Thomas Harris - Hannibal
Здесь есть возможность читать онлайн «Thomas Harris - Hannibal» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Hannibal
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:4 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Hannibal: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Hannibal»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Hannibal — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Hannibal», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Krendler cogió el ancho vaso de vino e hizo sonar el cristal golpeándolo con la uña de un dedo.
El ayudante del inspector no había tocado nunca a un criminal, ni había rodado por el suelo con ninguno, y se imaginaba al doctor Lecter como a una especie de demonio inventado por los medios de comunicación, y como una oportunidad de medrar. Se imaginaba su propia fotografía formando parte de un despliegue como aquél en el museo del FBI una vez muerto Lecter. Se imaginaba las sumas astronómicas de su campaña. Krendler tenía la cara pegada a la radiografía del espacioso cráneo del doctor, y cuando Starling abrió la boca, dio un respingó y manchó la placa con la grasa de la nariz.
– ¿Puedo ayudarlo, señor Krendler?
– ¿Qué hace sentada ahí, a oscuras?
– Estaba pensando, señor Krendler.
– Los del Capitolio quieren saber qué estamos haciendo respecto a Lecter.
– Esto es lo que estamos haciendo.
– Hágame un resumen, Starling. Póngame al día.
– ¿No prefiere que el señor Crawford…?
– Y ése, ¿dónde anda?
– El señor Crawford está en los juzgados.
– Tengo la impresión de que anda un poco perdido, ¿no le parece?
– No, señor, a mí no me lo parece.
– ¿Qué está haciendo? Los de la universidad nos llamaron hechos una furia cuando usted se llevó todo esto de su biblioteca. Este asunto podía haberse manejado con más delicadeza.
– Hemos reunido todo lo que hemos podido encontrar sobre Lecter en este despacho, tanto objetos como documentación. Sus armas están en Armas de Fuego y Herramientas, pero tenemos duplicados. Y tenemos lo que queda de sus papeles personales.
– Y todo esto, ¿a santo de qué? ¿Usted qué quiere, capturar a un criminal o escribir una tesis doctoral? -Krendler hizo una pausa para almacenar aquella estupenda rima en su polvorín mental-. Imagínese que un peso pesado de los republicanos en la Comisión de Seguimiento Judicial me pregunta lo que usted, agente especial Starling, está haciendo para capturar a Hannibal Lecter. A ver, ¿qué le digo?
Starling dio todas las luces. Comprobó que Krendler seguía gastándose el dinero en trajes caros y ahorrándolo en camisas y corbatas. Los huesos de sus velludas muñecas le asomaban por las mangas.
Starling se quedó un momento mirando la pared, atravesándola con la mirada y tratando de no perder los estribos. Se obligó a ver a Krendler como a un alumno de la Academia de Policía.
– Sabemos que el doctor Lecter tiene una identidad sólida -empezó diciendo-. Lo más probable es que tenga otra igual de buena, tal vez más. Respecto a eso siempre ha sido muy escrupuloso. No cometerá un error tonto.
– Al grano.
– Es un hombre de gustos refinados, algunos bastante exóticos, en comida, vino, música… Si vuelve, querrá esas cosas. Tendrá que apañárselas para conseguirlas. No estará dispuesto a privarse de ellas.
»E1 señor Crawford y yo hemos examinado las facturas y papeles que se han podido recuperar de su vida en Baltimore, antes de que lo detuvieran, y todas las que la policía italiana ha podido proporcionarnos, así corno las denuncias de sus acreedores presentadas tras su detención. Hemos elaborado una lista de algunas de las cosas que le gustan. Aquí la tiene. El mismo mes en el que el doctor Lecter sirvió las lechecillas del flautista Benjamín Raspail a los miembros del patronato de la Orquesta Filarmónica de Baltimore, compró dos cajas de burdeos Cháteau Pétrus a tres mil seiscientos dólares la caja. Además, compró cinco cajas de Bátard-Montrachet a mil cien dólares la caja, y distintos vinos más baratos.
«Después de su huida, pidió el mismo vino al servicio de habitaciones del hotel de Saint Louis, y volvió a comprarlo en Vera dal 1926, en Florencia. Es un producto nada corriente. Estamos investigando las ventas de cajas de los mayoristas e importadores.
