– Estás hermosa -saludó Susan en el pasillo-. ¿Adónde vas esta noche?
– A ver una película, pero salgo tan raramente - más bien nunca -, que pensé que me aprovecharía al máximo. -¿Era parte de su enfado con Jake por hacer tan imposible el estar con él? Se detuvo, con miedo de estar más molesta con él de lo que se había dado cuenta. Había sido honesta con Greg, diciéndole que quería salir sólo como amiga, pero quizá eso no era verdad.
– Está guay que Jake te lleve a ver una película.
Emma se tensó.
– No voy con Jake. Tiene una reunión de negocios esta noche.
Susan frunció el entrecejo.
– ¿Vas tú sola? Creí que habías dicho que era una cita.
– Algo parecido a una cita. Es un amigo.
La ceja de Susan se disparó hacia arriba.
– ¿ Él ? ¿Lo sabe Jake?
El estómago de Emma se anudó. El temor se curvó dentro de ella, poniéndola más molesta y determinada que nunca.
– Lo que hago no es asunto de Jake.
Susan pareció sorprendida.
– Bueno, Emma. Estás provocando a un tigre.
– Ya te lo he dicho, Jake y yo no estamos de esa manera.
– Quizá tú no, pero le he visto contigo. Definitivamente le gustas. Sin bromas, Emma. Si no lo sabes, eres la única persona en este rancho que no lo sabe.
Emma cerró los ojos, deseando brevemente que hubiera más que eso.
– Le gustan todas las mujeres, Susan. -Agarró un cárdigan negro corto y alcanzó su bolso. Hacía bastante frío, pero se figuró que en el cine haría bastante calor-. No me esperes levantada.
– No te preocupes por eso. No quiero estar levantada cuando Jake vuelva a casa y encuentre que te has ido -dijo Susan-. Él es del tipo que podría matar al mensajero, y ya estaba de camino a la cama de todos modos.
Emma puso los ojos en blanco.
– Eres tan dramática. A Jake no le importa lo que hago fuera del rancho. -Empezó a bajar por el vestíbulo.
– Sigue creyendo eso -dijo Susan.
Emma corrió a la cocina, mirando su reloj.
– Uno de los hombres permanecerá en la casa, así que si necesitas ayuda, sólo llama. -Descolgó el teléfono y pulsó el botón del intercomunicador a la cabaña principal-. Joshua, envía a uno de los guardaespaldas a la casa para el resto de la noche. Voy a salir.
Hubo un silencio aturdido y entonces Joshua dio un graznido.
– ¿Fuera?
Ella no iba a explicarse. Sólo que ese tono la había irritado. Era obvio que había esperado demasiado tiempo para hacerse valer.
– Sólo envía a alguien ahora.
Se apresuró hacia el Jeep que solía estar aparcado cerca de la casa para su uso en la propiedad.
– ¡Espera! -Una figura salió volando hacia el Jeep, a través de la oscuridad. Joshua se inclinó en el vehículo por la ventana abierta y quitó las llaves del arranque-. ¿Adónde vas? Son las ocho y treinta. -La miró fijamente-. Te has arreglado. ¿Qué estás haciendo, Emma? -Sonó sorprendido.
– Voy a una cita, Joshua -contestó calladamente, luchando contra la mezcla de indignación y diversión.
– ¿Una cita? -resonó él, su voz subiendo a una nota aguda-. ¿Con un hombre?
Ella le sonrió dulcemente.
– Eso es bastante normal, verdad, o ¿lo he entendido mal, después de todo este tiempo?
– Nadie me lo dijo.
La mente de Joshua corría frenéticamente. Emma nunca iba fuera del rancho sin una escolta. ¿Quién se atrevería a pedirle salir? ¿Quién estaría tan loco como para arriesgar la vida? ¿Quién estaba fuera esa noche? Intentó permanecer en calma.
– No era consciente de que tenía que contártelo -replicó Emma suavemente. Le tendió las manos para que le diera las llaves-. Voy tarde. Dámelas.
Él retrocedió un paso, pequeñas gotas de sudor se le formaron en la frente.
– ¿Jake sabe algo de esto?
– Jake está en una reunión de negocios, Susan vigila a los niños y yo me tomo la noche libre. Es la primera vez en dos años. Lo merezco, ¿no crees?
