– Me parece bien -comentó el señor Gotobed-. Me he enterado de que va a venir un grupo de St Stephen en el camión de John Brownlow. Para ellos será un espectáculo bastante raro.
– El párroco ha mandado una corona -continuó el señor Russell-, y la señorita Thorpe, otra. Y habrá muchas flores de los niños de la escuela y otra corona del Instituto de Mujeres. Mi esposa ha estado recaudando fondos desde el mismo instante que supimos que lo enterraríamos aquí.
– ¡Ah! Trabaja de prisa y bien -dijo admirado el sacristán.
– Y la señora Venables ha dado una guinea, así que será una corona realmente bonita. Me gusta ver muchas flores en los funerales. Les dan color.
– ¿Habrá coro?
– Bueno, no todo el rato, sólo cantarán un himno junto a la tumba. El párroco me dijo: «Nada de Amigos que nos dejan. No sería demasiado apropiado dado que no sabemos quiénes eran sus amigos». Entonces yo propuse Los caminos de Dios son misteriosos. Es suficientemente solemne, música de funeral, todos conocemos la letra y si hay algún adjetivo que pueda aplicarse a esta muerte, ése es misterioso. Así que quedamos en eso.
– ¡Ah! -se oyó la voz de Hezekiah Lavender-. En eso tienes razón, Bob Russell. Cuando yo era joven no había misterios de este tipo. Todo estaba claro como el agua. Pero desde la llegada de la educación moderna, todo se ha vuelto más complicado, rellenar formularios, hojas del hospital, justificantes y otros papeles para que te den una simple pensión.
– Es posible, Hezekiah -repuso el sacristán-. Pero yo creo que todo empezó con ese negocio de Jeff Deacon y la Casa Roja, que metían extranjeros en casa. Después de eso llegó la guerra y, desde entonces, estamos patas arriba.
– En cuanto a la guerra -dijo el señor Russell-, la habríamos tenido igual con o sin Jeff Deacon. Pero en general estoy de acuerdo contigo. No era un tipo decente, ese Jeff, aunque aún ahora Mary no quiera oír hablar mal de él.
– Eso es normal en las mujeres -respondió el señor Lavender, secamente-. Cuanto peor las trata un hombre, más lo adoran. Para mi gusto, hablaba siempre demasiado suave. No me gustan los tipos de Londres, si me permite decirlo, milord.
– No se preocupe -repuso Wimsey.
– Pero, Hezekiah -le reprochó el señor Russell-, antes no decías eso de Deacon. Decías que era el campanero más rápido en aprender a tocar un Kent Treble Bob que habías visto en tu vida.
– Eso es distinto -respondió el anciano-. Era rápido, no te lo voy a negar, y tiraba muy bien de la cuerda pero, al fin y al cabo, la rapidez no implica tener buen corazón. Hay muchos hombres malos que son rápidos como monos. ¿No lo dijo así el Señor? Los niños de este mundo son más listos que los niños de la luz. Elogió al administrador injusto, sin duda, pero igualmente lo acabó echando.
– Ah, bueno -dijo el sacristán-. A Jeff Deacon lo habrán puesto en su lugar, donde quiera que haya ido, y lo mismo harán con este pobre tipo, sea quien sea. No tenemos ningún deber con él, sólo debemos cumplir con nuestras obligaciones allá donde nos llamen. Lo dicen las Santas Escrituras, y yo digo: «Bríndale un funeral digno porque nunca sabes si el tuyo será el próximo».
– En eso tienes razón, Harry, sí señor. Nosotros podemos ser los siguientes en recibir un golpe en la cabeza cualquier día de estos, si es que el que va por ahí haciendo esas cosas puede conmigo. Pero bueno, Loco Peake, ¿qué has venido a buscar aquí?
– Nada, nada, Bob. Sólo quería ver dónde vais a meter al muerto. ¡Eh! Le dieron una buena paliza, ¿verdad? Lo hicieron papilla. Me hubiera gustado verlo, ¡eh!
– Lárgate -le ordenó el director de pompas fúnebres-. Estoy muy disgustado contigo, Loco, mucho. Si sigues diciendo esas cosas, se lo diré al párroco y no te dejará volver a tocar el órgano. ¿Me has entendido?
– Sí, Bob, sí.
– De acuerdo. Eso está mejor.
El señor Russell se lo quedó mirando mientras se alejaba, agitando la cabeza y balanceando los brazos.
– Está un poco raro, este Loco -dijo-. Espero que esté a salvo. Creo que debería cerrar la boca.
– No, no -opinó el sacristán-. Está a salvo. No soporto los manicomios.
En ese momento llegó la señora Venables para apoderarse de su invitado.
– La pobre Hilary Thorpe no ha venido a la iglesia -explicó-. Una niña tan agradable. Me habría gustado que la hubiera visto. Pero la señora Gates me ha dicho que está muy abatida por el dolor. Además, ya sabe lo que pasa, en los pueblos todo se sabe y cuando alguien pasa por una situación así, todos quieren ir a verlo y darle el pésame. Lo hacen con buena intención, pero es una experiencia terrible. Algún día lo llevaré a la Casa Roja. Ahora vamos a casa, seguro que tiene hambre.
