"Mm-hmm. Es agradable", dijo ella, entonces abrió simplemente una rendija en uno de sus ojos y elevo la mirada hacia él. "La palabra con A. Lo siento."
Él gruñó cuando le quito la compresa fría de su frente. Él la estaba mirando a ella con una seriedad que hizo que su corazón diese pequeños golpes en su pecho. "¿Tu deseas contarme acerca de estas marcas en tu espalda?"
"No." La respiración de Renata se detuvo con la idea de exponerle aun más de ella de lo que ya había hecho. Ella no estaba lista para eso. No con él, nada semejante de eso. Era una humillación de la que ella apenas podía soportar recordar, y mucho menos poner en palabras.
Él no dijo nada para romper el silencio que se extendió sobre ellos. La mojada manopla estaba dentro del agua y atrajo un poco de la espuma jabonosa hacia su hombro bueno. La frescura fluyó sobre ella, arroyos que circulaban a través de las curvas de sus pechos y por su brazo. Nikolai lavo su cuello y su esternón, a continuación, cuidadosamente se hizo camino hacia la herida que se encontraba en su lado izquierdo.
"¿Esta todo bien?"- preguntó él, con un pequeño temblor en la voz.
Renata asintió con la cabeza, incapaz de hablar cuando su toque se sentía tan tierno y bienvenido. Ella lo dejó lavarla, mientras su mirada fue a la deriva sobre el hermoso patrón de colores que había en su pecho desnudo y sus brazos. Sus dermaglifos no eran tan numerosos o tan densamente complicados como habían sido los de Yakut. Las marcas de la Raza de Nikolai eran unos ingeniosos entrelazares de remolinos y florituras y formas relucientes que danzaba a través de su lisa piel color oro.
Curioso, y antes de que ella se diese cuenta de lo que estaba haciendo, Renata recorrió externamente uno de los diseños de arcos que se realzaban debajo de su abultado bíceps. Ella escucho el leve ingreso de su respiración, la interrupción repentina de sus pulmones cuando sus dedos juguetearon ligeramente por encima de su piel, así como el profundo estruendo de su gruñido.
Cuando él la miró, sus pequeñas cejas estaban elevadas sobre sus ojos. Sus pupilas reducidas bruscamente, y el color azul de su iris comenzaba a titilar con chispas de color ámbar. Renata retiró su mano, con una disculpa en la punta de la lengua. Ella no tuvo la oportunidad de decir una palabra.
Moviéndose más rápido de lo que podría rastrearlo, y con la gracia suave de un depredador, Nikolai cerró los pocos escasos centímetros que los separaban. En el instante siguiente, su boca se frotaba suavemente contra la suya. Sus labios eran tan suaves, tan cálidos y persuasivos. Todo lo que necesitó fue un tentador deslizar de su lengua a lo largo de las comisuras de su la boca y Renata ansiosamente, con avidez, lo dejó entrar.
Ella sintió que un nuevo calor brotaba a la vida dentro de ella, algo más fuerte que el dolor de su herida, que se convirtió en una insignificancia bajo el placer del beso de Nikolai. Él elevo su mano fuera del agua desde detrás de ella y la acuno en un abrazo cuidadoso, mientras su boca nunca abandono la suya.
Renata se fundió con él, demasiado cansada para considerar todas las razones por las que sería un error si permitía que esto fuera mas lejos. Ella quería que esto siguiera – lo deseaba tan mal que ella estaba temblando. Ella no podía sentir nada, salvo las manos fuertes de Nikolai que la acariciaban, sólo escuchaba el martillar de sus propios corazones, los latidos pesados emparejándose en un mismo ritmo. Ella solamente había probado el sabor de su seductora boca reclamándola… y sólo sabía que ella deseaba más.
Un golpe sonó desde el exterior del apartamento del garaje.
Nikolai gruñó contra su boca y se apartó. "Hay alguien en la puerta."
"Ese debe ser Jack”, dijo Renata, sin aliento, su pulso todavía palpitante. "Iré a ver lo que él quiere".
Ella intento cambar de posición en la bañera para salir y sintió que su hombro ardía de dolor.
"Al infierno que tu iras ", le dijo Nikolai, ya poniéndose de pie. "Tu vas a permanecer allí. Yo me encargaré de Jack".
