Después de todo, una historia no tiene por qué ser cierta. Basta con que sea convincente.
La primavera tarda en llegar, aunque del tiempo no puedes fiarte. Tengo por mascota a una bestia sanguinaria que se ceba en almohadas, zapatos y novelas de tapa dura como quien no quiere la cosa. Tengo un Hermano Pequeño que pinta grafitis y revienta cerraduras como si tuviera diez años más. Me lleva a partidos de los Dodgers y a entrenamientos de béisbol y, con bastante frecuencia, al juzgado cuando viola la condicional. Á veces veo todavía a Genevieve -entre el vapor de la ducha, tarareando una melodía, conduciendo por determinada calle-, pero cada vez menos.
¿A que no sabéis quién ha aparecido en la terraza esta mañana, cuando estaba yo acabando de desayunar? Gus. Amplia sonrisa, mofletes hinchados, dientes salidos, como si volviera de alguna aventura, muy satisfecha de sí misma y portadora de secretos que nunca llegaremos a conocer. Ha pasado bamboleándose por la terraza y se ha puesto a morder con ahínco la manguera del jardín hasta que le ha hecho un agujero. He abierto la puerta de corredera. Caroline ha salido detrás de mí y le ha lanzado un pedazo de tostada. Gus nos ha mirado con gesto indiferente, escabullándose acto seguido por su sendero entre la hiedra.
Como todos nosotros, procurando ir siempre un paso por delante de los coyotes.
Aaron Priest y Lisa Erbach Vanee estuvieron por encima incluso de su merecida fama con su pericia y gentileza como agentes literarios. Marc H. Glick, Rich Green de CAÁ y Jess Taylor, como siempre, me proporcionaron su apoyo incondicional.
Tengo la suerte de haber encontrado un editor dinámico y perspicaz en Josh Kendall; le debo mucho a él, a Clare Ferraro y a tantos otros en Viking por el entusiasmo que mostraron por mí y por esta novela.
Gracias también a Melissa Hurwitz, Lucy Childs, Kristin Baird, Nicole Kenealy, Richard Kim, James Kryzanski, Michael Sebastian y Maureen Sugden. Por último, gracias a Delinah, que estuvo ahí en todo momento y nunca me pidió que no me arriesgara.
Escritor y guionista, nació en 1973 y creció en el área de la bahía de San Francisco. Escribió su primera novela mientras cursaba estudios de licenciatura en Harvard y, posteriormente, un master en el Trinity College de Oxford. Autor de suspense de reconocido prestigio internacional, traducido a más de una docena de idiomas, ha escrito además guiones para diversas productoras, programas televisivos e incluso cómics para Marvel.
Ha publicado numerosos artículos sobre Shakespeare y ha impartido clases de escritura de ficción en la Universidad del Estado de California. Entre sus abras destacan títulos como No dañarás (2004), Cuenta atras (2004) y Comisión ejecutora (2005).
Haciendo gala de un exhaustivo trabajo de investigación para dotar a sus novelas de realismo y veracidad, Hurwitz no ha dudado en colaborar con los grupos especiales de la Armada estadounidense, navegar entre tiburones en las Galápagos, o incluso infiltrarse en sectas.
Crimen de autor
Andrew Danner despierta en la cama de un hospital de Los Angeles sin la menor idea de cómo ha llegado hasta allí. Una inquietante sorpresa a la que se suma la noticia de que le han extraído un tumor cerebral y, todavía peor, que sobre él pesa un grave cargo: se lo acusa de haber asesinado a su ex novia. Aunque es incapaz de recordar nada del supuesto crimen, y pese a que se le ofrece la posibilidad de declararse culpable alegando enajenación mental transitoria. Danner decidirá defender su inocencia a toda costa en un angustioso proceso judicial en el que logrará ser declarado inocente.
Pero sus problemas están lejos de terminar. Al tiempo que extraños sueños y lagunas en la memoria comienzan a resquebrajar su certeza respecto a su propia inocencia, Danner sufre la voracidad implacable de la prensa de Hollywood, que aprovechando su fama como escritor fo ha convertido en un auténtico criminal mediático. Si desea descubrir la verdad sobre el salvaje crimen y sobre si mismo, no le quedará más opción que recorrer su ciudad a la búsqueda de respuestas. Sobre todo cuando otra chica sea asesinada en idénticas circunstancias que su ex pareja y alguien trate, inexplicablemente, de incriminarlo a él.
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[1]Seudónimo de Jerry Gold, famoso periodista norteamericano de origen puertorriqueño. (N. del T.)
[2]Mediático abogado neoyorquino. (N. del T.)
[3]Estadio de béisbol en San Francisco, famoso entre otras cosas por estar a merced de vientos de mil demonios. (N. del T.)
[4]En español en el original. (N. del T.)
[5]Sindicalista norteamericano misteriosamente desaparecido en 1975. Su caso sigue sin resolverse, como el secuestro del hijo de Charles Lindbergh. (N. del T.)