Jason Goodwin - El Árbol de los Jenízaros

Здесь есть возможность читать онлайн «Jason Goodwin - El Árbol de los Jenízaros» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Árbol de los Jenízaros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Árbol de los Jenízaros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Estambul, 1836. El misterioso asesinato de cuatro soldados de la Nueva Guardia amenaza con romper el frágil equilibrio del poder de la corte. Todos los indicios apuntan a los jenízaros: durante cuatrocientos años fueron los soldados de élite del Imperio otomano, pero se hicieron tan poderosos que el sultán decidió eliminarlos. ¿Estarán organizando su brutal regreso?
Sólo Yashim Togalu puede resolver el caso. Insólito investigador, amante de la cocina y de las novelas francesas, posee la extraordinaria capacidad de pasar desapercibido. Yashim es un eunuco. En busca de la verdad lo seguiremos por mercadillos y callejuelas hasta los conspirativos pasillos del harén, en el apasionante momento en que el Imperio otomano comienza a resquebrajarse.
Una conseguida fusión de novela histórica y novela de detectives ambientada en la exótica Turquía del siglo XIX.

El Árbol de los Jenízaros — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Árbol de los Jenízaros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»Siempre me ha hecho sentirme enfermo ese árbol. Pensar en los hombres colgados de las ramas, como fruta. Y los cadáveres de los jenízaros amontonados alrededor de su tronco. Debe de correr sangre por él, Yash. Hay sangre en sus raíces.

»Pero eso es lo que vi, y lo estoy contando. He conocido pogromos y matanzas. He visto cosas peores, para ser sincero, que lo que los jenízaros sufrieron al final. Mujeres y niños… he visto eso. Los jenízaros eran hombres, y se lo merecían en cierto modo, pobres estúpidos, por lo que habían hecho y por lo que hombres antes que ellos habían hecho y están haciendo, desde tiempos inmemoriales. Sabían el sucio negocio en que se habían metido. Estaban matando el imperio lentamente, y ellos debían de saber que algún día habría un ajuste de cuentas.

»Quizás no lo esperaban, de una manera tan total y completa. No fue, "la partida ha terminado, y dejen sus sables sobre la mesa cuando se marchen", ¿verdad? Fue la aniquilación, Yashim. ¿Diez mil muertos? Haciéndolos salir mediante el fuego del Bosque Belgrado. Expulsándolos de las ciudades de provincia. Jinetes tártaros volando a través del imperio para esparcir las noticias. El Acontecimiento Propicio, ésa es la expresión, ¿no? Los jenízaros ni siquiera lograron una mención en su propio certificado de defunción. Desaparecieron, y sin rastro alguno.

»¿Sabes?, unas semanas después vi al sultán con un verdugo en un cementerio, entre los cipreses. Sus viejos muertos. Los leales y los valientes, así como los venales y corruptos. El verdugo decapitaba cada lápida sepulcral con una pesada espada.

Yashim levantó un dedo.

– Queda una. Allá en Uskudar, con la manga esculpida en la piedra.

Palieski hizo un gesto de rechazo con la mano.

– Siempre queda uno. Y quizás docenas. Eso no significa nada. El Imperio otomano perdura. Perdura porque todo ha cambiado. Y todo ha cambiado porque los jenízaros han desaparecido. Ellos fueron los cimientos del imperio, ¿no lo entiendes? Eran todo lo que se interponía en el camino de… ¿qué? El sultán cabalgando sobre una silla europea. El ejército haciendo instrucción como soldados napoleónicos. Cristianos abriendo licorerías en Pera, hombres con fez en vez de turbante, todo eso. Y más: los jenízaros estaban robando, presuntuosos, cabrones de mente estrecha, pero eran poetas, y, algunos de ellos, artesanos de experiencia. Y todos poseían alguna clase de cultura. Algo que era más grande que ellos, más grande que su codicia y sus pecados.

»¿Quiero que vuelvan, tal vez? No, pero lamento su desaparición, Yashim. Solo en esta ciudad, lamento su ausencia, porque fueron el alma del imperio. Para lo bueno y para lo malo. Con ellos, los otomanos fueron únicos. Orgullosos, misteriosos y, en cierto sentido, libres. Los jenízaros les recordaban quiénes eran, y lo que deseaban ser. ¿Sin ellos? Todo muy normal, me temo. Demasiado normal: incluso el recuerdo de los jenízaros se ha borrado. Y el imperio no irá bien con esta normalidad mucho tiempo, creo. Es demasiado tenue, demasiado quebradizo, sin el recuerdo. Ser capaz de recordar… eso es lo que hace a un pueblo. Éste es el caso de nosotros, los polacos, también -añadió, repentinamente hosco.

Se derrumbó en un sillón y guardó silencio, rumiando, tapándose los ojos con una mano. Yashim tomó un sorbo de su té; lo encontró frío y vació la taza.

– Lo siento -dijo-. No debería haberte molestado.

Palieski levantó la cabeza con lentitud.

– Moléstame, Yashim, moléstame todo lo que quieras. Soy sólo el embajador. ¿Qué sé yo de nada?

