John Verdon - No abras los ojos

Здесь есть возможность читать онлайн «John Verdon - No abras los ojos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

No abras los ojos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No abras los ojos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

David Gurney se sentía casi invencible… hasta que se topó con el asesino más inteligente con el que jamás había tenido que enfrentarse.
Dave Gurney, el protagonista de la primera novela de John Verdon, Se lo que estás pensando, vuelve para afrontar el caso más difícil de su carrera, una batalla con un adversario implacable que no solo es un inteligente y frío asesino, sino que no tiene reparos en atacar directamente al punto débil de Gurney: su esposa.
Ha pasado un año desde que el exdetective de la Policía de Nueva York consiguió atrapar al asesino de los números y, aunque es su intención retirarse definitivamente junto a su esposa Madeleine, un nuevo caso se le presenta de forma imprevista. Una novia es asesinada de manera brutal durante el banquete de bodas, con cientos de invitados en el jardín, y ese es un reto al que es imposible resistirse.
Todas las pistas apuntan a un misterioso y perturbado jardinero pero nada encaja: ni el móvil, ni la situación del arma homicida y sobre todo, el cruel modus operandi. Dejando de lado lo obvio, Gurney empieza a unir los puntos que le descubrirán una compleja red de negocios siniestros y tramas ocultas.

No abras los ojos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No abras los ojos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Le he dicho que el dinero no es un problema. Le he dicho que estamos podridos de dinero, podridos, señor Gurney, podridos, y gastaré lo que haga falta para que hagan lo que quiero.

Puntos de color cereza estaban apareciendo en la piel color vainilla de Val Perry y sus palabras sonaron con desprecio.

– Mi marido es el neurocirujano mejor pagado de este puto mundo. Gana más de cuarenta millones de dólares al año. Vivimos en una puta casa de doce millones de dólares. Mire esta puta piedra en mi dedo. -Fijó la mirada en el anillo como si fuera un tumor en su mano-. Esta mierda de brillante vale dos millones de dólares. Por el amor de Dios, no me hable de dinero.

Gurney estaba recostado con los dedos apoyados bajo la barbilla. Madeleine había vuelto y estaba de pie en silencio al borde del patio. Se acercó a la mesa.

– ¿Se encuentra bien?-preguntó, como si el arrebato al que acababa de asistir no tuviera más significado que una serie de estornudos.

– Lo siento-se disculpó la mujer con vaguedad.

– ¿Quiere un poco de agua?

– No, estoy bien, estoy perfectamente… Yo… No, en realidad, un poco de agua me vendría bien. Gracias.

Madeleine sonrió, asintió con afabilidad y entró en la casa por las puertas cristaleras.

– Me refería-dijo la mujer, estirándose la blusa con nerviosismo-, lo que quería decir, aunque lo he exagerado… Quería decir que el dinero no es un problema. Lo importante es el objetivo. Sean cuales sean los recursos necesarios para alcanzar el objetivo, están disponibles. Era lo que estaba intentando decir. -Apretó los labios como para asegurarse de que no iba a a perder de nuevo los estribos.

Madeleine volvió con un vaso de agua y lo dejó en la mesa. La mujer lo cogió, se bebió la mitad y lo dejó con cuidado.

– Gracias.

– Bueno-dijo Madeleine con un malicioso centelleo en la mirada al volver a entrar en la casa-, si necesita algo más, dé un grito. -Aquella indirecta era difícil de pasar por alto.

La mujer se sentó erguida y muy quieta. Parecía estar esforzándose por recuperar la compostura. Al cabo de un minuto respiró hondo.

– No estoy segura de qué decir a continuación. Quizá no hay nada que añadir, más que pedir su ayuda. -Tragó saliva-. ¿Me ayudará?

Interesante. Podría haber dicho: «¿Aceptará el caso?». ¿Había considerado esa forma de plantearlo y se había dado cuenta de que la manera que había usado era mejor, un planteamiento que sería más difícil de rechazar?

Al margen de cómo se lo hubieran pedido, Gurney sabía que sería una locura decir que sí.

– Lo siento-dijo-. Creo que no puedo.

Ella no reaccionó, se quedó sentada, agarrada al borde de la mesa, mirándolo a los ojos. Gurney se preguntó si lo había oído.

– ¿Por qué no?-preguntó con voz débil.

Gurney pensó en lo que iba a decir.

«¿Por qué no? Para empezar, señora Perry, se parece usted mucho a las descripciones que ha hecho de su hija. Mi inevitable colisión con los investigadores oficiales podría convertirse en un gran descarrilamiento de trenes. Y la potencial reacción de Madeleine al involucrarme en otro caso de asesinato podría redefinir nuestros problemas conyugales.»

Lo que en realidad dijo fue:

– Mi implicación podría entorpecer los esfuerzos policiales en marcha y eso sería perjudicial para todos los implicados.

– Ya veo.

Gurney no vio en la expresión de la mujer una comprensión real o una aceptación de su decisión. La observó, esperando su siguiente movimiento.

