Jeff Lindsay - Dexter en la oscuridad

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeff Lindsay - Dexter en la oscuridad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2008, ISBN: 2008, Издательство: Umbriel, Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Dexter en la oscuridad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Dexter en la oscuridad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Dexter Morgan no soporta la sangre. Curiosa mania para un forense del Departamento de Policia de Miami. Mas teniendo en cuenta que Dexter aprovecha las noches de luna llena para cortar en pedacitos a otros como el, asesinos en serie que han escapado a la accion de la justicia. Pero es posible que a partir de ahora su vida de un giro decisivo. Es que Dexter le ha dado el si a Rita y esta a punto de convertirse en un marido respetable, la figura paterna a la que imitaran Ashtor y Cody, los hijos de su pareja. Y, en caso de que la vida matrimonial no resultara amenaza suficiente para sus correrias nocturnas, una sucesion de asesinatos rituales podria llevarlo a reconsiderar su propia adiccion al homicidio.

Dexter en la oscuridad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Dexter en la oscuridad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se agitó como si le hubiera escupido en la cara.

—Yo no… No es un recuerdo —dijo—. Fue un sueño. Tuvo que ser un sueño.

Deborah asintió como si le comprendiera muy bien.

—¿De qué iba el sueño, Jerry?

Halpern sacudió la cabeza y la miró boquiabierto.

—Tal vez te ayudaría hablar de ello —dijo Deborah—. Si es un sueño, no te puede perjudicar. —El hombre continuó meneando la cabeza—. ¿De qué iba el sueño, Jerry? — repitió, con más insistencia, pero siempre con amabilidad.

—Hay una gran estatua —contestó, y dejó de sacudir la cabeza, como sorprendido de que las palabras hubieran surgido.

—Muy bien —lo animó Deborah.

—Es…, es muy grande —siguió el hombre—. Y hay un…, un… Tiene un fuego ardiendo en el estómago.

—¿Tiene estómago? —preguntó Deborah—. ¿Qué clase de estatua es?

—Es muy grande. Cuerpo de bronce, con dos brazos extendidos, y los brazos están bajando hacia… Enmudeció, y después murmuró algo.

—¿Qué has dicho, Jerry?

—Ha dicho que tiene cabeza de toro —dije, y sentí que se me erizaba todo el vello de la nuca.

—Los brazos bajan —dijo—. Y me siento… muy feliz. No sé por qué. Canto. Y deposito a las dos chicas en los brazos. Las corto con un cuchillo, y suben hasta la boca, y los brazos las echan dentro. En el fuego…

—Jerry —dijo Deborah, con más amabilidad todavía—, tu ropa estaba manchada de sangre, y chamuscada. —Él no dijo nada, y Deborah continuó—. Sabemos que padeces amnesia temporal cuando te sientes sometido a una presión excesiva —dijo. El hombre guardó silencio—. ¿No es posible, Jerry, que sufrieras una de esas amnesias, mataras a las chicas y volvieras a casa? ¿Sin saberlo?

Halpern empezó a menear la cabeza de nuevo, lenta y mecánicamente.

—¿Puedes ofrecerme una sugerencia mejor? —preguntó Deborah.

—¿Dónde pude encontrar una estatua como ésa? —dijo—. Eso es… ¿Cómo pude encontrar la estatua y encender un fuego en su interior, llevar las chicas allí y…? ¿Cómo es posible? ¿Cómo pude hacer todo eso sin saberlo?

Deborah me miró, y yo me encogí de hombros. Era una buena pregunta. Al fin y al cabo, debía existir un límite práctico a lo que puedes hacer en estado de sonambulismo, y esto parecía un poco excesivo.

—¿Cuál fue el origen de ese sueño, Jerry? —preguntó Deborah.

—Todo el mundo sueña —dijo.

—¿Cómo llegó esa sangre a tu ropa?

—Lo hizo Wilkins —dijo—. No puede haber otra respuesta.

Llamaron a la puerta y el sargento entró. Se inclinó y susurró algo en el oído de Deborah. Yo me acerqué para escuchar.

—El abogado de este tipo está dando problemas —dijo el sargento—. Como han aparecido las cabezas mientras su cliente estaba aquí, dice que ha de ser inocente. —Se encogió de hombros—. No puedo echarle.

—De acuerdo —dijo Debs—. Gracias, Dave.

El hombre volvió a encogerse de hombros, se incorporó y salió de la sala.

Deborah me miró.

—Bien —dijo—, al menos ya no parece demasiado fácil.

Se volvió hacia Halpern.

—Muy bien, Jerry —dijo—. Hablaremos más tarde. Se levantó y salimos de la sala.

—¿Qué opinamos? —le pregunté. Ella sacudió la cabeza.

