José Somoza - Clara y la penumbra

Здесь есть возможность читать онлайн «José Somoza - Clara y la penumbra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Clara y la penumbra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Clara y la penumbra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En los circuitos internacionales del arte está en auge la llamada pintura hiperdramática, que consiste en la utilización de modelos humanos como lienzos. El asesinato de Annek, una chica de catorce años que trabajaba como cuadro en la obra "Desfloración", en Viena, pone en guardia a la policía y al Ministerio de Interior autriaco, que son presionados por la poderosa Fundación van Tysch para que no hagan público el crimen, ya que la noticia desencadenaría el pánico entre sus modelos y la desconfianza entre los compradores de pintura hiperdramática. Y mientras tanto, Clara Reyes, que trabaja como lienzo en una galería de Madrid, recibe la visita de dos hombres extranjeros que le proponen participar en una obra de carácter "duro y arriesgado"; el reto empieza en el mismo momento de la oferta, ya que la modelo debe ser esculpida también psicológicamente. De esta forma, Clara entra en una espiral de miedo y fascinación, que envuelve también al lector y lo enfrenta a un debate crucial sobre el valor del arte y el de la propia vida humana.

Clara y la penumbra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Clara y la penumbra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Él creía que todavía la amaba.

Wood dejó las gafas sobre el escritorio y lo miró.

– Hirum, seré sincera contigo: estoy en desventaja frente al tipo que destruye los cuadros.

– ¿En desventaja?

– Alguien de nosotros lo ayuda. Alguien de la Fundación.

– Dios mío -murmuró Oslo.

Durante un ligerísimo instante, una débil fracción de segundo, a él le pareció que ella se convertía de nuevo en una niña. Oslo sabía que detrás de aquella fortaleza inexpugnable se escondía, temerosa, una pobre y solitaria criatura que asomaba de vez en cuando a su mirada, pero comprobarlo en aquel momento lo sobresaltó. Sin embargo, el instante pasó pronto. Wood volvió a tensar las riendas de su rostro. Ni siquiera con cerublastina podría elaborarse una máscara más perfecta que las facciones reales de la señorita Wood, pensaba Hirum Oslo.

– Ignoro quién puede ser -prosiguió ella-. Quizás alguien comprado por un grupo de la competencia. En todo caso, capaz de suministrar información privilegiada sobre turnos de agentes de custodia, lugares de confinamiento y cosas así. Estamos vendidos, Hirum, por dentro y por fuera.

– ¿Lo sabe Stein?

– Fue al primero a quien se lo conté. Pero se negó a ayudarme. Ni siquiera va a intentar que la próxima exposición se suspenda. Ni Stein ni el Maestro quieren inmiscuirse en el asunto. El problema de trabajar para grandes artistas es que tienes que averiguarte la vida por ti mismo. Ellos están a otra altura, en otro nivel. Me consideran un perro guardián, incluso me llaman así, y no les censuro: ése es exactamente mi oficio. Hasta ahora se han mostrado satisfechos conmigo. Pero ahora estoy sola. Y necesito ayuda.

– Me has tenido siempre, April, y me tienes ahora.

Se oyeron risas procedentes del jardín. Eran jóvenes de ambos sexos. Se acercaban a la pérgola hablando y riendo, como una excursión de estudiantes. Vestían ropa deportiva y llevaban bolsas al hombro pero las pieles brillaban tersas como espejos pulidos bajo las recientes luces eléctricas que habían comenzado a encenderse entre los árboles. La aparición fue casi sobrenatural: ángeles de cuerpos delineados, seres de un universo remoto del que Hirum Oslo y April Wood se consideraban desterrados y a los que era muy difícil mirar sin añoranza. Tras disculparse con Wood, Oslo se levantó y abrió la puerta del despacho.

Wood comprendió de inmediato que se trataba de un ritual diario: los cuadros de Oslo se despedían así de su dueño. Reconoció al Chalboux y al Moritz entre ellos. Oslo les hablaba y sonreía. Bromeaba. Ella pensó en su propia casa de Londres. Tenía más de cuarenta obras y casi la mitad de adornos humanos. Algunos eran tan caros que seguían posando incluso cuando se ausentaba, aunque permaneciera fuera durante semanas. Pero Wood no cruzaba ni dos palabras con ninguno. Apagaba sus cigarrillos sobre Ceniceros que eran hombres desnudos, encendía Lámparas adolescentes de sexo depilado y virgen, dormía junto a un óleo formado por tres jóvenes pintados de azul en perenne equilibrio, se aseaba al lado de dos muchachas arrodilladas que sostenían con la boca jaboneras de oro, y en ningún momento, ni siquiera cuando por fin se marchaban a descansar tras una jornada completa de trabajo en su casa, se le había ocurrido hablarles. Sin embargo, Oslo se relacionaba con sus cuadros como si fuera un padre cariñoso.

Tras despedirse de sus lienzos, Hirum Oslo regresó al asiento y encendió la lámpara del escritorio. La luz destelló en los ojos fríos y azules de Wood.

