John Grisham - La Confesión

Здесь есть возможность читать онлайн «John Grisham - La Confesión» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Confesión: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Confesión»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Travis Boyette es un asesino. En 1998, en una pequeña ciudad de Texas, raptó, violó y estranguló a una de las chicas más guapas y más populares del instituto. Enterró el cadáver en un lugar donde nadie lo encontraría nunca y luego esperó. Observó impasible mientras la policía detenía a Donté Drumm, la estrella del equipo de fútbol que nada había tenido que ver con el crimen.
Donté fue acusado, declarado culpable y condenado a muerte. Ahora han transcurrido nueve años y solo faltan cuatro días para la ejecución de Donté. En Kansas, a más de seiscientos kilómetros de la cárcel, Travis también se enfrenta a su destino: un tumor cerebral que le deja muy poco tiempo de vida. Decide hacer lo correcto por primera vez: va a confesar. Pero ¿será capaz un hombre culpable de convencer a los abogados, los jueces y los políticos de que están a punto de ejecutar a un hombre inocente?

La Confesión — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Confesión», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Gracias, juez. Llevo nueve años conviviendo con él.

– Y también peligroso. Ayer estuve reunido con dos abogados negros que conoces, buena gente. Están indignados con el sistema, pero también les asustan las consecuencias. Según ellos, si ejecutan a Drumm habrá problemas.

– Eso dicen.

– ¿Qué se puede hacer, Robbie? ¿Hay alguna manera de impedirlo? Yo no soy experto en la pena de muerte, ni sé en qué fase están tus recursos ahora mismo.

– Casi se ha vaciado el depósito, juez. Estamos alegando enajenación mental.

– ¿Con qué posibilidades?

– Muy escasas. Hasta ahora Donté no tenía ningún historial de enfermedades psíquicas. Estamos alegando que ocho años en el corredor de la muerte lo han vuelto loco. Ya sabe que los tribunales de apelación suelen ver con malos ojos las tesis que surgen a última hora.

– ¿Está loco el chico?

– Tiene problemas graves, pero sospecho que sabe lo que pasa.

– O sea que no eres optimista.

– Yo soy abogado penalista, juez. El optimismo no está en mi ADN.

Finalmente, el juez Henry desenroscó el tapón del botellín de plástico y bebió un poco de agua sin apartar la mirada de Robbie.

– De acuerdo, pues llamaré al gobernador -dijo, como si fuera la llamada salvadora.

No lo sería. En esos momentos, el gobernador recibía muchas llamadas. Robbie y su equipo las estaban generando en grandes cantidades.

– Gracias, juez, pero no espere gran cosa. Este gobernador nunca ha frenado ninguna ejecución. De hecho, quiere acelerarlas. Le tiene puesto el ojo a un escaño en el Senado, y ya cuenta los votos antes de elegir qué desayunará. Es un hipócrita sin escrúpulos ni dos dedos de frente, un mierdecilla cobarde y rastrero con mucho porvenir en la política.

– ¿O sea que tú no lo votaste?

– No, pero llámelo, por favor.

– Lo llamaré. Dentro de media hora me reúno con Paul Koffee para hablar sobre el tema. No quiero que se lleve una sorpresa. También charlaré un poco con el del periódico. Quiero que conste que me opongo a la ejecución.

– Gracias, juez, pero ¿por qué ahora? Esta conversación podríamos haberla tenido hace un año, o cinco. Es muy tarde para posicionarse.

– Hace un año casi nadie pensaba en Donté Drumm. La ejecución no era inminente. Existía la posibilidad de que lo indultase un tribunal federal, o de que anulasen el juicio y volvieran a juzgarlo. No sé, Robbie; puede que haya hecho mal en no implicarme más, pero el caso no es mío. He estado ocupado en mis propios asuntos.

– Lo entiendo, juez.

Se dieron la mano y se despidieron. Robbie bajó por la escalera trasera, para no encontrarse a ningún abogado o secretario con ganas de cháchara. Al caminar deprisa por el pasillo vacío, intentó pensar en algún otro cargo electo de Slone o del condado de Chester que se hubiese pronunciado en defensa de Donté Drumm, y se le ocurrió uno solo: el único concejal negro del ayuntamiento de Slone.

Llevaba nueve años librando una batalla larga y solitaria, que ahora estaba a punto de perder. Era imposible que una llamada del primo que había dado mucho dinero al gobernador detuviera una ejecución en Texas. La maquinaria era eficiente, y estaba bien engrasada. Una vez puesta en marcha, no había manera de frenarla.

Una brigada del ayuntamiento erigía un estrado provisional en el césped de delante del juzgado. Algunos policías conversaban nerviosos, viendo vaciarse el primer autobús de una iglesia. Bajaron diez o doce negros, que tras haber cruzado el césped, y dejando atrás los monumentos a los caídos, encontraron el lugar que buscaban, desplegaron sillas y se dispusieron a esperar. La concentración, o manifestación, o como hubiera que llamarla, estaba convocada para mediodía.

