Ese tiempo se avecinaba.
Estaba próximo, lo podía sentir en sus huesos.
Y él no cometería errores en la subida a su trono.
Ojos tan de oro como un halcón hallado y sosteniéndole su mirada fija en la luz variable del sótano. Él no apreciaba el orgullo que vio allí – el rastro de desafío en uno que había sido levantado para servir.
“Explíqueme por qué usted falló en realizar su objetivo, " exigió él.
“Usted fue enviado a Montreal con una misión clara. ¿Por qué usted fue incapaz de ejecutarlo?
“Había un testigo " Esa fue la respuesta fría.
"Eso nunca te ha detenido antes. ¿Por qué ahora?"
Aquellos ojos resueltos de oro no mostraron ninguna emoción en absoluto, pero allí eran el desafío en el levantamiento sutil de la mandíbula cuadrada del Cazador. "Era una niña, y una hembra joven"
"Una niña, dices." Se encogió de hombros, indiferente. "Incluso más fácil de eliminar, no te parece?"
El cazador no dijo nada, sólo lo miró como si esperase el juicio. Como si el esperara ser condenado y le importase un bledo.
“Usted no fue entrenado para cuestionar sus órdenes o alejarse de los obstáculos. Usted fue criado para una cosa- como lo han sido los otros como usted."
Su rígida barbilla se elevo otra pulgada, interrogándole. Con desconfianza. ¿" Qué otros?”
Él rió en entre dientes bajo su aliento. "¿Usted en realidad no pensó que era él único, verdad? Ni mucho menos. Sí, hay otros. Un ejército de otros soldados, asesinos… prendas prescindibles que he creado por el período de varias décadas, todos ellos nacidos y levantados para servirme. Otros, como usted, que viven sólo porque lo deseo. “Él echó un vistazo de forma significativa al anillo del cuello con el que rodeaba él cuello del vampiro. " Usted, como los demás, vive sólo mientras que lo desee."
"Maestro", interrumpió tratante el subalterno. "Estoy seguro que éste fue un pequeño error. Cuando usted le envíe la próxima vez, no habrá problemas, yo se lo aseguro-"
"He oído lo suficiente", el chasqueo, inclinando la mirada hacia el humano que por asociación también le había fallado. "No habrá próxima vez. Y usted ya no me es de ninguna utilidad"
En un momento de rapidez, giró sobre el siervo, y hundió sus colmillos en un lado de la garganta del hombre. No bebío, sólo perforó la arteria carótida liberándola, observando con total indiferencia, como se desplomó sobre el piso de tierra del sótano, sangrando profusamente. La presencia de tanta sangre derramanda era casi insoportable. Era difícil esperar que quedaran residuos, pero estaba más interesado en probar su punto.
Miró al vampiro Gen uno -sonreía a su lado cuando sus glifos tomaron pulso con los colores profundos de hambre del macho, con los ojos de oro, ahora totalmente de color ámbar. Sus colmillos llenaron su boca, y era obvio que todo el instinto dentro de él estaba gritando para que se lanzara sobre la presa chisporroteante hacia la fuente de la sangre del humano que había muerto.
Pero él no se movió. Se quedó allí, desafiante aún, negándose a ceder Incluso a su instinto natural, el lado salvaje de sí mismo.
Matarlo sería bastante fácil, simplemente marcando el código escrito en su teléfono celular y el rígido, orgullo intitulado sería volado en pedazos. Pero sería mucho más agradable romperlo primero. Tanto mejor si de última hora le podría servir como un ejemplo a Fabien y cualquier otra persona que podría ser suficientemente estúpida para defraudarlo.
"Fuera", él ordeno al asesino en servicio. "No he terminado contigo todavía”.
Traducido por Aletse
Renata se situó en el lavabo de pedestal en el cuarto de baño, escupió lo último de la pasta de dientes por el desagüe, luego se enjuago con varios puñados de agua fría. Ella había despertado mucho más tarde de lo que ella pretendía. Nikolai le dijo que ella que había parecido necesitar el descanso, así que él la había dejado dormir hasta casi las diez de la mañana. Ella podría haber dormido otros diez días más y ella probablemente todavía estaría cansada.
