Christine Feehan - Juego Mortal

Здесь есть возможность читать онлайн «Christine Feehan - Juego Mortal» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Juego Mortal: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Juego Mortal»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Comenzó como una misión para encontrar a un político muy conocido cuyo avión se estrelló en el Congo. Pero la riesgosa operación tomó un giro inesperado cuando Mari, un miembro físicamente mejorado del equipo de rescate, fue tomada como rehén por las fuerzas rebeldes.
Ahora, encarcelada en un recinto aislado, Mari tiene sólo una oportunidad para sobrevivir: escapar. Pero ella no contaba con Ken Norton, un experto asesino y un guerrero Fantasmas, que lucha para dejar atrás las paredes de la prisión en una misión por sí mismo… una que involucra al propio pasado de Mari y al destino misterioso de su hermana gemela… y que unirá a Ken y a Mari en una pasión embriagadora que subirá las apuestas en el juego más mortal de supervivencia que ellos hayan jugado alguna vez.

Juego Mortal — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Juego Mortal», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Voy a subir.

Ahora estás seguro, pero tienes a dos guardias que están dando la vuelta alrededor hacia tu posición.

Ken fue hacia el lado de la casa tan silenciosamente como le fue posible, deslizándose por la azotea mientras uno de los guardias caminaba a zancadas en dirección a la vista. El segundo guardia se le unió y hablaron brevemente antes de que cada uno se fuera por caminos separados. Ken permaneció quieto hasta que el ruido de pasos se desvaneció.

Estás seguro.

La caja de los controles estaba conectada a varios circuitos de alarma, pero tenía su propia fuente de energía. No fue tan difícil desarmarla y desactivar las numerosas alarmas que el doctor había puesto.

Ken entró por la rejilla del ático. Inmediatamente pudo oír la música clásica resonando por la casa. El olor de las velas, el sudor y el semen lo atacó en el momento en que entró. Aunque el doctor tuviera la música alta, Ken mantuvo su peso uniformemente distribuido mientras se arrastraba a través del suelo hacia la escalera, impidiendo que cualquier crujido pudiera alertar al hombre del peligro que lo amenazaba. Pasó la pequeña puerta que conducía hacia abajo y miró detenidamente. La casa estaba a oscuras, con sólo el parpadeo de unas velas, lanzando extrañas sombras sobre las paredes. Ken apretó la mandíbula y la adrenalina se elevó otra vez. Las luces de las velas iluminaron el empapelado, proyectando caras y partes del cuerpo femenino en el pronunciado relieve.

Ken se dio la vuelta mientras caía al suelo y después corrigiéndose, aterrizó sobre los pies tan silenciosamente como un gato. El collage desde el suelo hasta el techo de la pared era de mujeres desnudas estiradas en posición horizontal sobre una mesa en un esbozo repugnante de arte médico. Reconoció a Mari, en todas las edades. La luz derramada a través de su cara, podía ver cada emoción en varias fotografías, del miedo al desafío y la cólera.

Toda la habitación estaba dedicada a Mari. Había imágenes de su espalda marcada con señales de bastón, sobre las piernas y las nalgas desnudas, toda desnuda. Había primeros planos de la boca, ojos, pecho y la zona vaginal. Se paró al borde de la pared donde el doctor había colocado las últimas imágenes. Primeros planos del interior de los muslos de Mari revelaban fresas y pequeñas señales de dientes, marcas que Ken le había hecho cuando le había hecho el amor. Las imágenes eran crudas. Casi de naturaleza sexual, una representación obscena de lo que habían sido los momentos más importantes de su vida.

Sosteniendo a Mari en sus brazos, tomándola con salvaje abandono, su cuerpo dispuesto y receptivo a pesar de la brusquedad, a pesar de sus cicatrices y su aspecto, le había devuelto la vida. Le había dado esperanza y el doctor había reducido lo que habían tenido juntos a algo vil de una mente enferma. La bilis se le subió a la garganta y luchó manteniendo el estómago mientras examinaba los ojos de Mari. Esta vez vio humillación y degradación. Ella odiaba lo que Whitney y el doctor le habían hecho, a cada trocito de su acto de amor, tanto como lo hacía Ken.

La rabia lo sacudía dejándolo helado y eso siempre era un mal signo. Se movió hacia la siguiente habitación y encontró las paredes de un modo similar cubiertas, esta vez con una mujer con una abundante cabellera negra y luminosos ojos. Desde el suelo hasta el techo, en cada habitación de la casita de campo, las paredes estaban recubiertas de fotografías de las siete mujeres desnudas. Reconoció a una de ellas como a Violet, la esposa del senador. Ken nunca se había sentido tan sucio o enfermo.

Encontró al doctor en su dormitorio, echado sobre la cama desnudo, mirando hacia el techo y hacia el collage de las siete mujeres desnudas. La música estaba alta y el hombre tarareaba mientras se retorcía sobre la cama. Nunca en absoluto vio a Ken, sólo sintió el agujón del cuchillo cortándole la carne.

