Ruth Rendell - Falsa Identidad

Здесь есть возможность читать онлайн «Ruth Rendell - Falsa Identidad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Falsa Identidad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Falsa Identidad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un pastor anglicano se pone en contacto con el detective Wexford para investigar un caso resuelto quince años atrás. Arthur Painter, chofer y jardinero de una acaudalada dama, asesinó a su anciana patrona por dinero. Aunque el sacerdote actúa por motivos personales muy lícitos, el inspector jefe no está dispuesto a dar su brazo a torcer y ratifica que condenó al auténtico responsable del homicidio. Pero a medida que el tenaz religioso comunique al policía nuevas pesquisas y hable con distintos testigos, se irá desvelando una oscura trama de intereses económicos que apunta a uno de los miembros de la familia de la víctima como principal beneficiario de su muerte. Al final, Wexford no podrá continuar haciendo oídos sordos a las dudas que se ciernen sobre su primer caso criminal…

Falsa Identidad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Falsa Identidad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Facilis descesus Averni.

En asuntos como éste -dijo Charles resueltamente-, hay que ser frío, calculador y decidido. ¿Me dejarás el coche, mañana?

– Si es imprescindible.

– Pensaba que te gustaría ir a Victor’s Piece -dijo Charles en tono optimista- y echar un vistazo. Averiguar si Roger Primero pudo haberse escondido en algún sitio y luego subir las escaleras a hurtadillas o algo por el estilo, en vez de salir por la puerta principal aquel domingo por la noche.

– ¿No te estás dejando llevar por la imaginación?

– Es un defecto de familia. -Sus ojos se entristecieron repentinamente y, ante la consternación de Archery, ocultó su cara entre las manos. Su padre no sabía qué hacer-. Tess no me ha hablado en dos días. No me resigno a perderla. No puedo. -Si Charles hubiese tenido diez años menos, su padre le habría cogido entre sus brazos; pero si fuese así, todo aquello no estaría ocurriendo.

»Me importa un bledo -dijo Charles, controlándose- lo que hiciese o dejase de hacer su padre. Me da igual que hayan ahorcado a todos sus antepasados. Pero a ti y a ella os importa, y… ¿qué más da? -Se levantó de su silla-. Siento haberme puesto así. -Todavía con la cabeza agachada, arrastró los pies entre los pétalos despojados-. Haces lo que puedes -dijo con ceremoniosa gravedad-, pero no espero que lo comprendas, a tu edad. -Sin mirar a su padre, se dio media vuelta y entró en el hotel.

11

De la fornicación y demás pecados

mortales, y de las falsedades del mundo,

el demonio y la carne, líbranos, Señor.

La letanía

Ángela Primero vivía en un piso de Oswestry Mansions, en Baron’s Court. Tenía veintiséis años y era la mayor de las nietas de la señora Primero. Eso era todo lo que Charles sabía acerca de ella; aparte de su número de teléfono, que había conseguido sin dificultad. La llamó y le preguntó si podía ir a verla al día siguiente. Reconsideró su plan original y le dijo que representaba al Sunday Planet, y debido a que la muerte de Alice Flower había hecho reaparecer el asesinato de la señora Primero, su periódico pensaba publicar una crónica especial sobre la suerte de las demás personas relacionadas con el caso. Estaba bastante satisfecho con la farsa. Sonaba razonablemente verosímil.

Ángela Primero tenía la voz demasiado grave para ser una persona tan joven, era una voz ronca, brusca y casi masculina. Dijo que estaría encantada de recibirle, pero que debía tener en cuenta que los recuerdos de su abuela eran muy difusos. Él la tranquilizó diciéndole que sólo necesitaba algunas anécdotas de su niñez, para añadir unos toques de color al artículo.

La señorita Primero abrió la puerta con tanta rapidez que Charles sospechó que le había estado esperando tras ella. Su aspecto le sorprendió, porque su mente conservaba la imagen del hermano y, por lo tanto, había esperado a alguien, menudo y moreno, de rasgos regulares como aquél. Además, Charles también había visto una fotografía de la abuela, y aunque era un rostro arrugado y deformado por la vejez, aún conservaba vestigios de una belleza aguileña y guardaba un acusado parecido con Roger.

La dueña del piso tenía, sin embargo, un rostro poco atractivo, de rasgos prominentes, un cutis estropeado y una mandíbula grande y prominente. Llevaba un vestido azul marino, comprado en unos grandes almacenes y, aunque corpulenta, tenía buena figura.

– ¿Señor Bowman?

Charles también estaba muy satisfecho del nombre falso que se había inventado. Esbozó una sonrisa cortés.

– Mucho gusto, señorita Primero.

Ella le hizo pasar a un cuarto de estar, sobriamente amueblado. Charles no pudo evitar compararlo con la biblioteca de Forby Hall, ahondando aún más el misterio. En aquella habitación no había ni libros ni flores y los únicos adornos los constituían media docena de fotografías enmarcadas de una muchacha rubia y un bebé.