Joshua se pasó una nerviosa mano por el pelo.
– Sí, bien, es justo que… ¿quién es el tipo?
– Nadie que conozcas. -Emma se asomó por la ventanilla del Jeep y le quitó las llaves de la mano-. No te preocupes, Joshua. Estás actuando como un padre. Volveré a casa a una hora razonable.
– Pero tú nunca sales -protestó-. Nunca llevas falda. -Se pasó una mano sobre la cara y parpadeó-. Nunca vas de esta manera.
Ella se rió con pesar.
– No estoy segura de que eso sea realmente un cumplido. Te veré mañana, Joshua.
– Oh, Dios, Emma. -Casi gimió-. ¿No estarás pensando en pasar la noche con ese tipo, verdad? Me matarán por esto. Estoy muerto. Hervido en el petróleo.
Emma le frunció el ceño con exasperación. Estaba claro que necesitaba salir del rancho más a menudo. ¿Creían todos que ella no era digna de una cita?
– ¿Vas a parar? No tiene nada que ver contigo. Sólo voy a ver una película, quizá a por un café después. No me esperes levantado.
– Sáltate el café. -Miró su reloj-. Es demasiado tarde para la primera función. Llama al tipo y cancélala.
– Joshua. -Exasperada, Emma arrancó el Jeep.
– ¡Espera! Yo te llevaré -dijo él desesperadamente.
Ella le tocó el brazo.
– No en esta vida. Deja de preocuparte. Sigo las órdenes de Jake.
Joshua la miró fijamente con la boca abierta, claramente perplejo ante sus palabras. Entonces carraspeó.
– ¿Estás segura?
– Absolutamente. ¿Por qué piensas que hago esto? Jake me lo dijo.
– ¿Lo hizo? -repitió Joshua como un eco-. Eso no suena como él.
Ella asintió solemnemente, le dio un alegre gesto con la mano y se alejó con un rugido, dejando a Joshua frunciendo el entrecejo tras ella en una nube de polvo.
– ¡Drake! -bramó Joshua mientras corría hacia el camión de Drake.
Drake le empujó al asiento del conductor, con el arma en la mano, mirando desenfrenadamente alrededor y luego tras el Jeep.
– Ese no era… -Ya había arrancado el vehículo y dado marcha atrás, girando el camión para seguir al vehículo que se movía rápidamente-. ¿Quién está en el Jeep?
– Emma. -Joshua sonó como un condenado.
– ¿Emma? -Repitió Drake, apenas capaz de creer a sus oídos-. ¿Adónde demonios va a esta hora de la noche, y por qué no hay un par de guardaespaldas con ella?
– Películas. -Joshua hizo una mueca-. Emma está saliendo. Una cita.
– ¿Una qué?
Pocas cosas sorprendían a Drake, y a Joshua le gustó ver que estaba sorprendido por las noticias.
– Cita… una cita… con un hombre. Alguien que no conozco. Alguien que no conoces.
Juntos gimieron y dijeron simultáneamente.
– Alguien que Jake no conoce.
Drake llamó a la puerta principal.
– Emma se acerca, Jerico. Déjala pasar. Estamos en ello. -Giró hacia Joshua con una ceja levantada-. ¿Qué película vamos a ver?
– Infierno, no lo sé, pero me estoy haciendo definitivamente demasiado viejo para este tipo de cosas. No te acerques demasiado. Si nos localiza, estamos muertos. Tiene una vena malvada. Tirará nuestros privilegios de café.
– Probablemente ya estamos muertos. ¿No la has podido detener? Es una cosita dulce -dijo Drake-. Y nunca le deberías haber permitido ir sin un guardaespaldas.
– ¡Ja! Inténtalo tú. Te sonríe dulcemente, asiente con la cabeza y hace cualquier maldita cosa que quiera hacer. No puedes atar a esa mujer en corto. Y créeme, lo he considerado.
– Jake va a explotar como un volcán -anunció Drake seriamente-. Deberías haberla atado.
– Infierno, Drake, has dado la orden de permitirle salir de la propiedad. Voy a asegurarme de que Jake lo sepa cuando saque las garras. -Aclaró mientras se acomodaba contra el asiento-. Podríamos asesinar al tipo mientras ella está en el servicio.
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