Petros Márkaris - Suicidio perfecto

Здесь есть возможность читать онлайн «Petros Márkaris - Suicidio perfecto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Suicidio perfecto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Suicidio perfecto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Tras haber sobrevivido al disparo recibido mientras resolvía su anterior caso (Defensa cerrada), el comisario Jaritos arrastra una aburridísima existencia de convaleciente lejos del ajetreo policial. Una noche, mientras ve pasar las noticias por el odiado televisor, una escena lo arranca de cuajo de la mediocre monotonía en que ha caído: en medio de una entrevista, un célebre empresario griego saca una pistola y comete un acto que deja pasmados a todos los televidentes. ¿Por qué un hombre de negocios tan discreto y bien considerado realiza una acción tan espectacular? El instinto del viejo sabueso despierta y Jaritos se pone en movimiento. Aunque está de baja y otra persona ha ocupado su despacho en las dependencias de la policía, el olfato del comisario es insustituible para esclarecer un caso cuyas repercusiones aumentan cada día.
Las pesquisas de Jaritos nos llevarán por la Atenas olímpica, donde se percibe la corrupción inmobiliaria y la modernización creciente convive con el café al más puro estilo griego.

Suicidio perfecto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Suicidio perfecto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Un retrato de Favieros, envuelto en crespón negro, domina el espacioso vestíbulo. Debajo hay un montón de ramos de flores. La recepcionista, una cincuentona simpática, va vestida con sencillez y sin maquillaje.

– Buenos días. ¿En qué puedo ayudarles? -pregunta amablemente.

– Comisario Jaritos. Le presento a la agente Kula… -De repente, caigo en la cuenta de que no conozco su apellido y me encallo. Por suerte, ella interviene para sacarme del apuro.

– … Calafati. Angélica Calafati.

– Quisiéramos hablar con un responsable -añado con cortesía.

– ¿Hay algún problema? -inquiere ella inquieta. Ya ha sobrevenido una tragedia y ahora aguarda la siguiente con fatalismo.

– Ninguno en absoluto. Se trata de una formalidad. Comprenderá que, cuando se suicida un personaje tan famoso, especialmente si lo hace en público, la policía tiene la obligación de llevar a cabo una investigación formal para que el día de mañana no le recriminen su pasividad.

Rezo por que mi explicación resulte lo bastante convincente para que no se le pase por la cabeza llamar a la policía.

– Siéntense un momento -nos indica y descuelga el teléfono.

Nos sentamos en los dos sillones metálicos colocados frente a su escritorio. El vestíbulo ha sido restaurado con una fidelidad escrupulosa. Un revestimiento de madera recubre la mitad inferior de las paredes, mientras que el resto está pintado de color rosa pálido. Los adornos del techo, que han recobrado su forma original, te hacen añorar una iluminación de velas o de lámparas de petróleo. Los muebles no difieren de los que se encuentran en todas las oficinas: sillones de metal, escritorios de metal y madera, ordenadores. Sin embargo, el contraste no molesta; quizá porque es tan discreto que queda absorbido por el neoclásico restaurado y se vuelve invisible.

La cincuentona cuelga el auricular.

– Les recibirá el señor Zamanis, nuestro director general. Sigan al señor Aristópulos. -Y señala a un joven en camisa de manga corta y corbata, que ha acudido al vestíbulo y nos espera.

Subimos a la tercera planta, cruzamos el puente de los suspiros y entramos en el complejo moderno. Aquí la decoración es sobria y no recuerda el siglo XIX. Cubículos con separadores de PVC puestos en fila, como pequeños escenarios de teatro. En el interior hombres y mujeres aporrean los teclados de sus ordenadores o bien hablan por sus teléfonos móviles.

Aristópulos nos conduce hacia la puerta del fondo, la única puerta en toda la planta. Antes los ricos vivían en edificios neoclásicos, y los pobres, en las chabolas. Ahora sólo los separa una puerta. Los actores en primera fila y el productor detrás de la puerta, eso es todo.

La cincuentona número dos que nos recibe lleva el cabello recogido y un pantalón y una blusa de lino blanco. Al igual que la primera, ésta tampoco está maquillada. De pronto, se me ocurre que es su manera de guardar luto por Favieros, y la idea me gusta.

– Pasen, el señor Zamanis les espera -dice y añade enseguida-: ¿Podemos ofrecerles algo?

Rehúso cordialmente y Kula se apresura a seguir mi ejemplo.

Zamanis ronda la edad de Favieros, pero todo parecido se limita a esto. Favieros era de estatura mediana y vestía con informalidad llamativa; Zamanis es alto y está trajeado. Favieros lucía una cabellera espesa y barba de pocos días; Zamanis está afeitado y presenta una calva incipiente. Nos recibe de pie y me tiende la mano. Luego estrecha la de Kula aunque mecánicamente, sin mirarla, porque tiene los ojos puestos en mí.

– Confieso que su visita nos ha sorprendido un poco. -Enfatiza cada una de las palabras-. ¿A qué se debe este repentino interés de la policía en la tragedia que estamos viviendo?

