Hace un tiempo leí acerca de una planta de banano. Es casi indestructible. La puede cortar en pequeños pedazos, y volverá a crecer. La puede quemar y volverá a crecer. Solo hay una forma de acabar con la planta, y es desarraigándola. Las raíces son la clave del fruto.
Proverbios 12:3 dice que «solo queda firme la raíz de los justos». El hombre justo puede soportar el calor. También puede soportar el tiempo de sequía, una larga estación sin lluvias. En una sequía, los recursos son limitados. Todo se seca, y muchas cosas mueren. Pero los justos prevalecen. ¿Aprendió que algunas veces en la vida hay que estar sin las cosas de las que por lo general dependemos?
Tal vez en estos momentos esté pasando por una sequía. Quizás lo está haciendo sin tener apoyo emocional. La está pasando sin amigos, o sin salud, o sin un trabajo, o sin estabilidad financiera. O está tratando de sobrevivir con límites en su tiempo, energía o dinero. Está en una sequía. ¿Cómo controla las temporadas de sequías en la vida? ¿Se marchita? ¿Se seca y el viento lo arrastra?
Si alguna vez visita el desierto de Arizona, encontrará que está lleno de diferentes clases de vegetación. Los contrastes siempre me han fascinado. La planta rodadora vuela por todas partes. ¿Por qué? Porque no tiene raíces. En contraste, el cactus saguaro produce fruto hasta con una temperatura de ciento treinta grados. ¿Por qué? Porque el cactus saguaro tiene raíces de cincuenta a sesenta pies que crecen en todas direcciones. Usted tiene que tener raíces si quiere sobrevivir en medio de una sequía.
Cualquiera puede sobrevivir un día de sequía, pero hacerlo durante un tiempo largo de estrés es otro asunto. Por ejemplo, si el flujo de fondos en su negocio es malo durante un mes, posiblemente usted dirá: «Bueno, lo mejoraremos el próximo mes.» Pero si al final del segundo mes, las cosas no mejoran, usted comenzará a sentir un poco de ansiedad. Al tercer mes comenzará a sentir pánico, y al cuarto mes tendrá una gran depresión, a menos que tenga algunas raíces.
¿Cómo se cultivan las raíces? Un buen lugar para comenzar es memorizando el Salmo 1:2-3. El salmista habla acerca de la vida estable, la vida que tiene raíces. Él dice que las raíces se desarrollan al leer y meditar en la Palabra de Dios. Eso mismo lo aprendemos en el Nuevo Testamento, en Colosenses 2:6-7. Emplee tiempo diariamente leyendo, meditando, memorizando y obedeciendo la Palabra de Dios. Así es como se desarrollan raíces espirituales fuertes, raíces que profundizan en la tierra de la Palabra de Dios. Estas raíces lo capacitarán para soportar el calor de la presión y la privación de la sequía.
Elimine la yerba mala
La segunda cosa que necesita hacer para ser productivo es eliminar la yerba mala en su vida. Jesús ilustra esto en la parábola del sembrador. Él menciona cuatro tipos de terreno. Cada uno representa una manera en la que podemos responder a la Palabra de Dios. En Lucas 8:11-14 leemos: «La semilla es la palabra de Dios… La parte que cayó entre espinos [yerba mala] son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran.» Si quiere producir fruto, tiene que cultivar buenas raíces y luego eliminar la yerba mala.
Aquí hay una pregunta para ponerlo a pensar: ¿Cuántas clases de yerba mala crecen en los Estados Unidos? El gobierno informó que hay doscientas cinco variedades de yerba mala en los Estados Unidos. Calculo que de estas, el setenta y dos por ciento está en mi patio. A decir verdad, pensé en abrir una exhibición y cobrar la entrada: «Finca de Yerba Mala Warren.» Son increíbles.
¿Cuáles son las yerbas malas en su vida? Hay muchos tipos de yerba mala que pueden crecer en su vida y ahogar su vitalidad espiritual. Las yerbas malas son las preocupaciones e intereses que agotan su tiempo, energía y dinero y le impiden producir fruto espiritual.
