Joe Hill - Fantasmas

Здесь есть возможность читать онлайн «Joe Hill - Fantasmas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fantasmas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fantasmas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Imogene es joven y guapa. Besa como una actriz y conoce absolutamente todas y cada una de las películas que se han filmado.
El caso es que también está muerta y a la espera de Alec Sheldon en el teatro Rosebud una tarde de 1945… Arthur Rod es un niño solitario con unas ideas brillantes y un don para atraer los malos tratos. No es fácil hacer amigos cuando eres el único chico hinchable de tu ciudad…
Francis no es feliz. Francis fue humano una vez, pero eso tuvo lugar hace ya algún tiempo. Ahora es una langosta de dos metros y medio de altura, y todo el mundo en Calliphora se estremece cada vez que lo escuchan cantar… John Finney está encerrado en un sótano lleno de manchas de sangre que pertenecen a los asesinatos de otra media docena de chicos. Con él en el sótano hay un viejo teléfono, desconectado desde hace mucho tiempo, pero que cada noche suena con llamadas de los muertos…

Fantasmas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fantasmas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

«No me importa lo que me hagan».

Hasta la última, la que termina:«Quiero saber si es verdad. Si al final del todo el cielo se abre».

* * *

Al principio a mi padre no le gustaba Art, pero cuando lo conoció mejor lo odió directamente.

– ¿Por qué anda de puntillas? -me preguntó-. ¿Es que es un hada o algo así?

– No, papá. Es que es hinchable.

– Pues se comporta como un hada. Así que espero que no andéis haciendo mariconadas en tu cuarto.

Art se esforzaba por gustarle, intentó convertirse en amigo de mi padre, pero cada cosa que hacía era malinterpretada, cada cosa que decía, malentendida. Una vez mi padre comentó algo sobre una película que le gustaba y Art le escribió una nota diciendo que el libro era todavía mejor.

– Se cree que soy analfabeto -fue el comentario de mi padre en cuanto Art se marchó.

En otra ocasión, Art reparó en una pila de neumáticos gastados amontonados detrás de nuestro garaje y le habló a mi padre de un programa de reciclaje que tenían en Sears. Si llevabas los neumáticos viejos te hacían un descuento del 20 por ciento en unos nuevos.

– Se cree que somos unos muertos de hambre -se quejó mi padre antes de que Art tuviera tiempo de salir por la puerta-. El mocoso ese.

Un día llegamos del colegio y nos encontramos a mi padre sentado frente a la televisión con un pitbull a sus pies. £1perro salió disparado ladrando histérico y saltó sobre Art. Sus pezuñas arañaban y patinaban por su pecho de plástico. Art se apoyó en mi hombro para darse impulso y saltó hacia el techo. Era capaz de saltar cuando era necesario. Una vez arriba, se agarró al ventilador -que por suerte estaba apagado- y permaneció allí, sujeto a una de las aspas, mientras el pitbull ladraba y saltaba debajo de él.

– Pero ¿qué es esto? -pregunté.

– Nuestro nuevo perro -contestó mi padre-. Como tú querías.

– Esto no es un perro -repuse yo-, sino una licuadora con pelo.

– ¡Escucha! ¿Quieres ponerle un nombre o lo hago yo? -preguntó mi padre.

Art y yo nos escondimos en mi habitación y barajamos posibles nombres.

– Copo de nieve -propuse-. Terrón, Rayo de sol.

«¿Qué tal Feliz? Suena bien, ¿no?».

Estábamos bromeando, pero lo de Feliz no tenía ninguna gracia. En sólo una semana Art y yo tuvimos al menos tres encontronazos potencialmente mortales con el desagradable perro de mi padre.

«Si me clava los dientes se acabó. Me dejará como un colador».

Era imposible enseñar a Feliz a hacer fuera sus necesidades, dejaba sus cagadas por todo el cuarto de estar y era difícil distinguirlas por el color marrón de la moqueta. En una ocasión mi padre pisó una con los pies descalzos y se puso como loco. Persiguió a Feliz escaleras abajo con un mazo de croquet, y al intentar golpearlo hizo un agujero en la pared y, al coger impulso hacia atrás, rompió varios platos que había en la encimera de la cocina.

Al día siguiente construyó una perrera con cadena en el lateral del jardín. Feliz entró y se quedó allí.

Para entonces, sin embargo, a Art le daba miedo venir a casa y prefería que nos viéramos en la suya. Yo no veía por qué. Estaba mucho más lejos andando desde el colegio, mientras que mi casa se hallaba justo a la vuelta de la esquina.

