• Пожаловаться

Edward Hoch: El Diablo De Jersey

Здесь есть возможность читать онлайн «Edward Hoch: El Diablo De Jersey» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Детектив / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Edward Hoch El Diablo De Jersey

El Diablo De Jersey: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Diablo De Jersey»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

The jersey Devil (cuento). Publicado como El diablo del jersey en el volumen Fue un crimen maravilloso

Edward Hoch: другие книги автора


Кто написал El Diablo De Jersey? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Diablo De Jersey — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Diablo De Jersey», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El caso volvió a estar otra vez en un callejón sin salida, sólo que esta vez parecía que nada iba a sacarlo de allí. Bonnie Irish negaba toda relación con el asesinato de Jones, y únicamente la podían retener por haber participado en el robo de la casa de Bailey. El sello hawaiano de dos centavos seguía sin aparecer, y Oscar Bailey continuaba exigiendo que lo recuperasen. Benedict Corflu volvió a su negocio de camiones, y por lo visto también a su sistema postal privado.

Finalmente, una soleada mañana de abril, Fletcher preguntó:

– Capitán, ¿cree que tendremos que dar por cerrado el caso del asesinato de Jones?

– Aún no ha pasado siquiera un mes, Fletcher. Pronto se presentará algo. Si al menos esa chica diera su brazo a torcer y nos dijera qué es lo que hizo con ese condenado sello…

– Es probable que nunca haya sido robado. Quizá Bailey lo incluyó en el botín para cobrar el seguro.

– ¿Crees que no lo he pensado? -gruñó Leopold.

– O quizá la muchacha se lo haya devuelto a Jimmy Duke y éste lo tenga en su poder.

– No, le hemos estado vigilando. Ella no se le ha acercado antes de que la hubiéramos arrestado, y tampoco ha sido capaz de conseguir el dinero para salir bajo fianza.

– ¿Así que a dónde nos conduce todo eso, capitán? -inquirió Fletcher fatigado.

– A ninguna parte. Supongo que otra vez tendremos que considerar nuestra teoría del atracador.

Leopold revolvió algunos papeles y parecía bastante infeliz. Al cabo de un rato, Fletcher preguntó:

– ¿Cómo se encuentra su brazo? ¿No es ya hora de que le quiten la escayola?

– Espero que mañana, pues tengo que ir a ver al doctor Ranger.

Al otro día, Leopold llegó al consultorio del doctor quince minutos ante de lo previsto. Estaba ansioso por saber cómo estaba su brazo, ansioso por liberarse del pesado yeso y volver a sentirse un hombre completo.

– ¿Cómo lo ha pasado? -le preguntó al entrar el sonriente doctor Ranger.

Esta vez tenía puesta una chaqueta blanca y su imagen se asemejaba mucho más a la de un doctor, en contraste con la que había conocido Leopold en su primera visita nocturna.

– Me encontraré mejor cuando me haya quitado esta cosa.

– Ya veremos.

Ranger cogió una pequeña sierra eléctrica y se puso a trabajar sobre la escayola. Primero hizo una serie de pequeños cortes, para guiarse al aserrar, y luego cortó más profundo. Leopold podía sentir la sierra sobre su piel mientras ésta rompía el yeso.

– ¿Ha habido algún asesinato interesante últimamente?

– Uno que me tiene bastante confuso. Desde la noche en que me rompí el brazo no hizo más que complicarse.

– No me diga -El doctor Ranger hizo otro corte del lado opuesto de la escayola y comenzó a separar las partes-. ¿No se tratará de aquel profesor universitario que ha salido en los periódicos? ¿Jones?

– El mismo.

– ¿Tiene alguna pista de quién lo haya hecho? -Le quitó la moldura y Leopold observó su delgada y horrible muñeca-. No la mueva -le advirtió Ranger-. Se trata sólo de un examen. Debo hacerle otra radiografía.

– Ninguna pista -continuó Leopold, flexionando sus dedos.

Ranger se llevó las dos partes desechadas de la escayoladura al cuarto contiguo.

– Ahora le haré la radiografía -Colocó a Leopold debajo de la máquina, cuidando de no moverle la muñeca-. Yo conocía a Jones un poco, ¿sabe? Aunque hacía muchísimos años que no lo veía.

– ¿Ah sí?

– ¿Un hombre de cabellos grises, con gafas y una verruga en la nariz?

– Así era aquel tipo-asintió Leopold.

– Ya me parecía. Me lo encontré una vez en un congreso. Por eso le he preguntado a usted sobre sus avances en el caso.

La máquina zumbaba mientras tomaba la radiografía.

– ¿No me lo podía haber mirado por el fluoroscopio?