—Jesús, Dex, no lo sé. Necesito un golpe de suerte. —Dejó de andar y se volvió hacia mí—. O el tipo lo hizo durante una de sus amnesias, lo cual significa que lo preparó todo sin saberlo, y eso es imposible.

—Probablemente —dije.

—O alguien se tomó un montón de molestias para tenderle una trampa, aprovechando una de sus amnesias.

—Lo cual también es imposible.

—Sí, lo sé.

—¿Y la estatua con cabeza de toro y fuego en el estómago?

—Joder —dijo Deborah—. Es sólo un sueño. Por fuerza.

—Pues entonces, ¿dónde quemaron a las chicas?

—¿Vas a enseñarme una estatua gigantesca con cabeza de toro y barbacoa incorporada? ¿Dónde escondes eso? Si lo encuentras, creeré que es real.

—¿Hemos de dejar en libertad a Halpern? —pregunté.

—No, maldita sea —rugió Debs—. Le retengo por resistencia a la autoridad.

Dio media vuelta y se encaminó hacia la zona de recepción.

Cody y Astor estaban sentados con el sargento cuando regresamos a la entrada, y aunque no se habían quedado donde yo les había ordenado, al menos no habían prendido fuego al edificio. Deborah miró impaciente mientras me los llevaba, y todos salimos juntos por la puerta.

—Ahora, ¿qué? —pregunté.

—Hemos de hablar con Wilkins, por supuesto —dijo Deborah.

—¿Vamos a preguntarle si tiene una estatua con cabeza de toro en el patio trasero? —le pregunté.

—No, eso es una gilipollez.

—Has dicho un taco —saltó Astor—. Me debes cincuenta centavos.

—Se está haciendo tarde —dije—. He de llevar a los niños a casa antes de que su madre me pase por la barbacoa.

Deborah miró a Cody y a Astor un largo rato, y después a mí.

—De acuerdo.

19

Conseguí llegar con los niños a casa antes de que Rita empezara a subirse por las paredes, pero fue por un pelo, y la cosa se complicó aún más cuando supo que habían ido a ver cabezas cortadas. De todos modos, no cabía duda de que se lo habían pasado en grande, y la reciente decisión de Astor de convertirse en una Mini-Yo de mi hermana Deborah pareció evitar que Rita montara en cólera. Al fin y al cabo, elegir pronto una carrera podría ahorrar un montón de tiempo y molestias más adelante.

Estaba claro que Rita tenía ganas de desahogarse y empezó a largar. En circunstancias normales, me habría limitado a sonreír y dejarla parlotear, pero no estaba de humor para nada que sonara a normal. Durante los dos últimos días no había deseado otra cosa que un lugar tranquilo y un rato a solas para intentar descubrir por qué se había ido mi Pasajero, y sin embargo había sido arrastrado en todas las demás direcciones posibles por Deborah, Rita, los niños, e incluso mi trabajo, para colmo. Mi disfraz se había impuesto a la cosa que, en teoría, estaba ocultando, y no me gustaba. Pero si conseguía soslayar a Rita y largarme, tendría por fin tiempo para mí.

Así que, aduciendo un trabajo importante que no podía esperar hasta el lunes por la mañana, huí y me dirigí a la oficina, disfrutando de la relativa paz y tranquilidad del tráfico de Miami en un sábado por la noche.

Durante el primer cuarto de hora de trayecto no me pude sacudir de encima la sensación de que me estaban siguiendo. Ridículo, lo sé, pero no estaba acostumbrado a estar solo de noche, lo cual me hacía sentir muy vulnerable. Sin el Pasajero era como un tigre con la nariz tapada y sin colmillos. Me sentía lento y estúpido, y no paraba de notar estremecimientos en la espalda. Era una sensación general de escalofrío inminente, la sensación de que debía dar media vuelta y olfatear el camino, porque algo hambriento se encontraba al acecho. Y en los límites de todo eso hormigueaba el eco de una extraña música onírica, de modo que mis pies se agitaban de manera involuntaria, como si quisieran ir a otro sitio sin mí.

Era una sensación terrible, y si hubiera sido capaz de experimentar empatía, estoy seguro de que habría disfrutado de un momento de espantosa revelación, me habría llevado la mano a la frente y caído de hinojos, mientras murmuraba angustiadas palabras de arrepentimiento por las veces que había provocado esa espantosa sensación en los demás. Pero no estoy hecho para la angustia (para la mía, al menos), de modo que sólo podía pensar en mi importante problema. Mi Pasajero se había marchado, y si alguien me estaba siguiendo, me encontraba vacío e indefenso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Dexter en la oscuridad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Dexter en la oscuridad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Dexter en la oscuridad»

Обсуждение, отзывы о книге «Dexter en la oscuridad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x