Sara Paretsky - Punto Muerto

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El jugador de los halcones Negros de Chicago, Boom Boom Warshawski, fue una leyenda del hockey. Más de mil personas asisten a su funeral, consternados al enterarse de que ha resbalado en un muelle y se ha ahogado. La policía se apresura a declarar que ha sido un accidente. Y no les gusta la idea de que V.I. Warshawski, meta su nariz femenina en un caso tan evidente. Pero entre atentados contra su propia vida y tragos de scotch, la intrépida e ingeniosa detective, se abre camino a través de un mundo de silos de cereal y cargueros de mil toneladas. Se introducirá en una senda que le hará descubrir si se está tomando las cosas de un modo demasiado personal o si su adorado Boom Boom fue en realidad asesinado…

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– ¿Me habla a mí, señorita?

– No, estaba hablando sola. ¿Recuerda a qué hora llegó el señor Grafalk a casa el jueves por la noche?

Levantó la mirada al oír esto.

– Si no se siente bien, señorita, hay un tocador en el vestíbulo, a su izquierda.

Me pregunté si sería el jerez. Puede que Grafalk hubiese echado algo dentro, o quizá era demasiado fino para mi paladar embrutecido por el scotch.

– Me siento muy bien, gracias. Sólo quería saber si el jueves el señor Grafalk llegó tarde a casa.

– Me temo que no puedo decírselo. -Volvió a ocuparse de la plata. Me estaba preguntando si podría obligarla a hablar pegándole con el brazo sano, pero me pareció que no iba a merecer la pena. Grafalk llegó por detrás.

– Oh, aquí está. ¿Todo va bien, Karen?

– Sí, señor. La señora Grafalk dejó dicho que volvería hacia las siete.

– Me temo que voy a tener que pedirle que se marche ahora, señorita Warshawski. Esperamos a unos invitados y tengo que hacer un par de cosas antes de que lleguen.

Me condujo hasta la puerta y se quedó mirando hasta que salí por entre las columnas de ladrillo y entré en el Chevette. Eran las seis. No es que estuviese borracha, ni siquiera ligeramente ebria. Sólo lo bastante animada como para olvidarme de mi hombro dolorido, no como para perder mi consumado dominio del manejo de aquel rígido volante.

14

Lo que haya

Mientras me dirigía hacia Edens y la pobreza, me sentí como si alguien me estuviera dando vueltas en una silla giratoria. El jerez de Grafalk y la historia de Grafalk me habían sido suministrados claramente con un propósito. ¿Pero cuál? Cuando llegué a casa de Lotty, se me había pasado el efecto del jerez y me dolía el hombro.

La calle de Lotty está incluso más decrépita que el rincón de Halsted donde yo vivo. Las botellas se mezclaban con vasos arrugados de papel en la alcantarilla. Un Impala del 72 caía hacia delante; alguien le había quitado la rueda delantera. Una mujer obesa deambulaba con cinco niños pequeños, todos cargados con una pesada bolsa de la compra. Les gritó en un español chillón. Yo no lo hablo, pero se parece lo bastante al italiano como para darme cuenta de que les hablaba de buen talante, no regañándoles.

Alguien había dejado una lata de cerveza en las escaleras de Lotty. La recogí y me la llevé. Lotty crea una pequeña isla saludable y limpia en la calle y yo quería ayudar a mantenerla.

Olía a pot-au-feu cuando abrí la puerta. Me sentí de pronto muy a gusto allí, a punto de comer un guiso casero en lugar de una comida de siete platos en Lake Bluff. Lotty estaba sentada en la impecable cocina, leyendo. Puso un marcador en el libro, se quitó las gafas de montura negra y colocó ambas cosas en una esquina de la tabla de picar.

– ¡Qué bien huele! ¿Quieres que haga algo…? Lotty, ¿has tenido alguna vez una cubertería de setenta tenedores y cucharas?

Sus ojos oscuros brillaron divertidos.

– No, querida, pero mi abuela sí. Por lo menos setenta. Yo tenía que pulirlos todos los viernes por la tarde cuando tenía ocho años. ¿Dónde has estado que tuvieran setenta tenedores y cucharas?

Le conté mis averiguaciones de la tarde mientras ella terminaba de hacer el guiso y lo servía. Lo comimos con pan vienes de corteza gruesa.

