Andreu Martin - No pidas sardina fuera de temporada

Здесь есть возможность читать онлайн «Andreu Martin - No pidas sardina fuera de temporada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Крутой детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

No pidas sardina fuera de temporada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No pidas sardina fuera de temporada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

No pidas sardina fuera de temporada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No pidas sardina fuera de temporada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ?Maria? Soy Flanagan…

– ? Flanagan! ?Donde estas?

– Por ahi… ?Como esta tu hermano?

– Bien.

Me hizo feliz. Se lo habria gritado a la cara a todos aquellos animales: «Esta bien, ?lo habeis oido? ?Esta bien!»

– Esta bien, ?no? -repeti, para que quedara claro.

– Ha recuperado el conocimiento -seguia ella. Estuve a punto de gritar un «?bravo!»-. Pero se sentia un poco confuso y cansado, y todavia le tienen en la UVI. Esta durmiendo.

– Ha recuperado el conocimiento y esta durmiendo -repetia yo, en un tono de Pues que os creiais -, pero el medico dice que se pondra bien, ?no?

– Si. Temian que llegara a caer en coma…

El Lejia me llamo la atencion con un gesto.

– Que te lo repita su padre -susurro. Y puso cara de bueno-. Para quedar tranquilos.

– Escucha… -dije-. ?Podrias decirle a tu padre que se ponga un momento?

– … O su madre… -apunto el Lejia.

– O tu madre -apunte yo.

– ?Mi padre o mi madre? ?Cual de los dos?

– Cualquiera, da igual…

Se puso el senor Gual. Me agradecia todo lo que habia hecho por su hijo y confirmaba lo que me habia dicho su hija.

– Mira si estamos tranquilos que hasta hemos venido a comer a casa… Claro que tampoco podiamos estar con el alli, en la Unidad de Vigilancia Intensiva…

El Lejia me estaba indicando con gestos que cortara, que me despidiera. «Adios y gracias» «Adios, adios», y corto la comunicacion.

Inmediatamente se levanto, me agarro por el impermeable y me arrastro hacia la misma habitacion de antes. Estaba maquinando algo, segun vi pintado en su rostro. Estaba maquinando algo muy fuerte y desde que lo intui empece a angustiarme.

Me metio en la habitacion con un empujon y cerro con llave. De un salto, me acerque a la puerta.

Empezaron a hablar en susurros, como conscientes de que yo podia escucharles, y aunque yo no llegaba a entender nada, aquellos murmullos secos, precipitados, imperativos, me helaban la sangre en las venas.

Me basto con cazar algunos fragmentos de la conversacion para comprender lo que se proponian.

– … Si le obligamos a decir donde esta la foto y la quemamos, te quedaras mas tranquilo, ?no, Miguel?

– … Entrar en el hospital…

– ?Como?

– … Comprar batas blancas…

– … Mediodia…

– … No habra nadie…

– … Ni sus padres…

– … Tu, de medico, ella de enfermera…

– … Un ladrillo en el bolso, por si las moscas…

– Pero, ?pensais que lo dira?

– … Inferioridad de condiciones. ?Le amenazamos, le desconectamos los aparatos, lo que sea!

Iban a maltratarle hasta que confesara donde estaba la foto…

Uno disfrazado de medico, la mujer de enfermera, entrarian en el hospital a mediodia, cuando habia menos movimiento, y el Pantasma se quedaria contento, ?no?

Si recuperaban la maldita foto y la quemaban, ya nadie podria hacerle chantaje, ?no?

… Y si, zarandeando al accidentado, aun en estado critico, se les quedaba entre las manos, tampoco se preocuparian mucho. Al fin y al cabo, ya habian tratado de matarle una vez.

Me puse como loco. Luche freneticamente contra el esparadrapo que me sujetaba las munecas. Queria encender la luz para ver si podia descubrir algo que me ayudara, pero no encontraba el interruptor, y aquella gentuza, dicho y hecho, ya se ponian manos a la obra, ya se levantaban haciendo ruido con las sillas…

Empece a pegar patadas a la puerta. Me dio algo parecido a un ataque de locura. Entre lagrimas, me oi bramar:

– ?Se lo que os proponeis! ?Pero no lo conseguireis, asesinos! ?Porque ire a la policia y os hare pagar por lo que habeis hecho, asesinos!

?Y ahora matadme a mi, cobardes, dejad en paz a Elias…!

