Lawrence Block - Un paseo entre las tumbas

Здесь есть возможность читать онлайн «Lawrence Block - Un paseo entre las tumbas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un paseo entre las tumbas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un paseo entre las tumbas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

`Un millón de dolares en efectivo o matamos a tu mujer`. Los traficantes de drogas son presa fácil de la extorsión y, por razones obvias, no pueden acudir a la policía. Kenan Khoury recibió el mensaje, pero vaciló frente al precio del rescate: no volvió a ver a su mujer con vida. Ahora sólo piensa en vengar su muerte. Para ello contrata los servicios de Matt Scudder, un detective privado sin apenas trabajo y que sufre algún que otro problema con el alcohol. Con ayuda de dos genios de los ordenadores, un punk callejero y una amiga prostituta, Scudder busca a los asesinos en los bajos fondos de Brooklyn.

Un paseo entre las tumbas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un paseo entre las tumbas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Es la norma del partido, ¿no? Un día o veinte años. Le dices a alguien tu tiempo y te dicen que es magnífico. «Estás sobrio hoy y eso es lo que cuenta.» Maldito sea si todavía sé qué es lo que cuenta.

Me acerqué a Kenan y a Yuri. Nos pusimos a hablar. El teléfono del dormitorio no sonó, pero después de unos quince minutos, sonó el de la sala de estar y Yuri descolgó el auricular.

– Sí, soy Landau -dijo, y me miró significativamente; luego sacudió la cabeza para apartarse el cabello de los ojos-. Quiero hablar con mi hija. Tienen que dejarme hablar con mi hija.

Me acerqué y me tendió el teléfono.

– Espero que la chica esté viva -les espeté.

Hubo un silencio y luego:

– ¿Quién coño eres?

– Soy la mejor posibilidad que tienes de hacer un hermoso y limpio intercambio. La chica por el dinero, pero será mejor que no le hagas ningún daño. Y si estás jugando a algún juego, mejor que lo detengas enseguida porque llueve, porque tiene que estar viva y bien para que el trato se cumpla.

– Vete a la mierda -dijo. Hubo una pausa y creí que iba a decir algo más, pero colgó.

Les repetí la conversación a Yuri y a Kenan. Yuri estaba nervioso, preocupado, porque yo podía estropear el trato si seguía en una línea dura. Kenan le aseguró que yo sabía lo que hacía. Yo no estaba seguro de que tuviera razón, pero me alegró oírselo decir.

– Lo importante ahora es mantenerla viva -tercié-. Tienen que saber que no van a poder concertar el trueque según sus términos, sin siquiera demostrar que tienen una rehén viva para que nosotros la rescatemos.

– Pero si los vuelve locos…

– Ya están más locos que una cabra. Entiendo lo que está pensando. No quiere darles una excusa para que la maten, pero le aseguro que no necesitan ninguna excusa. Ya lo tienen previsto en su agenda. Tienen que tener un motivo para mantenerla viva.

Kenan me apoyó.

– Yo lo hice todo a su manera -dijo-, todo lo que quisieron. Me la devolvieron…

Vaciló y yo completé la oración mentalmente: «Hecha pedazos». Pero él no le había dicho a Yuri lo que hicieron con Francine y tampoco lo hizo ahora.

– …la devolvieron muerta.

– Vamos a necesitar efectivo -afirmé-. ¿Cuánto tienen? ¿Cuánto pueden reunir?

– ¡No lo sé! -dijo Yuri-. Tengo muy poco efectivo. ¿Los hijos de puta quieren cocaína? Tengo quince kilos de planchas a diez minutos de aquí. -Miró a Kenan-. ¿Quieres comprarla? Dime cuánto quieres pagarme.

Kenan meneó la cabeza.

– Te prestaré lo que tengo en la caja de seguridad, Yuri. Ya estoy en el bote esperando que un negocio de hachís se deshaga. Puse algún dinero y creo que fue un error.

– ¿Qué clase de hachís?

– De Turquía vía Chipre. Hachís de opio. ¿Qué diferencia hay? No se va a producir. Tal vez tenga cien mil en la caja. Cuando llegue el momento correré a casa y lo buscaré. Te lo daré con gusto.

– Sabes que soy bueno para eso.

– No te preocupes por nada.

A Landau se le llenaron los ojos de lágrimas y, cuando trató de hablar, tenía la voz compungida. Apenas podía pronunciar las palabras. Dijo:

– Escuchen a este hombre. Apenas lo conozco, y este maldito árabe me está dando cien mil dólares.

Estrechó a Kenan en sus brazos, sollozando.

Sonó el teléfono en la habitación de Lucía. Fui a cogerlo. Era TJ que hablaba desde Brooklyn.