»Encargó foie gras de categoría A a doscientos dólares el kilo al Iron Gate de Nueva York, y a través del Oyster Bar de la estación Grand Central consiguió ostras verdes de la Gironda, Francia. La comida para el patronato de la Filarmónica empezó con esas ostras, a las que siguieron lechecillas, un sorbete y luego, como puede leer en este artículo de Town & Country -leyó en voz alta rápidamente-, "un notable ragú oscuro y brillante, cuyos ingredientes no nos fue posible descubrir, con acompañamiento de arroz al azafrán. Su sabor era deliciosamente inefable, con exquisitos tonos bajos que sólo la exhaustiva y cuidadosa reducción au fond puede proporcionar". Nunca se ha podido identificar a la víctima que aportó la materia prima del ragú. Bla, bla, bla… y sigue describiendo el elegante servicio de mesa y demás zarandajas con todo detalle. Estamos comprobando las compras con tarjeta de crédito en los proveedores de porcelana y cristalería.
Krendler resopló por la nariz.
– Mire, en este pleito civil le reclaman el pago de un candelabro Steuben, y el concesionario de coches Galeazzo de Balrimore lo demandó para que devolviera un Bentley. Estamos controlando las ventas de Bentleys, tanto nuevos como de segunda mano. No puede decirse que sean muchas. Y las ventas de Jaguars con compresor de sobrecarga. Hemos enviado faxes a los proveedores de restaurantes especializados en caza para que nos informen de sus ventas de jabalíes, y emitiremos un boletín la semana previa a la llegada de Escocia de las perdices patirrojas -tecleó en el ordenador y consultó una lista, después se separó de la pantalla al sentir el aliento de Krendler en el cuello-. He solicitado fondos para comprar la cooperación de algunos revendedores de estrenos, los buitres culturales, en Nueva York y San Francisco; hay un par de orquestas y unos cuantos cuartetos de cuerda por los que siente especial predilección, le gustan las filas seis o siete y siempre compra asientos de pasillo. He distribuido las mejores fotografías de que disponemos en el Lincoln Center y en el Kennedy Center, y en la mayoría de las salas de conciertos. Tal vez con su intervención, señor Krendler, el Departamento de Justicia podría aportar dinero -al ver que no se daba por aludido, prosiguió-: Estamos comprobando las suscripciones recientes a publicaciones culturales que Lecter recibía hasta ahora, de antropología, lingüística, matemáticas, música, la Physical Review …
– ¿Y qué me dice de putas sadomasoquistas? ¿No contrata chaperos?
Starling era consciente del placer que experimentaba Krendler haciéndole semejante pregunta.
– No que nosotros sepamos, señor Krendler. Fue visto hace años en conciertos con distintas mujeres muy atractivas, un par de ellas personalidades prominentes de la vida social de Baltimore que participaban en obras benéficas y esa clase de cosas. Tenemos las fechas de sus cumpleaños para comprobar los regalos que les envían. Por lo que sabemos ninguna de ellas sufrió el menor daño, y ninguna ha querido hablar sobre él nunca. No sabemos absolutamente nada sobre sus preferencias sexuales.
– Siempre he pensado que era homosexual.
– ¿Algún motivo en especial, señor Krendler?
– Todas esas sandeces artísticas que se gasta. Música de cámara y comida de vernissage . No es nada personal, si es que siente usted algún tipo de simpatía por ese tipo de gente, o tiene amigos así. Lo principal, lo que quiero que se le meta en la cabeza, Starling, es que más vale que empiece a ver cooperación por aquí. No admitiré secretismos ni camarillas. Quiero una copia de cada 302, quiero cada línea de investigación, cada pista. ¿Lo ha entendido, agente especial Starling?
– Sí, señor.
– Asegúrese de hacerlo -dijo Krendler ya en la puerta-. Ésta es su oportunidad de mejorar su situación aquí. Su carrera, por llamarla de algún modo, necesita toda la ayuda que pueda conseguir.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Hannibal»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Hannibal» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Hannibal» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.