– Sí, está aquí conmigo. Dice que no se va a separar un metro de mí hasta que todo esto haya terminado. Piensa que deberías venir y hablar con la policía. Yo también opino lo mismo. Hay que arreglar todo este lío.
Sonaba tan fácil, pensó Eve, cansada. Depositar todo en brazos de la policía y dejar que ellos se hicieran cargo.
– Llámame cuando sepas algo más de Joe. Cuídate, mamá.
– ¿Quinn está mejor? -preguntó Logan.
Eve asintió.
– Pero todavía está grave. -Abrió la puerta del coche. -Voy a caminar hasta la laguna. No es necesario que vengas conmigo.
– En otras palabras, estoy de más. -Dirigió una mirada al maletín que Eve seguía sin soltar. -Al parecer, el que no está de más es nuestro amigo Ben. No lo has soltado en toda la noche. ¿Me quieres decir por qué vas de un lado a otro con él?
Eve tampoco sabía por qué lo hacía. Tal vez creía que le iba a brindar la respuesta que tanto necesitaba.
– No sé, lo quiero tener, nada más.
– Es raro.
– Sí. ¿Acaso no sabes que todavía no las tengo todas conmigo?
– Qué disparate. Eres una de las personas más cuerdas que conozco.
– Bueno, pero mira con quiénes andas. -Eve descendió por la pendiente iluminada por la luna. Sentía la suavidad del cuero del maletín contra su mano.
Ayúdame, Ben. Estoy perdida y necesito que alguien me encuentre.
Eve había estado sentada debajo de ese árbol por más de dos horas. Abrazando el maletín como si se tratara de un bebé.
Logan ya no lo soportaba más. Salió del coche y bajó la pendiente con paso decidido.
– Estoy harto de ser paciente y comprensivo. ¿Me vas a decir ahora mismo qué sucede, me oíste? Quiero saber qué diablos te dijo Lisa Chadbourne.
Por un instante Eve no habló, luego susurró:
– Bonnie.
– ¿Qué pasa con Bonnie?
– Me ofreció a Bonnie. Me ofreció encontrar a Bonnie.
– ¿Y cómo va a hacerlo?
– Dijo que va a hacer que se vuelvan a abrir los casos y que enviaría un ejército de policías y militares a interrogar y buscar. Dijo que había estado pensando en eso. Evidentemente, no se podía buscar solamente a Bonnie. Sería demasiado sospechoso. Elegirían a otro de los niños sobre el cual poner el énfasis público, pero los investigadores tendrían órdenes específicas de encontrar a Bonnie.
– Santo Dios.
– Me dijo que lo lograrían aunque la búsqueda llevara años. Me prometió que me traería a Bonnie a casa.
– ¿Y tú lo único que tienes que hacer es darle el cráneo y el informe de ADN? Es una trampa. Ella nunca cumple.
– Sólo el cráneo. Dijo que podía irme del país y quedarme con el informe de ADN hasta que me entregara a Bonnie.
– Bastante mal negocio.
Eve cerró los ojos.
– Bonnie.
– No va a cumplir.
– Tal vez sí.
– No te permitiré hacerlo.
Eve abrió los ojos y le espetó con vehemencia:
– Escúchame bien, Logan. Si decido hacer esto, ni tú ni nadie va a impedírmelo. Les pasaré por arriba. Si hay alguien que puede encontrar a Bonnie, esa persona es Lisa Chadbourne. Ella tiene el poder necesario. ¿Sabes lo que significa eso para mí?
– Sí -respondió él con dureza-. Y ella también lo sabe. No dejes que te use de esta forma.
Eve sacudió la cabeza.
– No entiendes.
Logan la entendía y sufría por ella. Lisa Chadbourne había utilizado la única carnada que a Eve le resultaba irresistible.
– ¿Cuándo tienes que contestarle?
– Me va a llamar a las siete de la mañana.
– Sería un gravísimo error.
– Dijo que Joe y mamá estarían a salvo y que no habría más muertes. Hasta trataría de lograr que Timwick dejara de buscarte.
– Como si pudiera conseguirlo. Estás loca si le crees, Eve.
– Lo que sí creo es que no quiere más muertes. No sé si puede detener todo esto, pero sí creo que quiere que acabe.