Ella siguió la mirada de su visitante hacia el retrato de aquella misma joven que colgaba en la pared, encima de la chimenea.

– Es mi hermana -dijo. Su feo rostro se dulcificó y sonrió. Mientras hablaba, se oyó un débil chillido y un susurro a través de la fina pared, procedentes de la habitación contigua-. Ahora está en mi dormitorio, cambiándole los pañales al bebé. Viene todos los sábados por la mañana.

Charles se preguntó qué haría Ángela Primero para ganarse la vida. ¿Sería mecanógrafa?, ¿oficinista? Tenía el aspecto de pasar bastantes estrecheces. Los muebles estaban pintados con tonos vivos y parecían baratos y no muy sólidos. Frente al hogar había una alfombra tejida con cabos de lana. En la vida de los necesitados no hay muchas alegrías…

– Siéntese, por favor -dijo Ángela Primero.

«Mediaba un gran abismo -pensó Charles- entre los voluptuosos asientos de cuero negro del hermano y la pequeña silla naranja sobre la que tomó asiento». Del piso de arriba llegó el ruido de una aspiradora, mezclado con la música de algún aparato.

– ¿Qué quiere que le cuente?

Había un paquete de cigarrillos sobre la repisa de la chimenea. Ella cogió uno y le ofreció otro. Él lo rehusó con un gesto.

– En primer lugar, lo que recuerde de su abuela.

– Apenas me acuerdo de ella, como ya le dije por teléfono. -Hablaba de forma brusca y áspera-. Fuimos un par de veces a tomar el té con ella. Vivía en una casa grande y lóbrega, recuerdo que me daba miedo ir sola al cuarto de baño. La criada solía acompañarme. -Dejó escapar una risa entrecortada y sin humor; realmente había que hacer un esfuerzo para recordar que aquella mujer sólo tenía veintiséis años-. No vi a Painter ni una vez, si es eso lo que quiere saber. Nosotras solíamos jugar a veces con una niña que vivía al otro lado de la calle. Creo que Painter también tenía una hija. Una vez pregunté por ella, pero mi abuela me dijo que era ordinaria y no debíamos jugar con ella.

Charles cerró los puños. Repentinamente, sintió un desesperado deseo de tener a Tess a su lado, en parte por él y, en parte, para ponerla frente aquella muchacha a la que le habían enseñado a sentir desprecio por ella.

La puerta se abrió y entró la joven de la fotografía. Ángela Primero se puso de pie inmediatamente y cogió al bebé de los brazos de su hermana. Charles no sabía mucho sobre niños, pero calculó que aquél debía de tener unos seis meses.

– Éste es el señor Bowman, cariño. Le presento a mi hermana, Isabel Fairest.

La señora Fairest sólo tenía un año menos que su hermana, pero no aparentaba más de dieciocho. Era pequeña y delgada, de tez sonrosada y con unos enormes ojos azules. Charles pensó que parecía un conejito. Su cabello era rojizo, con reflejos dorados.

Roger era moreno y de ojos oscuros, Ángela tenía el pelo castaño y los ojos de color avellana. Ninguno de los tres se parecían. «La genética va más allá de lo que se ve a simple vista», pensó Charles.

La señora Fairest se sentó. No cruzó las piernas, permaneció con las manos en su regazo, como una niña. Era difícil hacerse a la idea de que estaba casada, y mucho más imaginar que había tenido un hijo.

Su hermana no dejaba de mirarla, y siempre que lo hacía, era para hacer carantoñas al bebé. La señora Fairest tenía una voz dulce y suave, con un ligero acento cockney.

Te vas a cansar, querida. Déjalo en la cuna.

– Sabes que me encanta cogerlo en brazos. ¿No es precioso? ¿Vas a sonreír a tu tía? Reconoces a tía Ángela, ¿verdad que sí?, claro que sí, aunque no la hayas visto durante toda la semana.

La señora Fairest se levantó y se puso detrás de la silla de su hermana, y ambas empezaron a hacer cucamonas al bebé, le acariciaban las mejillas y colocaban un dedo para que él lo agarrase con sus manitas. Era evidente que las dos se querían mucho, pero mientras que Ángela profesaba por Isabel y su sobrino un amor maternal, ésta mostraba una visible dependencia de su hermana mayor. Charles tuvo la impresión de que se habían olvidado de él y se preguntó dónde encajaría el señor Fairest en aquel cuadro. Tosió discretamente.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Falsa Identidad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Falsa Identidad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Ruth Rendell
libcat.ru: книга без обложки
Ruth Rendell
Ruth Rendell - The Bridesmaid
Ruth Rendell
Ruth Rendell - From Doon with Death
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Simisola
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Not in the Flesh
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Carretera De Odios
Ruth Rendell
Ruth Rendell - Thirteen Steps Down
Ruth Rendell
Lisa Scottoline - Falsa identidad
Lisa Scottoline
Отзывы о книге «Falsa Identidad»

Обсуждение, отзывы о книге «Falsa Identidad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x