– ¿Qué te preocupa? -le pregunté-. Está encerrado. Como supondrás, no va a aprender a abrir la puerta.

Art lo sabía… pero seguía sin querer venir a casa, y cuando lo hacía solía traer un par de parches de rueda de bicicleta, por si acaso.

Una vez que empezamos a ir todos los días a casa de Art y eso se convirtió en una costumbre, me preguntaba por qué no había querido hacerlo antes. Me habitué a la caminata, la hice tantas veces que llegué a olvidarme de lo larga -lo interminable- que era. Incluso esperaba con ilusión ese paseo vespertino por las serpenteantes calles de las afueras, dejando atrás viviendas al estilo Disney en variedad de tonos pastel: limón, nácar, mandarina. Mientras recorría el camino que separaba mi casa de la de Art, tenía la impresión de que me internaba en una zona donde la paz y el orden eran cada vez mayores, y que en el corazón de todo ello estaba Art.

Art no podía correr, hablar o acercarse a nada puntiagudo, pero en su casa no nos aburríamos. Veíamos la televisión. Yo no era como el resto de los niños, no sabía nada de televisión. Ya he mencionado que mi padre padecía fuertes migrañas y estaba de baja por invalidez. Vivía literalmente en la sala de estar y acaparaba el televisor todo el día, pues seguía cinco telenovelas diferentes. Yo trataba de no molestarlo y rara vez me sentaba con él, ya que notaba que mi presencia lo distraía en un momento en que necesitaba concentración.

Art habría accedido a ver cualquier cosa que yo quisiera, pero a mí se me había olvidado para qué servía un mando a distancia y era incapaz de elegir un canal, no sabía cómo hacerlo debido a la falta de costumbre. Art era fan de la NASA, así que veíamos todo lo relacionado con el espacio, sin perdernos un solo lanzamiento de cohete. Art me escribió:«Quiero ser astronauta. Me adaptaría sin problemas a la falta de gravedad. De hecho, soy prácticamente ingrávido».

Eso fue durante un programa sobre la Estación Espacial Internacional en que hablaban de lo duro que es para los seres humanos pasar demasiado tiempo en el espacio exterior. Los músculos se atrofian y el corazón se reduce a una tercera parte de su tamaño.

«Cada vez son más las ventajas de enviarme a mí al espacio. No tengo músculos que se me puedan atrofiar. No tengo un corazón que se pueda encoger. No lo dudes, soy el astronauta ideal. Lo mío es estar en órbita».

– Sé de alguien que te podría ayudar. Voy a llamar a Billy Spears. Tiene un cohete que está deseando meterte por el culo. Le he oído comentarlo.

Art me dirigió una mirada dolida y garabateó una respuesta de cinco palabras.

Pero no siempre podíamos quedarnos tirados viendo la tele. El padre de Art era profesor de piano y daba clases a niños pequeños en un piano de media cola que había en el cuarto de estar, con el televisor. Así que si tenía alumnos debíamos buscar otra ocupación, por lo general ir a la habitación de Art a jugar con el ordenador, aunque después de veinte minutos de escuchar el ding ding de campanita del lugar en tono agudo y desafinado a través del tabique nos intercambiábamos miradas furiosas y salíamos por la ventana sin necesidad de cruzar palabra.

Los padres de Art se dedicaban a la música, la madre era violonchelista. Habían tenido la esperanza, pronto transformada en decepción, de que también Art aprendiera a tocar un instrumento:«Ni siquiera puedo tocar el silbato, me escribió en una ocasión».

El piano estaba descartado, ya que Art no tenía dedos, sólo un pulgar, el resto era un especie de hinchado muñón de goma y había necesitado años de clases particulares sólo para poder escribir de forma legible con una cera. Obviamente los instrumentos de viento también estaban descartados; Art no tenía pulmones y no respiraba. Lo intentó con la batería, pero no tenía fuerza suficiente, así que su madre le compró una cámara digital.

– Haz música de colores -le dijo-. Melodías de luz.

La señora Roth siempre decía cosas así. Hablaba de la unión de todas las almas, de la bondad natural de los árboles y decía que no apreciábamos como debíamos el olor de la hierba recién cortada. Art me dijo que cuando yo no estaba solía hacerle preguntas sobre mí. Le preocupaba que no pudiera dar salida a mi creatividad y decía que necesitaba alimentar mi espíritu. Me regaló un libro sobre origami, que es como los japoneses llaman a la papiroflexia, cuando ni siquiera era mi cumpleaños.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fantasmas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fantasmas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Fantasmas»

Обсуждение, отзывы о книге «Fantasmas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x