Sara Paretsky - Lista negra

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Lista negra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Lista negra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Lista negra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una historia de secretos y mentiras que atraviesa cuatro generaciones.
Tras los atentados del 11 de septiembre, la detective V.I. Warshawski acepta un extraño encargo de uno de sus clientes más importantes: debe vigilar la antigua mansión de su madre, pues la anciana está segura de ver luces en ella.
En medio de la noche, la investigadora encuentra en los jardines de la casa el cadáver de un periodista negro. Al ver que la policía está más que dispuesta a dar carpetazo al asunto, la familia del difunto contrata los servicios de Warshawski para que les ayude a limpiar su buen nombre.
De este modo, la detective se irá enredando en una tela de araña hecha de lujuria, dinero mal adquirido, secretos ocultos y poder que se remonta a la época de la “caza de brujas” del senador McCarthy y las tristemente famosas listas negras.
Warshawski se dará cuenta de que hay fuerzas muy poderosas empeñadas en que la sórdida verdad no salga a la luz, y de que tendrá que poner toda su habilidad en juego sino quiere correr el riesgo de ser un eslabón más en la cadena de extorsiones y asesinatos.

Lista negra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Lista negra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando se marcharon, estaba hecha polvo. Me preparé una infusión bien caliente, receta de mi madre -té de hierbas, limón y jengibre-, y después me arrastré hasta la cama, donde al instante caí en un pozo de sueño. El teléfono me sacó de él a la una de la madrugada.

– ¿La señora V.I. Warshawski? -preguntó la operadora nocturna del servicio de contestador-. Tenemos una llamada de la señora de MacKenzie Graham. Dijo que era una emergencia e insistió en que la despertáramos.

– ¿La señora de MacKenzie Graham? -repetí azorada. Conocía al hijo de Darraugh, MacKenzie, pero tenía la idea de que no estaba casado. Entonces recordé entre la nebulosa del sueño que MacKenzie era también el apellido del padre de Darraugh. Encendí una luz y busqué a tientas un bolígrafo en la mesilla.

Cuando terminé de escribir el número de Geraldine Graham, estuve tentada de hacerla esperar hasta la mañana siguiente. Pero… había encontrado a un hombre muerto en el estanque de su infancia el domingo por la noche. Quizá alguien había cogido la costumbre de arrastrar cadáveres hasta allí y ella estaba viendo cómo lo hacía otra vez. Marqué el número.

– La quiero aquí ahora mismo, jovencita. -Cualquiera diría que yo era su doncella.

– ¿Por qué?

– Porque su trabajo consiste en descubrir quién entra furtivamente en Larchmont. Anoche no vio a nadie, pero en estos momentos hay alguien ahí.

– ¿Qué es lo que está viendo? -pregunté con voz ronca.

– ¿Qué es eso, jovencita? A mí no me gruñe nadie.

Intenté aclararme la garganta.

– ¿Qué ve? ¿Gente? ¿Luces fantasmales? ¿Coches?

– Veo luces en el ático. ¿No se lo había dicho ya? Si viene ahora mismo, encontrará a quienquiera que sea con las manos en la masa.

– Debe llamar a la policía, señora Graham. Yo vivo a más de sesenta kilómetros de su casa.

La señora Graham no tomó en consideración ese dato. Los policías habían demostrado lo ineptos que eran; esperaba que yo no fuera igual de ineficaz.

– Si alguien está utilizando Larchmont como vertedero de cadáveres, tiene que llamar a la policía de inmediato. No servirá de nada que yo llegue dentro de noventa minutos. Si quiere, los llamo yo.

Tomó mi ofrecimiento como una excusa.

– ¿Y cuál es su número directo, jovencita? Estoy cansada de dejarle mensajes a través del servicio de contestador. No son muy amables.

– Es la mejor manera de que usted se ponga en contacto conmigo, señora Graham. Buenas noches.

No quería volver a llamar a Stephanie Protheroe: un favor a altas horas de la noche me parecía más que suficiente. Finalmente me acordé del joven abogado de los ricos y famosos que estaba de guardia. Encontré su tarjeta, en la que figuraba el número de su busca, y lo llamé. Diez minutos después me devolvió la llamada. Estaba tan muerto de sueño como yo, pero me dijo que intentaría acercarse a Larchmont con algún policía de New Solway.

– ¿Me hará saber lo que encuentren? -pregunté-. Trabajo para la familia Graham, ¿sabe?

– Qué extraña es la vida, ¿verdad? -dijo-, tener que responder a las exigencias de los millonarios. Creo que nunca he oído ningún chiste de abogados que se refiera a este aspecto de nuestro trabajo.

