Elizabeth George - La justicia de los inocentes

Здесь есть возможность читать онлайн «Elizabeth George - La justicia de los inocentes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La justicia de los inocentes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La justicia de los inocentes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Aclamado como `el rey de la sordidez`, el editor de prensa Dennis Luxford está acostumbrado a desentrañar los pecados y escándalos de la gente que se encuentra en posiciones expuestas. Pero cuando abre una carta dirigida a él en su periódico, `The Source`(`El Manantial`), descubre que alguien más destaca en desentrañar secretos tan bien como él.
A través de esta carta se le informa que Charlotte Bowen, de diez años, ha sido raptada, y si Luxford no admite públicamente su paternidad, ella morirá. Pero la existencia de Charlotte es el secreto más ferozmente guardado de Luxford, y reconocerla como su hija arrojará a más de una vida y una carrera al caos. Además no únicamente la reputación de Luxford está en juego: también la reputación y la carrera de la madre de Charlotte.
Se trata de la subsecretaría de Estado del Ministerio del Interior, uno de los cargos más considerados y con bastantes posibilidades de ser la próxima Margaret Thatcher. Sabiendo que su futuro político cuelga de un hilo, Eve Bowen no acepta que Luxford dañe su carrera publicando la historia o llamando a la policía. Así que el editor acude al científico forense Simon St. James para que le ayude.
Se trata de un caso que a St. James llena de inquietud, en el que ninguno de los protagonistas del drama parecen reaccionar tal como se espera, considerando la gravedad de la situación. Entonces tiene lugar la tragedia, y New Scotland Yard se ve involucrado.
Pronto el Detective Inspector Thomas Lynley se da cuenta que el caso tiene tentáculos en Londres y en todo el país, y debe simultáneamente investigar el asesinato y la misteriosa desaparición de Charlotte. Mientras, su compañera, la sargento Detective Barbara Havers, lleva a cabo su propia investigación intentando dar un empuje a su carrera, intentando evitar una solución desalentadora y peligrosa que nadie conoce.

La justicia de los inocentes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La justicia de los inocentes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se sentó en el suelo. Buscó una forma de contarle todo lo sucedido durante los últimos seis días, y sobre los acontecimientos ocurridos casi once años antes, prólogo de la historia actual. Comprendió que habría debido traer el artículo del Source para que lo leyera. Habría sido más sencillo que buscar inútilmente una forma de empezar que suavizara el impacto de revelar la mentira en que había vivido durante más de una década.

– Fiona, hace once años dejé embarazada a una mujer durante una conferencia política. Aquel hijo, una niña llamada Charlotte Bowen, fue raptada el miércoles pasado. El secuestrador quería que admitiera en la primera página del periódico que yo era el padre de la niña. No lo hice. La encontraron muerta el domingo por la noche. Ese mismo hombre, el que raptó a Charlotte, tiene a Leo ahora. Quiere que publique la historia. Saldrá mañana.

Fiona entreabrió los labios para hablar, pero no dijo nada. Cerró poco a poco los ojos y volvió la cabeza.

– Fi, es algo que pasó entre esa mujer y yo. No estábamos enamorados, no significó nada, pero saltó una chispa entre nosotros y no le dimos la espalda.

– Por favor -dijo ella.

– Tú y yo no estábamos casados -siguió Luxford, ansioso por aclararlo todo-. Nos conocíamos, pero no existía ningún compromiso. Tú dijiste que aún no estabas preparada para eso. ¿Te acuerdas?

Fiona se llevó una mano cerrada al pecho.

– Fue sexo, Fiona. Nada más. Simplemente sexo. Sin pensar, sin afecto. Algo que pasó y luego olvidamos los dos.

Estaba hablando demasiado, pero era como si no pudiera parar. Necesitaba encontrar las palabras precisas, para que al oírlas Fiona se sintiera impulsada a contestar y emitir la señal de que comprendía o, al menos, perdonaba.

– No significábamos nada el uno para el otro. Éramos cuerpos en una cama. Eramos… No lo sé. Sólo éramos.

Fiona volvió la cara hacia él y escrutó sus facciones como si buscara en ellas la verdad.

– ¿Sabías que tenías un hijo? -preguntó con voz inexpresiva-. ¿Te lo dijo esa mujer? ¿Lo supiste desde el primer momento? Luxford pensó en mentir, pero no tuvo fuerzas.

– Me lo dijo.

– ¿Cuándo?

– He sabido lo de Charlotte desde el primer momento.

– Desde el primer momento.

Fiona susurró la frase como si la meditara. La repitió. Después, extendió la mano y alcanzó una gruesa toalla que colgaba de una barra. La convirtió en una bola y la estrujó entre sus brazos. Empezó a llorar.

Luxford quiso abrazarla, pero ella se apartó.

– Lo siento -dijo el periodista.

– Todo ha sido una mentira.

– ¿Qué?

– Nuestra vida. Quiénes somos el uno para el otro.

– Eso no es cierto.

– Yo no te he ocultado nada, pero eso carece de significado porque desde el primer momento tú… Quién eres en realidad… ¡Quiero a mi hijo! -gritó-. Ahora. Quiero a Leo. Quiero a mi hijo.