Yashim se sintió humillado. Tuvo el impulso infantil de levantarse e irse.

– Me hacía preguntas sobre los huesos -dijo-, estaban muy limpios… ¿Cuántos días habían pasado?… ¿Seis? ¿Cómo dejas tan limpios los huesos de un hombre en tan breve tiempo?

– Bueno -murmuró Palieski, sintiéndose bastante mareado-. Lo hierves.

– Mmm. Lo hierves. Y entero, además… en una enorme olla. No hay ninguna señal de cuchillo en los huesos.

Palieski bebió un poco más de té. Notó que le temblaba la mano.

– Piensa en el olor -dijo Yashim-. Alguien sin duda lo habría notado.

– Yashim, amigo mío -protestó Palieski-, ¿hay algún aspecto de este misterio que no tenga relación con la cocina? Tengo la impresión de que podemos tener que suspender nuestras veladas del jueves hasta que esto se termine. No estoy seguro de si doy la talla.

Yashim parecía no haber oído.

– La manera en que los cuerpos aparecen es casi como si alguien quisiera poner de manifiesto su capacidad operativa: primero en los establos nuevos sobre Aksaray, luego bien lejos, por el Cuerno de Oro en Gálata, cerca de la mezquita de la Victoria. Finalmente, hoy, encontramos uno en las mismísimas puertas del Bazar. Cadáveres materializándose en el aire… Y otro por llegar -añadió-. A menos que lleguemos allí primero.

– Sólo podrías hacer eso si… Vamos a ver, si hubiera alguna especie de pauta, una lógica. Algo en cada uno de esos sitios que le conviene al asesino, por separados que estén. Repartir cadáveres por toda la ciudad, e incluso en Gálata, tiene que ser más difícil que simplemente dejarlos flotando en el Bósforo.

Yashim levantó la mirada y asintió.

– Pero, por alguna razón, los asesinos piensan que vale la pena la dificultad añadida.

– Ha de haber una pauta, Yashim. Tienes que hacerte con un mapa decente.

– Un mapa decente -repitió Yashim con voz uniforme.

Hacía muchos años que nadie había tratado de hacer un buen plano de Estambul. Palieski lo sabía tan bien como él.

– De acuerdo. ¿Qué más tienes?

– Un verso sufí. Puede que tenga o no algo que ver. Y un ruso uniformado -replicó Yashim.

– Ah. Un ruso. Bien, ahí sí que puedo ayudarte.

Yashim le contó lo que Preen había descubierto sobre el condecorado quinto hombre.

– La Orden de Vasilyi, no me extrañaría. Sólo se concede por experiencia en el campo de batalla, pero no es un grado muy alto. No la llevarías si pudieras conseguir algo más grande.

– ¿Lo cual significa…?

– Lo cual significa que tu muchacho es probablemente un buen soldado, pero no un grande. Aristocracia de cuarto grado, o inferior. Podría ser un soldado de carrera.

– ¿En Estambul?

– Agregado a la embajada. No hay otra explicación. Lo averiguaremos ahora mismo.

Palieski se liberó de su sillón y fue a rebuscar en un estante bajo. Sacó varios ejemplares de Le Moniteur, la gaceta de la corte otomana, volvió a su asiento y empezó a hojear las páginas.

– Estará aquí… Quién llega, quién se marcha, quién presenta sus credenciales en la corte. Veamos: chico nuevo en la embajada británica, encargado de negocios americano que asciende al rango consular, emisario plenipotenciario persa recibido en la corte, bla, bla, bla. Pasemos al siguiente. Nuevo agente comercial ruso, se equivocó de país; marcha del cónsul francés, ah, desearía haber asistido a esa fiesta; etcétera, no. Siguiente. Aquí lo tienes. N. P. Potemkin, agregado subalterno del agregado adjunto de asuntos militares, presenta sus credenciales a los visires de la corte. Bastante modesto. No es una acreditación completa. Quiero decir, no llegó a ver al sultán.

Yashim sonrió. La recepción del propio Palieski por el sultán había sido el punto culminante de su por lo demás malograda carrera diplomática. Y era una historia que Palieski contaba de la manera más concisa posible.

Por un capricho de la historia, el embajador polaco era mantenido en Estambul a expensas del sultán. Era un salto atrás a los tiempos en que los otomanos eran demasiado grandes para someterse a las costumbres habituales de la diplomacia europea, y no permitían que ningún rey o emperador se considerara igual al sultán. Un embajador, razonaban ellos, era una especie de demandante en la fuente de la justicia mundial, más que un grande revestido de inmunidad diplomática, y, como tal, ellos siempre habían insistido en pagar sus facturas. Otras naciones habían puesto con éxito en tela de juicio dicha concepción de lo que era una embajada; los polacos, recientemente, no podían permitírselo. Desde 1830, su país había dejado de existir cuando la última parcela, alrededor de Cracovia, fue engullida por Austria.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Árbol de los Jenízaros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Árbol de los Jenízaros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Árbol de los Jenízaros»

Обсуждение, отзывы о книге «El Árbol de los Jenízaros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x