Lord Peter abre el camino
La campana que abre el camino para la Treble, vuelve a su sitio inmediatamente; mientras que las campanas 4, 5 y 6, 7 se apartan cuando tienen espacio.
Normas para tañer Gransire Triples
Lord Peter vio cómo cargaban con el féretro camino del cementerio.
«Este es mi problema -se dijo-: volver a la Tierra sobre los hombros de seis hombres robustos. Al fin este momento, y parece que no he descubierto nada. Menuda reunión de los personajes más ilustres, ¡y cómo lo están disfrutando! Excepto el querido señor Venables, a quien le ha afectado de corazón… Este tañido eterno hace que los huesos retumben dentro del cuerpo… Sastre Paul… Para el señor Paul… Dos repiques mortales de ese bronce perturbador… "Soy la Resurrección y la Vida"… todo esto es aleccionador. La primera resurrección de este hombre ya fue suficientemente horrenda: esperemos que no haya otra después del día del Juicio Final… ¡Que se calle esa espantosa campana!… Sastre Paul… Claro está que podría suceder, si Lubbock descubre algo extraño… "Aunque después de la piel, los gusanos me destruyan la carne"… Ese tal Thoday parece muy raro… No hay nada malo en eso, no debería preocuparme… Sastre Paul… "No traemos nada cuando llegamos a este mundo, y nada podemos llevarnos cuando nos vamos"… excepto nuestros secretos, viejo patriarca; ésos nos los llevamos con nosotros para siempre».
La sombra del porche tapó al sacerdote, el féretro y los portadores, y Wimsey, que iba detrás con la señora Venables, se sintió muy extraño porque ellos dos eran los únicos y sorprendentes dolientes.
«Y la gente puede decir lo que quiera de los servicios de la Iglesia de Inglaterra -siguió pensando Wimsey-, pero son unos genios escogiendo salmos. "Que esté seguro de cuánto tengo que vivir". ¡Qué oración más cruel! Señor, nunca dejes que esté seguro de algo así. "Un extraño frente a ti y que está de paso"…; eso es un hecho, y Dios lo sabe. "Tú destapas nuestras fechorías en tu presencia"…; muy probable, y ¿por qué debería yo, Peter Wimsey, preocuparme por sacarlas a la luz? Si se trata de eso, yo tampoco tengo tanto de qué presumir… ¡Oh, vaya!… "mundo sin fin, Amén". El sermón. Supongo que nos tenemos que sentar; a mí no se me dan demasiado bien las palabras… Ahora es cuando los familiares y amigos empiezan a llorar, pero aquí no hay nadie que llore, ni un amigo ni un… ¿y cómo lo sé? No puedo saberlo. ¿Dónde está el hombre o la mujer que lo habría reconocido si el asesino no se hubiera tomado tantas molestias por desfigurarlo? Aquella chica pelirroja debe ser Hilary Thorpe…; muy decente por su parte el venir al funeral…; es interesante…, la veo causando un gran revuelo dentro de unos cinco años… "He luchado con bestias en el infierno"… ¿Qué diablos tiene que ver esto con el funeral?… "Adopté un cuerpo espiritual"… ¿Qué está diciendo el viejo Donne? "Dios sabe en qué parte del mundo descansa cada grano de ceniza de cada hombre… El susurra, silba, llama a los cuerpos de sus santos"… ¿Toda esta gente se cree esta historia? ¿Y yo? ¿Hay alguien que se la crea? Todos la aceptamos bastante plácidamente, ¿no es cierto? "De repente, al toque de una trompeta, este Jack, amigo, un pobre perdido, diamante inmortal es, diamante inmortal". ¿Eran creyentes los que pintaron el techo de ángeles tan bonito? ¿O simplemente les gustaban las alas y las manos en posición de adoración? En cualquier caso, hace que parezca que creen en algo, y es allí donde nos ganan con diferencia. ¿Qué viene ahora? ¡Ah, sí! Otra vez a la tumba, claro. Himno 373… Debe de haber un atisbo de imaginación en la cabeza del señor Russell para haber elegido este himno, aunque parezca que sólo esté pensando en que le gustaría tomar salmón enlatado con el té… "Hombre que nace del vientre de una mujer"… Ya no queda demasiado, ya llegamos al final… "Tú conoces, Señor, los secretos de nuestros corazones"… ¡Lo sabía, lo sabía! Will Thoday se va a desmayar… No, ha vuelto a controlarse. Deberé tener unas palabras con este caballero… "Todos los dolores a la hora de partir, que provengan de ti". ¡Maldita sea! Espero que sólo sea una mera cuestión de rima, porque hay peores dolores en la vida… "Nuestro querido hermano nos ha dejado"… ¿Hermano?… Todos somos queridos cuando nos morimos, incluso si antes alguien nos odiaba lo bastante para atarnos y… ¡Dios santo! ¡Claro! ¿Por qué no he pensado en la cuerda?».
Читать дальше