"¿Origen y receptor?", prosiguió Hendley.
"Se origina en un tipo llamado Fa'ad, apellido desconocido. Creemos que es uno de los tipos de operaciones de nivel medio -más bien del área de planificación que de la de acción. Está en algún lugar de Bahrein. Sólo habla por su celular cuando está en un auto en movimiento o en un lugar público, como un mercado o algo por el estilo. Hasta ahora no hay ni un dato sobre él. El receptor", continuó Bell, "es, supuestamente, un nuevo participante -más probablemente uno de los de siempre, con un teléfono celular recién donado. Es un viejo teléfono analógico, así que no pudieron generar un patrón de identificación de voz".
"De modo que parece que tienen una operación en marcha…" observó Hendley.
"Así parece", asintió Rounds. "índole y lugar desconocidos".
"De modo que no sabemos ni mierda". Hendley tomó su taza de café y frunció el ceño con una intensidad que hubiera necesitado de la escala Richter para ser medida. "Qué van a hacer al respecto?"
Respondió Granger: "Nada útil, Gerry. Están inmovilizados en una trampa lógica. Si hacen algo, por ejemplo subir el color del alerta, están dando la alarma y ya lo hemos hecho tantas veces que. se ha vuelto contraproducente. Si no se revelan el texto y la fuente, nadie lo tomará en serio. Si revelamos algo, quemamos la fuente para siempre".
"Y si no dan la alarma, el Congreso les meterá por el culo cualquier cosa que ocurra". Los funcionarios electos se sentirían más cómodos como parte del problema que como parte de la solución. Se podía obtener crédito político del gritar sin producir nada. De modo que la CIA y los demás servicios continuarían trabajando para identificar a los usuarios del teléfono celular que recibió la llamada. Era un trabajo investigativo lento y carente de emoción, y se llevaba a cabo a un ritmo que no podía ser el que pretendieran imponer políticos impacientes -y destinar más dinero al problema no ayudaba a solucionarlo, lo cual era doblemente frustrante para gente que sólo sabía hacer eso.
"De modo que enfrentan el asunto a medias, hacen algo que saben que no funcionará…"
"y esperan un milagro", concluyó Granger.
Por supuesto que los departamentos de policía de todo Estados Unidos serían alertados -pero nadie sabía para qué ni contra qué amenaza. Y de todas formas los policías siempre estaban atentos a detener e interrogar a todas las personas con aspecto de provenir de Oriente Medio, al punto de que ya estaban aburridos de lo que casi siempre resultaba un ejercicio improductivo, que además ya estaba produciendo una creciente presión por parte de la Unión Americana por los Derechos civiles. Ya había seis casos de detenidos por "portación de cara de árabe", cuatro de los cuales eran médicos y dos estudiantes demostrablemente inocentes que habían sido interrogados con cierto exceso de vigor por policías locales. Fuera cual fuere la jurisprudencia que surgiera de esos casos, sin duda haría más mal que bien. Era, como dijo 5am Granger, una trampa lógica.
El ceño de Hendley se frunció un poco más. Sin duda, la misma expresión se repetía en media docena de agencias de gobierno, las cuales, a pesar de todos sus recursos y personal, eran más o menos tan útiles como tetas en un jabalí. "Podemos hacer algo?", preguntó.
"Mantenemos alertas y llamar a la policía si vemos algo fuera de lo común", respondió Granger. "A no ser que tengamos una pistola a mano".
"Para matar a algún pobre desgraciado que probablemente esté tomando clases de cómo ser un buen ciudadano", añadió Bell. "No vale la pena".
Tendría que haberme quedado en el Senado, pensó Hendley. Al menos, ser parte del problema tenía sus satisfacciones. Era bueno dar libre curso al mal humor cada tanto. Gritar aquí hubiera sido totalmente improductivo, además de malo para la moral de su gente.
"De acuerdo, entonces fingimos que somos ciudadanos comunes", dijo finalmente el jefe. Su personal directivo asintió y continuó discutiendo los asuntos de rutina laboral. Sobre el fin de la reunión, Hendley le preguntó a Rounds como se desempeñaba el nuevo muchacho.