– El problema es que voy en demasiadas direcciones diferentes. Necesito saber lo de Bledsoe. Necesito saber lo de mi coche. Necesito saber lo del dinero de Phillips. Necesito saber quién entró en el apartamento de Boom Boom y mató a Henry Kelvin. ¿Qué es lo que estarían buscando? Revisé todos sus papeles y no tenía nada que me pareciese alto secreto -empujé una cebolla por mi plato, rumiando-. Y, naturalmente, lo principal: ¿quién empujó a Boom Boom al lago Michigan?

– Bueno, ¿qué tareas podrías dejar a los demás? A la policía, por ejemplo, o a Pierre Bouchard. Quiere ayudarte.

– Sí, la policía. Según la familia de Kelvin, no están haciendo nada de nada para localizar a los asesinos. Comprendo el punto de vista del sargento McGonnigal, claro. No tienen ninguna pista auténtica. El problema está en que se niegan a relacionar a Kelvin con Boom Boom. Si lo hicieran, podrían meterse más a fondo y conseguir auténtica información en el puerto. Pero creen que Boom Boom murió de manera accidental. Y lo mismo opinan de mi accidente. Dicen que seguramente fueran gamberros -jugueteé con la cuchara. Era de acero inoxidable y hacía juego con el cuchillo y el tenedor. Lotty tiene estilo.

– Se me ocurre una idea loca. Quiero ir a buscar al Lucelia al próximo puerto en que atraque y hablar claro con Bledsoe. Descubrir en qué ha estado metido y si Grafalk está diciendo la verdad, y si el jefe de máquinas o el capitán pudieron haber manipulado mi coche. Sé que allí puedo hacer algo. Pero tendría que esperar tres o cuatro días. Y quiero hablar con esos tipos ahora.

Lotty frunció los labios, con los ojos alerta.

– ¿Por qué no, después de todo? No volverán antes de… ¿cuánto dijiste? ¿Siete semanas? No puedes esperar tanto tiempo. Se les habrá olvidado todo.

– El modo de hacerlo es seguirles la pista a través de Noticias del Cereal. Publica los embarques y cuándo y dónde se recogen los envíos. De ese modo, la oficina de Bledsoe no podrá avisarle de que voy a ir: me gusta coger a la gente au naturel.

Me levanté y puse los platos en el fregadero, dejando correr el grifo del agua caliente.

– ¿Qué es esto? -preguntó Lotty-. La herida de tu cabeza debe ser peor de lo que creía.

La miré suspicaz.

– ¿Desde cuándo lavas los platos antes de que hayan pasado dos días después de usarlos?

La golpeé con el paño y seguí pensando. La idea sonaba bien. Podía poner a mi espía asociada, Janet, a averiguar lo que ganaba Phillips. Puede que incluso pudiese echarle una mirada a su talonario, aunque seguramente Lois lo guardaba con su fiero aliento de dragón. Si Bouchard estaba en la ciudad, podría enterarse de quién era el tipo que quería comprar una participación de los Halcones Negros. Era la persona que había presentado a Paige y a Boom Boom las Navidades pasadas.

Lotty me aplicó Myoflex en el hombro antes de que me fuera a la cama y me puso un cabestrillo para evitar que moviese la articulación mientras dormía. A pesar de todo, a la mañana siguiente apenas podía mover el brazo izquierdo. No iba a poder conducir aquel maldito coche, y había pensado ir al apartamento de mi primo a mirar sus ejemplares de Noticias del Cereal. La policía ya había acabado allí; tan pronto como recogiera las llaves, podría ir.

Lotty me ofreció su coche, pero no me veía conduciendo con una sola mano un coche con palanca de cambios. Me puse a dar vueltas por el apartamento, disfrutando de una rabieta en primer grado.

Cuando salió hacia la clínica, Lotty dijo secamente:

– No quisiera intervenir, pero ¿qué problemas crees que vas a resolver con tu rabia? ¿No puedes ir haciendo algo por teléfono?

Me puse rígida un momento y luego me relajé.

– Vale, Lotty. Perro-de-presa Warshawski está de momento fuera de juego.

Me lanzó un beso y se marchó. Yo llamé a Janet a la Eudora para ver si podía averiguarme lo que ganaba Phillips.

– No creo que pueda hacerlo, señorita Warshawski. La información acerca de los sueldos es confidencial.

– Janet, ¿no le gustaría que atrapasen al asesino de Boom Boom?

– Bueno, he estado pensando en ello. No veo cómo pudieron asesinarle. Además, ¿quién iba a querer hacerlo?

Conté hasta diez en italiano.

– ¿Le ha estado preguntando alguien acerca de la información que me dio?

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