Algunas personas me dicen: «No tengo tiempo de servir al Señor. Estoy muy ocupado. No tengo tiempo para involucrarme.» Si eso sucede en su vida, entonces ¡usted está muy ocupado! Es necesario que saque un poco de yerba mala. Muchas cosas en la vida no son erróneas, pero tampoco son necesarias. Tal vez necesite acortar un poco su agenda. La persona que quema las velas por los dos extremos no es tan brillante como piensa que es. Puede que tenga tantos hierros en el fuego que lo esté apagando. Tiene que eliminar la yerba mala.
Jesús menciona tres variedades de yerba mala. Primero, están las yerbas malas de la preocupación, estas son las inquietudes y las preocupaciones diarias que demandan su atención. Luego están las yerbas malas de las riquezas. ¿El trabajo demanda tanto de su vida que no tiene tiempo para el Señor? Entonces es una yerba mala. La tercera clase de yerba mala es el placer. Sí, incluso la actividades placenteras pueden convertirse en yerba mala. El perseguir la «buena vida» puede ahogar el crecimiento espiritual. ¿Conoce personas que dan el primer lugar a la recreación? Es bueno pasar un buen tiempo, pero debe cuidar las prioridades. Cuando la playa se convierte en algo más importante que la Biblia, sus prioridades están fuera de balance.
Ahora considere esto: ¿Cuánto esfuerzo tiene que hacer para cultivar la yerba mala? ¿Qué se debe hacer para cultivarlas? ¡Nada! Crecen muy bien por su propia cuenta. Por eso son yerbas malas. Usted necesita cultivar sus plantas de tomate; sin embargo, no tiene que hacer nada para cultivar el diente de león. Esta crecerá -y crece rápido- sin su ayuda ni de nadie más.
Las yerbas malas son señal de negligencia, y cuando descuido la lectura de la Biblia, la oración y el compañerismo con otros cristianos, estas crecen y ahogan mi vida espiritual. Además, me impiden producir fruto. Por lo tanto, si voy a producir fruto, tengo que profundizar y cultivar mis raíces, y eliminar las yerbas malas de mi vida.
Coopere con Dios
Si voy a ser un cristiano fructífero, debo cooperar con Dios cuando poda mi vida. En Juan 15:1-2 Jesús dice: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.» Podar involucra cortar las ramas muertas y cortar las ramas vivas, para sacudir el árbol o vid y estimular el crecimiento.
Tengo un vecino llamado Esdras. Es un viejo judío y un gran tipo. Esdras en un increíble cultivador de rosas. Su jardín y su patio se ven realmente hermosos, así que lo invité a venir a mi patio para que pusiera su toque mágico en mis rosas. Fue una maravilla verlo. Trajo su podadera y podó sin misericordia. Me dolió verlo cortar mis rosas. ¡Juack, juack, juack! Cuando terminó, mis arbustos eran solo pequeños tronquitos. Los podadores profesionales le dirán que la mayoría de la gente es demasiado tímida cuando tienen que podar. Yo creía que podar era cortar con gentileza los pedacitos muertos. No es así. Lo que está vivo también debe cortarse: ramas, hojas y flores. Evidentemente, Esdras sabía lo que estaba haciendo pues mis rosas retoñaron más hermosas que nunca.
Ahora bien, aquí está el punto. La mayoría de nosotros cree que cuando Dios nos poda, corta el pecado y lo superficial; las ramas muertas de nuestra vida. Él lo hace, pero además corta algunas cosas que están vivas y tienen éxito: un negocio que va muy bien, una relación satisfactoria, buena salud. Algunas de estas cosas pueden ser eliminadas para traer una mayor fructificación. Con frecuencia, Dios también corta las cosas buenas para hacerlo más saludable. No solo se corta la madera muerta. No es siempre agradable, pero podar es esencial para el crecimiento espiritual. No es una opción. Recuerde, Dios se glorifica cuando producimos «mucho fruto» (véase Juan 15:8), y esto requiere podar. Debemos recordar que las podadoras están en las manos de nuestro amoroso Dios. Él sabe lo que está haciendo, y quiere lo mejor para nosotros.
Читать дальше