– No es repentino -replico-. Simplemente, decidimos aguardar a que pasaran los primeros días difíciles antes de molestarles. En todo caso, no es un asunto urgente, sino una mera formalidad.

– Pasemos, pues, a las formalidades. -Una vez que nos hemos sentado, empieza a disparar en tono categórico y cortante-: ¿Qué quieren saber? ¿Si me esperaba el suicidio de Iásonas? La respuesta es no. ¿Si él tenía motivos para suicidarse? No, sus asuntos marchaban viento en popa. ¿Si fueron los fachas quienes lo empujaron al suicidio? La respuesta de nuevo es no; ellos sólo han aprovechado la ocasión para darse publicidad. ¿Si alguna vez había imaginado que Iásonas llegaría a estar en boca de todos por su suicidio? Por cuarta vez, la respuesta es no. Ahora que ya he contestado a todas sus preguntas, déjenme seguir con mi trabajo. Las obras no esperan, y todo el peso ha recaído sobre mis hombros.

Kula no sabe si levantarse o permanecer en su asiento, y se vuelve hacia mí perpleja. Advierte que yo no me muevo y me imita.

– Le agradezco que nos haya ahorrado la molestia de hacerle las preguntas -digo educadamente y sin una pizca de ironía-. Pero no ha respondido a la pregunta de por qué se suicidó Iásonas Favieros.

Levanta las manos en un gesto de desesperación.

– No puedo -contesta con sinceridad-. Desde el instante en que fui testigo presencial de aquel horrendo espectáculo televisivo no he dejado de buscar una respuesta, pero no la encuentro.

– ¿Considera imposible que lo chantajeara esa organización nacionalista?

Zamanis prorrumpe en carcajadas.

– Vamos, comisario. Si ocurriera algo así, yo sería el primero en enterarme y, desde luego, no se lo ocultaríamos a la policía. Piense que, si iban a chantajearnos por contratar trabajadores extranjeros, deberían chantajear también a todas las empresas constructoras de Grecia.

– ¿Favieros tenía enemigos?

– Claro que los tenía. Como todos los contratistas de obras públicas. Vivimos en un mundo en que todos son enemigos de todos. Nuestros sueños al empezar eran distintos y hemos llegado a una situación imprevisible, pero no veo que esto le disguste demasiado a nadie.

– Poco antes del suicidio la presentadora mencionó sus contactos en el gobierno.

Zamanis se ríe de nuevo.

– ¿Y qué? ¿Iba a suicidarse por ser objeto de favoritismos? Son los perjudicados los que se suicidan, comisario.

De repente, me invade el deseo de desistir. Yo mismo había llegado a conclusiones idénticas, irrefutables.

– ¿Sufría problemas psicológicos?

Hago la pregunta ateniéndome únicamente a la lógica de que uno recurre a la psicología cuando todo lo demás falla, pero es la primera vez que se quiebra la elocuencia de Zamanis.

– Me he preguntado lo mismo muchas veces desde entonces -confiesa pensativo-. El modo mismo en que se suicidó indica un trastorno psíquico. -Calla de nuevo y fija la vista en el portalápices que descansa encima de su escritorio, como si intentara ordenar sus pensamientos-. Iásonas había sufrido mucho, comisario. No sé si conoce su curriculum…

– No.

– Debería. -Me mira a los ojos, casi desafiante.

– ¿Por qué?

– Porque fue uno de los líderes de la resistencia contra la Junta Militar. Sufrió torturas horribles en manos de la policía militar. Llegaron a temer por su vida y lo soltaron, para evitar la condena de los demás países. Todo aquello le causó traumas psíquicos…, trastornos ciclotímicos…, cambios de humor repentinos…

– ¿Presentaba síntomas de este tipo antes del suicidio?

Zamanis reflexiona.

– Interpretándolos a posteríori, sí. Entonces no les di demasiada importancia.

– ¿A qué se refiere?

– Se mostraba… ¿cómo describirlo?… algo distante, como si pensara en otras cosas. Lo dejó todo en mis manos y empezó a pasar mucho tiempo encerrado en su despacho. Entré en un par de ocasiones y lo encontré jugando en el ordenador.

– ¿Cuánto tiempo antes del suicidio ocurrió esto?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Suicidio perfecto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Suicidio perfecto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Petros Markaris - Deadline in Athens
Petros Markaris
Petros Márkaris - Noticias de la noche
Petros Márkaris
Petros Márkaris - Defensa cerrada
Petros Márkaris
Petros Márkaris - El Accionista Mayoritario
Petros Márkaris
Petros Márkaris - Muerte en Estambul
Petros Márkaris
Petros Márkaris - Con el agua al cuello
Petros Márkaris
Apostolos Doxiadis - Uncle Petros and Goldbach
Apostolos Doxiadis
Отзывы о книге «Suicidio perfecto»

Обсуждение, отзывы о книге «Suicidio perfecto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x