– Estoy en la lavandería -dijo-. ¿Qué hago? ¿Espero que entre algún lechuguino blanco y use el teléfono?

– Eso es. Deberá llegar ahí, tarde o temprano. Si puedes métete en el restaurante, al otro lado de la calle, y no pierdas de vista la entrada de la lavandería…

– Haré algo mejor que eso, hombre. Estaré aquí mismo, en la lavandería, como un gato más esperando su ropa. El vecindario de aquí es de colores bastante diferentes, de manera que yo no desentono mucho. ¿Te llamaron los Kong?

– No. ¿Los encontraste?

– Los llamé y dejé tu número, pero si Jimmy no lleva el busca encima, es como si no sonara.

– Igual que ese árbol del bosque…

– ¿Qué dices?

– No importa.

– Estaré en contacto -dijo.

Cuando se produjo la siguiente llamada, Yuri contestó. Escuchó un momento, dijo «Un minuto» y me pasó el teléfono. La voz que oí era distinta esta vez, más suave, más culta. Había algo muy desagradable en ella, pero con menos del fingido enfado del que había hablado antes.

– Tengo entendido que tenemos un nuevo jugador -susurró-. No creo que nos hayan presentado.

– Soy un amigo del señor Landau. Mi nombre no es importante.

– A uno le gusta saber quién está al otro lado del teléfono.

– En cierto sentido -repliqué- estamos en el mismo lado, ¿no? Los dos queremos que el intercambio se lleve a cabo.

– Entonces todo lo que tienes que hacer es seguir nuestras instrucciones.

– No, no es así de simple.

– Claro que lo es. Os decimos qué debéis hacer y vosotros lo haréis si queréis volver a ver a la chica alguna vez.

– Me tenéis que convencer de que está viva.

– Tienes mi palabra.

– Lo lamento. No me vale.

– ¿No es lo bastante buena?

– Perdisteis mucha credibilidad cuando devolvisteis a la señora Khoury en tan mal estado.

Hubo una pausa. Y luego:

– Qué interesante. Tú no pareces muy ruso, ¿sabes? Ni siquiera los dejes de Brooklyn encuentran eco en tu manera de hablar. Hubo circunstancias especiales con la señora Khoury. Su marido trató de regatear. Está en la naturaleza de su raza. Recortó el precio y nosotros, por nuestra parte… Bien, puedes terminar ese pensamiento tú mismo, ¿verdad?

Y Pam Cassidy pensé. «¿Qué hizo ella para provocarte?» Pero lo que dije fue:

– No discutiremos el precio.

– Pagaréis el millón.

– Por la chica viva y bien.

– Te aseguro que lo está.

– Todavía necesito algo más que tu palabra. Que se ponga al teléfono. Deja que su padre hable con ella.

– Me temo que eso no será… -No concluyó la frase y la voz grabada de una locutora de NYNEX le interrumpió para pedir más dinero-. Te volveré a llamar -dijo.

– ¿Te has quedado sin cambio? Dame tu número, te llamaré yo.

Se echó a reír y cortó la comunicación.

Yo estaba solo en el apartamento con Yuri cuando se produjo la siguiente llamada. Kenan y Peter estaban fuera, con uno de los dos guardias de abajo, tratando de reunir todo el dinero en efectivo que pudieran. Yuri les había dado una lista de nombres y números telefónicos y ellos tenían algunos recursos propios. Hubiera sido más simple si hubiéramos podido hacer las llamadas desde el apartamento de la terraza, pero sólo teníamos las dos líneas telefónicas y yo quería mantenerlas abiertas las dos.

– Tú no estás en el negocio -dijo Yuri-. Eres una especie de policía, ¿no?

– Privado.

– Privado, y has estado trabajando para Kenan. Ahora estás trabajando para mí, ¿no?

– Sólo estoy trabajando. No busco estar en tu nómina, si es eso lo que quieres decir.

Descartó la cuestión.

– Esto es un buen negocio, pero al mismo tiempo no es bueno, ¿entiendes?

– Creo que sí.

– Quiero dejarlo. Ésa es una de las razones por las cuales no tengo efectivo. Hago muchísimo dinero pero no lo quiero en efectivo y no lo quiero en mercadería. Soy dueño de unos aparcamientos, tengo un restaurante, lo desparramo todo, ¿comprendes? En poco tiempo saldré del negocio de la droga por completo. Muchos norteamericanos empiezan como pistoleros, ¿no?, y terminan siendo honestos hombres de negocios.

– A veces pasa.

– Algunos son pistoleros para siempre, pero no todos. Si no hubiera sido por Devorah ya lo habría dejado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un paseo entre las tumbas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un paseo entre las tumbas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un paseo entre las tumbas»

Обсуждение, отзывы о книге «Un paseo entre las tumbas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x