– Te quiero, Emma. No puedo vivir sin ti y no quiero hacerlo. No podemos separar el amor del sexo. Tú me lo enseñaste. No importa si nos sentimos como los felinos, ásperos y duros, o más como mi Emma, tierna y gentil, nosotros hacemos el amor. Nos demostramos amor. Es lo mismo. Salvaste nuestras vidas con tu valor. Y me diste valor para amarte.
Él levantó la cabeza, tomándole la cara entre las manos, su voz llena de emoción.
– ¿Tienes la menor idea de lo que me has dado? Amo a mi hijo y a mi hija por ti. Siento amor por ellos. Tengo amigos. Sobre todo, te tengo. Te amo como tú me amas, Emma. Tomas todo lo que te doy y lo conviertes en algo especial. Eso es lo que yo quiero hacer por ti.
Le secó las lágrimas con las yemas de los dedos.
– Emma, nunca seré fácil. No lo haré. No voy a fingir que tu vida será un lecho de rosas, pero te puedo decir que nadie te necesitará más, te deseará más, o te amará más de lo que yo lo haré.
Ella miró fijamente su adorada cara a través de las lágrimas que inundaban sus ojos.
– Sólo es que parece de locos algunas veces, Jake. No es normal.
– ¿Por qué tenemos que ser normales, cariño? Esto es normal para nosotros. Los niños son felices. Juro que te haré feliz. Tú ciertamente me haces sentirme así. Deja que esa sea nuestra normalidad.
Ella cerró los ojos con fuerza.
– Ella mató a ese hombre. Saboreé su sangre. -Comenzó a llorar una vez más, esta vez enterrando la cara en su cuello-. No hay nada normal en eso.
La sostuvo más apretadamente, buscando con una mano sus muslos para presionarlos más contra los suyos.
– Dulzura, mi leopardo, yo, le mató. Sin ti allí para protegerme habría muerto. En caso de no haber sido yo, habrían sido Joshua o Conner. Hiciste lo que tenías que hacer para pararlo. No tiene que gustarnos herir a otros o acabar con sus vidas, pero no tuvimos alternativa si queríamos sobrevivir.
– No sabía que eso era parte de mí, que pudiera ser así. -Ella levantó la cabeza y le miró-. ¿Es una parte de mí?
– Sí. Y estoy agradecido. Lo vi en ti el día que Cathy vino a intentar llevarse a Kyle. Sé que puedes proteger a los niños si tienes que hacerlo. Y sé que me amas lo suficiente como para hacer algo tan aborrecible para ti. Nadie me ha amado nunca, Emma. Nadie. Créeme, más que cualquier otra persona sobre la faz esta tierra, sé el regalo que es. Gasta el resto de su vida amándome, Emma y yo te juro que nunca te arrepentirás.
– Digo que sí.
– Dilo de nuevo y lo arreglaremos inmediatamente.
– Eres tan implacable cuando quieres salirte con la tuya.
Sus dientes blancos brillaron y sus ojos dorados se derritieron mientras sus caderas comenzaban a moverse otra vez entre las de ella.
– Siempre -estuvo de acuerdo, impenitente.
Emma se rió y se alzó para encontrarlo.
– Sí, un millón de veces más.
***
[1]Sport Utility Vehicles. Utilitario Todo Terreno. (N. de la T.)