– Cuando llame, déjame hablar con ella. -Eve negó con la cabeza. -Creí que estábamos juntos en esto.
– ¿Juntos? Acabas de decir que tratarías de impedírmelo.
– Porque sé que es un error.
– Es un error dejar a Bonnie sola por allí.
– Eve, los riesgos son demasiado altos como para…
– Cállate, Logan -exclamó ella en voz cargada de tensión-. Déjame sola, quiero pensar. No vas a convencerme. Ya conozco todos los argumentos en contra de esto.
Pero cada célula de su mente y de su cuerpo le estaba diciendo que lo hiciera, pensó Logan. Sintió deseos de estrangular a Lisa Chadbourne.
– De acuerdo, no voy a tratar de convencerte ahora. Piensa en ello todo lo que quieras. -Se puso de pie. -Y recuerda a Kessler y a Joe Quinn.
– No he estado pensando en otra cosa.
– Mentira. No creo que puedas pensar en otra cosa que no sea en Bonnie. Pon en la balanza…
Eve ya no lo escuchaba. Miraba el maletín, pero para Logan, tampoco lo veía.
Lo único que oía era el canto de sirena de Lisa Chadbourne.
Y no veía a nadie más que a Bonnie.
Lisa Chadbourne llamó a las siete en punto de la mañana siguiente.
– ¿Y bien?
Eve respiró hondo.
– Lo haré.
– Me alegro. Créeme que es lo mejor para todos.
– No me importan los demás. Si así fuera, no estaría haciendo tratos contigo. Escúchame. Quiero que nos ubiques a mí y a mi madre en algún lugar fuera del país, como me lo prometiste. Quiero que dejen en paz a Logan y a Joe Quinn.
– Y quieres a Bonnie.
– Sí, por supuesto. -La voz le temblaba. -Tienes que encontrarla y traérmela. Eso es algo que no se negociará de ninguna forma.
– La encontraré. Te lo prometo, Eve. Haré que Timwick recoja el cráneo y luego…
– No. No sé si con tu promesa me alcanza. Estoy corriendo un gran riesgo. ¿Quién me dice que no vas a echarte atrás una vez que tengas el cráneo en tu poder?
– Tendrás los registros de ADN. Sabes que eso podría causarme grandes problemas.
– Tal vez no los suficientes sin el cráneo.
– ¿Entonces qué es lo que pides?
– Lo que pido, no. Lo que exijo. Quiero verte. Quiero que seas tú la que venga a buscar el cráneo.
– Eso no es posible.
– Es de la única forma en que acepto el trato.
– Mira, una mujer en mi posición no puede moverse de un lado a otro a voluntad. Lo que pides es imposible.
– No me mientas. Una mujer que puede matar a su marido sin que nadie se dé cuenta puede muy bien arreglárselas para encontrarse conmigo. Estoy arriesgando mi vida y tengo que usar todo lo que tengo a mano para sobrevivir. No tengo demasiadas armas, pero soy artista. He hecho estudios sobre expresiones faciales y también te he estudiado a ti. Pienso que sabré darme cuenta si tienes intención de cumplir tu promesa.
Una pausa.
– ¿Traerás el cráneo contigo?
– Estará escondido en los alrededores. Pero te garantizo que no lo encontrarás si decides tenderme una trampa.
– ¿Y si la trampa es para mí?
– Toma todas las precauciones que quieras, siempre y cuando no representen una amenaza para mí.
– ¿Y dónde sugieres que nos encontremos?
– En los alrededores de Camp David. Para ti sería más fácil ir allí el fin de semana. Sobre todo teniendo en cuenta que acabas de sufrir la pérdida de tu amigo Scott Maren. Simplemente di que el destino es Camp David y haz que el piloto aterrice antes de llegar allí.
– El plan parece razonable. ¿Y Logan?
– Logan no tiene nada que ver. Tomé el cráneo y los papeles y me fui durante la noche. Me dijo que estaba loca. El piensa que me traicionarás.
– ¿Pero no le haces caso?
– Sí, le hago caso. Y tal vez tenga razón. -La mano de Eve se cerró alrededor del teléfono. -Pero tengo que hacer esto de todos modos. ¿Y tú lo sabías, no es cierto?
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