Tiene la inteligencia de preguntar mucho. Lo estoy haciendo verificar a financistas confirmados o sospechosos para ver si detecta transferencias sin explicación".
"Si soporta hacer eso, que Dios lo bendiga", observó Bell. "Es como para enloquecer a cualquiera".
"La paciencia es una virtud", dijo Gerry. "Lo difícil es adquirida".
"Alertamos a toda nuestra gente sobre esta comunicación?"
"No estaría mal", respondió Bell.
"Denlo por hecho", Es dijo Granger a todos.
"Mierda", observó Jack quince minutos más tarde. "Qué significa?"
"Lo sabremos mañana, la semana que viene o nunca", respondió Will.
"Fa'ad… conozco ese nombre Jack fue a su computadora e invocó algunos archivos. "¡Sí! Es el tipo de Bahrein. ¿Cómo es que la policía local no lo hizo sudar un poco?"
"Aún no saben que existe. Hasta ahora, rastrearlo ha sido cosa de la NSA pero tal vez Langley vea si puede averiguar más acerca de él".
"Son tan buenos como el FBI para el trabajo policial?"
"En realidad no, no lo son. Es otro entrenamiento, pero no está tan lejos de lo que cualquiera puede hacer…
El joven Ryan lo interrumpió. "Mentira. Los policías son buenos para interpretar cómo es una persona por su aspecto. Es una habilidad adquirida e interrogar también es algo que se aprende".
"Quién lo dice?", preguntó Wills.
"Mike Brennan. Era mi guardaespaldas, me enseñó mucho".
"Bueno, un buen espía también debe saber interpretar el aspecto de las personas. Su vida puede depender de ello".
"Puede ser, pero si quieres que alguien arregle tus ojos, ve donde mi madre. Para los oídos, ve a otro lado".
"De acuerdo, tal vez sea así. Por ahora, ve qué tienes de nuestro amigo Fa'ad!'
Jack regresó a la computadora. Retrocedió hasta la primera conversación que interceptaron. Luego lo pensó mejor y fue hasta el comienzo mismo, a la primera vez que Es llamó la atención. "Por qué no cambia de teléfono?"
"Tal vez sea perezoso. Estos tipos son astutos, pero también tienen puntos débiles. Se crean hábitos. Son astutos, pero carecen del entrenamiento formal que tiene un agente de la KGB o algo así'.
La NSA tenía un gran puesto de escucha clandestina en Bahrein, con base en la embajada de los Estados Unidos y reforzado por las naves de guerra de la armada norteamericana que tocaban tierra regularmente allí y que, en ese lugar, no eran considerados como una amenaza electrónica. Los equipos de la NSA que iban en ellos interceptaban aun las comunicaciones por teléfono celular de la gente que paseaba por la costa.
"Éste es un tipo sucio", observó un minuto después. "Estoy totalmente seguro de que es malo".
"También ha sido un buen barómetro. Ha dicho muchas cosas que resultaron interesantes".
"De modo que sería bueno que alguien le echara el guante".
"Eso creen en Langley".
"Cuán importante es la estación Bahrein?"
"Seis personas. Jefe de estación, dos agentes de campo, tres empleados, de señales y cosas así'.
"Eso es todo? ¿Allí? ¿Sólo un puñado?"
"Así es", confirmó Wills.
"Bueno. Yo le preguntaba a papá acerca de esto. Su respuesta solía ser encogerse de hombros y gruñir".
"Trató con ahínco de obtener más fondos y personal para la CIA. Pero el Congreso no siempre estuvo de acuerdo".
"Y nunca le echamos el guante a un tipo, y, sabes, 'conversamos' con él?"
"Últimamente no:'
"¿Por qué?
"Falta gente", respondió simplemente Wills. "El problema de los empleados es que todos pretenden cobrar. No somos tan grandes".
"ay por qué la CIA no le pide a la policía local que lo aprese? Bahrein es un país amigo".
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