Ella se sentía fatal. Adolorida por todas partes, con sus débiles extremidades. Inestable en sus pies. Su cuerpo con su termostato interno al parecer no podía decidir entre el frío glacial y el calor abrumador, dejándola en una atormentada alternancia de escalofríos y ondas de cuentas de sudor en la frente y la parte de atrás de su cuello.
Con su mano derecha apoyada en el lavabo, ella llevo su otra mano debajo de la corriente del grifo, con la intención de sujetar como un anillo, sus dedos fríos, mojados alrededor del horno que ardía sobre su nuca. Un pequeño movimiento de su brazo izquierdo y ella protestó de dolor.
Su hombro se sentía como si estuviera en ardiendo.
Ella hizo una mueca cuando con cuidado se desabotonaba la parte superior de la amplia camisa tipo Oxford que era préstamo de Jack. Lentamente ella encogió el hombro para sacarlo fuera de la manga izquierda para así poder quitarse la venda y examinar su herida. La cinta aguijoneo cuando ella la arranco lejos de su sensible, adolecida piel. La coagulada sangre y el ungüento antiséptico recubrían la almohadilla gruesa de la gasa, pero la herida que se encontraba abajo aún estaba hinchada y filtrándose.
Ella no necesitaba a un doctor para que le dijera que esto no eran buenas noticias. Sangre y grueso fluido amarillo se drenaba desde el inflamado círculo rojo que rodea el punto abierto por donde la bala había entrado. No era bueno en absoluto. Tampoco necesitaba un termómetro para confirmar que ella estaría probablemente hundiera en una fiebre muy alta debido a la aparición de la infección.
"Mierda", susurró ella en su rostro demacrado, pálido en el espejo. "Yo no tengo tiempo para esto, maldita sea."
Un golpe abrupto en la puerta del cuarto de baño la hizo saltar.
"Oye." Nikolai llamó de nuevo, dos golpes rápidos. "¿Todo bien allí dentro?"
– ”Sí. Sí, está todo bien". Su voz raspo como papel de lija en su garganta, poco mejor que un tono áspero de sonido. "Solo me estoy lavando los dientes".
"¿Segura que estás bien?"
"Estoy bien". Renata levanto el arrugado sucio vendaje y lo tiró en el recipiente de la basura que estaba al lado del lavabo. "Estaré afuera en pocos minutos."
La tardanza en la respuesta no le dio la impresión de que él se marchara a ninguna parte. Ella hizo girar la manivela del agua para un mayor volumen y esperó, inmóvil, con sus ojos en la puerta cerrada.
"Renata… tu herida”, dijo Nicolás a través del panel de madera. Había una gravedad en su tono. "¿No esta curada todavía? Ella debería haber dejado de sangrar ya…"
Aunque ella no hubiese querido que él supiera lo que le estaba pasando, no había ningún motivo para negárselo ahora. Todos los de su Estirpe tenían sentidos absurdamente agudos, especialmente cuando estos aparecían al descubrir sangre derramada. Renata se aclaró la garganta. "No es nada, no es gran cosa. Sólo necesito una nueva gasa y un vendaje fresco".
"Voy a entrar", él dijo, y le dio un giro de la manija de la puerta. Esta se mantuvo, cerrada desde el interior por el seguro del botón que se encontraba oprimido. "Renata. Déjame entrar"
– ”Te dije, estoy bien. Estaré afuera en solo unos…"
Ella no tuvo la posibilidad de terminar la frase. Usando lo que sólo podría haber sido el poder mental de la Raza, Nikolai acciono la cerradura y abrió la puerta ampliamente. Renata lo podría haber maldecido por haber entrado como si fuera el dueño del lugar, pero ella estaba demasiado ocupada tratando de jalar de un tirón la manga larga, suelta de la camisa para cubrirse ella misma. A ella no le importaba tanto si él veía el estado de inflamación de la herida por el arma de fuego, eran las otras marcas las que ella deseaba hacer desaparecer.
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