lo es! Lo conocí hace diez años en Tara y no lo había visto desde entonces, hasta que puse los pies en este barco. Da lo mismo. ¿Decíais de Cian?

– Cian tenía cierta fama en Moville. Pocas son las mujeres en edad de merecer a las que Cian no haya convencido de compartir su cama; desde pimpollos papanatas como Gormán hasta mujeres más maduras como mi prima. Pero tengo la impresión de que Muirgel tenía pensado acabar su relación con Cian antes de salir de la abadía. Empezó a mostrarse reservada, lo cual era raro en ella.

A Fidelma no le sorprendió que los puntos flacos de Cian salieran a la luz.

– ¿Había alguien a quien Muirgel temiera? -preguntó.

Sor Crella negó con la cabeza y miró a Fidelma con curiosidad.

– ¿Qué tienen que ver estas preguntas con la investigación sobre cómo cayó al agua Muirgel? No lo entiendo.

Fidelma sabía que había ido demasiado lejos y que había empezado a suscitar sospechas en la mente de la joven, así que dio otro rumbo a las preguntas.

– Sólo quería información de sor Muirgel, nada más. En lo que a vos respecta, permanecisteis en vuestro camarote hasta el día siguiente.

– Mi intención era pasar a verla esta mañana, pero al amanecer el hermano Cian ha entrado en nuestro camarote diciendo que quería comprobar que todos estaban bien. El muy arrogante… -Crella se contuvo-. Se ha puesto al mando de nuestro grupo y se cree en el deber de guiarnos como si fuéramos sus ovejas descarriadas.

Fidelma se inclinó un poco hacia delante.

– Así que Cian entró para supervisar… Y fue al amanecer. ¿Qué ocurrió luego?

– Poco después de haberse ido volvió para decirme que Muirgel no estaba en su camarote y que iba a dar la voz de alarma al capitán.

– ¿Qué tipo de carácter tenía Muirgel?

– ¿Creéis que eso es relevante?

– Sólo quiero entender qué la movió a salir del camarote y subir a cubierta pese a encontrarse tan mal.

– El pavor, supongo -respondió Crella-. Yo llegué a pensar en algún momento que el barco se iría a pique por el modo en que se movía arriba y abajo. En ninguno de los viajes a Iona habíamos encontrado nunca tan mala mar.

– ¿Cuántas veces habéis cruzado el estrecho de Iona?

– Muirgel y yo llevamos recados del abad de Moville a Iona en diversas ocasiones.

– ¿Y nunca se mareó entonces? Porque suele ser un estrecho azotado por las tempestades, ¿verdad? Yo solamente lo atravesé en una ocasión, pero comprendí que la gente lo encontrara temible, pues la furia del mar puede ser espantosa.

– No recuerdo haberla visto mareada nunca.

– Sin embargo, vos creéis que anoche el miedo se apoderó de ella y que corrió a cubierta en medio de la tormenta.

– Es la única conclusión que puede sacarse. Quizá sólo quiso respirar aire fresco porque el del camarote era agobiante y estaba viciado.

Fidelma quedó en silencio un instante y añadió en voz baja:

– No me habéis dicho nada de cómo era Muirgel.

La respuesta de Crella fue inmediata y entusiasta.

– Era decidida y aguda. Sabía lo que quería. Quizá por eso yo seguía su ejemplo. Era a ella a quien se le ocurrían todas las ideas.

– Ya. -Fidelma se puso en pie de repente-. Habéis sido de gran ayuda, Crella… Oh, una cosa más… ¿cuándo decidió Cian unirse al grupo?

Crella hizo una mueca de fastidio.

– ¿Ése? Pues cuando sor Canair anunció su propósito de guiar a un grupo al Santo Sepulcro.

– ¡Vaya! Así que la idea de peregrinar al Sepulcro de Santiago fue de Canair?

– Iba a ser nuestra guía. Cian era de Bangor, aunque venía a Moville con frecuencia. Lo conocíamos bien. Hacía de emisario del abad de Bangor para los recados a Moville. Cuando Canair anunció la peregrinación, Cian se unió al grupo desde el principio.

De pronto oyeron un grito procedente de la cubierta por encima de ellas y Wenbrit apareció corriendo.

– ¿Qué ha ocurrido? -preguntó Fidelma al verlo pasar como una exhalación.

– La bruma escampa -exclamó el muchacho-, pero creo que hay dificultades.

CAPÍTULO X

Fidelma encontró a varios pasajeros reunidos en la cubierta, deseosos de averiguar a qué venía el alboroto que armaba la tripulación del Barnacla Cariblanca. Era casi mediodía y el sol había dispersado buena parte de la niebla, aventándola como volutas de humo de una hoguera.

Al asomarse a cubierta, había oído otro grito procedente del palo mayor; era un grito de alarma. Se volvió hacia la cubierta de popa, donde vio a Murchad de pie junto a sus timoneles; Fidelma siguió la mirada del capitán, a babor. Entre la niebla que rápidamente se dispersaba distinguió la albura del oleaje que rompía contra unos escollos sobre los que una bandada de cormoranes posaba como centinelas rutilantes. Entonces se apercibió de que en derredor, aquí y allá, sobresalían a flor de agua rocas e islotes como aquéllos.

Gurvan, el oficial de cubierta, acudió como alma que lleva el diablo junto al capitán.

– ¿Dónde estamos? -le preguntó Fidelma a voz en cuello.

– Sylinancim -gruñó el bretón, que no parecía contento-. La tempestad nos ha empujado demasiado al sureste.

Así que Murchad estaba en lo cierto cuando le había dicho que la tormenta los había desviado fuera de rumbo hacia el este.

Ni Gurvan ni Murchad pusieron objeción alguna a que Fidelma siguiera al bretón hasta la cubierta de popa para quedarse junto al capitán que tenía el semblante preocupado.

– No sabía que las islas Sylinancim fueran tan desoladas e inhóspitas -observó, maravillada ante los peñascos escabrosos que los rodeaban.

– Las islas principales están habitadas y tienen partes en las que es posible desembarcar -explicó Gurvan-. Normalmente evitamos esta zona navegando en dirección oeste. Hemos pasado de largo el estrecho de Broad, que habría sido un paso seguro, y ahora los vientos y la marea están impeliendo el barco hacia el istmo de Crebawethan.

Estas últimas frases iban dirigidas a Murchad, que asentía con la cabeza a la evaluación del oficial de cubierta. Fidelma nada sabía de aquellos lugares, pero captó la desazón en el tono de voz del bretón, normalmente flemático.

– ¿Es un mal sitio por el que pasar? -preguntó.

– Digamos que no es conveniente estar aquí -respondió Gurvan-. Si logramos sortear el istmo, quizá podamos evadir por el sur los arrecifes de Retarrier… más rocas. Una vez los hayamos esquivado podremos navegar en línea recta hasta la isla de Uxantis. Nos habremos desviado un día de nuestro rumbo, claro, siempre y cuando…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un acto de misericordia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un acto de misericordia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Peter Tremayne - Penance of the Damned
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Behold a Pale Horse
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Dancing With Demons
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Master of Souls
Peter Tremayne
Peter Tremayne - The Leper's bell
Peter Tremayne
libcat.ru: книга без обложки
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Valley of the Shadow
Peter Tremayne
libcat.ru: книга без обложки
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Suffer Little Children
Peter Tremayne
Peter Tremayne - Der Tote am Steinkreuz
Peter Tremayne
Peter Tremayne - El Valle De Las Sombras
Peter Tremayne
Отзывы о книге «Un acto de misericordia»

Обсуждение, отзывы о книге «Un acto de misericordia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x