Si quiere desarrollar el dominio propio, aprenda a depender del poder de Cristo para que le ayude. Gálatas 5:16 dice: «Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.» Nótese la secuencia en esta oración. Es muy importante. Deje que el Espíritu guíe su vida, ese es el primer paso, y usted no podrá satisfacer los deseos de la naturaleza humana. Fíjese que no dice que usted no tendrá esos deseos. La gente que tiene la plenitud del Espíritu todavía tiene los deseos de la carne. Solo dice que usted no los satisfará.
Por lo general tenemos la secuencia al revés. Lo que normalmente decimos es: «No soy lo suficientemente bueno para tener el Espíritu de Dios en mi vida. No soy digno de su dirección. Mi vida es un desorden. Una vez que me reponga, una vez que tenga este hábito controlado, entonces voy a ir a Dios y realmente viviré por él. Entonces voy a dejar que el Espíritu Santo controle mi vida… después que lo tenga todo ordenado.» Dios dice: «No, ese no es el orden.» Él no dice: «Arregla tu vida y luego yo te ayudaré.» Por el contrario, Dios dice: «Déjame entrar en tu vida. Deja que mi Espíritu Santo te controle mientras luchas con ese problema. Te ayudaré a cambiar.» La secuencia da un resultado increíble.
¿Qué pensaría si le dijera: «Primero voy a ponerme bien, y luego iré a ver al médico.»? Diría que estoy loco. Es una idea ridícula. «Primero voy a ponerme bien, y luego me tomaré la medicina.» Es absurdo, pero constantemente oigo a la gente decir cosas así. «Usted sabe, Rick, voy a dejar este mal hábito y luego asistiré a la iglesia. Voy a arreglar mi vida, y luego me entregaré a Cristo.» O: «Tengo un problema en mi vida, voy a esperar hasta que ese problema se resuelva, y entonces me voy a bautizar.» La verdad es que usted necesita a Cristo en su vida ahora para ayudarlo a resolver el problema. Él tiene el poder para ayudarlo a cambiar.
Oí a mucha gente decir: «No soy tan bueno para ser cristiano, ni siquiera voy a intentarlo.» ¡Bien! No lo intente, solo confíe. Ponga su confianza en Cristo y dependa de él para cambiar lo que no pudo cambiar. Y busque una iglesia donde pueda crecer. La iglesia es el hospital para los pecadores, no un hotel para santos. La iglesia es para la gente que está dolida. La iglesia es para la gente que no lo tiene todo ordenado, pero es lo suficientemente honesta para decir: «No somos perfectos, pero queremos crecer. Y estamos todos juntos en esto.»
Quizás usted diga: «Sé donde me falta el autocontrol, y sé que lo que estoy haciendo está mal, pero aun así me gusta hacerlo.» ¿Y qué? ¿Usted cree que eso sorprende a Dios? La Biblia dice que en el pecado hay placer durante un tiempo. ¿Qué significa esto? Significa que el pecado es divertido, por lo menos durante un tiempo. Ninguno de nosotros pecaría si de forma inmediata el pecado nos hiciera miserables.
Note que en Filipenses 2:13 dice: «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.» ¿No es este un gran versículo? Dice que Dios no solo nos hace querer hacer lo bueno, pero además nos da el poder para hacer lo que es bueno . Pero primero debe tenerlo a Él en su vida.
¿En qué esferas de su vida usted tiene problema para decir no? ¿Le cuesta trabajo decir no a la comida? ¿Le cuesta trabajo decir no a los gastos excesivos? ¿Alcohol? ¿Drogas? ¿Sexo ilícito? ¿Cigarrillos? ¿Le cuesta trabajo decir no a sus sentimientos? Quizás esté luchando en realidad con alguna adicción. Tal vez nadie más lo sepa, pero el Señor lo sabe. Y Él se interesa por usted. Pero lo mejor es que Él es capaz de hacer algo al respecto. ¿Se detendría ahora mismo para, en oración, pensar en estos siete pasos, y pedirle a Dios que lo ayude a comenzar el camino para el dominio propio?
El secreto del dominio propio es el control de Cristo. Si aún no lo ha hecho, pídale a él que tome ahora mismo el control de su vida. Luego, cuando enfrente tentaciones que son muy fuertes de resistir, recuerde que él está con usted y entrégueselas a él. Recuerde, ¡Cristo le da el poder para transformar su vida!
¿Alguna vez se preguntó por qué algunas personas son capaces de lograr tantas cosas con su vida? ¿Qué los hace ser tan productivos? En Estados Unidos vivimos muy conscientes de la productividad en todos sus niveles. Una vez al mes el gobierno publica un informe de nuestro producto bruto nacional. Esto nos dice cuán productivos fueron nuestros negocios e industrias. Es un retrato importante de nuestra salud económica nacional.
Imagínese que cada mes se publicara un informe de productividad de cada uno de nosotros. ¿Cómo se vería el suyo? ¿Mostraría resultados positivos o negativos? ¿Crecimiento o declive? Piense en el futuro. ¿Qué le gustaría hacer para que al final de su vida pueda decir: «Viví una vida productiva. Logré todo lo que debía lograr.»? ¿Alguna vez definió lo que considera una vida productiva? Más importante aun, ¿sabe cuál es la definición de Dios para una vida productiva y fructífera? ¿Qué significa ser un cristiano fructífero?
La palabra fruto se usa sesenta y seis veces en el Nuevo Testamento. Se mencionan tres clases de frutos diferentes. La primera clase es el fruto natural: higo, uvas y pasas. Esta es la clase de fruto que usted come. La Biblia también menciona el fruto biológico: bebés. La tercera clase de fruto es el fruto espiritual: el carácter semejante a Cristo. En los capítulos anteriores, examinamos el fruto del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Dios quiere ver esa clase de fruto en nuestras vidas. Esa es su definición de una vida productiva.
En Juan 15:8, Jesús dice: «Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.» La prueba de que usted es un discípulo es que produce fruto. «No me escogieron ustedes a mí» -Jesús sigue diciendo- «sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure» (Juan 15:16). Dios quiere que produzcamos fruto, mucho fruto. Él quiere que seamos productivos. En este último capítulo veremos las cuatro condiciones que da la Biblia para ser fructíferos.
Cultive las raíces
Si quiero ser fructífero, debo cultivar algunas raíces . Dios dice que sin raíces no habrá fruto. Jeremías 17:7-8 dice: «Bendito el hombre que confía en el SEÑOR, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.» Usted debe tener buenas raíces para producir fruto. Si no tiene raíces, sencillamente no producirá ningún fruto.
Ahora, ¿por qué necesitamos raíces? Este pasaje da una razón. Necesitamos raíces para pasar los tiempos difíciles, los tiempos de calor y los tiempos de sequía. La raíz es la línea de sustento para alimentar toda la planta o árbol. ¿Alguna vez sintió el calor en la vida, tiempos en los que hay presión? Estoy seguro que puede recordar esos tiempos de tensiones. Entonces es cuando usted necesita raíces.
Crecí cerca a los gigantes árboles secoyas en el norte de California. Es asombroso ver cómo estos árboles pueden resistir los grandes fuegos forestales. Y hasta pueden sobrevivir con rajaduras en el tronco de hasta cuatro a cinco pies gracias a sus tremendas raíces. O tome un árbol más común como el roble. Si las raíces de un árbol de roble grande pudieran estirarse, cubrirían varios cientos de millas. Es por eso que los robles son tan estables.
Читать дальше