A Robbie le habían pedido que hablara, pero él no había querido. No se le ocurría nada que no exaltase los ánimos, y no deseaba que lo acusaran de incitar a la multitud. Bastantes alborotadores habría.

Según Carlos, el encargado de administrar la web, los comentarios y los blogs, el tráfico se estaba incrementando de manera drástica. Se planeaban manifestaciones para el jueves en Austin, Huntsville y Slone; también en los campus de dos de las universidades negras de Texas como mínimo.

«Dadles caña», pensó Robbie al irse en coche.

Capítulo 13

Keith llegó temprano al hospital e hizo su ronda. En aquel momento eran media docena los feligreses de St. Mark que se encontraban en diversas fases de tratamiento o recuperación. Saludó a los seis, les dirigió unas breves palabras de consuelo, les juntó las manos para rezar y salió en busca del señor Boyette para lo que prometía ser un día movido.

Movido de formas imprevistas. El señor Boyette ya se había ido. Según una enfermera, al pasar a verlo a las seis se habían encontrado su cama vacía y muy bien hecha, su bata de hospital doblada junto a la almohada y el tubo del gotero pulcramente enrollado en torno al soporte que había junto a la cama. Una hora más tarde había llamado alguien de Anchor House con el mensaje de que Travis Boyette había vuelto, y quería decirle a su médico que se encontraba bien. Keith fue en coche a Anchor House, pero Boyette no estaba. Según un supervisor, los miércoles no le tocaba trabajar. Nadie tenía la menor idea de dónde se encontraba, ni de cuándo volvería. Durante el viaje a St. Mark, Keith se aconsejó a sí mismo tener tranquilidad y no caer en el pánico; Boyette ya daría señales de vida. Después se llamó idiota por haber depositado siquiera un ápice de confianza en un asesino confeso, violador en serie y mentiroso compulsivo. Se dio cuenta, mientras sucumbía al pánico, de que su costumbre de intentar ver el lado bueno de todas las personas a quienes conocía y con quienes hablaba le había hecho ser demasiado bondadoso con Boyette. Se había esforzado demasiado en ser comprensivo, y hasta compasivo. ¡Pero si aquel hombre había asesinado a una chica de diecisiete años solo para saciar su lujuria, y ahora no parecía molesto por el hecho de que otro hombre pagase el crimen con su vida! A saber a cuántas otras mujeres habría violado.

Entró enfadado en el despacho parroquial.

– Buenos días, pastor -lo saludó animadamente Charlotte Junger, recién restablecida de la gripe.

Keith a duras penas se mostró cortés.

– Estoy encerrado en mi despacho, ¿de acuerdo? Que no me llame nadie a excepción de un tal Travis Boyette.

– De acuerdo.

Cerró la puerta, se quitó el abrigo y llamó a Dana para darle las últimas noticias.

– ¿Anda suelto por la calle? -preguntó ella.

– Pues… sí, le están tramitando la libertad condicional. Ya ha cumplido su condena, y está a punto de quedar en libertad. Supongo que se podría decir que anda suelto.

– Suerte del tumor.

– Me parece mentira que hables así.

– Perdona, a mí también. ¿Qué planes tienes?

– Solo podemos esperar. Tal vez se presente.

– Mantenme al corriente.

Keith llamó a Matthew Burns a la fiscalía, y lo puso al día del retraso. Al principio, Burns se había mostrado tibio ante la idea de verse con Boyette y filmar en vídeo su declaración, pero al final se había dejado convencer; también había accedido a hacer un par de llamadas a Texas después de haber oído a Boyette, siempre y cuando creyera sus palabras. La noticia de su desaparición le decepcionó.

Keith entró en la web de Donté Drumm para ponerse al día, como llevaba haciendo prácticamente cada hora (salvo las de sueño) desde el lunes por la mañana. Fue a los archivadores y sacó carpetas de sermones viejos. Después volvió a llamar a Dana, pero había salido a tomar café con sus amigas.

A las diez y media en punto llamó al bufete de Robbie Flak. La joven que cogió el teléfono le explicó que el señor Flak no se podía poner. Keith dijo que lo entendía, pero que había llamado el día anterior, martes, y aunque había dejado sus números de teléfono seguía sin saber nada de nadie.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Confesión»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Confesión» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Grisham - Camino Island
John Grisham
John Grisham - The Client
John Grisham
John Grisham - The Whistler
John Grisham
John Grisham - Partners
John Grisham
John Grisham - The Activist
John Grisham
libcat.ru: книга без обложки
John Grisham
John Grisham - Calico Joe
John Grisham
John Grisham - Die Bruderschaft
John Grisham
John Grisham - The abduction
John Grisham
John Grisham - El profesional
John Grisham
John Grisham - The Brethren
John Grisham
John Grisham - La Apelación
John Grisham
Отзывы о книге «La Confesión»

Обсуждение, отзывы о книге «La Confesión» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x