– Comprendo su reticencia-dijo-. En su lugar, sentiría lo mismo. Lo único que le pido es que no tome una decisión hasta que vea el vídeo.

– ¿El vídeo?

– ¿No lo mencionó Jack Hardwick?

– Me temo que no.

– Bueno, está todo ahí, todo el… suceso.

– ¿Se refiere a un vídeo de la recepción donde se produjo el asesinato?

– Eso es exactamente lo que quiero decir. Todo está grabado. Cada minuto. Todo está en un bonito DVD.

8

La película del crimen

E n la espaciosa cocina de la casa de Gurney había dos mesas. Una larga de cerezo fabricada por los cuáqueros shakers, que usaban sobre todo para cenas con invitados, cuando Madeleine le sacaba el polvo y la engalanaba con velas y flores apropiadas que sacaba del jardín, y la llamada mesa del desayuno, con tablero de pino redondo sobre una base de piedra, donde, solos o juntos, comían la mayoría de las veces. Esta se encontraba en el interior de la casa, pero justo al lado de las puertas cristaleras, de cara al sur. En un día despejado, quedaba iluminada por la luz del sol desde primera hora de la mañana, lo que la convertía en uno de los lugares favoritos para leer de la pareja.

A las dos y media de esa tarde, estaban sentados en sus sillas habituales cuando Madeleine levantó la mirada de su libro, una biografía de John Adams. Adams era su presidente favorito, sobre todo porque su solución a la mayoría de los problemas emocionales y físicos consistía en dar largos paseos curativos por el bosque. Madeleine frunció el ceño en un ademán de atención.

– He oído un coche.

Gurney colocó la mano abierta junto a la oreja, pero aun así pasaron diez segundos antes de que pudiera oírlo él también.

– Es Jack Hardwick. Aparentemente hay una grabación completa en vídeo de la fiesta donde mataron a la chica de los Perry. Dijo que la traería. He dicho que echaría un vistazo.

Ella cerró el libro, dejando que su mirada se perdiera en la media distancia, más allá de las puertas de cristal.

– ¿Se te ha ocurrido pensar que tu futura cliente… no está del todo cuerda?

– Lo único que voy a hacer es ver el vídeo. Sin promesas a nadie. Por cierto, estás invitada a verlo conmigo.

Madeleine declinó la invitación con el rápido destello de una sonrisa. Continuó.

– Iría un poco más lejos y diría que es una psicótica destructiva que probablemente encaja con al menos media docena de códigos diagnósticos del DSM-IV. Y te haya dicho lo que te haya dicho, apuesto a que dista mucho de ser toda la verdad.

Mientras hablaba, Madeleine iba cortándose de manera inconsciente la cutícula de su pulgar con una de sus uñas, un nuevo hábito intermitente que Gurney contemplaba con alarma, como una especie de temblor en la constitución, por lo demás, estable de su mujer.

Esos momentos, por menores y de corta duración que fueran, lo agitaban, interrumpían su fantasía de la infinita resistencia de su esposa, lo dejaban temporalmente sin ese punto de referencia estable, sin esa luz nocturna que lo protegía de la oscuridad y los monstruos. De manera absurda, ese minúsculo gesto nervioso tenía el poder de suscitar la sensación de náusea y opresión que había experimentado de niño cuando su madre empezaba a fumar. Su madre chupando con ansiedad el cigarrillo, introduciéndose bocanadas de humo en los pulmones. «Contrólate, Gurney. Crece, por el amor de Dios.»

– Pero estoy seguro de que todo eso ya lo sabes, ¿no?

Él la miró un momento, tratando de recuperar el hilo de conversación que había perdido.

Madeleine negó con la cabeza en un ademán de fingida desesperación.

– Estaré un rato en la sala de costura. Luego he de ir a comprar a Oneonta. No nos queda casi de nada. Si quieres alguna cosa, añádela a la lista.

Hardwick llegó acompañado de un soplo de viento y un ruidoso tubo de escape. Aparcó su antiguo tragagasolina-un GTO rojo a medio restaurar, con remiendos de resina todavía por pintar-junto al Subaru Outback verde de Gurney. El viento encauzó un remolino de hojas caídas entre los dos vehículos. Lo primero que hizo Hardwick fue toser violentamente, sacar flema y escupir en el suelo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «No abras los ojos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No abras los ojos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Gianrico Carofiglio - Con los ojos cerrados
Gianrico Carofiglio
Mercedes Valdivieso - Los ojos de bambú
Mercedes Valdivieso
Sandra Bou Morales - El club de los ojos claros
Sandra Bou Morales
Paula Siles Sellés - Amar con los ojos abiertos
Paula Siles Sellés
Natalia S. Samburgo - Abre los ojos
Natalia S. Samburgo
Néstor Tellechea - Al cerrar los ojos
Néstor Tellechea
Отзывы о книге «No abras los ojos»

Обсуждение, отзывы о книге «No abras los ojos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x