Jason Goodwin - El Árbol de los Jenízaros

Здесь есть возможность читать онлайн «Jason Goodwin - El Árbol de los Jenízaros» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Árbol de los Jenízaros: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Árbol de los Jenízaros»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Estambul, 1836. El misterioso asesinato de cuatro soldados de la Nueva Guardia amenaza con romper el frágil equilibrio del poder de la corte. Todos los indicios apuntan a los jenízaros: durante cuatrocientos años fueron los soldados de élite del Imperio otomano, pero se hicieron tan poderosos que el sultán decidió eliminarlos. ¿Estarán organizando su brutal regreso?
Sólo Yashim Togalu puede resolver el caso. Insólito investigador, amante de la cocina y de las novelas francesas, posee la extraordinaria capacidad de pasar desapercibido. Yashim es un eunuco. En busca de la verdad lo seguiremos por mercadillos y callejuelas hasta los conspirativos pasillos del harén, en el apasionante momento en que el Imperio otomano comienza a resquebrajarse.
Una conseguida fusión de novela histórica y novela de detectives ambientada en la exótica Turquía del siglo XIX.

El Árbol de los Jenízaros — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Árbol de los Jenízaros», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¿Cómo podía discutir con una criatura que no tenía familia?

Llegaron a su habitación. Un diván, una mesa baja, una jarra sobre una bandeja de latón. Algunos cojines. La habitación estaba sobriamente amueblada, pero seguía siendo suntuosa. Desde el suelo hasta la altura del hombro, las paredes estaban decoradas con un fabuloso tesoro de azulejos de siglos de antigüedad, procedentes del mejor período de los hornos de Iznik. Los dibujos azules, geométricos, parecían haber sido realizados ayer mismo: resplandecían brillantes y puros, captando la luz del sol que se filtraba a través de las ventanas sobre sus cabezas. En el rincón, una negra estufa proyectaba un agradable calorcillo.

El imán hizo un gesto hacia el diván, mientras él permanecía de pie dando la espalda a la estufa.

El eunuco sonrió, un poco nerviosamente, y se instaló en el diván. Se quitó las sandalias con un simple gesto de los pies antes de esconderlos bajo el albornoz. Interiormente el imán lanzó un gemido. Éste, pensó, iba a ser difícil. Deslizó la yema de un dedo por una ceja.

– Hable.

Su voz retumbó. Yashim quedó impresionado. Estaba acostumbrado a encontrarse con personas que tenían algo que ocultar, su discurso empañado por la duda y la vacilación, y aquí tenía a un hombre que podía darle respuestas selladas con autoridad. Ser un imán era vivir sin incertidumbres. Para él siempre habría una respuesta. La verdad era palpable. Yashim envidió esta seguridad.

– Quiero averiguar algo sobre los karagozi -dijo.

El imán dejó de alisarse la ceja cuando ésta se levantó.

– ¿Perdón?

Yashim se preguntó si no se había equivocado al decirlo. Y repitió:

Los karagozi.

– Son una secta prohibida -dijo el imán.

No solamente las palabras erróneas, pensó Yashim, sino también el hombre erróneo. No podía serlo más. Empezó a ponerse en pie, dando las gracias al imán por su aclaración.

– Siéntese, por favor. ¿Quiere saber algo de ellos?

El imán había levantado una mano. Una discusión sobre doctrina, un caso enteramente distinto. El imán sintió que le habían quitado un gran peso de los hombros. No tenían necesidad de hablar de lujuria, o de sodomía, o de lo que fuera que los eunucos deseaban hablar cuando visitaban a su imán. De si era posible para un hombre sin cojones disfrutar de las huríes en el paraíso.

Yashim volvió a sentarse.

– Los karagozi eran prominentes en el cuerpo jenízaro -observó el imán-. Quizás ya sabe usted eso…

– Sí, desde luego. Sé que no eran ortodoxos, también. Quiero saber en qué formas no lo eran.

– El jeque Karagoz era un místico. Eso fue hace mucho tiempo, antes de la Conquista, cuando los otomanos eran todavía un pueblo nómada. Tenían alguna mezquita, aquí y allá en las ciudades y pueblos que habían conquistado a los cristianos. Pero los luchadores eran gazi, guerreros santos, y no estaban acostumbrados a vivir en las ciudades. Ansiaban la verdad, pero resultaba difícil para maestros e imanes vivir entre ellos. Muchos de esos gazi turcos escuchaban a sus antiguos babas, sus padres espirituales, que eran hombres sabios. Digo sabios, pero no todos estaban iluminados.

– ¿Eran paganos?