– Estará aquí mañana. Te lo juro, Fi. Te lo juro por mi vida.

– No puedes -sollozó Fiona-. No tienes el poder. Hará lo que le hizo a la niña.

– No. A Leo no le pasará nada. No lo hice por Charlotte pero ahora voy a hacerlo.

– Pero está muerta. Muerta. Ahora es un asesino además de un secuestrador. ¿Cómo puedes pensar que, con una muerte sobre su conciencia, deje a Leo…?

Luxford la cogió por los brazos.

– Escúchame. Quien haya secuestrado a Leo carece de motivos para hacerle daño, porque no tiene nada contra mí. Lo que pasó fue porque quería destruir a la madre de Charlotte y descubrió una forma de hacerlo. Ella es del gobierno. Es una subsecretaria de Estado. Alguien ha investigado su pasado y averiguado mi relación. El escándalo, quién soy, quién es ella, lo que ocurrió entre nosotros, cómo ha tergiversado los hechos durante todos estos años, ese escándalo acabará con ella. Todo ha girado en torno a este objetivo: acabar con Eve Bowen. Prefirió correr el riesgo de guardar silencio cuando Charlotte desapareció. Me convenció de que hiciera lo mismo. Pero no lo hará ahora que alguien tiene a Leo. La situación es diferente. Leo no sufrirá el menor daño.

Fiona se llevó la toalla a la boca y le miró. Unos ojos enormes, aterrorizados. Parecía un animal atrapado, enfrentado a su muerte.

– Fiona, confía en mí. Moriré antes de permitir que alguien haga daño a un hijo mío -añadió, y oyó lo que decía antes de que el silencio se llevase las palabras. Leyó en el rostro de su mujer que ella también se había dado cuenta. Soltó sus brazos y sintió que su afirmación, así como la implícita condena de su comportamiento, le aplastaba. Prefirió decir lo que su esposa estaba pensando antes que oírlo de labios de Fiona-: Ella también era hija mía y no hice nada.

Una súbita angustia se apoderó de él, la misma angustia que había contenido desde que había visto el telediario y temido lo peor el domingo por la noche. Ahora, se veía aumentada por la culpabilidad de haber abdicado de su responsabilidad hacia una vida que había contribuido a crear, y era más profunda por su certeza de que su inacción durante los seis últimos días había provocado ahora el secuestro de su hijo. Desvió la vista, incapaz de soportar la expresión de su mujer.

– Que Dios me perdone -dijo-. ¿Qué he hecho?

Siguieron sentados en la oscuridad. Sólo escasos centímetros les separaban, pero no se tocaron. Uno no se atrevía y el otro no lo deseaba. Luxford sabía lo que su mujer estaba pensando: carne de su carne, Charlotte había sido hija suya tanto como Leo, y él no había hecho nada por salvarla, indiferente a las consecuencias. Lo que ignoraba era la conclusión a la que Fiona había llegado sobre lo que su inacción revelaba del hombre al que estaba atada por diez años de matrimonio. Luxford quiso llorar, pero ya hacía mucho tiempo que había perdido la capacidad de expiación por medio de los sentimientos. Era imposible seguir el camino que se había marcado tantos años antes, nada más llegar a Londres, y continuar siendo un ser sensible. Si antes no lo había sabido, ahora comprendía que era una imposibilidad. Nunca se había sentido tan perdido.

– No puedo decir que no sea culpa tuya -susurró Fiona-. Quiero, Dermis, pero no puedo.

– Tampoco lo espero. Podría haber hecho algo. Me dejé arrastrar. Fue más fácil, porque si todo salía bien tú y Leo nunca habríais sabido la verdad. Era lo que yo quería.

– Leo -Fiona pronunció su nombre con vacilación-. A él le habría gustado tener una hermana mayor. Mucho, me parece. Y yo… yo podría haberte perdonado cualquier cosa.

– Excepto la mentira.

– Tal vez. No lo sé. Ahora soy incapaz de pensar en eso. Sólo puedo pensar en Leo. Lo que estará sufriendo, el miedo que pasará, su soledad y preocupación. Sólo puedo pensar en eso, y en que tal vez ya sea demasiado tarde.

– Recuperaré a Leo -dijo Luxford-. El secuestrador no le hará daño. No obtendrá lo que desea silo hace, y mañana por la mañana obtendrá lo que desea.

Fiona continuó como si su marido no hubiera hablado.

– Lo que me sigo preguntando es cómo pudo suceder. La escuela queda sólo a un kilómetro de aquí y todas las calles son seguras. No hay ningún sitio donde esconderse. Si alguien le secuestró en la acera, alguien tuvo que verlo. Aunque alguien le atrajera con pretextos hasta el cementerio, otras personas tuvieron que darse cuenta. Si encontramos a alguna de esas personas…

– La policía está investigando.

– … también encontraremos a Leo. Pero si nadie vio…

– No te martirices, cariño -dijo Luxford.

Ella prosiguió sin hacerle caso.

– Si nadie vio nada fuera de lo normal, ¿te das cuenta de lo que significa eso?

– ¿Qué?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La justicia de los inocentes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La justicia de los inocentes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La justicia de los inocentes»

Обсуждение, отзывы о книге «La justicia de los inocentes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x