Nikolai era un macho grande para los estándares, pero él se veía enorme ahora, sus claros ojos azules chisporroteaban con toques de brillante ámbar y las marcas de sus dermaglifos en sus musculosos brazos y él torso estaban reanimados con color. Por lo visto el era grande también en otros lugares, un hecho que apenas se podía ocultar por los pertinentes holgados pantalones de nylon.
Cuando el golpe sonó otra vez desde afuera, él maldijo, con las puntas de sus colmillos brillando. "¿Alguien, además de Jack sabe que estamos aquí?"
Renata negó con la cabeza. "Le solicite a él que no dijera nada a nadie. Podemos confiar en él".
"¿Yo supongo que buen un momento como cualquier otro para averiguar eso, eh?"
"Nikolai", ella dijo mientras él tomaba la camisa que ella había estado usado y encogía los hombros dentro de las mangas largas. "Apropósito de Jack… él es un buen hombre. Un hombre decente. Yo no quiero que le suceda nada a él". Él sonrió con satisfacción. "No te preocupes. Voy a tratar de ser agradable".
Traducido por Laura
“Agradable”, exhaló Niko a través de una tensa mueca. El se sentía de todo menos agradable mientras cerraba la puerta del baño y caminaba hacia la habitación principal del apartamento.
Estando a solas con Renata mientras ella se sentaba desnuda en la bañera, tocándola -besándola, por el amor de Dios- había cambiado todos sus sistemas en una superdirecta. Pero tan torsionado estaba, su fiera erección era la menor de sus preocupaciones mientras el se acercaba a la puerta donde Jack estaba golpeando de Nuevo desde fuera. Una cosa era pretender que no había un palo de tienda de campaña erecto en sus pantalones, otra era esperar a que alguien notara que sus ojos estaban ardiendo tan brillantes como carbones quemando y lo que sus extendidos caninos podrían avergonazar a un rotweiler.
Al menos la holgada camiseta cubría sus glifos. Niko no tenía que ver su cuerpo para saber que las marcas de su piel estaban vivas y latiendo con los profundos colores de la excitación. Terriblemente duro fue intentar hacerles pasar como tatuajes ahora.
Nikolai miró a la puerta y se forzó a relajarse, calmarse. El tenía que eliminar el fuego de sus iris, y esa significativa lujuria que el roce de Renata había despertado en él. El se centró en ralentizar su pulso, una lucha atroz cuando su pene ordenaba el riego de su sangre.
"¿Hola?" dijo arrastrando el saludo hacia afuera. Jack golpeó de nuevo, la sombre oscura de su cabeza moviéndose al otro lado de la cortina de la ventana de la puerta. El parecía consciente de mantener su voz a un nivel discreto. “Renata, ¿eres tu, cielo? ¿Estás despierta?”
Mierda. No había elección excepto dejarle entrar dentro. Nikolai gruñó en voz baja mientras estiraba el brazo para tirar del cerrojo. El había asegurado a Renata que iría directo al hombre, pero las cosas podían torcerse tan pronto como el abriera la maldita puerta. Y si el humano emitía tanto como una ligera sospecha, iba a encontrarse en la corta lista para un lavado de cerebro.
Niko quitó la cerradura y giro el pomo de la puerta. El retrocedió desde el hilo de luz que se vertía en el interior por la apertura y se posicionó detrás de la puerta mientras la abría.
"¿Renata? ¿Puedo entrar un minuto?" Unas botas de cowboy marrones avanzaron sobre el umbral. “Pensé mejor en visitarte a ti esta mañana antes de estar ocupado en la casa con los niños”.
Cuando el humano entró vistiendo unos Levi’s desgastados y una camiseta interior de algodón blanco, Nikolai abrió su mano sobre la puerta y la relajó para sellar el sol de la mañana. El evaluó al hombre mayor con un vistazo, mirando la escarpada cara, los astutos ojos, y el plateado estilo militar de su ropa. El era un hombre grande, un poco suave alrededor de la mitad, un poco arqueado alrededor de las rodillas, pero sus brazos tatuados estaban bronceados y todavía firmes con el suficiente músculo para indicar que el pudiera ser Viejo, no significaba que temiera el trabajo duro.
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