– Paganos, animistas, sí. Algunos, no obstante, estaban tocados por las palabras del Profeta, la paz sea con él. Pero incorporaban a sus doctrinas gran parte de las viejas tradiciones, muchas enseñanzas esotéricas, incluso errores que habían recogido de los no creyentes. Debe usted recordar que aquéllos eran tiempos tumultuosos. El pequeño Estado otomano estaba creciendo, y muchos turcos eran atraídos hacia él. A diario, se enfrentaban a nuevas tierras, nuevas gentes, creencias poco familiares. Resultaba difícil para ellos comprender la verdad.

– ¿Y los jenízaros?

– El jeque Karagoz forjó el vínculo. Imagínese: los primeros jenízaros eran hombres jóvenes, inseguros de su fe, porque habían sido arrancados de las filas de los incrédulos y tenían que olvidar muchos errores. El jeque Bektash se lo hacía más fácil. Ya conoce usted la historia, por supuesto. Estaba con el sultán Murad, que creó por primera vez el cuerpo jenízaro a partir de los prisioneros que hizo en sus guerras balcánicas. Cuando el jeque los bendijo, con su mano extendida, cubierto su brazo por una larga manga blanca, esa manga se convirtió en la marca del jenízaro, el tocado que llevaban como una garceta en sus turbantes.

– ¿De modo que el jeque Karagoz era un baba?

– En cierto sentido, sí. Vivió un poco más tarde que los últimos babas de tradición turca, pero los principios eran los mismos. Sus enseñanzas eran islámicas, pero hacían hincapié en el misterio y la unión sagrada.

– ¿Unión sagrada?

El imán apretó los labios.

– Me refiero a la unión de las fes, la unión con Dios. Decimos, por ejemplo, que sólo hay un camino hacia la verdad, y que éste está escrito en el Corán. El jeque Karagoz creía que había otros caminos

– Como los derviches. Estados de éxtasis. La liberación del alma de la prisión del cuerpo.

– Exactamente, pero los medios eran diferentes. Podríamos decir, más primitivos.

– ¿Y eso?

– Un verdadero adepto se consideraba por encima de todos los lazos y reglas terrenales. De modo que romper las reglas era una forma de mostrar su lealtad a la hermandad. Bebían alcohol y comían cerdo, por ejemplo. Las mujeres eran admitidas en las mismas condiciones que los hombres. Dejaban de lado gran parte de la clara guía del Corán, como algo poco importante, o incluso no pertinente. Semejantes transgresiones ayudaban a crear un vínculo entre ellos.

– Entiendo. Quizás eso hacía más fácil para el nacido cristiano aproximarse al islam.

– A corto plazo, estoy de acuerdo. No tenían que renunciar a tantos de sus bajos placeres. Ya sabe usted cómo pueden ser los soldados.

Yashim asintió. Vino, mujeres y canciones: la letanía de las fogatas de campamento, en todas las épocas.

– Si ignoraban la guía del Corán -dijo lentamente-, ¿qué clase de guía recibían?

– Muy buena pregunta. -El imán juntó sus dedos-. En cierto sentido, ninguna. El verdadero karagozi no creía más que en sí mismo: creía que lo auténtico era el alma que persistía en cada estado… Creación, nacimiento, muerte y más allá. Las reglas no importaban. Pero lo ridículo es que tenía reglas propias, también. Números mágicos. Secretos. Supersticiones. Un karagozi no deja su cuchara sobre la mesa, o permanece quieto en un umbral, ese tipo de cosas.

»Obedecer las insignificantes regulaciones de la orden le permitía quebrantar las leyes de Dios. No es extraño que toda clase de indeseables fueran atraídos hacia la orden karagozi. No exageremos. El impulso original, aunque confuso, era puro. Los seguidores karagozi se consideraban musulmanes. Es decir, asistían a las plegarias en la mezquita, como todo el mundo. El elemento karagozi era otra capa en su lealtad espiritual, una capa secreta. Se organizaban en logias, tekke. Lugares de reunión y plegaria. Había muchas, en Estambul y otras partes.

– ¿Todos los karagozi eran jenízaros?

– No. Pero todos los jenízaros eran karagozi, en un sentido general. Que no es lo mismo. Quizás, amigo mío, hemos ido demasiado rápido al hablar de ellos y sus doctrinas. ¿Y el golpe a los jenízaros? Un contratiempo. Quizás, a fin de cuentas, productivo. ¿Sabe usted?, la fe puede avivarse en la adversidad. Me imagino que no hemos oído la última palabra sobre los karagozi. Tal vez no bajo ese nombre, pero las corrientes de espiritualidad a que ellos recurren son profundas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Árbol de los Jenízaros»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Árbol de los Jenízaros» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Árbol de los Jenízaros»

Обсуждение, отзывы о книге «El Árbol de los Jenízaros» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x