Nadie me hizo caso. Oi como se alejaban sus voces, y como se cerraba la puerta de la calle.

Me senti mas solo, mas impotente que nunca. ?Por que me metia en follones de los que despues no sabia salir?

Proyecte mi hombro contra la puerta. Hizo un ruido de mil demonios, pero no parecio dispuesta a abrirse. ?Ruido?, pense. Tal vez aquella fuera el arma. Grite. Como una sirena de fabrica. Como nadie puede haber gritado en toda la historia de la humanidad. Grite llenando mis pulmones hasta que decian basta y vomitando despues todo el aire, como una catarata ensordecedora.

– ? Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Y mientras tanto pensaba. Vaya si pensaba, a mil por hora. Pensaba que con la ventaja que me estaban sacando ya no habia esperanzas. Calcule que llegarian al hospital en cosa de media hora.

Pero no me resignaba.

?De que me serviria salir de la habitacion?

Llamaria al hospital. ?Creerian la palabra de un desconocido? Bueno, ?acaso no daban credito a los avisos de bomba?

– Senorita, unos traficantes de droga quieren matar a uno de sus pacientes…

– ?Con quien hablo?

– ?Eso no importa! ?Es que no me oye? ?Que quieren matar…!

– Si, si, ya le he oido. Pero comprenda que para fiarme de usted primero tengo que saber quien es. Podria ser un cualquiera, ?me sigue? Un nino haciendo una travesura…

– ?Soy un nino, pero no hago ninguna travesura!

– Lo sospechaba.

La telefonista imaginaria se enfadaba y cortaba la comunicacion.

– ?Senorita, por favor! -yo me ponia optimista e imaginaba que aun no habia cortado, que existian las segundas oportunidades-. ?Tiene que escucharme!

– Esta bien… Veamos. ?De que paciente se trata?

– Elias Gual.

– ?Su segundo apellido?

– ?Y que importa su segundo apellido!

– De acuerdo, tienes razon. Aceptemos que no importa el segundo apellido… ?Que le ha pasado a este senor? ?Por que esta ingresado?

– ?Accidente de moto! ?Esta en la UVI!

– Ah, en ese caso, este no es el departamento pertinente. Tiene que llamar al numero…

– ? Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

?Y si comunicaban? ?Si la linea estaba ocupada?

?Y si el Lejia habia arrancado los cables del telefono? ?De que serviria salir de la habitacion?

De nada.

Llamaria desde una cabina de la calle. Desde la casa de un vecino, en la misma escalera.

Me pedirian explicaciones. La gente siempre pide explicaciones, siempre hace preguntas inoportunas e impertinentes.

– ?Pero tu quien eres, donde vives, como te has enterado de que Elias corre peligro, quien te lo ha dicho, seguro que no es una broma…?

– ?A usted no le importa quien sea yo y quien me lo haya dicho! ?Hagame caso! ?Estan a punto de matar a Elias!

De que me serviria llamar por telefono.

De nada.

Tendria que ir alli, correr hacia el hospital.

Tampoco podia correr mas que un Talbot Solara o que un Opel Kadett. ?O si? ?Como podria arreglarmelas para correr mas que ellos?

– ? Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Ya debian de haber pasado cinco, quiza diez minutos. Ya estaban casi a mitad de camino. Y yo pensaba: «Tal vez hayan parado por el camino para recoger algo… ?Las batas! ?Claro! Tienen que comprar las batas blancas… Si han parado por el camino, quiza tarden una hora en llegar al hospital…! ?Bueno! ?Que importa eso? ?Me llevan diez minutos, quiza quince, de ventaja y yo ni siquiera he podido salir de aqui!

– ?Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!

Y:

«No, en avion no. ?En que demonios puedo ir que corra mas que un Talbot Solara?

Me vino a la mente el viaje que habia hecho en ambulancia. La velocidad de aquel vehiculo para el que no existian los semaforos, al que todos ceden el paso. ?La ambulancia, claro! ?Y aquel numero tan facil, la misma cifra repetida siete veces!

?Si, si pudiera salir de la habitacion, llamaria a la ambulancia y le diria que me llevara al hospital a toda velocidad porque teniamos que salvar la vida de un hombre…!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «No pidas sardina fuera de temporada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No pidas sardina fuera de temporada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «No pidas sardina fuera de temporada»

Обсуждение, отзывы о книге «No pidas sardina fuera de temporada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x