– Las radiografías sirven para su historial médico, y además, así se expone a una menor cantidad de radiación -Ranger regresó en seguida con las placas-. ¿Cree usted que es probable que Jones haya sido asesinado por un asaltante?

– Quizá. ¿Cómo se ve ese brazo? ¿Se han soldado bien los huesos?

El doctor sujetó las radiografías en una vitrina iluminada.

– La fractura aún se nota mucho, pero todo esto es hueso que ha crecido. Creo que tendremos que entablillarle por unas semanas. Será para usted mucho más cómodo que una escayola.

Leopold le siguió hasta el cuarto de consultas.

– ¿Quiere decir que aún no se ha soldado?

– Todavía no, pero no creo que deba desanimarse. Un entablillado para mantener inmóvil la muñeca será suficiente -Extrajo un trozo de yeso cubierto por un paño y lo humedeció en agua caliente hasta que estuvo maleable-. Adaptaremos esto a la base de la muñeca para que la sostenga. Una vez que se enfríe se pondrá duro -Luego comenzó a envolverlo con una venda elástica.

Cuando terminó, Leopold se incorporó y fue hacia el cuarto contiguo antes de que el doctor Ranger pudiera decir nada.

– Quería la escayola que acaba de quitarme -manifestó Leopold, mientras iba en busca de las dos piezas-. Deseo conservarla como recuerdo.

El doctor Ranger continuó sonriendo.

– Me temo que eso será imposible -dijo, pasando por delante de Leopold y abriendo con rapidez la gaveta del escritorio.

Leopold percibió el destello de una pistola con el rabillo del ojo, dio media vuelta, golpeando con el pesado molde la mano de Ranger. El doctor lanzó un grito de dolor y la pistola se le cayó al suelo.

– Espero no habérsela roto, doctor -dijo, poniendo el molde a un lado, y extrayendo su propia pistola-. Bien, ahora hablemos un poco sobre el asesinato de Dexter Jones.

El teniente Fletcher trajo café y lo colocó cuidadosamente sobre el escritorio de Leopold.

– ¿Me lo puede explicar, por favor, capitán? ¿Cómo diablos supo que el doctor Ranger asesinó a Jones?

– Supongo que cuando intentó sacar su pistola. Parece que ahora los asesinos han perdido la costumbre de arrojar las armas al río, Fletcher. Pero supongo que se sentía muy a salvo.

– Pero, ¿ por qué mató a Jones?

– Tú mismo me habías dicho que Ranger debía pasarle una pensión a sus dos esposas. La perspectiva de poder obtener treinta o cuarenta mil dólares le debió de parecer tentadora, y cuando Jones lo amenazó con poner al descubierto el asunto del sello, Ranger tuvo que matarle.

– ¿El sello? ¿Se refiere al hawaiano de dos centavos?

Leopold asintió.

– Pero, ¿dónde estaba?

Leopold levantó la mitad de la pesada escayola y tiró de un extremo de la venda de algodón.

– Aquí mismo, Fletcher. He estado llevando el sello de un lugar a otro durante cuatro semanas sin enterarme de ello.

– ¡Dentro de la escayola! -dijo, contemplando el antiguo y tosco sello.

– ¿Recuerdas cómo estaba de embarrada mi muñeca la noche en que me caí y me la fracturé? ¿Y te acuerdas cómo encontraron los sellos esparcidos por el barro que se habían caído del bolsillo roto de Duke? Cuando me apoyé en el suelo, este sello, con su sobre protector, se adhirió con el barro a la parte de abajo de mi muñeca rota. Debido al dolor y a la tirantez no lo pude percibir, y tampoco podía girar la muñeca para ver si se encontraba allí. De todas formas, nunca lo hubiese distinguido en la oscuridad. El doctor Ranger lo encontró cuando me estuvo limpiando el barro, antes de arreglarme los huesos. Quiso la suerte que aquel sello fuera el más valioso de todos. Por supuesto, Ranger no lo sabía entonces. Recordé cuando él dijo que el robo tenía que haber sido en casa de Bailey. Estaba muy seguro de ello, y yo sólo le dije que se había producido en la otra manzana. Tenía tanta seguridad porque vio el sello de correos colgando de mi brazo.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Diablo De Jersey»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Diablo De Jersey» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
State of New Jersey Motor Vehicle Commission
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Warren Murphy
Ann Aguirre: Blue Diablo
Blue Diablo
Ann Aguirre
Jennifer Brown: Torn Away
Torn Away
Jennifer Brown
Lynda La Plante: Royal Heist
Royal Heist
Lynda La Plante
Fernando Pessoa: La hora del Diablo
La hora del Diablo
Fernando Pessoa
Отзывы о книге «El Diablo De Jersey»

Обсуждение, отзывы о книге «El Diablo De Jersey» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.