– Yo me estaría muy quieto si estuviera en su situación -le siseó Ken.

El doctor se congeló, manteniéndose rígido sobre la cama con el afilado borde de la navaja presionando contra su garganta.

– ¿Qué quiere?

– Es un enfermo hijo de puta -le dijo Ken-. ¿Whitney sabe lo jodidamente enfermo que está en realidad?

– Él dijo que todo estaba bien, que podía tener a las muchachas conmigo siempre. -La voz del hombre era aguda y llorona-. Lo sabe. Pregúnteselo. Se lo dirá. Entra a veces para ver lo que he hecho con ellas.

– ¿Dónde guarda las fotografías originales?

– Whitney las tiene todas. Tiene lugares donde no podemos ir y guardamos las fotografías y archivos con él. -La voz se volvió astuta-. Sólo las comparte conmigo.

– ¿Dónde está Whitney?

– Si se lo digo, me matará.

– Voy a matarlo ahora mismo si no me lo dice.

– Tiene habitaciones en las que nadie puede entrar sobre el cuarto nivel, abajo cerca de los túneles. -Levantó la vista hacia las caras de las mujeres que miraban fijamente-. ¿No son hermosas? Les gusta que las toque y les tome fotografías.

El estómago de Ken se sacudió, amenazando con derramar su contenido. Deslizó el cuchillo apartándolo y cogió la cabeza del hombre con ambas manos, girándola con fuerza, escuchando como se resquebrajaba con satisfacción. Cualquier legitimidad que Whitney hubiese tenido alguna vez, con esta casa y este hombre eran un testamento de su creciente locura.

Voy a prender fuego a la casa.

Maldita sea, Ken, no hagas ninguna locura. Tienes que conseguir bajar.

Haré que se vea como si pareciera que el doctor tuvo un pequeño accidente con el gas. Pero esta casa tiene que quemarse. Por que nunca más nadie vería la perversión que este hombre les había hecho a esas mujeres. Iba a hacer volar al hijo de puta hasta el cielo y cuando lo investigaran, encontrarían al doctor con sus velas, cerillas y un tubo flojo del gas.

No podía mirar las paredes mientras trabajaba, se sentía rastrero rodeado por las imágenes de las mujeres con las que Whitney había experimentado y que había permitido que un hombre muy enfermo, abusara de ellas. ¿Quién había defendido a Mari cuando era una niña? ¿Cuándo fue una adolescente? Jack y él habían estado entrando y saliendo de muchas casas de acogida y su padre había sido un corrupto, pero habían tenido a su madre y después el uno al otro y finalmente una amable mujer que los había defendido cuando nadie más lo hizo. Le dolía el corazón por Mari. Iba a ponerse enfermo si no conseguía salir de ese infierno, se le agitaba y se le hacía un nudo en el estómago por la repulsa mientras establecía la escena, cuidando de no dejar nada que indicara que no fuese un accidente.

Una fuga lenta que no atrapaba a nadie, la casa llena de gas, y el doctor, brincando con su música y velas, desnudo delante de sus santos lugares obscenos, volando en pedazos con su casa, bastante trágicamente.

Atrinchérate bajo el infierno, Jack. Van a peinar el campo cuando esto esté en marcha.

Te cubriré.

Entro. Necesito llegar hasta ella.

Maldición, no. Le gruñó Jack. Lo digo en serio, Ken. Devuelve tu culo aquí. No eres tan estúpido.

Soy exactamente estúpido. Pensar en Mari colocada sobre esa mesa de examen, fijada como un insecto mientras un pervertido enfermo la fotografiaba y la tocaba era más de lo que podía aguantar. Tenía que llegar hasta ella y abrazarla. Este podía ser el error más grande que alguna vez hubiera cometido, pero iba a hacerlo. Ella no estaría sola esta noche.

Jack juró, una abrasadora ronda de maldiciones a las que Ken no hizo caso. Salió de la casa y recompuso las alarmas, dejándolo todo exactamente del mismo modo en que lo había encontrado. En lugar de abrirse camino hasta la parte superior saliendo para unirse a su hermano, comenzó a avanzar lentamente por la hierba para llegar hasta el edificio más grande. Había un camino, un conducto, un tubo, un túnel, algo más en el cemento que podría usar. Siempre había una forma.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Juego Mortal»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Juego Mortal» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Christine Feehan - Samurai Game
Christine Feehan
Christine Feehan - Juego De Conspiracion
Christine Feehan
Christine Feehan - Fuego Ardiente
Christine Feehan
Christine Feehan - Juego del Depredador
Christine Feehan
libcat.ru: книга без обложки
Christine Feehan
libcat.ru: книга без обложки
Christine Feehan
Christine Feehan - Dark Hunger
Christine Feehan
Отзывы о книге «Juego Mortal»

Обсуждение, отзывы о книге «Juego Mortal» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x