Mientras esperaba, me preparé otra tetera de té de hierbas. Mi madre me educó en la creencia de que uno toma café como algo natural, y té sólo cuando se está enfermo. Me lo llevé a la sala de estar y tomé dos tazas mientras pasaba el rato viendo cómo Audrey Hepburn observaba a Gregory Peck con mirada melancólica. Cada vez que veía los ojillos de paloma de Hepburn, no podía evitar preguntarme si la policía de New Solway atraparía a Catherine Bayard colándose en Larchmont Hall.

Al cabo de una hora, Larry Yosano me llamó.

– ¿Señorita Warshawski? He ido a Larchmont con la policía de New Solway, pero no hemos encontrado a nadie. Dimos una vuelta alrededor de la casa y los cobertizos, y vimos que no se había forzado ninguna entrada. La compañía de seguridad nos ha confirmado que en ningún momento se suspendió la alarma. Recorrimos el estanque dos veces: le encantará saber que no hay más cadáveres. Tal vez la señora Graham confunde esas luces en el ático con las del tráfico que pasa por Coverdale Lane.

Era absurdo, pero dejé escapar un suspiro de alivio. Preveía muchas dificultades para dar con la joven Catherine Bayard, pero me alegraba saber que si era ella la persona que Geraldine Graham había visto en Larchmont Hall, hubiese terminado lo que estuviera haciendo antes de que llegara la policía.

9

EDITOR GÉLIDO

Cuando volví a despertar el sol brillaba resplandeciente en el cielo. Yo, en cambio, estaba entumecida y congestionada. Comprobé que mi voz seguía pareciéndose más a la de Sam Ramey que a la de Renee Fleming. A duras penas me levanté de la cama y me vestí. La noche anterior, Harriet Whitby y Amy Blount -y después las exigencias de Geraldine Graham- me habían dejado para el arrastre. Estaba tan afónica que ni siquiera podía llamar por teléfono, así que no tuve más remedio que tomarme el día libre. Puse cintas de viejos conciertos de mi madre, escuché a Leontyne Price cantar a Mozart y tomé la sopa que el señor Contreras me trajo del mercado.

El miércoles aún seguía sorbiéndome los mocos, pero me sentía con la suficiente energía como para volver al trabajo. Me había levantado demasiado tarde, así que ya no encontraría en casa a Catherine Bayard. Para averiguar dónde podría abordarla, si en casa o en el colegio, llamé a Vina Fields, haciéndome pasar por una empleada de la mansión de los Bayard. Me atendió la secretaria de la directora.

– ¿Ha llegado puntual a clase Catherine Bayard esta mañana? Hoy ha tenido que ir en tren, pero creo que no ha cogido el primero -dije con mi voz de bajo profundo-. Le prometí que si llegaba tarde llamaría al colegio.

No me lo pusieron nada fácil: tenían que proteger a sus estudiantes, pues un colegio de alumnos ricos era un blanco perfecto para los secuestradores. La información que saqué de Nexis sobre la familia Bayard bastó para convencerlos de que me dijeran que había llegado tarde a clase de álgebra. No quise tentar a la suerte preguntando a qué hora terminaba la jornada escolar de Catherine: al menos la chica estaba en Chicago y a una distancia razonable.

El descanso del día anterior me había resultado tan reparador que fui capaz de hacer una tabla completa de ejercicios, estirar mis entumecidos músculos, sudar modestamente la camiseta con las pesas y llevar a los perros a correr un rato por el barrio. «Abrígate bien, chica dura, si coges frío, además del resfriado que tienes, puedes caer seriamente enferma», volvió a advertirme el señor Contreras.

Cuando regresamos, me sentía mucho mejor. A veces resulta difícil creer que es mejor moverse que quedarse en la cama. Confiaba en que el día se me diera bien, ya que tenía los músculos más relajados.

Lotty Herschel me llamó para recordarme que esa noche cenábamos juntas: teníamos establecido vernos una vez al mes para no perdernos la pista.

– Sí, ya oigo que estás un poco enferma, querida, pero veo más gérmenes en una hora que todos los que tú pudieras contagiarme, así que a menos que te encuentres como para no salir, ven y deja que un poco de compañía te alegre la vida.

Su entrañable e irónica preocupación resultaba tonificadora. Me vestí rápidamente con un traje pantalón a rayas negras y verdes que me gustaba. Lo usaba para trabajar, pero la chaqueta tenía cierto estilo en el corte de cintura.

En la oficina empecé llamando a Darraugh para informarle de la madrugadora alarma de su madre. Darraugh estaba en Nueva York, pero su asistente me dijo que ella se encargaría de decirle que los hombres del comisario no habían encontrado señales de allanamiento de morada. Añadió que la señora Graham ya los había llamado a ellos dos veces. «No estaba segura de que usted hubiese entendido la importancia de su cometido, pero le garanticé que el señor Graham tiene plena confianza en sus aptitudes».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Lista negra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Lista negra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Lista negra»

Обсуждение, отзывы о книге «Lista negra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x