– ¿A qué hora tienes que irte? -preguntó.

– A la que quiera. Tengo un avión privado esperándome en Plymouth. Y si no quiero conducir, puedo llamar a un chófer para que me recoja. No te preocupes por eso.

Oslo juntó las yemas de los dedos. Su semblante reflejaba preocupación.

– Has pensado en la policía, imagino.

La sonrisa de Wood estaba lastrada por el cansancio.

– Ese tipo tiene detrás a la policía de Europa entera, Hirum. Recibimos ayuda de organismos y departamentos de defensa que sólo se ponen en marcha en casos muy concretos, cuando está en juego la seguridad o el patrimonio cultural de los países miembros. La globalización ha dejado muy anticuados los métodos de Sherlock Holmes, supongo, pero yo soy de las que prefieren los métodos anticuados. Además, los informes de estos sistemas van a parar al gabinete de crisis, y estoy convencida de que uno de los miembros de ese gabinete es el tipo que colabora con nuestro hombre. Pero lo peor de todo es que no dispongo de tiempo. -Hizo una pausa y añadió-: Sospechamos que va a intentar destruir uno de los cuadros de la nueva colección, y lo hará ahora, durante la exposición. Quizá dentro de una semana o de dos, tal vez antes. Puede que incluso ataque el mismo día de la inauguración. No va a esperar mucho más. Hoy es martes 11 de julio, Hirum. Quedan cuatro días. Estoy de-ses-pe-ra-da. Mis hombres trabajan día y noche. Hemos diseñado planes de protección muy complejos, pero ese tipo también tiene un plan, y nos esquivará como nos ha esquivado antes. Va a cargarse otro cuadro. Y yo tengo que impedirlo.

Oslo meditó un instante.

– Descríbeme un poco su modus operandi.

Wood le contó el estado en que habían sido encontrados los cuadros y el uso del cortalienzos. Y añadió:

– Graba la voz de los lienzos diciendo cosas curiosas que, suponemos, les obliga a leer. Te he traído copias escritas de ambas grabaciones.

Sacó unos papeles doblados del bolso y se los entregó. Cuando Oslo terminó de leer, el jardín estaba a oscuras y en silencio.

– «El arte que sobrevive es el arte que ha muerto» -reflexionó-. Es curioso. Parece una declaración de principios sobre el arte hiperdramático. Tanagorsky decía que el arte HD no sobreviviría porque estaba vivo. Puede parecer una paradoja, pero así es: se hace con personas de carne y hueso, y por tanto es efímero.

Wood había abandonado la libreta de notas y se inclinaba hacia adelante apoyando los codos en la mesa.

– Hirum, ¿crees que estas frases evidencian un conocimiento artístico profundo?

Oslo enarcó las cejas y reflexionó antes de responder.

– Es difícil determinarlo, pero creo que sí. «El arte también es destrucción -dice en otro momento-. Antes era sólo eso.» Y cita a los artistas de las cavernas y luego a los egipcios. Yo lo interpreto de esta forma: hasta el Renacimiento, hablando grosso modo, los artistas trabajaron para la «destrucción» o para la muerte: bisontes en las cuevas, figuras en las tumbas, estatuas de dioses terroríficos, descripciones medievales del infierno… Pero a partir del Renacimiento el arte comenzó a trabajar para la vida. Y así continuó hasta la segunda guerra mundial, lo creas o no. A partir de ese conflicto, hubo un repliegue de las conciencias, por así decirlo. Los pintores perdieron la virginidad, se hicieron pesimistas, dejaron de creer en su propio oficio. Aún en pleno siglo XXI seguimos padeciendo esas consecuencias. Todos nosotros somos herederos de esa guerra espantosa. He aquí la herencia de los nazis, April. He aquí lo que los nazis consiguieron…

La voz de Oslo había perdido intensidad. Era sombría como el anochecer que los rodeaba. Hablaba sin mirar a Wood, con la vista fija en el escritorio.

– Siempre hemos pensado que la humanidad era un mamífero capaz de lamerse sus propias heridas. Pero en realidad somos delicados como un gran cuadro, una hermosa y terrible pintura mural que lleva creándose a sí misma desde hace siglos. Eso nos vuelve frágiles: los arañazos sobre el lienzo de la humanidad son difíciles de reparar. Y los nazis rasgaron la tela hasta hacerla jirones. Nuestras convicciones se hicieron trizas y sus fragmentos se desperdigaron por la historia. Ya no había nada que hacer con la belleza: sólo añorarla. Ya no podíamos regresar a Leonardo, Rafael, Velázquez o Renoir. La humanidad se convirtió en un superviviente mutilado con los ojos abiertos hacia el horror. He ahí el verdadero logro de los nazis. Los artistas aún sufren esa herencia, April. En este sentido, sólo en este sentido, puede decirse que Hitler ha ganado la guerra para siempre.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Clara y la penumbra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Clara y la penumbra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Clara y la penumbra»

Обсуждение, отзывы о книге «Clara y la penumbra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x